domingo, 30 de agosto de 2015

La justicia social y la Iglesia de Jesucristo (Parte I)

Según el Profeta Amós . 

La descomposición moral y ético en diferentes ámbitos de nuestra sociedad, es la preocupación primordial aparente de diversos sectores: el poder ejecutivo, el legislativo, el judicial, los sectores económicos, laborales, comerciales, religiosos. En las diferentes clases sociales, de una u otra manera están enfrentando problemas que han generado en una disgregación de los valores y normas, permitiendo que la falta de conciencia se apodere de las conductas tanto individuales como colectivas, produciéndose un relajamiento o rompimiento de los vínculos existentes entre personas e instituciones, con los valores éticos morales que regían la sociedad. Este síntoma se llama corrupción, la que corroe todas las vetas sociales, inhumanizando la actual sociedad, produciéndose injusticias en todos los actores: gobernantes, gobernados, lideres, creyentes y no creyentes. El cristiano actual debe tomar conciencia de la importancia y la dimensión social que con lleva de dejarse arrastrar por el envolvente de vivir embutido en una sociedad con estos tipos de gérmenes que los apartan de los principios bíblicos, de las normas de la fe cristiana.

¿Qué posición tomar? ¿Qué tenemos que decir al respecto? ¿Cómo actuar?, la mejor guía del creyente para enfrentar esta clase de situación, es tornarse a lo que se dice respecto al tema, redescubrir a los hombres de Dios de antaño que se enfrentaron a iguales situaciones, entre los profetas menores encontramos a uno llamado Amós, el pastor de Tecoa, del reino del sur, contemporáneo de Oseas, Isaías, Miqueas; llamado el profeta de la justicia, defensor de los pobres y oprimidos, el tiempo de su ministerio profético fue durante los reinados de Uzías de Judea y de Jeroboam II, desarrollo su actividad en el reino del norte alrededor del 765 al 750 a. C.
Hay tres temas en los que llama la, atención la agudeza de penetración con que los trata Amós: el monoteísmo, la elección y la injusticia social de su tiempo. Esta sensibilidad en especial en el área social, llevarían a sus contemporáneos a dejarlas registradas, para que los creyentes de todos los tiempos a buscar la respuestas y a la acción de Dios ante las injusticias sociales.

Siguiendo la línea de Natán y Elías (1Sam12; 1Re 21), que habían salido en defensa de los derechos de los débiles frente a la opresión de los fuertes, Amós muestra una gran sensibilidad por las injusticias de carácter social.

Las condiciones políticas.
Era aquella una época de gran prosperidad, la relaciones y el comercio con otros países enriqueció el estado, Israel recobró el esplendor de los días de Salomón. Las victorias militares restauraron los límites de Israel del lado este del Jordán (6:13), desde la entrada de Amath hasta el mar de la llanura (2 Reyes 14:25). En este tiempo no había enemigos externos potenciales que pusieran en peligro la soberanía de la nación. Los gobernantes confiaban en que Jehová los protegería, siempre que ellos no dejaran de presentar sus sacrificios y guardar los días santos. (4:4-5).

Las condiciones sociales.
La prosperidad había traído sus gérmenes de males, habían desaparecido de la sociedad la antigua sencillez de costumbres y la igualdad entre los hombres. Ciertamente, los éxitos militares, y el incremento de la riqueza despertaron en el pueblo grandes entusiasmos; pero al propio tiempo fueron causa de que creciera la desigualdad entre los diversos estratos sociales. Los ricos aumentaron sus riquezas, en tanto que los pobres se hundían cada vez más en la miseria. El pueblo humilde sufría la opresión de los poderosos, una opresión agravada por la corrupción de los jueces y de los tribunales de justicia. (2:6-7; 5:7-12).

El mensaje central de Amos representa así una dura crítica contra la sociedad israelita de la época. Fustiga el profeta la injusticia social reinante.
1.      El enriquecimiento de muchos a costa de los débiles, explotados sin compasión. (3:10; 5:11; 8:4-6).
2.      El soborno y la prevaricación de jueces y tribunales. (5:12).
3.      La opresión, la violencia y hasta la esclavitud a que los más pobres son sometidos. (2:6; 8:6).

