martes, 20 de mayo de 2014

La Divinidad del Espíritu Santo

La naturaleza del Espíritu Santo. (Parte III)

Doctrina de la Pneumatologia

1.        Divinidad del Espíritu Santo:
Las Escrituras hablan claramente de la Deidad del Espíritu Santo, y a través de toda la Palabra confirma que es una persona, no una mera fuerza impersonal.
1.1.Es reconocido como parte de la Deidad.
"Deidad" es el término usado en el NT para describir al Padre, Hijo, y Espíritu Santo. La palabra para "Dios" en el hebreo del Antiguo Testamento es "Elohim." Significa "Dioses" y se encuentra en plural. Esto se ve claramente en los siguientes textos bíblicos (Gn. 1:26;  11:7; Isaías 6:8).
Estos versículos muestran que la Deidad consiste de más de un solo Ser divino. Más bien indica que en la Deidad existe una unidad.
1.1.1.      En la Gran Comisión.  (Mateo 28:18-20).
Es importante hacer notar el versículo 19, Jesucristo está enseñando específicamente la doctrina de la Trinidad a sus seguidores. Cada una de las tres personas de la Trinidad es completamente una unidad y aquí son presentadas en el orden lógico de Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
1.1.2.      En la Bendición Apostólica.  (2 Corintios 13:14).
En el pensamiento Paulino, la Trinidad se prueba a través de la bendición dada por el apóstol Pablo en sus Doxologías epistolares, donde demuestra la unidad de la Deidad. La variación en el orden de las personas de la Deidad, manifiesta que ninguno es antes o después del otro.
1.1.3.      Por designación escritural.   (Apocalipsis 3:6, 13, 22; 2:7, 11, 17).
El Espíritu Santo habla a las iglesias a través de la Palabra ya revelada por el Padre. En cumplimiento a lo establecido (Jn. 16:13, 14; 15:26).
1.1.4.      En la administración de la iglesia.  (1 Corintios 12:4-6).
El Espíritu trabaja a través de creyentes individuales y los usa como instrumentos para cumplir los propósitos de Dios. El apóstol Pablo enseña la doctrina de la Trinidad, en la que el Espíritu cumple la función prominente de dotar a los creyentes de dones extraordinarios para el servicio de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús.

