¿Cuál debe ser la senda que debe retomar el pentecostalismo
contemporáneo?
Ser transparentes, restaurar, rehabilitar, sin acepción,
integrar y refuncionalizar, son tareas diferentes, aunque participen de
criterios comunes. Con el objeto de priorizar las decisiones que nos lleven
nuevamente al camino de Dios, estabilizar la gestión de gobierno de la Iglesia
con personas elegidas y capacitadas a través del Espíritu Santo, atenuar el
ambiente de desconfianza tanto en el interior como exterior y en lo principal
detener el deterioro testimonial en que se encuentra sumida la Iglesia en
Cristo Jesús por el obrar de los que dicen ser servidores de Dios.
La “transparencia” nos conlleva a reafirmar las confianzas
perdida por la conducta inicua de los seudos líderes. La transparencia está
íntimamente ligada con la ética, la claridad, la moral, la honestidad,
honradez, lealtad, confianza; la transparencia, en relación con el Cuerpo de
Cristo, se relaciona con la integridad y la coherencia con que nos sometamos y
actuamos conforme la Palabra de Dios.
La transparencia no da lugar a falsas interpretaciones o
acomodos personales, menos a manipulaciones de la fe de las personas. Los
antagonistas de la transparencia es la ceguera, las malas prácticas, la falta
de fidelidad a la voluntad de Dios.
Por eso, es primordial de ser “transparente” delante de Dios
y los hombres, en especial cuando tenemos responsabilidades en el interior del
Cuerpo de Cristo. Quienes abusan del poder, de las confianzas, los que se aprovechan
de las circunstancias para sacar ventajas personales, siempre harán lo
imposible para que la transparencia no sea un valor activo en sus ministerios.
“Hermanos, si alguno
fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle
con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también
seas tentado.” (Gálatas 6:1).
La Restauración, es una condición que es o se considera tan
necesario que no se puede prescindir o no se puede dejar de tener en
consideración, en especial cuando tomamos la decisión de servir a Dios.
“Restaurar”, (reparar, recuperar, recobrar, volver a poner
algo en el estado primitivo). El profeta Jeremías en uno de sus oráculos dijo “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y
mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad
por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”. (Jer. 6:16. RVR1960). Yahveh,
siempre esta dispuesto a restaurar a su pueblo, aunque no esté en la mente del
ser humano, el pueblo de Israel le contesto al profeta “No andaremos”; el apóstol Pedro reconvino a retornar a la voluntad
de Dios en su discurso en el día de pentecostés (Hch. 3:19:21), el Todopoderoso
ha comenzado a dejar que su poder y pureza fluyan sin medida por medio de su
iglesia “removiendo las cosas móviles”, para que el reino inconmovible se
manifieste (He. 12:27, 28). Cuando algo es restaurado en la Escritura, siempre
crece, se multiplica o mejora, de manera que su condición final supera su
estado original (Joel 2:21–26).
La Restauración es un proceso donde se deben aunar varios
factores para tener un final agradable delante de la presencia de Dios. La
restauración tiene dos vías: la
restauración espiritual, individual y la restauración racional, orientada a lo institucional.
En la restauración espiritual, orientada a las personas,
tiene como finalidad de hacer volver a las personas que se han alejado o han
detenido su andar por la senda de Cristo por diferentes causas; es común
apreciar omisiones u errores en las etapas en el proceso de restauración, las más
comunes son: los líderes religiosos sin vocación pastoral que no se hacen
responsable de sus miembros que necesitan imperiosamente restauración
espiritual; los motivos son diversos: no están capacitados en la consejería
pastoral, por su inmadurez ministerial en esta materia, por desconocimiento de
la Palabra de Dios al respecto; porque han llegado al oficio de Pastor, por
vías que no son las establecidas en la Biblia, no teniendo la capacitación del
Espíritu Santo; debido a que sus ministerios están embutidos más en la
carnalidad que en las vivencias espirituales; no saben ministrar sobre la
salvación, liberación, sanación, restauración, conducción del redil por las
vías de santidad; no existe la voluntad tanto en los lideres como en los
miembros de hacer real la voluntad de Dios en sus vidas.
Una persona no restaurada se le impide caminar por el camino
de Dios, se le priva de la paz que da Jesucristo por ende no puede vivir la
plenitud de gozo y deleitar las delicias que Dios entrega a los suyos. El
profeta Jeremías exclamó “Mi alma ha sido
privada de la paz, he olvidado la felicidad” (Lam. 3:17). “Me muestra la senda de la vida; en tu
presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. (Sal.
16:11).
La restauración racional, orientada a lo institucional, con
el objetivo de cambiar o reestructurar la organización o administración de
Iglesia, esta debe ser acorde a los parámetros divinos, bajo los principios
establecidos en la Palabra de Dios; es aplicar la sabiduría de Dios en la
aplicación de métodos racionales de análisis y restauración, adecuados a cada
contexto cultural en la multiversidad de las comunidades pentecostales o
neopentecostales.
Hay que tomar en cuenta que la conservación del fundamento
apostólico, la consolidación de la transparencia administrativa y la
restauración del patrimonio de las capacidades con que el Espíritu Santo a
dotado a los servidores de Dios, incluyendo sus valores espirituales deben ser
primordiales en al orgánica del Cuerpo de Cristo. Cuando se trate de realizar
un cambio de uso o funcionalidad, debe hacer de manera rigurosa, teniendo
presente todas las exigencias que nos hace la Palabra de Dios, acorde a la
voluntad de Dios escrita y a las condiciones indispensables para qué la iglesia
retome el propósito por cual fue creada por Dios.
Los líderes religiosos se encuentran interdictos por Dios,
esa condición no permite que sus ministerios sean eficaces ni menos fructífero;
para volver a la plenitud ministerial deben hacer realidad las palabras del
Profeta Zacarias de “volverse a Yahveh de
los ejércitos” (1:3) para ser realidad la promesas del Eterno que dijo a
través del profeta Oseas (14:4) “Yo
sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos”.
Juan Salgado Rioseco
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