La Doctrina Pneumatología.
EL Evangelio según Juan 3:5-8, dice:
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto
te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es;
y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es
necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes
su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es
nacido del Espíritu.”
Precisiones Introductorias
a. La doctrina de la pneumatología, en especial con la
“Trinidad”, es un misterio.
“Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, más las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre,…(Deut. 29:29 La Biblia de las Américas).
“Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, más las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre,…(Deut. 29:29 La Biblia de las Américas).
Dilucidar una teoría que tenga fundamento bíblico, es
de vital importancia al intérprete de las Escrituras; poder asimilar lo que en
forma explícita y pero muchas veces más en forma implícita nos habla las
Escrituras sobre esta enseñanza, en especial sobre el Espíritu Santo, es tener
la capacidad para comprender la realidad por fuera de las vivencias sensibles o
carismáticas de lo que realmente los santos varones de Dios nos legaron en sus
escritos del tema; a partir de la asimilación de estas experiencias y su
descripción por medio del lenguaje registrado en la Palabra de Dios nos podemos
dar cuenta su real dimensión de esta doctrina primaria en la Teología
cristiana.
La primera dificultad que se encuentran los
estudiantes o intérpretes de la Biblia con referencia a esta doctrina, de las
tres personas de la Trinidad, el Espíritu Santo es la persona de la cual las
Escrituras nos dan menos información, al mencionarlo lo hace generalmente en metáforas,
símbolos o lenguaje figurado lo cual dificulta entender quién es realmente el Espíritu
Santo. Además usualmente elude su obra, y dirige nuestra atención en primer
lugar a Jesucristo (Jn 15:26; 16:14) y en el mensaje recibido de la Deidad (Jn
16:13).
Debido a esta situación, se ha generado en torno a la
persona del Espíritu Santo diversas proposiciones o corrientes filosóficas, que
han desviado la esencia misma de su naturaleza, obra y misión que se le ha
encomendado en los diversos periodos de la humanidad. Estas suposiciones, van
desde el más absoluto fundamentalismo al liberalismo más extremo; esto ha
traído como consecuencias, que sea una doctrina relegada y en muchos aspectos
descuidada en algunos de los credos o confesiones cristiana por el temor de
caer en un “carismatismo” exacerbado, en un espiritualismo falso, insensible de las cosas celestiales más cerca
del misticismo humanista. Estas dos corrientes que se retroalimentan con los
errores del otro, sin objetar los dogmas desviado que se han adosado a sus
praxis cotidianas.
Estas controversias, han producido crisis severas en
la historia del cristianismo. Tendencias como el Unitarismo corriente de
pensamiento teológico que afirma la unidad de Dios, por otro lado los
Trinitarios afirman que Dios es un ser único que existe simultáneamente como
tres personas distintas o hipóstasis (Padre, Hijo, Espíritu Santo).
b. Definir la terminología bíblica y extra bíblica, que se usan en la Teología.
Debemos entender que la palabra “Trinidad” es una terminología extra-bíblica. Esta terminología, que los teólogos sistemáticos utilizan, la obtienen del vocabulario común de sus culturas para explicar las enseñanzas de la Escritura, con el propósito que sea entendible o comprensible al lector o estudioso de las Escrituras.
Con respecto a la palabra “Trinidad”, primero apareció
por el año 180 d.C. cuando Teófilo de Antioquia usó el término griego τριάς
trias (tríada) en su obra A Autólico, para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y
su Sabiduría (Sophia), para describir este atributo de Dios. Simplemente fue un
término derivado del término común tres. En el año 215 d. C., Tertuliano fue el
primero en usar el término Trinidad (trinitas). Diría en Adversus Praxeam II
que “los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por unidad
de substancia”.
