viernes, 4 de septiembre de 2015

La Justicia social y la Iglesia de Jesucristo (Parte II)

Según el profeta Amós

Para captar la trama teológica del profeta Amós en sus oráculos, hay que definir con precisión las acusaciones dirigidas contra Israel, todas ellas se sitúan en el terreno de la justicia social. 
Las imputaciones  de corrupción que hace el profeta Amos contra Israel:
a.        La justicia (2:6,7). Los jueces de Israel eran inducidos a condenar bajo soborno al que tenía una causa justa, en abierta violación de Deuteronomio 16:19. Posiblemente se trata de la venta como esclavos de los pobres que no podían pagar sus deudas, debido a que los cambios climáticos (sequía) pone a los aldeanos pobres en manos de los ricos. La esclavitud no estaba prohibida en Israel, el profeta denuncia sin dudar la falta de proporción entre el delito legal y la sanción. Esta denuncia mostraría claramente la degradación de las relaciones sociales, Amós los condena de injusticia, la impureza incestuosa y la opresión, primeramente, pues estas eran notorias que no las podían negar y luego procede a reprocharles el desprecio de Dios.
b.        Los comerciantes (8:4-8). En este Amós se concentró en los pecados de los mercaderes que estaban en frecuente contacto con los pobres y desamparados, señalando su mundanalidad con que actuaban en los días sábados y las lunas nuevas, la deshonradez en cuanto a pesas y medidas, mercancías de baja calidad. No solo sacaban ganancia de los pobres, sino también colocaban en servidumbre a los hombres, a sus hijos o toda su familia como pago de una deuda. La misma idea fue expresada en 2:6, donde el contexto puede referirse al cohecho de los jueces corrompidos, o a la venta de deudores en esclavitud por acreedores avaros.
c.         A la mujeres ricas (4:1-3). El profeta utiliza una expresión despectiva y llena de sarcasmo, que compara a las mujeres de Samaria con el ganado engordado de Basan, una región fértil al noreste del lago de Galilea, famosa por su calidad de sus rebaños. Estas damas  manipulaban a sus señores con el fin de satisfacer sus más ínfimos deseos de opulencia, sin importarles la forma en que estos obtenían los recursos para complacer sus demandas. La crítica del profeta: se portan como explotadoras, los consideran como objetos de sus deseos, sin tener conciencia de la opresión y quebrantamiento a que son expuestos los pobres y menesterosos para satisfacer sus suntuosas excentricidad.
d.        La opresión (2:7a; 3:9, 15). Con un tono de ironía, el profeta invita a los Filisteos de Asdod a ver las injusticias y los actos de violencia que cometen los príncipes de Israel en opresión de los pobres (Job 35:9; Ec. 4:1), su corrupción ciega su poder de discernimiento, de modo que no pueden hacer lo recto (Jeremías 4:22). No es simple ignorancia intelectual o de la Ley; el defecto se halla en el corazón y la voluntad, la codicia domina sus mentes, su objetivo es cada día obtener más fortuna sin interesarles la forma para satisfacer sus más ostentosos deseos, en desprecio total de la voluntad de Dios expresada en las leyes y costumbres del pueblo.
e.        La inmoralidad (2:7b). algunos interpretan esta segunda parte del versículo  como alusión a la prostitución sagrada, (Dt. 23:17; Os. 4:14), adjunta al ídolo del templo de Asarte (la prostitución era parte de sus inmunda adoración), Israel en tales abominaciones obraba como si intencionalmente buscaran insultar a Dios. Amós no toca nunca este tema, a diferencia de Oseas, es posible más bien que se trataría de los abusos sexuales, por el padre y el hijo a una misma concubina o  esclava (Ex. 21:7-11; Lv. 18:17; 20:14).

