martes, 29 de diciembre de 2015

Las Palabras de un servidor de Dios. (Parte II)

Los frutos de la boca.
“Oíd, porque hablaré cosas excelentes, y abriré mis labios para cosas rectas. Porque mi boca hablará verdad, y la impiedad abominan mis labios. Justas son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni torcida. Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables a los que han hallado sabiduría.” (Proverbios 8:6-9). 
El fruto es producto o resultado obtenido, en este caso, de las palabras que brotan de nuestra boca. A través de las consecuencias de las palabras podemos saber si nuestros juicios son buenos o malos frutos (Mateo 7:16). 

Las Escrituras nos hablan de dos clases de frutos; “un árbol bueno no da fruto malo. Tampoco un árbol malo puede dar fruto bueno. El árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de espinos. Tampoco se cosechan uvas de las zarzas. El que es bueno lo es en su corazón y habla de lo que tiene allí, de igual manera el malo lo es en su corazón y habla de lo que tiene allí; porque las palabras revelan lo que hay en el corazón.” (Lucas 6:43-46. PDT), este texto bíblico marca la diferencia entre la boca del justo y del necio, “Del fruto de su boca el hombre comerá el bien; Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.” (Proverbios 13:2) 
Antes de hablar el justo se ha buscado la dirección de Dios (Salmos 52:15), está dispuesto a proclamar palabras de salvación todos los días ( Salmos 71:15); las palabras  que brotan de su boca esparcen ciencia (Proverbios 15:7); transmite sabiduría y emite juicio (Proverbios 10:31; Salmos 37:30); habla con entendimiento, lo que agrada (Proverbios 10:32; 16:22), para orientar a muchos lo que brinda alivio y consuelo (Proverbios 10:21a; 12:18b; 15:4a); porque son fuente de vida (Proverbios 10:11a; 13:14), de ellos salen enseñanzas justas y verdades, no hablan nada falso ni equivocado (Proverbios 8:6-8); al justo lo protegen sus labios (Proverbios 14:3b), sabe callar a su tiempo (Proverbios 10:19b), y la gente los escucha con gusto (Proverbio 15:2a).
En cambio las palabras que brotan de la boca de los necios lo atrapan (Proverbios 6:2), el perverso cae por su propia boca (Proverbios 12:13); los labios del necio traen contienda (Proverbios 18:6), su boca le provoca quebrantamiento para sí y sus labios son lazos para su alma (Proverbios 18:7), en su boca proliferan chismes (Proverbios 26:20-23; 18:8), el chismoso no es digno de confianza, la Palabra de Dios nos aconseja que no hay que buscar la amistad con el que habla demasiado (Proverbios 20:19) el Señor aconsejó al pueblo de Israel “No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios. Yo soy el SEÑOR.” (Levítico 19:16 NVI); hablan sandeces, su boca rebosa de maldad (Proverbios 15:2b, 28); cuando hablan, se avecina el peligro. (Proverbios 10:14b). El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad. (Proverbios 13:3); El necio y rezongón va camino al desastre. (Proverbios 10:10b. NVI). “En la boca del necio está la vara de la soberbia;…”  (Proverbios 14:3a). 
El salmista se propuso “Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío esté delante de mí.”  (Salmos 39:1) y angustiado clamaba “Pon guarda a mi boca, oh Jehová; Guarda la puerta de mis labios.”    (Salmos 141:3). 
El consejo de Dios para los que emiten palabras necias “No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios[a] que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo? Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios.” (Eclesiastés 5:6-7 NVI). 
El texto del evangelio de Lucas 6:43-46, nos habla de las diferencias en los beneficios o consecuencias resultantes de los “frutos de la boca”.
En primer lugar los beneficios de los “fruto de la boca”, para los que se proponen de hablar cosas excelentes y abrir  sus bocas para cosas rectas, debido que detesta la impiedad (Proverbios 8:6-7), y está consciente que los labios mentirosos son abominación a Dios.  (Proverbios 12:22a); el hombre se sacia del bien y de las actividades de las manos, (Proverbios 12:14), “Quien habla el bien, del bien se nutre,” (Proverbios 13:2a), “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios.” (Proverbios 18:20), “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” (Proverbios 18:21); palabra adecuada en el momento preciso es un tesoro (Proverbios 25:11), “El que da una respuesta honesta, es como si diera un beso.” (Proverbios 24:26).
