viernes, 15 de junio de 2012

La Misión del Espíritu Santo, según el Evangelio de San Juan

La sociedad actual: existe una gran desorientación por la confusión de roles y valores; por la  espiral de violencia que esta predominando en la convivencia social; por la desmoralización y la incapacidad de orientar la vida hacia objetivos perennes y no relativos. Dentro del Cuerpo de Cristo la ambivalencia de sentimientos ha socavado los cimientos de la fe en determinados sectores: fundamentalistas, conservadores, liberales, neoliberales, racionalistas, humanistas, teístas, pietistas, trinitarios.
Esta algarada de dogmas cristianos humanistas, muchas veces contrapuestos o encontrados, forman un caos de enseñanzas tan dispares que confunden a los fieles; en el tiempo se ha ido conformado una amalgama doctrinas diferentes a la legada por Jesús; ante esta situación es imprescindible que el creyente verdadero se deje guiar por un camino donde pueda adquirir un  conocimiento bíblico fundamentado en la Palabra de Dios y encuentre el sentido correcto para orientar su vida, sus pensamientos, su fe. La interrogante es ¿Cuál es el verdadero camino? ¿Dónde se encuentra la verdad? ¿Cual de todas es la verdadera?
Dios en su infinita omnisciencia previo esta situación, dando la solución desde la génesis del Cuerpo de Cristo: El Espíritu Santo. Su tarea o misión desde Pentecostés hasta que sea retirado antes de la manifestación del Anticristo, es guiar u orientar al convertido a la verdad.

Todos los cristianos de diferente índole lo mencionan, pero pocos en la realidad conocen al Espíritu Santo, son como Job con respecto a Dios “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5); una de las prioridades en el conocimiento de la verdad es conocerle y poder llegar a intimar con el enviado  por Dios en la presente era de la gracia. En este escrito analizaremos las diferentes relaciones que entabla el Espíritu Santo según el evangelio de San Juan para poder cumplir su misión en este periodo:

1.        Aspectos en la relación con el Padre:

a.        Cumplir la voluntad del Padre (Jn. 1:29-33), algunas cosas encomendadas al Espíritu Santo por Dios, fue dar conocer a Juan el Bautista quien era el Hijo de Dios y el atestiguamiento de Juan hecho a los Judíos lo consideraron valido. El Maestro fue asistido por el Espíritu desde el inicio de su vida y lo largo de toda su carrera terrenal, trazando una línea de distinción lo mas clara entre Cristo y todos los maestros humanos inspirados, estos tuvieron al Espíritu en grado limitado, más Dios entrego a Jesús su Espíritu abundantemente, la entera plenitud de la vida y el poder divino

b.        Guiar al creyente a una adoración verdadera (Jn. 4:23-24), el deseo del Altísimo es que los hombres le adoren verdaderamente conforme al Espíritu de Dios, o sea, entre el hombre y el Espíritu debe haber un complemento circunstancial perfecto en la adoración al Padre, el creyente debe tener la percepción espiritual altísima para lograr percibir lo que el Espíritu le esta entregando para que su adoración sea perfecta y el Espíritu Santo esta guiando y agradando al Padre a través de una adoración verdadera.

c.         Es enviado por el Padre (Jn. 14:26), a Juan el Bautista, para dar conocer al Profeta quien era el Hijo de Dios, es enviado a los discípulos como Espíritu de verdad, para morar, enseñar y recordar a los creyentes por voluntad del Padre en el nombre de Jesucristo, para que estos puedan enfrentar los acontecimientos futuros con un animo diferente, confortados por un poder inigualable al que pueden recurrir permanentemente para poder vencer cualquier tipo de potestad que enfrentaran.

d.        Procede del Padre (Juan 15:26), para dar testimonio de Jesús, así los discípulos puedan desarrollar en sus actividades futuras un testimonio eficaz a favor de las enseñanzas del Maestro, a los cuales ellos desde el principio fueron testigo, y por intermedio de él testificarían del único y sabio Dios.

