viernes, 8 de junio de 2012

La senda antigua para el cristiano de Hoy…

“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.” Jeremías 6:16

En este pasaje bíblico, Dios habla y amonesta a su pueblo a que caminen en las sendas antiguas, de acuerdo a sus mandamientos, preceptos y ordenanzas establecidas en la Ley de Moisés, pero en su obcecación el pueblo de Israel rehúsa hacerlo.

¿Cuál era la situación del pueblo de Israel en la época de Jeremías?

Gradualmente el pueblo había venido corrompiéndose delante de la presencia de Dios; la injusticia había confluido en violencia social, descomposición de la justicia, desviaciones en la vida espiritual, corrupción en la esfera política. Esta situación, similar a los tiempos de Noé, para Dios, la tierra estaba llena de maldad y violencia, pues toda la gente se había pervertido.

En esa época, vio Dios, que había tanta maldad en la tierra, le dijo a Noé: “He decidido terminar con toda la gente. Por su culpa hay mucha violencia en el mundo, así que voy a destruirlos a ellos y al mundo entero”. (Gn. 6:11-13). Estos habían sido desobedientes, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía la arca, (1 Pe. 3:20), no perdonó al mundo antiguo, sino que mandó el diluvio, (2 Pe. 2:5). El medico griego Lucas (17:26-27) escribe de aquel tiempo: “Como pasó en los tiempos de Noé, así pasará también en los días en que regrese el Hijo del hombre. La gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en la arca, y llegó el diluvio y todos murieron”.

La intención del profeta Jeremías, era que el pueblo de Israel tomara conciencia de su estado frente a Dios, para eso, trae a sus mentes el tipo de maldad en que habían incurrido, insiste una y otra vez, denuncia la mentira, la violencia, la injusticia y la terquedad de corazón en cuyos males se encontraba la raíz de la desviación en el caminar con Dios, denuncia que la infidelidad estaba en ir en pos de dioses ajenos. Esta situación traería gravísimas consecuencias: la destrucción de Israel.

Jeremías, hace oír la voz de Dios, la inminencia del desastre, aun mas, con una claridad sorprendente predice abiertamente la destrucción del templo de Jerusalén (7:14). Sin embargo hay una salida, para evitar el caos, la desolación, la destrucción “Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”. Pero el pueblo terco y obcecado contesto “No andaremos.”

Nuestro Jesucristo, también habla de una situación similar en los tiempos del profeta Isaías “Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí. De nada sirve que me rinda culto: sus enseñanzas son mandatos de hombres. Porque ustedes dejan el mandato de Dios para seguir las tradiciones de los hombres.

También les dijo:

—Para mantener sus propias tradiciones, ustedes pasan por alto el mandato de Dios.” (Mr. 7:6-9 DHH).

Como en los días de Noé, en los de Isaías y en los de Jeremías, el pueblo de Dios vive hoy en las mismas circunstancias: caminar alejados de Dios, hemos incubado la apostasía en la iglesia de Cristo, en vez de verdaderos discípulos estamos engendrando potenciales apostatas.

La advertencia de Jeremías resuena como un shofar de Dios diciendo: “Pongan atención a la señal de alarma.” “Párense en los caminos y miren, pregunten por los senderos antiguos, dónde está el mejor camino síganlo y encontrarán descanso.” Sin embargo la única respuesta que se escucha es “No queremos hacer caso.” “No, no queremos seguirlo.” “Sirvo a Dios a mi manera”.

Del remanente fiel de la iglesia de Cristo, a igual que el profeta Jeremías, se oye la voz de alarma, “Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos y Cristo te alumbrará.” (Ef. 5:14) y el consejo paulino cobra vigencia “Examinen, pues, con mucho esmero su conducta. No anden como tontos, sino como hombres responsables”. (Ef. 5:15).

¿Cuál es la senda antigua para el cristiano de hoy?

Encontramos en varios pasajes bíblicos las directrices que nos sirven de guía para comprender cual es la verdadera senda de Dios:

1.            El testimonio de estar agradando a Dios, (He. 11:5), no es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan. Este tipo de caminar agrada a Dios.

2.            Conocer el camino de Jesús, (Jn. 14:4-7), debemos regresar al camino que Jesucristo trazo, por que solo en el, hay vida, vida en abundancia.