El profeta proclama que el Señor no permanecerá indiferente ante tales pecados, sino que castigara a quienes los cometan (2:13-16; 4:2-3; 5:18-20; 8:3);  por eso urge a todo Israel: “¡Prepárate para venir al encuentro de tu Dios!” (4:12).

Condiciones Religiosas.
La religión que estaba alejada de la Ley (2:7,8; 4:4, 5; 3:14; 5:5-6, 21-25), desprovista para entregar beneficios espirituales, ni tenía la capacidad de amparar a las personas que lo necesitaban. En medio de ella existía la insinceridad, debido a un sincretismo religioso que ejercían sus líderes, moralmente era una religión corrupta.

La religión había perdido su vitalidad y la  moral era menospreciada. La insinceridad, la corrupción, la inmoralidad era lo que dominaba entre los ricos a tal grado que el paganismo dominaba sus formas de vida, aunque nominalmente seguían el tradicionalismo de sus antepasados. Los sacerdotes y profetas habían reducido la religión de Israel a una religión de estado, utilizándola para su propio provecho y en beneficio a los que aportaban más a su tesoro personal.

El profeta salió de Tecoa al mandato de Jehová por el año 765, el reino del norte tenía a Bethel como centro de su idolatría, sus ceremonias externas eran efectuadas en el santuario, eran abundantes los sacrificios, holocaustos, ofrendas voluntarias y de acciones de gracia. Se observaban puntualmente lunas nuevas, sábados y fiestas religiosas; los cantos alegres de los adoradores resonaban en los santuarios (4:4; 5:21-23; 8:3, 5,10), y a pesar de esto, el pueblo era nominalmente leal a Jehová, en cuanto a los ritos y los servicios religiosos que no se interponían en sus negocios, estaban prontos a celebrarlos.

“Por tres pecados de Israel, y por cuarto, no revocare su castigo” (2:6), está formula fija, que aparece al comienzo de cada serie de oráculos, quiere dar a entender que sea colmado ya la medida del mal, e otras palabras indica “el pecado multiplicado por el pecado”, en hebreo es simplemente: “no lo revocaré”

Juan Salgado Rioseco

jueves, 20 de agosto de 2015

La restauración espiritual


 “Restáuranos a ti, oh SEÑOR, y seremos restaurados; renueva nuestros días como antaño,” (Lamentaciones 5:21 LBLA).
 “Oh Dios, restáuranos; Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.” (Salmo 80:3)

El cristianismo está viviendo una etapa crucial de su compleja historia; un gran porcentaje de su seguidores se encuentran con “decadencia espiritual”, lo que ha provocado grandes crisis en su interior; la decadencia espiritual, ha dado paso al enfriamiento de la fe y a la apostasía; la voz de Dios retumba por las palabras del profeta Jeremías “Pues bien, mi pueblo me ha olvidado, queman incienso a dioses vanos, y se han desviado de sus caminos, de las sendas antiguas, para andar por senderos, no por calzada,…” (Jeremías 18:15); la iglesia de Dios en Cristo Jesús necesita imperiosamente una restauración.
Se aproxima el tiempo de restauración de todas las cosas (Hch. 3:21), donde Dios pondrá todo en su orden original, para eso, la iglesia necesita volver a los propósitos originales por la que fue creada.
Restauración espiritual, es volver al camino señalado por Dios en sus Escrituras, y vivir conforme a las enseñanzas que ha establecido para la iglesia y no lo que el hombre ha instaurado a lo largo de estos siglos. La voz de Dios a través de los labios del profeta Jeremías, cada día retumban más fuerte: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.” (Jeremías 6:16). “para que el SEÑOR tu Dios nos indique el camino por donde debemos ir y lo que debemos hacer.” (Jeremías 42:3).
O la voz angustiante del salmista “Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque el SEÑOR te ha colmado de bienes.” (Salmos 116:7)
Síntomas de un cristiano que ha retrocedido:
1)      No mantienen firme la profesión de su esperanza. (Hebreos 10:23).
2)      Dejan de congregarse. (Hebreos 10:25).
3)      Continúan pecando. (Hebreos 10:26).
4)      Son adversarios de Dios. (Hebreos 10:27).
5)      Tienen por inmunda la sangre de Cristo y afrentan al Espíritu de gracia. (Hebreos 10:29).
6)      Retroceden. (Hebreos 10:38-39).
¿Qué es RESTAURACIÓN?
§  Es la acción y efecto de restaurar (reparar, recuperar, recobrar, volver a poner algo en el estado primitivo).
§  Son procesos que se llevan a cabo para preservar o devolver la originalidad.
§  Cuando algo es restaurado en la Escritura, siempre crece, se multiplica o mejora, de manera que su condición final supera su estado original (Joel 2.21–26).
En la Palabra encontramos diferentes maneras de restauración según la perspectiva de Dios:
1.      Restauración acorde la Ley Mosaica (Éxodo 22. 1-3)
2.      Restauración material (Job. 42.10-12)
3.      Restauración Espiritual y Familiar (Marcos 10.29-30)