1.2.Los nombres del Espíritu Santo.
Los títulos y los símbolos del Espíritu Santo nos revelan su esencia y naturaleza. En relación a los “Títulos”, están relacionados con su persona, su ser; en relación a los “símbolos” con su obra, su hacer.
1)      El Espíritu (1 Corintios 2:10). La palabra griega pneuma en su aplicación al Espíritu Santo incluye la idea de dos conceptos "soplo" y "viento".
**Como "soplo": Jn. 20:22; Gn. 2:7; Job 33:4; Sal. 104:30; Ez. 37:1-10. El Espíritu es el aliento de Dios emanando vida para vivificar.
**Como "viento": Jn. 3:6-8; Hch. 2:1-4. El viento simboliza la obra redentora del Espíritu como misteriosa,  poderosa, penetrante, refrescante y que da vida. Es invisible en su operación e inesperado en sus consecuencias.
2)      El Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Mediante este nombre se enfatiza el carácter moral esencial del Espíritu. Él es santo en persona y característica, y es también autor directo de la santidad en los hombres. No es denominado "Santo" con más frecuencia que las otras personas de la Trinidad por el hecho de ser más santo, ya que la santidad infinita no admite grados. De este modo el Espíritu es oficialmente designado "Santo" por el hecho de que su labor es hacer santo. El Espíritu Santo ha venido a reorganizar la naturaleza del hombre y para oponerse abiertamente a todas sus malas tendencias.
3)      El Espíritu Eterno (Hebreos 9:14). De la misma manera en que la eternidad es un atributo o característica de Dios, así también se le puede atribuir, y se le atribuye al Espíritu Santo, como una de las distinciones personales del ser de Dios.
1)      El Espíritu de Dios: El Espíritu Santo es el poder ejecutivo de la Deidad, el cual trabaja en todas las esferas, tanto físicas como morales.
**Por medio del Espíritu Santo, Dios creó y preserva el Universo.
**Por medio del Espíritu Santo -"el dedo de Dios", Lc. 11:20- Dios opera en la esfera espiritual, convirtiendo a los pecadores y santificando y sustentando a los creyentes. 1 Co. 3:16.
Este nombre describe al Espíritu Santo como procediendo de Dios. Es enviado por el Padre y por el Hijo. Es el poder y energía personal de la deidad.
2)      El Espíritu de Jehová: Este nombre se refiere a Él como aquel por medio de quien hablaron los profetas.  (Isaías 11:2).
3)      El Espíritu de Jehová el Señor: Este título muestra que es el agente a través el cual se ejerce el señorío de Jehová.  (Isaías 61:1).
4)      El Espíritu del Dios vivo: Con este nombre, el Espíritu es retratado como Aquel que escribe la imagen de Cristo sobre las "tablas de carne de los corazones" y quien el creyente se convierte en una epístola viviente.  (2 Corintios 3:3).
1)      Espíritu de devastación: (Isaías 4:4; Mateo. 11:3). Este nombre representa al Espíritu como aquel que escudriña, ilumina, refina y purifica de escorias.
2)      Espíritu de la promesa: (Ezequiel 36:27; Joel 2:28; Gálatas 3:14; Efesios 1:13; Hechos.1:4,5; 2:33). Este nombre hace referencia al Espíritu Santo como cumplimiento de la promesa del Padre al Hijo. El Espíritu también le da al creyente la seguridad de que las promesas que Dios le hizo son seguras.
3)      Espíritu de verdad: (Juan. 15:26; 14:7; 16:13; 1 Juan. 4:6; 5:7). Tal como Dios es amor, así el Espíritu es Verdad. El posee, revela, imparte, conduce, testifica y defiende la verdad. De esta manera se opone al "espíritu de error" (1 Jn.4:6).
4)      Espíritu de vida: (Romanos 8:2; Apocalipsis 11:11). Él no sólo es el Espíritu viviente, sino también el dador de vida. El Espíritu Santo es aquella persona de la Trinidad cuya función especial es la creación y preservación de la vida natural y espiritual.
5)      Espíritu de gracia: (Hebreo 10:29; Zacarías 12:10). Es a través del Espíritu que conocemos la gracia de Dios. Como la persona de la deidad que trae consumación todo acto de Dios, el Espíritu lleva a cabo la obra de gracia iniciada en la vida de un creyente.
6)      Espíritu de gloria: (1 Pedro 4:13, 14; Romanos 8:16, 17; Efesios 3:16-19). El Espíritu no sólo es una persona gloriosa, sino que es también el revelador de las riquezas de la gloria de Dios para con nosotros.
7)      Consolador: (Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7). La misma palabra griega traducida aquí por "consolador" se traduce por "abogado" cuando se la utiliza en relación con Cristo en 1 Juan 2:2. Significa "llamado para auxilio de uno", "apareciendo en favor de", como un abogado en una corte legal. También está incluida la idea de "fortalecedor", uno que vigoriza y hace fuerte. Aquí se expresa una relación personal. En el lenguaje común podría ser traducida como "el que toma parte", o "uno que está a nuestro lado para ayudar.
8)      Espíritu de adopción: (Romanos 8:12-15). Cuando una persona es salvada, no solamente se le da el nombre de hijo de Dios, y es adoptado en la familia divina, sino que también recibe dentro de su alma la conciencia de que es participante de la naturaleza divina.

1.3.El Espíritu Santo posee atributos divinos.
Los atributos divinos que se le atribuyen al Espíritu Santo le pertenecen solamente a Dios:
1.3.1.      Eterno (Hebreos 9:14).
El mismo posee una vida que nunca cesará, porque siendo Dios, es eterno. El Espíritu ha existido para siempre.
1.3.2.      Omnisciencia (Isaías 40:13-14; 1 Corintios 2:10,11).
Omnisciencia es definida como “el estado de tener un conocimiento total, la cualidad de saberlo todo.” Para que Dios sea soberano sobre Su creación de todas las cosas, ya sean visibles o invisibles, Él tiene que ser omnisciente. Su omnisciencia no se limita a una sola persona en la Deidad – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos omniscientes por naturaleza.
1.3.3.      Omnipresencia (Salmo 139:7-12).
Se refiere “está presente en todas partes al mismo tiempo”. David nos dice claramente que es imposible escapar de la presencia del Espíritu Santo.
1.3.4.      Omnipotencia (Zacarías 4:6; Lucas 1.35; Romanos 15:19).
Al igual que con los atributos de omnisciencia y omnipresencia, se entiende que, si Dios es infinito y soberano, lo cual sabemos que es, entonces Espíritu Santo también debe ser omnipotente. Él tiene todo el poder sobre todas las cosas en todos los tiempos en todas las formas.
1.3.5.      Amor.  (Romanos 15:30). 
El Espíritu Santo es parte de la esencia de la Deidad y como Dios es amor, el don que transmite el Espíritu al que entra en comunión con Él es el amor de Dios.
1.3.6.      Santidad. (Efesios 4:30).
Es llamado Santo y porque su obra es santificadora, es perfecto en todo sentido. Nunca ha pecado. No tiene la capacidad de hacer el mal. Es Dios. (Romanos 1:4). Ya que nuestros cuerpos son el Templo del Espíritu, tenemos que vivir en santidad. (1 Tesalonicense 4:3,7). Si no lo hacemos, tenemos que pagar las consecuencias. (1 Corintios 6:19-20; 11:30).
1.3.7.      Verdad. (1 Juan 5:6).
"Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad" (1 Jn. 5:6b). El Señor Jesús hizo la misma afirmación en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si la segunda persona de la Trinidad es Divina, también lo es el Espíritu.