2.        El apóstol Juan en su evangelio también nos da ha conocer algunos aspectos de su misión en relación al Hijo:

a.        Darlo a conocer (Juan 1:31 - 34), Juan el Bautista no conocía a Jesús, aunque tenían lazos sanguíneos que los unían, había venido bautizando en el Jordán con agua, con el propósito de que el Mesías fuera manifestado al pueblo de Israel, a través de una señal como de paloma Dios le dio a conocer al bautista quien era el Hijo de Dios y desde ese momento la predicación de Juan cambió, dando testimonio que Jesús era el Mesías esperado por Israel.

b.        Glorificarlo (Juan 16:14 - 15), la finalidad del Espíritu Santo es glorificar a Jesús, mostrar su gloria, tomar lo que es de él y darlo a conocer a sus discípulos, no en su persona propia, porque esto fue hecho por el Padre cuando esté lo exalto a su diestra, sino a los ojos y en la estimación de los hombres para que disciernan en la luz verdadera, lo que Cristo mismo es, de lo que enseñó e hizo en la tierra.

c.         Abundancia espiritual de Dios (Juan 3:34), la línea de distinción entre Jesús y todos los maestros humanos inspirados, se traza sin dejar el menor asomo de duda. Los maestros humanos tienen al espíritu en un grado limitado, tomando en cuenta las restricciones debida según los casos; más Dios no da al Cristo por medida o con restricción, esto significa la entera plenitud de la vida y el poder divino; "da", tiempo presente, señala la comunicación permanente del Espíritu por el padre al Hijo, de modo que se entiende un flujo constante de poder vivo entre el Hijo y el Padre.

d.        Dar testimonio de Jesús (Juan 15:26 - 27), el Espíritu al servicio de la verdad, entrega el testimonio veraz de Jesucristo, entregando al hombre una fuente poderosa de información indesmentible y una interpretación auténtica de lo que ha visto y oído, entre el Padre y el Hijo, para que sus discípulos tengan una actitud diferente con respecto a la fe en él.
 
3.        El tercer evangelio también nos da ha conocer algunos aspectos de su misión en relación al creyente:

a.        Recibir la promesa del "otro Parakletos"  (Juan 14:16 - 17) la promesa de la venida del Espíritu Santo hecha en el Aposento Alto ante once de sus discípulos, tiene como requisito de amarle y guardad los mandamientos para que se haga efectiva a través del ruego de Jesús al Padre, este pasaje bíblico nos enseña que el templo propio para el Espíritu, es el corazón lleno de amor a él, que vive activamente para él y que esta dispuesto a cumplir la voluntad del Padre expresada en los mandamientos.

El Parakletos, término propio del Evangelio de Juan, pertenece  a un contexto jurídico y designa a quien viene en ayuda de otro, sobre todo en el curso de un proceso judicial. Jesús no promete "un Parakletos", sino a "otro", ¿existe otro?, el primer Parakletos, el que ha estado con los discípulos y los ha asistido hasta ese momento, es Jesús mismo.

Pero Jesús pronto iba a dejar a sus discípulos, para ir preparar un lugar donde pueda volver a reunirse con los que en él hayan creído, pero entretanto seguiría con ellos. ¿Cómo podía ser esto? A través del Consolador, el Espíritu mismo de Dios, vendría después que Jesús se marchase para cuidar y guiar a los discípulos. El otro Consolador enviado por el Padre se refiere a otro de la misma especie, la misma especie de Jesús, para dar testimonio de Jesús, es prometido como uno que ocuparía el lugar propio de Cristo en su ausencia, traería como misión de dar testimonio del Maestro y transmitir la plenitud de la verdad futura como germen de la gran bendición.

b.        Creer en Jesucristo para recibir la plenitud espiritual (Juan 7:37 -39), la proclamación de la prominencia a la persona de Cristo como la fuente de toda satisfacción anunciada en el Templo, simbolizados en los ríos de agua viva que correrán del interior del creyente, anuncian la gran promesa del Espíritu Santo para todo aquel que cree en Jesús como el Hijo de Dios, el Espíritu es quien, por su operación personal directa, abre esta fuente de aguas vivas en el espíritu humano, y por su presencia en el alma renovada asegura una corriente permanente de ellas han de recibir los que creen en él.