Uno de los conceptos que debemos precisar es lo
relacionado con la palabra “persona”, no existe en ninguna palabra dentro del
vocabulario de los idiomas vernáculos activos, que logre dimensionar en forma
plena la esencia misma de la “Deidad” y menos la interrelación que existe entre
ellos. La que más se acerca es la palabra “persona”, el origen etimológico de
esta palabra ha sido objeto de multitud de propuestas, aunque ninguna la ha
clarificado por completo. El concepto de persona fue formulado por primera vez
en la reflexión teológica cristiana, al pensar la fe cristológica y trinitaria,
de los siglos II al V. Desde entonces el concepto, que en un principio fue
aplicado a los tres distintos (la Trinidad de personas) que coparticipan de la
única naturaleza divina, se usó también para explicar la doble naturaleza
(divina y humana) que existe en la unión hipostática de la única e indivisible
persona de Cristo (Concilio de Nicea, año 325).
La otra precisión que debemos hacer es el concepto de unidad en la interrelación de la Divinidad (1+1+1=1), o sea, “tres personas distintas, pero un solo Dios verdadero”. La
declaración monoteísta judía establece: “Shema Israel, Adonai Eloheinu Adonai
echâd”; “Oye, Israel: Yahvé nuestro Dios, Yahvé uno es.” (Deut. 6:4). El Señor
Jesús les recuerda nuevamente a los judíos acerca de este mandamiento: “Jesús
le respondió: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.” (Mr 12:29).
La idea que se establece aquí es de unidad “'echâd” y no de numeral como en el
texto bíblico de Génesis 22:2 “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien
amas, y vete a tierra de Moriah…”, donde se utiliza la palabra “yâchı̂yd”. El concepto
de unidad se encuentra en varios pasajes bíblicos entre otros Gn. 2:24, en Mt.
19:4-6, Jesús es más preciso al reafirmar este concepto de “unidad”; el trabajo
conjunto de la Deidad en el texto de Gn. 11:6-7, se establece por la forma que
se encuentran conjugados los verbos descender y confundir; la teología Juanina revela
la unidad de la Trinidad (17:11, 21-23; 16:15): la frase "…que sean uno, así como somos", se
refiere a la unidad relacional del Dios Trino (v. 21, 22, 23), en el texto 17:21
"…para que todos sean uno",
esta unidad es la unidad de la Trinidad (v.11, 22,23; Ef. 4:1-6); la misma idea
de unidad la encontramos en el pensamiento Paulino, (Gá 2:28).
Además este texto bíblico (Deut. 6:4) reafirma la idea
de la pluralidad “Yahvé nuestro Dios ('ĕlôhı̂ym),…” como se encuentra en Gn.
1:26, a eso, se le agrega la conjugación del verbo “hacer” en plural como
ocurre en Gn. 11:7; pero más significativo es el texto del profeta de Isaías
61:1 “El Espíritu de Yahvé el Señor está sobre mí, porque me ungió Yahvé ;…”
donde claramente se encuentra la representación de las tres personas de la Deidad,
reafirmado por el Señor Jesús en la sinagoga de Nazaret Lc. 4:16-19; el profeta
Isaías mantiene la idea de la triada en
los pasajes 48:16; 63:9-10. En el Nuevo Testamento confirma la idea trina de la
Deidad en múltiples pasajes (Jn. 14:16; 15:26; Mt. 28:19 [la formula
bautismal]; la teología Paulina también la establece [Gá. 4:6; 2 Co. 13:14; 1
Co. 12:4-6; Ef. 2:18]; el apóstol Pedro la establece en 1 Pe. 1:1-2 y el
apóstol Juan en Ap. 1:4-5) entre otros pasajes bíblico.
Teniendo en cuenta que la Doctrina de la Pneumatología, en especial la Trinidad es un misterio. El concepto Trinitario está establecido desde el génesis
de la revelación de Dios, confirmada por el Señor Jesús en sus enseñanzas, y
ampliada por los apóstoles en sus epístolas que clarifican el mismo pensamiento teológico;
dentro de la Trinidad, debemos relacionar al Padre, Hijo y Espíritu Santo, en
el sentido de unidad como personas con cualidades propias y nunca en el sentido
numeral en la conformación de la Divinidad.
Juan Salgado Rioseco
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