El escritor
del libro de Los Hebreos escribió: “Por tanto, es necesario que con más
diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. (2:1)
Nos encontramos
con una advertencia dirigida a creyentes judíos quienes habían creído en Jesús
como el mesías esperado, sin embargo se estaban deslizándose nuevamente a las
creencias judías del judaísmo tradicional que no habían aceptado de Jesucristo
como Mesías. Es un llamado, es una obligación moral, de dar atención y cuidado
especial y completo a lo que habían recibido por evangelio y retener la confesión
en la nueva fe. Sin embargo, había un peligro inminente si ellos persistían en
esa actitud, traería como consecuencia el deslizamiento nuevamente a las
costumbres o ritos del judaísmo; usando las palabras del proverbista “conserva
el buen juicio y no pierdas de vista la discreción”. (3:21).
La interrogante
a tal situación “¿Cómo escaparemos nosotros si nos despreocupamos de tan gran
salvación?” Salvación que empezó a ser ofrecida por el Señor y fue confirmada
por los que primero la escucharon. A esto Dios también la confirmó utilizando señales, maravillas,
diferentes milagros y dones que distribuyó según su voluntad por medio del
Espíritu Santo.” (He. 2:4). Los receptores de esta carta mostraban indicios que
estaban descuidando la fe, trayendo como efecto una decadencia espiritual y
otros ya habían desertados de la creencia que Jesús de Nazaret era el Mesías
anunciado por los profetas.
Al hablar de
decadencia o declinación espiritual nos referimos a un creyente cuya vida
espiritual no se encuentra vigorosa y saludable. El decaimiento es la falta de
ánimo y fuerza, el desaliento, la debilidad la falta de fuerza o energía de
continuar firmes en el camino o meta señalado. Con sus actitudes y
comportamiento estaban demostrando descuido, falta de interés, de atención, derivándose
en una falta de responsabilidad por seguir los preceptos de la nueva fe.
Se estaban deslizándose
del camino de Jesucristo a las sendas o formas antiguas de la creencia ritualista
del pueblo judío; escapándose de los nuevos preceptos, evadiéndose de las
nuevas responsabilidades. Habían caído en una flaqueza espiritual.
Para el
pueblo de Dios en Cristo Jesús existe el mismo problema. Mostramos decadencia espiritual, en una forma tan gradual que no
nos damos cuenta que estamos caminando por sendas carnales. Algunas veces se
necesita un golpe fuerte en la vida, como una tragedia, una crisis para
comprender nuestra desesperada necesidad de volver a reencontrarnos con Dios.
¿Por qué se
produce el decaimiento espiritual?
Existen
varias causas, convergen muchos factores que contribuyen en gran manera al proceso:
de extrañar nuestras CONCUPISCENCIAS (deseos de la carne), al ENFRIAMIENTO (descuido
del servicio a Dios), posteriormente el DECAIMIENTO (debilidad espiritual) y
finalmente conducen a la APOSTASÍA (renegar de la fe).
El origen de
este proceso se encuentra escrito en la Biblia, Jeremías 5:25: “Vuestras
iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros
el bien”
A. Proceso del DECAIMIENTO ESPIRITUAL:
1. DESCUIDO O NEGLIGENCIA ESPIRITUAL: “La
pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre.”
Proverbios 19:15.
“Cuando
comían sus pastos, se saciaron, y al estar saciados, se ensoberbeció su
corazón; por tanto, se olvidaron de mí.” Oseas 13:6.
a. Características del descuido
espiritual: Después que el enemigo a seducido la vista del creyente hacia las
cosas de este mundo, viene la falta de diligencia, ya no ora lo suficiente, ni
lee la biblia, ya no está buscando a Dios como antes entonces viene:
- Negligencia (falta de aplicación)
- Pereza espiritual (Flojo en lo que debe o necesita ejecutar)
- Ociosidad (desocupación)
- Conformismo (Práctica del que fácilmente se adapta a cualquier circunstancia)
b. Consecuencias del descuido: Cuando el
descuido ya ha ganado terreno en la vida del creyente vienen consecuencias:
- Tibieza
- Estancamiento
- Deslizarse
- Descuidar la salvación
“Yo conozco
tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, ó caliente! Pero
por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. ”
(Apocalipsis3:15-16)
2. PONER FUNDAMENTOS FALSOS. “Más el que
oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre la tierra, sin
fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y fue grande su ruina” Lucas
6:49.
2 Timoteo
2:19 y 21 que dice: “Pero el FUNDAMENTO de Dios está firme, teniendo este
sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel
que invoca el Nombre de Cristo. Así que, si alguno se limpia de estas cosas,
será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda
buena obra”.
3. DESLIZAMIENTO: (Salmos 73) “En cuanto a
mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve
envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos…” Salmos
73:2-3
4. LA MUNDANALIDAD (amor al mundo):
“Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su
alma?" Marcos 8:36. "No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él." (1 Jn
2:15)
5. EL PECADO. “¡Ay del impío! Mal le irá,
porque según las obras de sus manos le será pagado.” Isaías 3:11 “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel
18:4).
Juan Salgado Rioseco
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