3.            Imitar a Dios, de la forma que Cristo se comporto delante de la presencia del Padre, (Ef. 5:1-2), el apóstol Pablo incentivo a los hermanos de la Iglesia de Éfeso escribiéndoles: “Ustedes, como hijos amados de Dios, procuren imitarlo. Traten a todos con amor, de la misma manera que Cristo nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios”.

4.            Tener una conducta como corresponde a un pueblo santo, (Ef. 5:3-5), “Ustedes deben portarse como corresponde al pueblo santo: ni siquiera hablen de la inmoralidad sexual ni de ninguna otra clase de impureza o de avaricia. No digan indecencias ni tonterías ni vulgaridades, porque estas cosas no convienen; más bien alaben a Dios.  Pues tengan por cierto que quien comete inmoralidades sexuales, o hace cosas impuras, o se deja llevar por la avaricia (que es una especie de idolatría), no puede tener parte en el reino de Cristo y de Dios”. Debido a que sin la Santidad nadie vera Dios (He. 12:14).

5.            Procurar que a nadie le falte la gracia de Dios, (He. 12:15),  a fin de que ninguno sea como una planta de raíz amarga que hace daño y envenena a la gente.

6.            No despreciar lo sagrado, (He. 12:16), como Esaú, cuando quiso recibir la bendición de su padre, fue rechazado; y aunque lloró mucho, ya no hubo remedio para lo sucedido.

7.            No rechazar la disciplina de Dios, (He. 12:25), a aquellos que Dios les llamó la atención aquí en la tierra, no escaparon; mucho menos podremos escapar nosotros, si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo.

8.            Respetar el matrimonio y mantener la pureza de sus relaciones matrimoniales, (He. 13:4), porque Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio.

9.            No dejarse llevar por enseñanzas diferentes y extrañas, (He. 13:9).

10.       No olvidarse de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, (He. 13:16),  porque estos son los sacrificios que agradan a Dios.

11.       Hablar siempre de acuerdo con la sana enseñanza, (Tit. 2:1).

12.       Tener una completa dedicación en el servicio a Dios, (2 Ti. 2:4).

13.       Estar delante de Dios aprobado, (2 Ti. 2:15), como un hombre de valor comprobado.

14.       Buscar la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que con un corazón limpio invocan al Señor, (2 Ti. 2:22).

15.       Ser hacedores de la Palabra de Dios, (Stgo. 1:22, 25), la salvación induce al servicio de Dios.

16.       No hacer discriminaciones entre una persona y otra, (Stgo. 2:9), al hacerlo se comete pecado y son culpables ante la ley de Dios.

17.       Tener compasión de otros, (Stgo. 2:13), los que no tienen compasión serán también juzgados, pero los que han tenido compasión, saldrán victoriosos en la hora del juicio.

18.       La fe tiene debe estar relacionada con los hechos, (Stgo. 2:14), ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Así pasa con la fe: por sí sola, es decir, si no se demuestra con hechos, es una cosa muerta. Así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe está muerta si no va acompañada de hechos.

19.       No hacerse amigo del mundo, (Stgo. 4:4), cualquiera que decide ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.

20.       Humillarse delante del Señor, y él los enaltecerá, (Stgo. 4:10).

21.       Hacer la voluntad de Dios, (Mt. 7:21-23).

22.       Debe andar como El anduvo, (1 Jn. 2:6).

Estos y otros versículos de la Palabra de Dios, son las señaléticas que Dios nos ha dado para guiarnos a través de las sendas antiguas cristianas. Una gran parte de los creyentes confunden las antiguas formas de adorar a Dios basados en los usos y costumbres de la época en que ellos se convirtieron; otros, los que nuncan han sido discipulados, se les lmpone la tradicion como dogma invariable, con la verdadera senda antigua del cristianismo que enseño el Maestro, transmitieron los Apóstoles y propagaron los Padres de la Iglesia.

Desde el inicio de la formalización del cristianismo sufrió la acomodación de sus normas a las situaciones imperantes y posteriormente la adaptación de sus preceptos a las circunstancias institucionales influenciados por el creciente poder y privilegios que fue adquiriendo en ciertos lugares geográficos. Lo que trajo como consecuencia el paulatino abandono de la senda antigua del cristianismo a los largo de estos 21 siglos de existencia.

Los genuinos adoradores de Dios y fieles discípulos de Cristo, tienen el deber y la responsabilidad de orientar su fe, y acciones a lo que Jesús estableció; de disciplinar su conducta de acuerdo a los mandamientos que ordeno el Maestro.

Juan Salgado Rioseco




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