domingo, 18 de agosto de 2019

La Invasión y usurpación en los Púlpitos “CRISTIANOS”. (IV) Inferir o inducir en la “Interpretación Bíblica”.



I.                  IV.  Inferir o inducir en la “Interpretación Bíblica”.
La evidencia de la interpretación bíblica se remonta al Antiguo Testamento, en donde aparece una explicación clara en la figura de Esdras, sacerdote y escriba que vivió en el siglo V a.C.: “Y Esdras leyó en el libro de la Ley de Dios, aclarando e interpretando el sentido, para que comprendieran la lectura” (Nehemías 8:8).
Las dos vías que utiliza un Intérprete o Predicador:   ¿Usted “Infiere” o “Induce” el Texto que va a predicar? Hay dos actitudes que habitualmente nos acercamos a un texto para interpretarlo, ellas son: “infiriendo” o “induciendo” al texto bíblico.
“inferir” algo del texto, es que tomamos elementos que se encuentran presente para que a través de ellos saquemos otro elemento que no está presente en forma explícita, sin embargo, lo que comúnmente hacen los intérpretes o predicadores es “inducir” al texto, o sea, influir para fundamentar una acción, avalar lo que creemos que puede significar o lo que se desea que se conozca, con objeto malicioso o por ser neófito en las Escrituras.
Cuando usted está “infiriendo”, asume una actitud de escudriñamiento de las Escrituras, o sea, está efectuando una “acción y resultado de examinar una cosa o averiguar sobre ella.”, hasta lograr con los elementos explícitos en el texto el correcto significado lo que el autor escribió.
Cuando usted está “induciendo”, tiene una conclusión predeterminada de lo que a su juicio significa o desea que avale su postura, con esa actitud solo se logra “vislumbrar” lo que posiblemente puede significar el “texto”, lo que produce un conocimiento imperfecto o conjeturas provocadas por la falta de rigurosidad en el estudio del texto o por tratar de influir con el propósito de “inducir” a los receptores a hacer o a creer lo que usted persigue, a eso se llama manipulación con el objeto de obtener un control ilegitimo, practicando un Evangelio diferente. Cuando no se logra la forma correcta y profundizada interpretación bíblica, se transmiten enseñanzas distorsionadas o superficiales.
Debemos siempre tener presente que en la Biblia encontramos textos: claros, semioscuro y oscuros en su interpretación; estos dos últimos si no logramos entenderlos bajo los principios de una correcta interpretación, difícilmente conseguiremos entender lo que quiere decir, nos quedaremos sin saber su aplicación para nuestras vidas y al transmitirlos estaremos provocando distorsiones o desviaciones de la Palabra de Dios.
El auténtico y legítimo interprete de la Escrituras que solo desea “inferir” el texto, debe:
a.      Erradicar el misticismo del texto sagrado, debido a que los misterios ya están revelados por Dios, a través de Jesucristo.
b.      Arrancar toda influencia humanista racional de la interpretación bíblica, debido a que solo a los que andan en espíritu, el Espíritu de Dios los ilumina.
c.       Aplicarse en el estudio de la Palabra de Dios, con una actitud de extraer lo más preciado de ella para aplicarla en nuestras vidas y tener la legitimidad de enseñarla.
d.      Ser experto en las doctrinas rudimentarias de la fe, pues de lo contrario, tendremos dificultades en entender e interpretar la Palabra de Dios.
e.      Ser disciplinado, metódico y sistemático en el aprendizaje y conocimiento de la Palabra de Dios.
f.        Ser sobre todo “humilde” en adquirir o entregar el conocimiento iluminado por el Espíritu Santo.
g.      No ser autodidacta, debido a que existe un alto porcentaje de envolverse en pensamientos sectarios, con llevarnos a un literalismo exacerbado y actitudes legalistas contrarias a las enseñanzas primigenias de Jesucristo.
La mayor grandeza del siervo de Dios es aprender, aplicar, enseñar y transmitir la auténtica y legitima Palabra de Dios; la mayor gracia del intérprete de la Palabra de Dios es ser “LIBRE” de poder hablar lo que el Maestro de Nazaret nos enseñó y no volvernos esclavos por predicar solo para agradar al hombre o manipularla para lograr lucros indeseados a nuestra condición de personas de Fe.
Nuestra diligencia debe estar puesta al servicio de Dios, efectuando una excelente interpretación conforme a la voluntad de Dios.
Juan Salgado Rioseco

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