Los “frutos de la boca” de los necios, traen funestas consecuencias, son fuentes de tristeza o desgracia,  “los labios del necio son su ruina; sus primeras palabras son necedades, y las últimas son terribles sandeces.” (Eclesiastés  10: 12-13);  su lengua mentirosa no permanece en el tiempo (Proverbios 12:19b). "Amontonar tesoros con lengua mentirosa es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte." (Proverbios 21:6); la boca de los necios escupe necedades (Proverbios 15:2b), se enredan en su propia boca, (Proverbios 12:13; 6:2), son lazos para su alma (Proverbios 18:17), sus dichos son ataduras (Proverbios 6:2), contiendas y quebrantamientos (Proverbio 18:6-7); el necio mucho habla, mucho yerra (Proverbios 10:19a). “Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;…” (Proverbios 12:6a) 
La adquisición de riquezas a base de engaños es una esperanza fugaz, breve y puede resultar en un camino corto hacia la muerte,  “Amontonar tesoros con lengua mentirosa Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte.” (Proverbios  21:6), el proverbista clamaba “Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario;” (Proverbio 30:8). 
Con su lengua alborotadora, "El perverso de corazón nunca hallará el bien, Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal." (Proverbios 17:20).
La Palabra de Dios condena abiertamente y nos advierte del cuidado de confiar en las personas que practican el chisme (Comentario o noticia no verificada que circula entre la gente, generalmente de carácter negativo.), "El que anda en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua." (Proverbio 20:19). El apóstol Pablo aconsejaba sobre la viuda jóvenes “Además se acostumbran a estar ociosas y andar de casa en casa. Y no sólo se vuelven holgazanas sino también chismosas y entrometidas, hablando de lo que no deben.” (1 Timoteo 5:13 NVI).  Dentro de la Ley de Moisés, en la sección que trata de las relaciones sociales Dios advierte “No andarás chismeando entre tu pueblo…” (Levítico 19:16a), debido que “El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos.” (Proverbio 16:28), porque “Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas.” (Proverbios 26:22), Como escoria de plata echada sobre el tiesto. Son los labios lisonjeros y el corazón malo.”  (Proverbio 26:23),  el apóstol Pablo temía que entre hermanos de Corinto, hubieran chismosos “Porque temo que quizá cuando yo vaya, halle que no sois lo que deseo, y yo sea hallado por vosotros que no soy lo que deseáis; que quizá haya pleitos, celos, enojos, rivalidades, difamaciones, chismes, arrogancia, desórdenes;” (2 Corintios 12:20 LBLA),  por consiguiente debemos evitar a las personas chismosas “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda.” (Proverbio 26:20). El proverbista nos aconseja para vivir en forma quieta y reposadamente “Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda, y cesará el pleito y la afrenta.” (Proverbio 22:10). El apóstol de los gentiles también aconsejaba al respecto, a los hermanos de Colosas (4:6) “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”; a la comunidad de Efesio (4:29), “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
Con referencia al testigo falso, dentro de los mandamientos morales de la Ley, establece "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio" (Éxodo 20:16), además manda a “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.” (Éxodo 23:1), debido a que según el proverbista “el testigo falso hablará mentiras.” (Proverbio 14:5b; 6:19), engaña (Proverbio 12:17b), Un mazo, una espada, una aguda saeta, ¡eso es el falso testigo contra su amigo!” (Proverbio 25:18), por su acción no quedará sin castigo, y el que habla mentiras perecerá. (Proverbio 19:5, 9). 
“Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.” (Proverbios 6:16-19). 
"La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, Y la boca lisonjera hace resbalar." (Proverbios 26:28)
Juan Salgado Rioseco


viernes, 25 de diciembre de 2015

Las Palabras de un servidor de Dios. (Parte I)


