I. V. El camino o por las sendas en la Interpretación Bíblica.
“LOS ARBOLES NO DEJAN VER EL BOSQUE”,
esta frase proverbial se utiliza cuando
alguien no puede ver un asunto o una situación en su conjunto porque está
prestando atención a los detalles; cuando nos vemos rodeados de muchos
detalles, es fácil perderse en puntos pequeños, al grado que nos confundimos
con las cuestiones más grandes e importantes. Así que, en situaciones confusas,
debemos detenernos y dar un paso atrás para mirar el panorama completo.
La
mayoría de los que tratan de interpretar las Sagradas Escrituras, les dan
importancia a los detalles secundarios y pierden el camino primario de la
interpretación bíblica, originándose confusiones, adulteraciones, inexactitudes
en relación con el verdadero significado del Texto que se trata de interpretar.
Lo
anterior nos advierte que nunca debemos perder el panorama completo de la
Sagradas Escritura, para eso necesitamos conocer y tener siempre presente las
perspectivas que unifican desde el Génesis hasta el Apocalipsis; esa unicidad
nos advertirá de las confusiones que podemos originar con interpretaciones
incompletas o que se han desviados de la verdad primigenia.
Una
sana interpretación bíblica nos obliga a aprender mucho más de lo que podemos
pensar, nos presiona a cumplir determinados procesos sin dejarnos posibilidad
de elegir caminos racionales humanos. Téngase presente que “Hay camino que al
hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.” (Pr. 14:12),
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis
caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos.” (Is. 55:8-9).
Los
pensamientos o conclusiones del hombre son muy diferentes a los de Dios, pues
nuestra mente es limitada, nuestros conocimientos finitos, a la vez, la mayoría
de estos conocimientos pertenecen a este mundo con sus influencias e intereses,
lo que provoca inexactitudes en la aplicación de la interpretación bíblica.
Para
prevenir esta situación: debemos investigar formas para extraer el significado
interpretativo de los textos bíblicos escogidos acorde a lo que Dios quiso dar
a conocer; a tener una autodisciplina para mejorar nuestra capacidad de
entendimiento de la Biblia; conocer en primer lugar la terminología más
importante utilizada que nos lleven a un correcto procedimiento y no provocar
confusiones; efectuar un exhaustivo estudio exegético a los textos
seleccionados; que las aplicaciones sean conforme a la verdad primigenia del
autor del libro seleccionado.
El
proceso interpretativo tiene tres fases: preparación – investigación –
aplicación; la preparación personal es vital, tanto en el área espiritual, como
cognitiva (en especial la ciencia bíblica); realizar una investigación
exegética gramática – histórica al texto bíblico, los que nos llevara a una
compresión acabada de las situaciones que inciden directamente en la correcta
explicación o aclaramiento del significado, especialmente un texto que está
poco claro; la aplicación equivale a conectar correctamente el significado
original con audiencias contemporáneas, en otras palabras, en la aplicación,
reflexionamos sobre las formas en las que las Escrituras deben aplicarse a
nosotros como pueblo de Dios.
El
intérprete de las Sagradas Escrituras debe impedir que los árboles los
obstaculicen la visión completa del bosque, es decir, que los detalles
secundarios no deben desviarlos del plan de Dios para el hombre.
Juan Salgado Rioseco
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