Amós para los tiempos de hoy.
No se puede separar la vida entre lo secular y lo sagrado, porque la religión y la justicia en la vida diaria son indispensables. Los juicios morales siempre deben ser hechos a la luz del carácter de Dios.
Amós vio claramente los males profundos de la sociedad de Israel, producidos por los lujos extravagantes y la excesiva indulgencia y una imperdonable indiferencia hacia las necesidades de los más desprotegidos y necesitados, era el resultado evidente de los deseos egoístas de prosperidad personal y seguridad económica impiden que muchos creyentes de Dios levanten la voz para denunciar la injusticia, la inmoralidad, la corrupción y la codicia, solo se encuentran ocupados en satisfacer sus propias necesidades, llevando una religión llena de sutilezas externas.
Amós vio que Israel sufría de orgullo asentado en sus propios logros y su posición favorecida como escogidos de Dios, los llevó a una autosuficiencia, reflejado en una religión sincretista y externa, el ejemplo de Israel visto a través de los ojos de Amós debería guiarnos a una mayor dependencia de Dios como creador y sustentador de toda la vida, Cristo debe ser nuestro modelo, porque de El emana la vida.
Amós se enfrentó a la rancia sacerdotal de su época, que solo buscaban su beneficio personal y privilegio de mantener su posición de poder sin importar que la religión había caído en descredito, solo eran ritualistas y tradicionalistas de costumbres que satisfacían sus interese personales. Las verdades del evangelio son inmutables; sin embargo, la aplicación del evangelio a las necesidades de cada época requiere un intenso auto examen, autocritica y adaptación por parte de los líderes para conservar la esencia de Dios viva en los corazones de los creyentes. El Líder cristiano debe demostrar cada día que su fe permanece viva e incólume por la causa de Jesucristo, a pesar del posible rechazo o sufrimiento que le pueda ocasionar al enfrentar los problemas sociales con la valentía que Cristo enfrento la cruz.
Amós veía toda la vida en relación con la justicia imparcial de un Dios justo, muchos de sus contemporáneos (sacerdotes y profetas), podían asociar los negocios con sus deberes en el santuario, El permanecería fiel a lo establecido por el Eterno.
Como en esa época, hoy hay quienes esperan que Dios pase por alto sus actos de opresión e injusticia cumpliendo solo con sus deberes religiosos; otros manipulan la fe de los creyentes para saciar sus bajos instintos; algunos aprovechan la ingenuidad de la personas para convertirse en nuevos ricos; o abusan de su posición de autoridad para someter con despotismo la grey de Dios omitiendo que solo son simples colaboradores de un Dios que tiene a su Hijo como la cabeza de su iglesia.
El cristiano debe tener la misma sensibilidad de Amós, en relación de los derechos de todos los hombres, no hay opción en cuanto a la aplicación de los principios de la justicia social, el mandamiento es muy preciso para toda época: “corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (5:24).
El tiempo no ha restado importancia al incisivo mensaje del destacado profeta de Tecoa. Sus palabras han trascendido los tiempos, su aplicación cobra mayor relevancia cuando nuestras sociedades compulsivas por el consumismo, atrae prejuicios, injusticias, opresión, la indiferencia al dolor y sufrimiento del prójimo, en algunas ocasiones este es participe de la misma fe y comunidad.
Donde se mantenga la dura indiferencia y el pecado, el Espíritu de Dios continuara usando las palabras del profeta Amós, para llamar a los hombres, especialmente a los que sirven a su iglesia, a que vuelvan a las relaciones fundamentales de la vida justa.
El mensaje de Amós un sistema social basado en la explotación y en abuso no tiene capacidad de sobrevivir. Las iglesias de Dios en Cristo Jesús deben entre sus planificaciones integrar la justicia social al igual que la parte cultual, para así llegar a un mejor entendimiento y cumplimiento de la misión de Dios en la sociedad actual.
Hoy más que nunca resuenan la voz del Maestro “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros.” (Juan 13:34-35).

Juan Salgado Rioseco

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