¿Qué tipo de palabra salen de tu boca?
 “Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación, para que dé gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29. RV. 1909).
 “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.” (Santiago 1:26). 
La Biblia nos enseña que hay una relación estrecha entre las palabras que decimos y lo que nos sucede en la vida. Muchos de los acaecimientos son generados por las palabras que brotan de nuestra boca, provocando circunstancias positivas o situaciones funestas, con daños colaterales impredecibles. En tales circunstancias, es importante recordar las palabras del predicador de Israel “El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.” (Proverbios 21:23 RV 1960).
El hermano de nuestro Señor Jesús, Jacobo el primer dirigente de la iglesia de Jerusalén, nos deja una advertencia: “Todos fallamos mucho, pero el que no cometa errores en lo que dice ha llegado a la perfección y puede controlar todo su cuerpo. Nosotros ponemos el freno en la boca del caballo para que nos obedezca y así poder controlar todo su cuerpo. Con un pequeño timón los pilotos obligan a grandes barcos a ir a donde ellos quieren, aun en medio de fuertes vientos. De la misma manera, la lengua es una pequeña parte del cuerpo, pero presume de grandes cosas. Hasta un gran bosque puede incendiarse con una pequeña y débil llama de fuego. La lengua es como la chispa que prende el fuego. De todas las partes del cuerpo, la lengua es todo un mundo de maldad, contamina todo el cuerpo. La lengua incendia todo el curso de nuestra vida y sus llamas vienen del mismo infierno. Los hombres siempre han podido domar toda clase de animales salvajes, aves, reptiles y animales del mar. Pero ningún hombre puede domar su lengua. Es como un mal que no descansa y está llena de veneno mortal. Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre y con ella maldecimos a las personas que han sido creadas a imagen y semejanza de Dios.” (Santiago 3:2-9. Traducción parafraseada “Palabra de Dios para todos” {PDT}).
Podemos evidenciar lo que escribió el proverbistas  es vigente para todos los tiempos “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” (Proverbios 18:21. RV 1960).  Con justa razón Pablo, el apóstol de los gentiles escribió: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan”. (Efesios 4:29. LBLA), y en su carta a la comunidad de Colosas les aconsejo “Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona.” (Colosenses 4:6. LBLA). Gran parte de los conflictos que enfrentamos en nuestro diario vivir, es fruto de nuestras palabras; algunas veces somos imprudentes, sin pensar o reflexionar, emitimos juicios contraproducentes incluso hacia nosotros mismos, sin medir  las consecuencias o los daños que trae consigo, o se pueden producir, omitiendo el consejo del salmista quien escribió “La boca del justo profiere sabiduría y su lengua habla rectitud.…” (Salmos 37:30,31).
El seguidor de Cristo, en especial los que están por eminencia, debe estar dispuesto a comportarse u obrar con responsabilidad ante los dichos de su boca; teniendo presente, al emitir palabras, la actitud o los pensamientos del salmista “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.” (Salmos 19:14 NVI). El caminante de la fe en Cristo debe en todo momento debe esforzarse “por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación.” (Romanos 14:19. NVI), para eso, debe tener la actitud permanente que tenía el profeta Isaías “El Señor omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado. Todas las mañanas me despierta, y también me despierta el oído, para que escuche como los discípulos.” (Isaías 50:4. NVI), con el propósito de cimentar un carácter genuino de un servidor de Dios y poder decir con convicción “El Señor omnipotente me ha abierto los oídos, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.”  (Isaías 50:5. NVI), además de sentir la satisfacción del proverbista “Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aun cuando es oportuna.” (Proverbios 15:23. NVI), por ese motivo, el predicador de Israel escribió “Llenas de gracia son las palabras de la boca del sabio, mientras que los labios del necio a él consumen.” (Eclesiastés 10:12. LBLA).
