La
iglesia debe vivir en plena convicción de esta siendo edificada por Jesucristo
(Mateo 16:18), como cumplimiento de una
promesa divina (Isaías 55:11), que bajo su dirección está segura y permanecerá
estable (Isaías 28:16), con un propósito glorioso (Efesios 5:25-27), por lo
tanto, ninguno puede colocar otro fundamento, debido a que
la base de todo ya está construida y nadie puede construir otra porque esa
base es Jesucristo (1 Corintios 3:11).
¿Cómo
construimos la iglesia de Dios?
Es
responsabilidad de todos los “santos” de
trabajar en conjunto con otras personas en una tarea común, infundiendo en
otros con el buen ejemplo, para edificar a la Iglesia (1 Corintios 3:9), porque
“son un pueblo elegido por Dios, sacerdotes al servicio del Rey, una nación
santa, y un pueblo que pertenece a Dios. Él los eligió para que anuncien las
poderosas obras de aquel que los llamó a salir de la oscuridad para entrar en
su luz maravillosa”. (1 Pedro 2:9 PDT); los que edifican la iglesia ya no son
inmigrantes ni exiliados, sino ciudadanos junto con el pueblo santo y forman
parte de la familia de Dios. Los creyentes son esa casa, construida sobre una
base sólida formada por los apóstoles y profetas, siendo Cristo mismo la piedra
más importante de la construcción. Todo el edificio se mantiene unido debido a
él, quien hace que crezca y se convierta en un templo santo para el Señor. (Efesios 2:19-21 PDT).
Es una
obra común y mutua, en la que cada uno edifica al otro dándole su pleno valor
en el edificio y recibiendo del otro ayuda y fuerza (Romanos 14:19; 15:2; 1 Tesalonicenses 5:11; Judas 20); utilizando el discernimiento de los
carismas (1 Corintios 14:12), lo que implica que debemos permanecer “arraigados
y edificado” en Cristo (Colosenses 2:6); el fuego probará el último día la
calidad de los materiales empleados (1 Corintios 3:12-15).
En la
edificación de la iglesia de Dios en Cristo Jesús, en la cual todos los santos
participan, significa “fortalecer a alguien o ser fortalecido con relación a
Dios, al caminar Cristiano, y en santidad.” Como cristiano todo debe hacerse
“para edificación.” (1 Corintios 14:26). Por lo tanto, todos los componentes
fieles deben congregarse continuamente en el Cuerpo de Cristo. (Hebreos
10:24-25; Mateo 6:33) para crear hábitos de orden, respeto, reverencia,
entusiasmo. (1 Corintios 14:26, 40),
Los integrantes
fieles deben ser instruidos y aprender a trabajar en equipo, por el bien de la
iglesia (1 Corintios 3:5-8; Filipenses 4:2) para edificar la iglesia como casa
espiritual y sacerdocio santo. (1 Pedro
2:5), con un Liderazgo que tenga autoridad positiva en beneficio de la iglesia.
(2 Corintios 10:8: 13:10).
Una de
las labores primordiales en la edificación de la iglesia, es la transmisión de la
enseñanza de Jesucristo, enseñando a obedecer todo lo que Jesús ordenó (Mateo
28:20), discipular en los primeros rudimentos de la Palabra de Dios, la “leche
espiritual pura” a los recién convertidos (1 Pedro 2:2), instruir a los fieles
que sigan la verdad en amor (Efesios 4:15-16) a instar que no sean perezosos ni
flojos ni tardos para oír las cosas de Dios (Hebreos 5:11), o serán personas
inexpertas, que no podrán reconocer el bien (Hebreos 5:13) y se podrán en una posición
de peligro para ser arrastrado por estratagemas de hombre, como un barco a la
deriva arrastrados por cualquier nueva enseñanza de quienes buscan engañarnos
con sus trampas (Efesios 4:14). La edificación es especialmente necesaria a los
nuevos conversos (Mateo 28:20; Hechos 11:22-23, 26; 14:21-22). La iglesia de
Dios se edifica a través del conocimiento, este
trabajo debe continuar hasta que estemos todos unidos en lo que creemos y
conocemos acerca del Hijo de Dios. Nuestra meta es convertirnos en gente
madura, vernos tal como Cristo y tener toda su perfección (Efesios 4:13).
El conocimiento
de Dios, se trata de un conocimiento práctico, se consigue por medio del
estudio de las Escrituras (2 Timoteo 3:16); ellas guían nuestra mente y nuestro
corazón. Es privilegio de todo cristiano, no de una élite. El propósito de este
conocimiento. (2 Pedro 1:2-4), nos da una base para crecer en la vida cristiana:
el poder de Dios y las promesas de Dios; nos ha concedido todas las cosas que
necesitamos para vivir como Dios manda, para llegar a ser participantes de la
naturaleza divina y así escapar de la corrupción que hay en el mundo. Pero es imprescindible
que este conocimiento sea aplicado (2 Pedro 1:5-7; Tito 2:7; 1 Timoteo 4:12-13;
2 Corintios 4:2), porque estas cualidades, si abundan en los creyentes, les
harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que
sean inútiles e improductivos (1 Pedro 1:8); evitando bajo cualquier
circunstancia transgredir la sana doctrina con su testimonio personal (Romanos
2:21), prestando atención a lo que Jesús estableció para su Iglesia y dedicándola
hacerla para que todos puedan ver el progreso y el crecimiento, este tenga
repercusión efectiva en otros. (1 Timoteo 4:13-16). No olvidemos que somos
edificados por la Palabra de Dios (Hechos 20:32) y por el amor (1 Corintios
8:19).
Juan Salgado Rioseco
No hay comentarios:
Publicar un comentario