Para captar
la trama teológica del profeta Amós en sus oráculos, hay que definir con
precisión las acusaciones dirigidas contra Israel, todas ellas se sitúan en el
terreno de la justicia social.
Las
imputaciones de corrupción que hace el
profeta Amos contra Israel:
a.
La justicia
(2:6,7). Los jueces de Israel eran inducidos a condenar bajo soborno al que
tenía una causa justa, en abierta violación de Deuteronomio 16:19. Posiblemente
se trata de la venta como esclavos de los pobres que no podían pagar sus
deudas, debido a que los cambios climáticos (sequía) pone a los aldeanos pobres
en manos de los ricos. La esclavitud no estaba prohibida en Israel, el profeta
denuncia sin dudar la falta de proporción entre el delito legal y la sanción.
Esta denuncia mostraría claramente la degradación de las relaciones sociales,
Amós los condena de injusticia, la impureza incestuosa y la opresión,
primeramente, pues estas eran notorias que no las podían negar y luego procede
a reprocharles el desprecio de Dios.
b.
Los comerciantes (8:4-8). En este Amós se concentró en los pecados de los
mercaderes que estaban en frecuente contacto con los pobres y desamparados,
señalando su mundanalidad con que actuaban en los días sábados y las lunas
nuevas, la deshonradez en cuanto a pesas y medidas, mercancías de baja calidad.
No solo sacaban ganancia de los pobres, sino también colocaban en servidumbre a
los hombres, a sus hijos o toda su familia como pago de una deuda. La misma
idea fue expresada en 2:6, donde el contexto puede referirse al cohecho de los
jueces corrompidos, o a la venta de deudores en esclavitud por acreedores
avaros.
c.
A la mujeres ricas (4:1-3). El profeta utiliza una expresión despectiva y llena
de sarcasmo, que compara a las mujeres de Samaria con el ganado engordado de
Basan, una región fértil al noreste del lago de Galilea, famosa por su calidad
de sus rebaños. Estas damas manipulaban
a sus señores con el fin de satisfacer sus más ínfimos deseos de opulencia, sin
importarles la forma en que estos obtenían los recursos para complacer sus demandas.
La crítica del profeta: se portan como explotadoras, los consideran como
objetos de sus deseos, sin tener conciencia de la opresión y quebrantamiento a
que son expuestos los pobres y menesterosos para satisfacer sus suntuosas
excentricidad.
d.
La opresión (2:7a;
3:9, 15). Con un tono de ironía, el profeta invita a los Filisteos de Asdod a
ver las injusticias y los actos de violencia que cometen los príncipes de
Israel en opresión de los pobres (Job 35:9; Ec. 4:1), su corrupción ciega su
poder de discernimiento, de modo que no pueden hacer lo recto (Jeremías 4:22).
No es simple ignorancia intelectual o de la Ley; el defecto se halla en el
corazón y la voluntad, la codicia domina sus mentes, su objetivo es cada día
obtener más fortuna sin interesarles la forma para satisfacer sus más
ostentosos deseos, en desprecio total de la voluntad de Dios expresada en las
leyes y costumbres del pueblo.
e.
La inmoralidad
(2:7b). algunos interpretan esta segunda parte del versículo como alusión a la prostitución sagrada, (Dt.
23:17; Os. 4:14), adjunta al ídolo del templo de Asarte (la prostitución era
parte de sus inmunda adoración), Israel en tales abominaciones obraba como si
intencionalmente buscaran insultar a Dios. Amós no toca nunca este tema, a
diferencia de Oseas, es posible más bien que se trataría de los abusos
sexuales, por el padre y el hijo a una misma concubina o esclava (Ex. 21:7-11; Lv. 18:17; 20:14).
Amós para los tiempos de hoy.
No se puede separar la vida entre lo secular y lo
sagrado, porque la religión y la justicia en la vida diaria son indispensables.
Los juicios morales siempre deben ser hechos a la luz del carácter de Dios.