“La gente reconoce que el que piensa sabiamente es inteligente; convence mejor el que elige cuidadosamente sus palabras. La sabiduría trae verdadera vida a los que la aprecian, pero los tontos sólo aprenden a ser más tontos. Un hombre sabio siempre piensa antes de hablar; dice lo correcto y vale la pena escucharlo. Las palabras amables son como la miel: se aceptan con gusto y son buenas para la salud.” (Proverbios 16:21-24. PDT). Las palabras del adorador en Espíritu y verdad deben  ser como “…aguas profundas, arroyo de aguas vivas, fuente de sabiduría.” (Proverbios 18:4), en contraste con las palabras del necio que le traen grandes complicaciones, como está escrito en el libro de Proverbios: “Los labios del necio son causa de contienda; su boca incita a la riña. La boca del necio es su perdición; sus labios son para él una trampa mortal.” (Proverbios 18:6-8. NVI), por lo consiguiente, el siervo de Cristo Jesús, al emitir palabras deben hacerlo con un propósito conforme a la enseñanza bíblica, “Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.” (Proverbios 8:7).
Las palabras controlan nuestras vidas y nos guían por los senderos de la vida cotidiana,  nuestra forma de hablar  nos alimentará, determina la vida y la muerte, es por eso, que debemos erradicar nuestra mal manera de hablar, a veces descomedida, imprudente, no respetando los sentimientos y la vida de quienes lo rodean, poniéndolas constantemente en riego como consecuencia de nuestro accionar intempestivo y poco responsable; con un comportamiento no correcto como hijos de Dios, debiendo sufrir por no medir nuestras palabras. (Proverbios 18:20-21). Debemos ser prudentes, actuar con moderación, templanza, cautela y sensatez a la hora de actuar y el hablar. La Biblia dice: Todo hombre prudente procede con sabiduría; Mas el necio manifestará necedad.” (Proverbios 13:16).
El varón de Dios debe tener presente que  “la lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.”  (Proverbios 15:4  NVI), esto sucede porque el corazón del justo medita sus respuestas. (Proverbios 15:28), debido a que el justo de corazón es prudente, y la dulzura de sus palabras aumenta la persuasión; su entendimiento (Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad. Capacidad de pensar y obrar con buen juicio, prudencia, reflexión, sensatez y responsabilidad.), es fuente de vida para él. Producto a que ha enseñado a su boca y tiene como habito añadir persuasión a sus labios. El resultado “Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos.” (Proverbios 16:21-24). En contraposición el actuar del insensato, el proverbista se pregunta “¿De qué le sirve al necio poseer dinero? ¿Podrá adquirir sabiduría si le faltan sesos?” (Proverbios 17:16. NVI). 
Los seguidores de Jesucristo debemos ser consecuentes (Que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa.) con nuestra fe, y coherente en nuestra manera de vivir las enseñanzas de Jesús con nuestras labores diarias: “En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.” (Proverbios 14:23). La Palabra de Dios nos enseña que a veces es necesario guardar silencio que hablar. (Proverbios 30:32). En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, más el que refrena sus labios es prudente. La lengua del justo es plata escogida, pero el corazón de los impíos es poca cosa. Los labios del justo apacientan a muchos, pero los necios mueren por falta de entendimiento.” (Proverbios 10:19-21. LBLA). 
“Unos callan y parecen sabios, a y otros, de tanto hablar, se hacen odiosos. Unos callan porque no saben qué decir, y otros callan esperando el momento oportuno. El sabio guarda silencio hasta el momento preciso, pero el necio es inoportuno. El que habla demasiado se hace antipático, y el que abusa de su autoridad se hace odioso.” (Eclesiástico 20:5-8 {Libro deuterocanonico, llamado Libro de Sirácides}).
Hay que pedirle a Dios nos llene de sabiduría (Santiago 1:5), mansedumbre, templanza y amor, para que las palabras que salgan de nuestra boca sean de bendición, así evitar que nuestros dichos causen problemas o sufrimientos innecesarios. Nuestro paradigma debe ser siempre nuestro Maestro Jesús, quien dijo de sí mismo “Aprended de mí, que manso humilde de corazón”, (Mateo 11:29). Otro ejemplo lo tenemos del Predicador de Israel “Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.” (Eclesiastés 12:10-11). 


