La
decadencia espiritual, es el proceso de deslizamiento que una persona realiza de
una posición o camino correcto hacia una posición espiritual que le ocasionara peligro
espiritual, en la cual tiene dos posibles salidas: la restauración o la apostasía.
B. Es responsabilidad de cada uno, de
mantenernos firmes, aferrado a la roca de la Fe, con diligencia aprobado
delante de Dios. La Biblia nos manda:
- Examinarnos a nosotros mismos. (2 Co. 13:5). Para conocer el estado en que se encuentra nuestra alma delante de Dios.
- Con diligencia presentarnos de Dios aprobado. (2 Ti. 2:15). Para no avergonzarnos.
- Que atendamos a las cosas de Dios (He. 2:1). Para no deslizarse del camino de Jesucristo
- No dejarse mover fácilmente (2 Tes. 2:2). Un distanciamiento lento, casi imperceptible al principio, del lugar espiritual de absoluta seguridad
- Limpiarse de toda contaminación de carne y de espíritu. (2 Co. 7:1). Para perfeccionar la santidad en el temor de Dios”
- Procurar la salvación, con temor y respeto hacia Dios. (Filp. 2:12). Para no perder el deseo de hacer lo que a él le agrada (v.13).
- Guardar el corazón. (Prov. 4:23; Mt. 12:35; 15:19). Para impedir la corrupción.
- Hacer la voluntad de Dios. (Sal. 143:10). Para que el Espíritu nos guié.
- Hacer morir lo terrenal. (Ro. 8:13; Col. 3:5-6). Porque vivir conforme a la carne, es morir.
- Confiar en el Señor. (Prov. 3:5-8; Sal. 37:3; 62:8; He. 6:18). Para continuar en la esperanza que Dios nos da.
- Andar en el Espíritu (Gá. 5:16). Para no satisfacer los deseos de la carne.
- Andar como digno en el Señor. (Col.1:10). Para llevar fruto en toda buena obra, y crecer en el conocimiento de Dios.
C. Si nos empezamos deslizar del camino
trazado por Jesucristo, estamos descuidando la salvación comprada a precio de
sangre en la cruz, produciendo el decaimiento espiritual y exponiéndolos a
peligros eternos de:
1. El peligro de ser desaprobado por el
Creador que nos ha dado vida y propósito. (2 Co. 10:18; 2 Ti. 2:15)
2. El peligro de no ser tenido por digno
de la resurrección de los justos. (Lc. 20:34-36)
3. El peligro de ser condenado en el
juicio final. (2 Co.5:10)
4. El peligro de ser blanco de la ira
divina. (Ro. 2:4-11; 1 Tes. 1:10; Ap. 11:18)
5. El peligro de castigo eterno en el
infierno. (Mt.13:40-43)
6. El peligro de encarcelamiento eterno
en prisiones de oscuridad, de ser consignado eternamente a las tinieblas de
afuera. (Mt. 25:30)
7. El peligro de ser separado para
siempre de la presencia de Dios. (2 Tes. 1:6-10)
8. El peligro de cargar con culpa y
vergüenza por toda la eternidad. (1 Jn. 2:28; Lc. 16:19-31)
9. El peligro de la “segunda muerte”, de
la cual no habrá nunca resurrección alguna de ninguna clase. (Ap. 20:12-15)
10. El peligro de “extraviarse del
camino”, los cuales serán castigados en el día del juicio. (2 Pe. 2:15, 9).
11. El peligro de “apartarse de la justicia y hacer lo malo”, morirá por
causa de su infidelidad y de sus pecados. (Ez. 18:24).
12. El peligro de ser tentado por
nuestras propias concupiscencia”, da a luz el pecado y la muerte. (Santiago
1:13-15).
CONCLUSIÓN
Es necesario
congregarnos para escuchar la palabra de Dios. Es indispensable cultivar el
habito diario de una lectura Bíblica, alimentar nuestro espíritu para que no
desfallezca por falta de alimento. "No sólo de pan vivirá el hombre, sino
de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4.4). Está comprobado que
los creyentes que en grupo o en forma individual, beben continuamente de las
fuentes vivas de las Escrituras, suelen ser más perseverantes y firmes en su
fe, y raramente se enfrían o decaen de su fervor para adorar y servir a Dios.
“No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si
alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado de Cristo Jesús. (Filipenses
3:12)
Juan Salgado Rioseco
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