c.         Renace por el Espíritu (Juan 3:1-8), es imperioso que el creyente redifiqué su visión espiritual, mediante una revolución completa de su hombre interior, el nuevo nacimiento insinuado por Jesús a Nicodemo nos entrega las pautas necesarias para llevarlo a efecto, debe existir una completa purificación espiritual mediante la operación del Espíritu Santo, este acto de fe es la gran puerta visible de entrada al "reino de Dios", para participar y poseer la naturaleza espiritual que Dios nos da tan dadivosamente a los que creen en Cristo, logrando hacer realidad la sola obra del Espíritu Santo en el interior del hombre, efectuando en este una revolución fundamental y permanente en la manera de pensar, de sentir, y de obrar con referencia a las cosas espirituales.

d.        Recibe vida (Juan 6:60 - 65), en muchas ocasiones es difícil de aceptar la enseñanza de Cristo, encontramos dura la Palabra e insufrible, no lo sometemos a escuchar, ni soportamos que las evidencias de nuestro mal actuar queden al descubierto por la luz de la Palabra de Dios, las razones o factores que intervienen en nuestro interior o forma de vida son complejas, y en muchos casos ni el mismo creyente las puede explicar, en su interior lo carnal y lo espiritual es una sola fusión, dejándose llevar por una interacción de doctrinas tradicionalistas, liberales, humanas, racionalistas y conservadoras, formando en conjunto una amalgama de enseñanzas que se contradicen a los postulados bíblicos. Solo existe un camino para salir de esa situación, dejar que el Espíritu nos de vida en su sentido más alto, no en el más bajo nivel, debido a que lo carnal no sirve de nada, la obra del Espíritu Santo es entregar lo mejor al creyente, para que este pueda enmendar su vida a la excelencia espiritual, poder así interpretar y dar el sentido correcto a las palabras de Jesús.

e.        Recibe del Espíritu Santo el testimonio de Jesús (Juan 15:26 - 27), solo el Espíritu puede conducir a los creyentes hacia un verdadero fundamento, es en Jesús, es en su enseñanza  y en su vida entre nosotros adonde remite el testimonio del Espíritu. La misión del Espíritu, es presentar la gloria que desde pascua, refluye por anticipación sobre la vida terrena de Jesús

Sólo el Espíritu Santo puede conducir a la plenitud de la verdad, es en Jesús donde el testimonio del creyente se hace fuerte y se nutre de la fuerza emprendedora, para tomar las fuerzas necesarias y llevar adelante la comisión de testificar del Hijo de Dios a toda criatura, poder perdonar y remitir pecado, y alcanzar el coronamiento de la victoria que Dios a través del Hijo nos tiene.

f.          Recibe la guía del Espíritu Santo (Juan 16:12 - 15), a través del Espíritu Santo los discípulos estarían capacitados de recibir una revelación más completa, sin él sería demasiada carga de sobrellevar o soportar, investido del Espíritu de verdad, seríamos capaces de dejarnos guiar a la verdad del Padre y del Hijo, debido a que no habla por su propia cuenta, sino que transmite lo que oye y  hace saber las cosas que van a suceder: la naturaleza de su misión, la oposición a la que se enfrentarían y el resultado final de sus esfuerzos. El Espíritu Santo reveló verdades a los discípulos que ellos escribieron en los Evangelios, las Epístolas,  con los cuales posteriormente la Iglesia formo el canon del Nuevo Testamento

g.        Recibe la enseñanza del Espíritu Santo (Juan 14:25 -26), el Consolador prometido, enviado por el Padre en el nombre de Jesús, es decir con igual poder y autoridad divina para ayudar a recordar lo que él  les enseño. Esta gran promesa nos entrega la convicción de la validez plena de las Sagradas Escrituras, los discípulos fueron testigos de la vida y las enseñanzas de Jesús, y el Espíritu Santo los ayudó a recordar  y a dejar a la prosperidad un legado indesmentible que la Palabra de Dios es genuina y verdadera.