Juan Salgado Rioseco

viernes, 11 de diciembre de 2015

La Edificación del Cuerpo de Cristo (Parte IV)

¿Cuáles deben ser nuestras acciones para edificar la Iglesia de Jesucristo?

Antes de analizar o evaluar el tipo de acciones que podemos emprender para edificar la Iglesia de Jesucristo, debemos saber el significado de “discernir”, según las palabras griegas, discernir es la habilidad de distinguir o separar con el fin de investigar y examinar exhaustivamente. El discernimiento es considerado un rasgo de espiritualidad y madurez (1 Corintios 2:14,15). El escritor de Hebreos explica que las personas son maduras “por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:4).
Debemos discernir, en su definición más simple, el discernimiento es la habilidad de poder decidir entre la verdad y el error, lo bueno y lo malo. El discernimiento es el proceso de hacer distinciones cuidadosas en nuestra mente sobre la verdad. En otras palabras, la habilidad de pensar con discernimiento es sinónimo a la habilidad de pensar bíblicamente. Para poder tener buenos resultados en los procesos de discernimiento que nos vemos implicados, nuestra base debe estar fundamentada en la Palabra de Dios.
Por lo consiguiente, debemos entrar en un proceso de discernimiento con respecto a nuestras acciones donde está involucrada la edificación de la Iglesia de Jesucristo. ¿Qué es prioritario la edificación de templos o la iglesia de Jesucristo? La iglesia del Señor Jesucristo se edifica en vidas transformadas por su obra redentora, en logro de la madurez espiritual de sus miembros, en la capacidad que estos asuman con responsabilidad sus deberes como servidores de Cristo, tengan la eficacia de expandir el reino de los cielos de acuerdo a la voluntad de Dios.
Sin embargo la realidad en las diversas comunidades cristianas, se puede contactar que un gran porcentaje de sus miembros son meros espectadores, sin responsabilidad espiritual, sin identidad de siervos de Jesucristo, sin capacidad de asumir tareas espirituales debido a que sus cimientos no son sólidos, duermen en la indiferencia religiosa, legalista, dogmáticas; sus líderes están más abocados en buscar títulos lisonjeros (Job 32:21 SRV) que realizar acciones donde debe comprometerse un genuino siervo de Dios. (Romanos 12:1-2; 2 Corintios 3:5; Filipenses 2:3-4;  1 Pedro 5:5-6).
La palabra de Dios nos da las directrices por donde procesar nuestras acciones en la edificación de la Iglesia de Jesucristo:  
1.    Edificar sobre el fundamento apostólico (Efesios 2:19-21), el fundamento de Dios está firme. (2 Timoteo 2:19),  la base de todo ya está construida y nadie puede construir otra porque esa base es Jesucristo. (1 Corintios 3:11).
2.    Discipular a los recién convertidos (Mateo 28:19), el verdadero discípulo de Jesús es aquel que permanece en su Palabra. (Juan 8:31) y es  idóneos para enseñar también a otros (2 Timoteo 2.2), en cumplimiento al mandato dado por nuestro Maestro Jesús (Mateo 28:20).
3.    Perfeccionar a los Santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo (Efesios 4:12, 13), el N.T. enseña que el creyente es perfecto y que se halla en el proceso de ser perfeccionado (Filipenses 1:6; 3:12, 15; Hebreos 10:1; 11:40; 12:23; Santiago 1:4), a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. (Colosenses 1:28).
4.    Fomentar una relación fraternal entre los santos (Romanos 15:2), para la ayuda mutua (Efesios 4:16, 29; Romanos 12:13), negándose a sí mismo. (1 Corintios 10:24). El salmista en 133:1 escribió “Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía.”, una de las características del amor fraternal es la armonía.
