viernes, 20 de noviembre de 2015

La Edificación del Cuerpo de Cristo (Parte II)

La iglesia debe vivir en plena convicción de esta siendo edificada por Jesucristo (Mateo 16:18), como  cumplimiento de una promesa divina (Isaías 55:11), que bajo su dirección está segura y permanecerá estable (Isaías 28:16), con un propósito glorioso (Efesios 5:25-27), por lo tanto, ninguno puede colocar otro fundamento, debido a que la base de todo ya está construida y nadie puede construir otra porque esa base es Jesucristo (1 Corintios 3:11).
¿Cómo construimos la iglesia de Dios?
Es responsabilidad de todos los “santos”  de trabajar en conjunto con otras personas en una tarea común, infundiendo en otros con el buen ejemplo, para edificar a la Iglesia (1 Corintios 3:9), porque “son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación santa, y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa”. (1 Pedro 2:9 PDT); los que edifican la iglesia ya no son inmigrantes ni exiliados, sino ciudadanos junto con el pueblo santo y forman parte de la familia de Dios. Los creyentes son esa casa, construida sobre una base sólida formada por los apóstoles y profetas, siendo Cristo mismo la piedra más importante de la construcción. Todo el edificio se mantiene unido debido a él, quien hace que crezca y se convierta en un templo santo para el Señor.  (Efesios 2:19-21 PDT).
Es una obra común y mutua, en la que cada uno edifica al otro dándole su pleno valor en el edificio y recibiendo del otro ayuda y fuerza (Romanos 14:19;  15:2; 1 Tesalonicenses 5:11;  Judas 20); utilizando el discernimiento de los carismas (1 Corintios 14:12), lo que implica que debemos permanecer “arraigados y edificado” en Cristo (Colosenses 2:6); el fuego probará el último día la calidad de los materiales empleados (1 Corintios 3:12-15).
En la edificación de la iglesia de Dios en Cristo Jesús, en la cual todos los santos participan, significa “fortalecer a alguien o ser fortalecido con relación a Dios, al caminar Cristiano, y en santidad.” Como cristiano todo debe hacerse “para edificación.” (1 Corintios 14:26). Por lo tanto, todos los componentes fieles deben congregarse continuamente en el Cuerpo de Cristo. (Hebreos 10:24-25; Mateo 6:33) para crear hábitos de orden, respeto, reverencia, entusiasmo. (1 Corintios 14:26, 40),
Los integrantes fieles deben ser instruidos y aprender a trabajar en equipo, por el bien de la iglesia (1 Corintios 3:5-8; Filipenses 4:2) para edificar la iglesia como casa espiritual y sacerdocio santo.  (1 Pedro 2:5), con un Liderazgo que tenga autoridad positiva en beneficio de la iglesia. (2 Corintios 10:8: 13:10).
Una de las labores primordiales en la edificación de la iglesia, es la transmisión de la enseñanza de Jesucristo, enseñando a obedecer todo lo que Jesús ordenó (Mateo 28:20), discipular en los primeros rudimentos de la Palabra de Dios, la “leche espiritual pura” a los recién convertidos (1 Pedro 2:2), instruir a los fieles que sigan la verdad en amor (Efesios 4:15-16) a instar que no sean perezosos ni flojos ni tardos para oír las cosas de Dios (Hebreos 5:11), o serán personas inexpertas, que no podrán reconocer el bien (Hebreos 5:13) y se podrán en una posición de peligro para ser arrastrado por estratagemas de hombre, como un barco a la deriva arrastrados por cualquier nueva enseñanza de quienes buscan engañarnos con sus trampas (Efesios 4:14). La edificación es especialmente necesaria a los nuevos conversos (Mateo 28:20; Hechos 11:22-23, 26; 14:21-22). La iglesia de Dios se edifica a través del conocimiento, este trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en lo que creemos y conocemos acerca del Hijo de Dios. Nuestra meta es convertirnos en gente madura, vernos tal como Cristo y tener toda su perfección (Efesios 4:13).  

El conocimiento de Dios, se trata de un conocimiento práctico, se consigue por medio del estudio de las Escrituras (2 Timoteo 3:16); ellas guían nuestra mente y nuestro corazón. Es privilegio de todo cristiano, no de una élite. El propósito de este conocimiento. (2 Pedro 1:2-4), nos da una base para crecer en la vida cristiana: el poder de Dios y las promesas de Dios; nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda, para llegar a ser participantes de la naturaleza divina y así escapar de la corrupción que hay en el mundo. Pero es imprescindible que este conocimiento sea aplicado (2 Pedro 1:5-7; Tito 2:7; 1 Timoteo 4:12-13; 2 Corintios 4:2), porque estas cualidades, si abundan en los creyentes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos (1 Pedro 1:8); evitando bajo cualquier circunstancia transgredir la sana doctrina con su testimonio personal (Romanos 2:21), prestando atención a lo que Jesús estableció para su Iglesia y dedicándola hacerla para que todos puedan ver el progreso y el crecimiento, este tenga repercusión efectiva en otros. (1 Timoteo 4:13-16). No olvidemos que somos edificados por la Palabra de Dios (Hechos 20:32) y por el amor (1 Corintios 8:19).
Juan Salgado Rioseco

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