h.        Recibe la potestad a través del Espíritu Santo (Juan 20:21 - 23), en el principio Dios soplo aliento de vida al hombre, hizo que el hombre fuera diferente, entregándole una función, una potestad, una naturaleza diferente a los demás seres creados. Al final de su vida terrenal Jesús soplo aliento de vida espiritual sobre sus discípulos, un adelanto de lo que todos los creyentes experimentarían desde Pentecostés y por siempre. A través del soplo de Jesús, Dios imparte vida eterna y espiritual, con esta inspiración vino el poder para hacer la voluntad de Dios en la tierra.

Al escudriñar los pasajes bíblicos que se relacionan con el Espíritu Santo en el Evangelio de Juan, nos encontramos con la más notable de las promesas y enseñanza que Jesús nos lego, la que perdura por dos milenios y hace que el cuerpo de Cristo permanezca en acción.

El Espíritu Santo junto con los creyentes, siguen en la tarea de convencer de pecado a través de la verdad del Evangelio.

4.        El evangelio de Juan también nos entrega aspectos de la misión del Espíritu Santo en relación al mundo (Juan 16:4 - 11). Era necesario que Jesús ascendiera, para que pudiera el Espíritu Santo venir a cumplir su ministerio divino, para mostrar claramente a la gente del mundo quién es pecador, quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios.

a.        El Espíritu traerá a la conciencia el sentido de pecado, consumado en el rechazamiento de aquel que vino a "quitar el pecado del mundo"; solo el Espíritu Santo puede demostrar o revelar el pecado de la incredulidad.

b.        El Espíritu Santo da el sentido de alivio perfecto en la justicia del Siervo del Padre, ahora sacado del mundo que lo había despreciado, a aquel seno donde había morado desde la eternidad; después del día de Pentecostés y la realización de milagros en su nombre convenció a miles de judíos de que Jesús no sólo era justo, sino que también la única fuente celestial y el único camino de justicia.

c.         El Espíritu Santo da sentido a la emancipación de Satanás, el juicio de quien trae a los hombres la libertad de ser santos y la transformación de siervos del diablo a hijos e hijas del Señor Todopoderoso; la cruz constituyó una  demostración de la verdad de que el poder de Satanás sobre las vidas de los hombres había sido quebrantado y que había sido decretada su destrucción. Por su muerte, Cristo ha liberado a todos los hombres del dominio de Satanás, y queda librado ahora a ellos aceptar esa liberación o no, el Espíritu Santo convence a los hombres de que son verdaderamente libres (Juan 8:36).

La condición para recibir el Espíritu Santo es la fe en Cristo, el Padre quiere dar el Parakletos a petición de Jesús, pero el mundo es incapaz de recibir este don del Padre, porque no cree en Cristo.

El Espíritu es la presencia misma de Dios en nosotros y en todos los creyentes, que nos ayuda a vivir como Dios quiere y a edificar la iglesia de Cristo sobre la tierra, para que esta permanezca incorruptible hasta la venida del Esposo.

Jesús prometió que el Espíritu Santo vendría para mantenernos unido a él, así poder enfrentar y  funcionar bajo las presiones de la vida, a superar las desilusiones, los ataques y las tentaciones, a avanzar en el camino de la perfección, a edificarnos  en la obra de Dios, bajo la dirección y el poder del Espíritu Santo, fallaremos si tratamos de hacer el trabajo con nuestras fuerzas.

Jesús dijo a sus discípulos que el Espíritu sería el Parakletos, el Alentador, el Ayudador, el Consolador, el Defensor, que tomaría su lugar. Todo lo que Jesús era para sus discípulos. El Espíritu Santo sería cuando Jesús se fuera. El Espíritu haría en los discípulos lo que Señor en la carne sólo podía hacer por ellos.

Juan Salgado Rioseco

1 comentario:

Unknown dijo...

Me podria decir, que libros utilizo para este estudio? Muchas gracias!!

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