5.    Instar a buscar dones espirituales (1 Corintios 14:12), porque cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común (1Corintios 12:7), deseando ardientemente los mejores dones. (1 Corintios 12:31; 14:12).  La iglesia fue edificada sobre la base del poder de Dios (1 Corintios 2:1-5) manifestándose dentro de su pueblo; lo que demostró que Jesús vivía y estaba presente (Juan 15:5; 14:20).
6.    Ejercitar los dones espirituales (1 Corintios 14: 4, 5, 26), no descuidando el don espiritual. (1 Ti 4:14), avivando el don de Dios. (2 Timoteo 1:6).
7.    Evitar el legalismo religioso (1 Timoteo 1:4), no cargar a la gente con reglas más difíciles de lo que ellos pueden cumplir (Mateo 23:2-4; Lucas 11:46), evitando las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia. (1 Timoteo 6:20).
8.    Promover el amor que edifica a la iglesia (1 Corintios 8:1), es mandado por Jesús, y es el distintivo de los verdaderos discípulos. (Juan 13:33-34), si los hermanos se aman unos a otros, se hacen el bien entre ellos, la iglesia se edifica (1 Pedro 1:22).
9.    Cultivar la Koinonia en la iglesia (Hechos 2:42; 4:32), animando actitudes individuales que contribuyan a la unidad y edificación (Efesios 4:1-3), impulsando los valores de respeto, consideración y fraternidad (Filipenses  2:1-4), fomentando la comunión, el compañerismo, (Hechos 2:44-46; 4:32). no haciendo acepción de personas (Colosenses 3:1), hablando positivamente de la iglesia y de sus miembros (Filipenses 2:14).
10. Servir a nuestros hermanos en la fe  con los talentos que el Señor nos ha dado (1 Pedro 4:11), con orden. (1 Corintios 14:26, 40), promoviendo todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación. (Romanos 14:19).
11. Reconocer a quienes trabajan y dirigen en esta forma, edifica a la iglesia, y es señal de edificación. (madurez, crecimiento) (1 Tesalonicenses 5:12-13), ponerse a disposición de aquellos que se han dedicado a servir a los creyentes (1 Corintios 16:15-16), expresar reconocimiento (1 Corintios 16:17-18).
12. Hacer realidad las prácticas que son fundamentales en el Reino de Dios (Mateo 25:42-45), la actitud debe ser como la de Cristo Jesús. (Filipenses 2:5), lo más importante es ser siervo de los demás (Mateo 23:11), demostrando así que somos ejemplo viviente de la enseñanza de Jesús.
13. Los santos en Cristo necesitan crecer en Cristo (Hebreos 5:12),  para presentar defensa de la fe. (1 Pedro 3:15), hasta que estemos todos unidos en lo que creemos. (Efesios 4:13), creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (2 Pedro 3:18). 
Estas y otras acciones debemos tener en cuenta al edificar la iglesia de Jesucristo, tener cuidado de que tanto el fundamento, como la calidad de los discípulos sean aprobados delante de la presencia de Dios. Que nuestras acciones sean los que Dios estipula para así recibir la aprobación divina. Todas nuestras acciones deben estar orientadas a desarrollar el crecimiento espiritual en forma integrada. Promover el crecimiento espiritual de la iglesia a través de la edificación mutua. Así lograremos una edificación saludable de la Iglesia de Jesucristo
La iglesia crece, cuando todos sus componentes cumplen con lo estipulado por Dios a través de las Escritura, lo hacen con responsabilidad y dedicación en el lugar para lo cual fue llamado.
Algunas consideraciones para que prospere la obra de una iglesia:
1) Deben despertar los dormidos.
2) Cada uno debe ocupar su lugar de acción de acuerdo a su capacitación dada por el Espíritu Santo.
3) Actuar como un siervo de Dios.
4) Tener un espíritu de servicio, para engrandecer la obra de Cristo.

