sábado, 10 de mayo de 2014

La naturaleza del Espíritu Santo. (Parte I)

La Doctrina Pneumatología.

EL Evangelio según Juan 3:5-8, dice:
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”

Precisiones Introductorias
a. La doctrina de la pneumatología, en especial con la “Trinidad”, es un misterio.

“Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, más las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre,…(Deut. 29:29 La Biblia de las Américas).
Dilucidar una teoría que tenga fundamento bíblico, es de vital importancia al intérprete de las Escrituras; poder asimilar lo que en forma explícita y pero muchas veces más en forma implícita nos habla las Escrituras sobre esta enseñanza, en especial sobre el Espíritu Santo, es tener la capacidad para comprender la realidad por fuera de las vivencias sensibles o carismáticas de lo que realmente los santos varones de Dios nos legaron en sus escritos del tema; a partir de la asimilación de estas experiencias y su descripción por medio del lenguaje registrado en la Palabra de Dios nos podemos dar cuenta su real dimensión de esta doctrina primaria en la Teología cristiana.
La primera dificultad que se encuentran los estudiantes o intérpretes de la Biblia con referencia a esta doctrina, de las tres personas de la Trinidad, el Espíritu Santo es la persona de la cual las Escrituras nos dan menos información, al mencionarlo lo hace generalmente en metáforas, símbolos o lenguaje figurado lo cual dificulta entender quién es realmente el Espíritu Santo. Además usualmente elude su obra, y dirige nuestra atención en primer lugar a Jesucristo (Jn 15:26; 16:14) y en el mensaje recibido de la Deidad (Jn 16:13).
Debido a esta situación, se ha generado en torno a la persona del Espíritu Santo diversas proposiciones o corrientes filosóficas, que han desviado la esencia misma de su naturaleza, obra y misión que se le ha encomendado en los diversos periodos de la humanidad. Estas suposiciones, van desde el más absoluto fundamentalismo al liberalismo más extremo; esto ha traído como consecuencias, que sea una doctrina relegada y en muchos aspectos descuidada en algunos de los credos o confesiones cristiana por el temor de caer en un “carismatismo” exacerbado, en un espiritualismo falso,  insensible de las cosas celestiales más cerca del misticismo humanista. Estas dos corrientes que se retroalimentan con los errores del otro, sin objetar los dogmas desviado que se han adosado a sus praxis cotidianas.
Estas controversias, han producido crisis severas en la historia del cristianismo. Tendencias como el Unitarismo corriente de pensamiento teológico que afirma la unidad de Dios, por otro lado los Trinitarios afirman que Dios es un ser único que existe simultáneamente como tres personas distintas o hipóstasis (Padre, Hijo, Espíritu Santo).

b. Definir la terminología bíblica y extra bíblica, que se usan en la Teología.

Debemos entender que la palabra “Trinidad” es una terminología extra-bíblica. Esta terminología, que los teólogos sistemáticos utilizan, la obtienen del vocabulario común de sus culturas para explicar las enseñanzas de la Escritura, con el propósito que sea entendible o comprensible al lector o estudioso de las Escrituras.
Con respecto a la palabra “Trinidad”, primero apareció por el año 180 d.C. cuando Teófilo de Antioquia usó el término griego τριάς trias (tríada) en su obra A Autólico, para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia), para describir este atributo de Dios. Simplemente fue un término derivado del término común tres. En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término Trinidad (trinitas). Diría en Adversus Praxeam II que “los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por unidad de substancia”.
Uno de los conceptos que debemos precisar es lo relacionado con la palabra “persona”, no existe en ninguna palabra dentro del vocabulario de los idiomas vernáculos activos, que logre dimensionar en forma plena la esencia misma de la “Deidad” y menos la interrelación que existe entre ellos. La que más se acerca es la palabra “persona”, el origen etimológico de esta palabra ha sido objeto de multitud de propuestas, aunque ninguna la ha clarificado por completo. El concepto de persona fue formulado por primera vez en la reflexión teológica cristiana, al pensar la fe cristológica y trinitaria, de los siglos II al V. Desde entonces el concepto, que en un principio fue aplicado a los tres distintos (la Trinidad de personas) que coparticipan de la única naturaleza divina, se usó también para explicar la doble naturaleza (divina y humana) que existe en la unión hipostática de la única e indivisible persona de Cristo (Concilio de Nicea, año 325).
La otra precisión que debemos hacer es el concepto de unidad en la interrelación de la Divinidad (1+1+1=1), o sea, “tres personas distintas, pero un solo Dios verdadero”. La declaración monoteísta judía establece: “Shema Israel, Adonai Eloheinu Adonai echâd”; “Oye, Israel: Yahvé nuestro Dios, Yahvé uno es.” (Deut. 6:4). El Señor Jesús les recuerda nuevamente a los judíos acerca de este mandamiento: “Jesús le respondió: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.” (Mr 12:29). La idea que se establece aquí es de unidad “'echâd” y no de numeral como en el texto bíblico de Génesis 22:2 “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah…”, donde se utiliza la palabra “yâchı̂yd”. El concepto de unidad se encuentra en varios pasajes bíblicos entre otros Gn. 2:24, en Mt. 19:4-6, Jesús es más preciso al reafirmar este concepto de “unidad”; el trabajo conjunto de la Deidad en el texto de Gn. 11:6-7, se establece por la forma que se encuentran conjugados los verbos descender y confundir; la teología Juanina revela la unidad de la Trinidad (17:11, 21-23; 16:15): la frase "…que sean uno, así como somos", se refiere a la unidad relacional del Dios Trino (v. 21, 22, 23), en el texto 17:21 "…para que todos sean uno", esta unidad es la unidad de la Trinidad (v.11, 22,23; Ef. 4:1-6); la misma idea de unidad la encontramos en el pensamiento Paulino, (Gá 2:28).
Además este texto bíblico (Deut. 6:4) reafirma la idea de la pluralidad “Yahvé nuestro Dios ('ĕlôhı̂ym),…” como se encuentra en Gn. 1:26, a eso, se le agrega la conjugación del verbo “hacer” en plural como ocurre en Gn. 11:7; pero más significativo es el texto del profeta de Isaías 61:1 “El Espíritu de Yahvé el Señor está sobre mí, porque me ungió Yahvé ;…” donde claramente se encuentra la representación de las tres personas de la Deidad, reafirmado por el Señor Jesús en la sinagoga de Nazaret Lc. 4:16-19; el profeta Isaías mantiene  la idea de la triada en los pasajes 48:16; 63:9-10. En el Nuevo Testamento confirma la idea trina de la Deidad en múltiples pasajes (Jn. 14:16; 15:26; Mt. 28:19 [la formula bautismal]; la teología Paulina también la establece [Gá. 4:6; 2 Co. 13:14; 1 Co. 12:4-6; Ef. 2:18]; el apóstol Pedro la establece en 1 Pe. 1:1-2 y el apóstol Juan en Ap. 1:4-5) entre otros pasajes bíblico. 

Teniendo en cuenta que la Doctrina de la Pneumatología, en especial la Trinidad es un misterio. El concepto Trinitario está establecido desde el génesis de la revelación de Dios, confirmada por el Señor Jesús en sus enseñanzas, y ampliada por los apóstoles en sus epístolas que clarifican el mismo pensamiento teológico; dentro de la Trinidad, debemos relacionar al Padre, Hijo y Espíritu Santo, en el sentido de unidad como personas con cualidades propias y nunca en el sentido numeral en la conformación de la Divinidad.
Juan Salgado Rioseco

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