Amós vio claramente los males profundos de la sociedad
de Israel, producidos por los lujos extravagantes y la excesiva indulgencia y
una imperdonable indiferencia hacia las necesidades de los más desprotegidos y
necesitados, era el resultado evidente de los deseos egoístas de prosperidad
personal y seguridad económica impiden que muchos creyentes de Dios levanten la
voz para denunciar la injusticia, la inmoralidad, la corrupción y la codicia,
solo se encuentran ocupados en satisfacer sus propias necesidades, llevando una
religión llena de sutilezas externas.
Amós vio que Israel sufría de orgullo asentado en sus
propios logros y su posición favorecida como escogidos de Dios, los llevó a una
autosuficiencia, reflejado en una religión sincretista y externa, el ejemplo de
Israel visto a través de los ojos de Amós debería guiarnos a una mayor
dependencia de Dios como creador y sustentador de toda la vida, Cristo debe ser
nuestro modelo, porque de El emana la vida.
Amós se enfrentó a la rancia sacerdotal de su época,
que solo buscaban su beneficio personal y privilegio de mantener su posición de
poder sin importar que la religión había caído en descredito, solo eran
ritualistas y tradicionalistas de costumbres que satisfacían sus interese
personales. Las verdades del evangelio son inmutables; sin embargo, la
aplicación del evangelio a las necesidades de cada época requiere un intenso
auto examen, autocritica y adaptación por parte de los líderes para conservar
la esencia de Dios viva en los corazones de los creyentes. El Líder cristiano
debe demostrar cada día que su fe permanece viva e incólume por la causa de
Jesucristo, a pesar del posible rechazo o sufrimiento que le pueda ocasionar al
enfrentar los problemas sociales con la valentía que Cristo enfrento la cruz.
Amós veía toda la vida en relación con la justicia
imparcial de un Dios justo, muchos de sus contemporáneos (sacerdotes y
profetas), podían asociar los negocios con sus deberes en el santuario, El
permanecería fiel a lo establecido por el Eterno.
Como en esa época, hoy hay quienes esperan que Dios
pase por alto sus actos de opresión e injusticia cumpliendo solo con sus
deberes religiosos; otros manipulan la fe de los creyentes para saciar sus
bajos instintos; algunos aprovechan la ingenuidad de la personas para
convertirse en nuevos ricos; o abusan de su posición de autoridad para someter
con despotismo la grey de Dios omitiendo que solo son simples colaboradores de
un Dios que tiene a su Hijo como la cabeza de su iglesia.
El cristiano debe tener la misma sensibilidad de Amós,
en relación de los derechos de todos los hombres, no hay opción en cuanto a la
aplicación de los principios de la justicia social, el mandamiento es muy
preciso para toda época: “corra el juicio
como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (5:24).
El tiempo no ha restado importancia al incisivo
mensaje del destacado profeta de Tecoa. Sus palabras han trascendido los
tiempos, su aplicación cobra mayor relevancia cuando nuestras sociedades compulsivas
por el consumismo, atrae prejuicios, injusticias, opresión, la indiferencia al
dolor y sufrimiento del prójimo, en algunas ocasiones este es participe de la
misma fe y comunidad.
Donde se mantenga la dura indiferencia y el pecado, el
Espíritu de Dios continuara usando las palabras del profeta Amós, para llamar a
los hombres, especialmente a los que sirven a su iglesia, a que vuelvan a las
relaciones fundamentales de la vida justa.
El mensaje de Amós un sistema social basado en la
explotación y en abuso no tiene capacidad de sobrevivir. Las iglesias de Dios
en Cristo Jesús deben entre sus planificaciones integrar la justicia social al
igual que la parte cultual, para así llegar a un mejor entendimiento y
cumplimiento de la misión de Dios en la sociedad actual.
Hoy más que nunca resuenan la voz del Maestro “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis
los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a
los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor
los unos a los otros.” (Juan 13:34-35).
Juan Salgado Rioseco
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