Juan Salgado Rioseco

martes, 8 de diciembre de 2015

Edificación del Cuerpo de Cristo (Parte III)

¿Cómo debe ser nuestra acción por la Edificación del Cuerpo de Cristo?

Acción, originado en el vocablo en latín “actio”, el concepto de acción se refiere a dejar de tener un rol pasivo para pasar a hacer algo o bien a la consecuencia de esa actividad. Encierra un significado que traduce dejar de encontrarse en un estado pasivo, por lo cual, al dejar de estar en pasividad, se dice que se está activo, que se encuentra haciendo, sea cual sea la acción o acto que se esté haciendo, por ejemplo, “dejó de dormir para levantarse y luego ir a trabajar”. Según lo definió el filósofo Max Weber, puede ser denominada así toda conducta humana cuyo motor sea subjetivamente significativo y que tenga como efecto cambios valiosos en el medio en que se desenvuelve, trabaja, estudia o habita.
Los seguidores de Cristo deben ser entes activos en el lugar que se encuentran, deben ser el agente determinante para expandir y transformar las personas para que lleguen a ser discípulos del Maestro de Nazaret, (1 Pedro 2:9). Las actividades del Cuerpo de Cristo no dependen solo del liderazgo eclesiástico o de un grupo exclusivo excluyente, (al decir que algo es excluyente significa decir que ese algo no incluye a todo lo que posiblemente podría incluir), sino es deber de todos de producir acciones  incluyentes, una condición indispensable para promover el derecho a la igualdad y no discriminación entre los miembros del Cuerpo de Cristo (Romanos 2:11); la iglesia de Cristo necesita imperiosamente acciones incluyentes donde todos estén involucrados en la proclamación del evangelio de Cristo con el único propósito de dar cumplimiento en forma cabal la gran Comisión (Marcos 16:15; Mateo 28:19-20).
Si Dios no hace acepción de personas (Deuteronomio 10:17), porque entonces, conscientes o inconscientes, está presente en las acciones de sus seguidores, por lo consiguiente, actitud que produce más daño en las interrelaciones en el interior del Cuerpo de Cristo; la palabra utilizada para acepción en el nuevo testamento es la palabra griega # 4381 de la concordancia Strong’s  “προσωπολήπτης”: alguien que muestra parcialidad o favoritismo. De acuerdo a la real academia española, acepción de personas es: “Acción de favorecer o inclinarse a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o a la razón.”, por qué entonces, entre los miembros de las iglesias o comunidades cristiana  existe esta condición en forma transversal. Una de la prioridades en la edificación del Cuerpo de Cristo, se debe evitar la acepción de personas entre los discípulos de Cristo o en otra forma la discriminación, que se entiende como un trato desigual, en forma de distinción, restricción y/o pertenencia, que disminuye la capacidad de acción e identificación con el Cuerpo de Cristo.
Debemos tener siempre presente los consejos las palabras de Moisés en su recordatorio al pueblo de Dios, “No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.” (Deuteronomio 16:19), en especial los miembros que ejercen algún cargo dentro de la iglesia o los que están por eminencia, el principio fundamental entre las relaciones, es tener presente, ante el titulo o cual cargo, es que primero todos en forma incluyente somos hermanos en Cristo como lo escribió el apóstol de los gentiles a  los miembros de la iglesia de Colosas, término que utiliza 133 veces en sus cartas.
Jesús enseña que la relación espiritual es más importante que la relación carnal, o la relación que se establece por el sistema institucional por la cual se organiza y se conduce alguna comunidad cristiana; y la relación con Cristo se establece solamente por medio de hacer la voluntad de Dios: "todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano... ", esta premisa debe ser el cimiento en la edificación del Cuerpo de Cristo. Job escribió: “Él os reprochará de seguro, Si solapadamente hacéis acepción de personas.”(13:10); “No haré ahora acepción de personas, Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros.” (32:21); recordando las palabras con respecto a nuestro modelo Jesús “Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.” (Lucas 20:21).

Que más apropiado para evitar estos conflictos de discriminación dentro del Cuerpo de Cristo, que poner por obra el consejo de Jacobo, el hermano de nuestro Señor Jesucristo “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.” (Santiago 2:1).
Juan Salgado Rioseco

Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...