Requisito para ser Restaurado: CONVERTIRSE.
Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes. (Jeremías 15: 19-21)
Dios habla por medio del profeta Jeremías, y les dice: si se convierten yo los restauraré. Requisito para ser restaurado: CONVERTIRSE.

Consecuencias de la “CONVERSIÓN”:
 Vienen las bendiciones, las promesas y el pacto de Dios.
A.   PROTECCIÓN         1) Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce.
B.   DEFENSA                2) Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová.
C.   LIBERACIÓN           3) Y te libraré de la mano de los malos.
D.   REDIMIR                  4) Y te redimiré de la mano de los fuertes.

Después de la restauración: la “bendición espiritual”.

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.
El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.
Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado.” (Joel 2:28-32)

Implicancias de la restauración en el individuo:
La mejor manera de resumir todo lo que significa la restauración para el creyente individual sería invocar una sencilla palabra utilizada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo: vida.
a)      En Deuteronomio 30:20, Moisés dice del Señor: «Él es vida para ti».
b)      En Colosenses 3:4, Pablo habla de «Cristo, vuestra vida».
c)      Y Jesús dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Jn 10:10).

Restauración, para el individuo, significa reemplazar la muerte espiritual con la vida espiritual.
 Ezequiel 36.25–28 describe gráficamente esta sustitución.
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.” (Eze. 36:25-28)

Consecuencias de la restauración para la Iglesia y al individuo.
§   La restauración significa la creación de algo que supera al original.
§   La Iglesia alcanzará un nivel de madurez y unidad que sólo podrá ser medido en términos de la «medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Ef 4:13).
§   la Iglesia se convierte en un templo santo (Ef 2:21).
§   El templo será habitado por un sacerdocio consagrado que ofrece sacrificios aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 P 2:5)

La labor del creyente espiritual:
ü  “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. (Santiago 5:19-20).
ü  El proverbista escribió: “El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio.” (Proverbios 11:30)
ü  El apóstol Pablo aconseja: “"Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado" (Gálatas 6:1).
ü  Y agrega “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gá. 6:2)

Conclusión
La iglesia tiene una labor ineludible: la “restauración” del caído.
Los creyentes maduros no deben ser indiferentes en la relación con los inmaduros. Debe haber una preocupación unos por otros (1 Co. 12:25), visitar a los hermanos débiles y desalentados, y a soportar unos a otros (Ef.  4:2, 31, 32). Los miembros de una congregación son una familia, y deben hacer todo lo posible que esa relación sea armónica. (Sal. 133:1).

La Iglesia de Jesucristo debe alcanzar la plenitud de Cristo. Dios nos dice: “Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien.” (Jeremías 7:23)
Juan Salgado Rioseco

domingo, 16 de agosto de 2015

Decadencia espiritual (Parte II)


La decadencia espiritual, es el proceso de deslizamiento que una persona realiza de una posición o camino correcto hacia una posición espiritual que le ocasionara peligro espiritual, en la cual tiene dos posibles salidas: la restauración o la apostasía.