1.4.El Espíritu Santo realiza obras divinas.
La personalidad divina del Espíritu Santo es observada en sus acciones:
1.4.1.      Creador (Génesis 1:2; Job.26:13; 27:3; 33:4; Salmos 33:6; 104:30; Isaías 40:12-14).
El Espíritu Santo estaba también involucrado en el acto de la creación del mundo, igual que el Padre y el Hijo
1.4.2.      Resurrección de los muertos (Romanos 8:11; 1 Tesalonicenses 4:14; 1 Corintios 6:14; 2 Corintios 4:14; Filipenses 3:10-11).
La elevación mesiánica de Cristo por el Espíritu Santo alcanza su culmen en la resurrección, en la cual se revela también como Hijo de Dios lleno de poder (1 Pedro 3:13; Romanos  1:3-4).
Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana.
1.4.3.      Contención (Génesis 6:3).
La palabra "contenderá", significa en hebreo "regir", "juzgar" "gobernar", "decidir". Estas palabras indican que el Espíritu Santo no podría continuar obrando sino durante un corto tiempo, después del cual sería retirado de los irregenerados e impenitentes seres humanos.  Aun la longanimidad de Dios debía terminar.
1.4.4.      Concepción de Jesucristo (Lucas 1:35).
La concepción de Jesús no fue un mero milagro en sí mismo; fue también el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento. Con más de 730 años de anticipación, Dios predijo que una “señal” del Mesías para los judíos, sería la de un Hijo nacido de una virgen (Isaías 7:14), y este niño sería ambos humano y divino (Isaías 9:6). Esto es lo que Gabriel le está recordando a María en el vs.32, 33.
1.4.5.      Regeneración del pecador (Juan 3:3-6; Tito 3:5).
La regeneración o el "nacer de nuevo" es obra directa del Espíritu Santo.
1.4.6.      Inspirador de la Escritura (2 Pedro 1:21; 2 Timoteo3:16).
a.      Selección del autor humano (Jeremías 1:5).
b.      Revelación del mensaje a transmitir (Jeremías 1:9).
1.4.7.      Iluminación (2 Corintios 4:3-4).
a.      Apertura del entendimiento hacia las Escrituras (Juan16:13).
b.      Revelación comprensible de Dios (1 Corintios 2:9-10).
1.4.8.      Santificación (Hebreos 10:14-15; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2).
La santificación significa "ser apartado para Dios." Dos ideas básicas y correlacionadas se contienen en esto:
1)      Una es la consagración en la que los cristianos deben considerarse a sí mismos la propiedad de Dios, comprados por el precio de la sangre de Cristo (1 Corintios 6:19, 20). Ellos deben dedicarse a sí mismos a hacer Su voluntad en todos los aspectos de sus vidas. Desde el tiempo de su conversión hasta que ellos entren en el mundo de la eternidad, son siervos de Dios para hacer el trabajo que Él les asigne para el bien de su reino.

2)      El otro concepto es el de la pureza. Porque Dios es santo, si nosotros Le queremos servir en una forma aceptable, nosotros debemos ser santos (1 Pedro 1:15, 16). Los cristianos no pueden vivir más como lo hacían anteriormente practicando el pecado. El poder de Dios y sus promesas garantizan al cristiano la posibilidad de pureza de corazón y vida (2 Corintios 6:14-7:1; 1 Tesalonicenses 5:23,24; 2 Pedro 1:3,4).

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