sábado, 10 de diciembre de 2016

La Creación: Obra de Dios...


Recordemos que la doctrina bíblica sobre la creación no debe ser confundida con ninguna teoría científica.

La doctrina bíblica apunta a la ética y religiosidad. En todas las Escrituras, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, hay referencias a la doctrina bíblica, y no se circunscriben a los primeros capítulos de Génesis.

Un buen punto de partida para cualquier consideración de esta doctrina es Hechos 11:3 “por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios”. Esto significa que la creación esta basada en la revelación divina y debe entenderse únicamente desde el punto de vista de la fe; es esto lo que distingue, claramente y sin lugar a dudas, el enfoque bíblico del científico. La obra de la creación, esta escondida a los hombres, y solo puede ser percibida mediante la fe.

Definición de Teología: Ciencia que trata sobre Dios y sobre el conocimiento que el hombre tiene de El mediante la fe y la razón.

La obra de la creación se atribuye en distintos pasajes a las tres personas de la Trinidad:
  • al Padre (ejemplos Gn 1:1; Is 44:24; Sal 33:6)
  • al Hijo (ejemplos Jn 1:3; Col 1:16)
  • al espíritu Santo (ejemplos Gn 1:2; Job 26:13)

pero esto no quiere decir que distintas partes de la creación deben atribuirse a diferentes personas de la Trinidad, sino más bien que la obra en su conjunto es obra del trino Dios.

Las palabras “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”, indica que los mundos no fueron hechos con algún material preexistente, sino de la nada por la Palabra Divina, en el sentido de que con anterioridad al Divino Creador no había ninguna otra clase de existencia.

Esto, además tiene importantes consecuencias teológicas, ya que entre otras cosas elimina la idea de que la materia sea eterna (Gn 1:1 indica que hubo un principio), o que pueda haber alguna suerte de dualismo en el universo en el cual, otra clase de poder o existencia se opone a Dios y permanece fuera de su control. Igualmente, indica que Dios es distinto de su creación.

Al mismo tiempo, sin embargo, es evidente que la idea de la creación primaria no agota la enseñanza bíblica sobre el tema.   El Hombre fue creado del polvo de la tierra (Gn 2:7), y las bestias del campo y las aves de los cielos fueron formados de la tierra (Gn 2:19). Esto es lo que se llama creación secundaria, actividad creadora mediante la utilización de materiales ya creados, y se registra juntamente con la creación primaria como parte integrante del testimonio bíblico.

En Ef 4:6 encontramos “Un Dios… sobre todos, y por todos, y en todos”, indican que Dios existe en una relación tanto de trascendencia como de infancia respecto del orden creado. En ese estar sobre todos” y “sobre todas las cosas” (Ro 9:5), es el Dios trascendente, e independiente de su creación, auto existente y autosuficiente. Por lo tanto, la creación debe entenderse como un acto libre de Dios, determinado exclusivamente por su voluntad soberana, y de ninguna manera como un acto necesario.

Dios no tenía ninguna necesidad de crear el universo.
Eligió hacerlo.


Es necesario hacer esta distinción, porque solo así puede considerárselo como Dios el Señor, el ser incondicional y trascendente. Las palabras “por tu voluntad existen y fueron creados” (Ap 4:11), “creado por medio de el y para el” (Col 1:16), indican el propósito y el fin de la creación. Dios creo el mundo “para la manifestación de la gloria de su eterno poder, sabiduría y bondad”. La creación, en otras palabras, es teocéntrica, destinada a desplegar, la gloria de Dios.
Juan Salgado Rioseco

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