B.         Es responsabilidad de cada uno, de mantenernos firmes, aferrado a la roca de la Fe, con diligencia aprobado delante de Dios. La Biblia nos manda:
  1. Examinarnos a nosotros mismos. (2 Co. 13:5). Para conocer el estado en que se encuentra nuestra alma delante de Dios.
  2. Con diligencia presentarnos de Dios aprobado. (2 Ti. 2:15). Para no avergonzarnos.
  3. Que atendamos a las cosas de Dios  (He. 2:1). Para no deslizarse del camino de Jesucristo
  4. No dejarse mover fácilmente (2 Tes. 2:2). Un distanciamiento lento, casi imperceptible al principio, del lugar espiritual de absoluta seguridad
  5. Limpiarse de toda contaminación de carne y de espíritu. (2 Co. 7:1). Para  perfeccionar la santidad en el temor de Dios”
  6. Procurar la salvación, con temor y respeto hacia Dios. (Filp. 2:12). Para no perder el deseo de hacer lo que a él le agrada (v.13).
  7. Guardar el corazón. (Prov. 4:23; Mt. 12:35; 15:19). Para impedir la corrupción.
  8. Hacer la voluntad de Dios. (Sal. 143:10). Para que el Espíritu nos guié.
  9. Hacer morir lo terrenal. (Ro. 8:13; Col. 3:5-6).  Porque vivir conforme a la carne, es morir.
  10. Confiar en el Señor. (Prov. 3:5-8; Sal. 37:3; 62:8; He. 6:18). Para continuar en la esperanza que Dios nos da.
  11.  Andar en el Espíritu (Gá. 5:16). Para no satisfacer los deseos de la carne.
  12. Andar como digno en el Señor. (Col.1:10). Para llevar fruto en toda buena obra, y crecer en el conocimiento de Dios.


C.         Si nos empezamos deslizar del camino trazado por Jesucristo, estamos descuidando la salvación comprada a precio de sangre en la cruz, produciendo el decaimiento espiritual y exponiéndolos a peligros eternos de:

1.      El peligro de ser desaprobado por el Creador que nos ha dado vida y propósito. (2 Co. 10:18; 2 Ti. 2:15)
2.      El peligro de no ser tenido por digno de la resurrección de los justos. (Lc. 20:34-36)
3.      El peligro de ser condenado en el juicio final. (2 Co.5:10)
4.      El peligro de ser blanco de la ira divina. (Ro. 2:4-11; 1 Tes. 1:10; Ap. 11:18)
5.      El peligro de castigo eterno en el infierno. (Mt.13:40-43)
6.      El peligro de encarcelamiento eterno en prisiones de oscuridad, de ser consignado eternamente a las tinieblas de afuera. (Mt. 25:30)
7.      El peligro de ser separado para siempre de la presencia de Dios. (2 Tes. 1:6-10)
8.      El peligro de cargar con culpa y vergüenza por toda la eternidad. (1 Jn. 2:28; Lc. 16:19-31)
9.      El peligro de la “segunda muerte”, de la cual no habrá nunca resurrección alguna de ninguna clase. (Ap. 20:12-15)
10.  El peligro de “extraviarse del camino”, los cuales serán castigados en el día del juicio. (2 Pe. 2:15, 9).
11.  El peligro de “apartarse  de la justicia y hacer lo malo”, morirá por causa de su infidelidad y de sus pecados. (Ez. 18:24).
12.  El peligro de ser tentado por nuestras propias concupiscencia”, da a luz el pecado y la muerte. (Santiago 1:13-15).

CONCLUSIÓN
Es necesario congregarnos para escuchar la palabra de Dios. Es indispensable cultivar el habito diario de una lectura Bíblica, alimentar nuestro espíritu para que no desfallezca por falta de alimento. "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4.4). Está comprobado que los creyentes que en grupo o en forma individual, beben continuamente de las fuentes vivas de las Escrituras, suelen ser más perseverantes y firmes en su fe, y raramente se enfrían o decaen de su fervor para adorar y servir a Dios. “No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado de Cristo Jesús. (Filipenses 3:12)

Juan Salgado Rioseco

martes, 4 de agosto de 2015

Decadencia Espiritual (Parte I)

El escritor del libro de Los Hebreos escribió: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. (2:1)

Nos encontramos con una advertencia dirigida a creyentes judíos quienes habían creído en Jesús como el mesías esperado, sin embargo se estaban deslizándose nuevamente a las creencias judías del judaísmo tradicional que no habían aceptado de Jesucristo como Mesías. Es un llamado, es una obligación moral, de dar atención y cuidado especial y completo a lo que habían recibido por evangelio y retener la confesión en la nueva fe. Sin embargo, había un peligro inminente si ellos persistían en esa actitud, traería como consecuencia el deslizamiento nuevamente a las costumbres o ritos del judaísmo; usando las palabras del proverbista “conserva el buen juicio y no pierdas de vista la discreción”. (3:21).

La interrogante a tal situación “¿Cómo escaparemos nosotros si nos despreocupamos de tan gran salvación?” Salvación que empezó a ser ofrecida por el Señor y fue confirmada por los que primero la escucharon. A esto Dios también la confirmó utilizando señales, maravillas, diferentes milagros y dones que distribuyó según su voluntad por medio del Espíritu Santo.” (He. 2:4). Los receptores de esta carta mostraban indicios que estaban descuidando la fe, trayendo como efecto una decadencia espiritual y otros ya habían desertados de la creencia que Jesús de Nazaret era el Mesías anunciado por los profetas.

Al hablar de decadencia o declinación espiritual nos referimos a un creyente cuya vida espiritual no se encuentra vigorosa y saludable. El decaimiento es la falta de ánimo y fuerza, el desaliento, la debilidad la falta de fuerza o energía de continuar firmes en el camino o meta señalado. Con sus actitudes y comportamiento estaban demostrando descuido, falta de interés, de atención, derivándose en una falta de responsabilidad por seguir los preceptos de la nueva fe.
Se estaban deslizándose del camino de Jesucristo a las sendas o formas antiguas de la creencia ritualista del pueblo judío; escapándose de los nuevos preceptos, evadiéndose de las nuevas responsabilidades. Habían caído en una flaqueza espiritual.

Para el pueblo de Dios en Cristo Jesús existe el mismo problema. Mostramos decadencia  espiritual, en una forma tan gradual que no nos damos cuenta que estamos caminando por sendas carnales. Algunas veces se necesita un golpe fuerte en la vida, como una tragedia, una crisis para comprender nuestra desesperada necesidad de volver a reencontrarnos con Dios.

¿Por qué se produce el decaimiento espiritual?

Existen varias causas, convergen muchos factores que contribuyen en gran manera al proceso: de extrañar nuestras CONCUPISCENCIAS (deseos de la carne), al ENFRIAMIENTO (descuido del servicio a Dios), posteriormente el DECAIMIENTO (debilidad espiritual) y finalmente conducen a la APOSTASÍA (renegar de la fe).

El origen de este proceso se encuentra escrito en la Biblia, Jeremías 5:25: “Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien”

A.         Proceso del DECAIMIENTO ESPIRITUAL:

1.         DESCUIDO O NEGLIGENCIA ESPIRITUAL: “La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre.” Proverbios 19:15.

“Cuando comían sus pastos, se saciaron, y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón; por tanto, se olvidaron de mí.” Oseas 13:6.

a.         Características del descuido espiritual: Después que el enemigo a seducido la vista del creyente hacia las cosas de este mundo, viene la falta de diligencia, ya no ora lo suficiente, ni lee la biblia, ya no está buscando a Dios como antes entonces viene:

  • Negligencia (falta de aplicación)
  • Pereza espiritual (Flojo en lo que debe o necesita ejecutar)
  • Ociosidad (desocupación)
  • Conformismo (Práctica del que fácilmente se adapta a cualquier circunstancia)  
b.         Consecuencias del descuido: Cuando el descuido ya ha ganado terreno en la vida del creyente vienen consecuencias:

  • Tibieza
  •  Estancamiento
  •  Deslizarse
  •  Descuidar la salvación
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, ó caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. ” (Apocalipsis3:15-16)

2.         PONER FUNDAMENTOS FALSOS. “Más el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre la tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y fue grande su ruina” Lucas 6:49.

2 Timoteo 2:19 y 21 que dice: “Pero el FUNDAMENTO de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el Nombre de Cristo. Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”.

3.         DESLIZAMIENTO: (Salmos 73) “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos…” Salmos 73:2-3 

4.         LA MUNDANALIDAD (amor al mundo): “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" Marcos 8:36. "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él." (1 Jn 2:15)

5.         EL PECADO. “¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.” Isaías 3:11  “El alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4).

Juan Salgado Rioseco

Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...