La época de Jesús, fueron tiempos
difíciles, la opresión del conquistador, una clase privilegiada sumisa a las
ordenes de la autoridad impuesta por el Imperio, una parte de sociedad buscando
sacar provecho de las circunstancias, empleando todas las argucias posibles sin
medir las consecuencias, una clase sacerdotal entre los vaivenes de la
pleitesía y el abandono de sus deberes y gran parte del pueblo luchando para
subsistir en condiciones tan adversas, con una tierra que escasamente daba su
sustento, la imposición de impuestos elevados, la falta de libertades
individuales, hicieron que la esperanza de la mayoría estuvieran puestos en el
Mesías libertador anunciado por los profetas, como única salida a todos sus problemas.
Pero Jesús, trajo una libertad diferente a la esperada, otro sentido
de interpretar la Ley, una nueva relación social entre los hombres, una
relación diferente a la que hasta esos tiempos se acostumbraba, un mensaje
donde las conductas entre los hombre debían ser diferentes, para que fueran
capaces de construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria. Una visión
de Dios que oídos de hombre nunca habían escuchado, un ser lejano que ahora
estaba tan cercano y familiar, como decirle simple “Abba Padre”.
Un
mensaje que hizo que el mundo contemporáneo a Jesús cambiara en las
primeras décadas paulatinamente, para convertirse posteriormente en una
arrolladora avalancha de cambios sustanciales en la sociedad, en la relación
entre los pueblos, entre las diferentes comunidades, entre la familia, en el
hogar, en las labores mercantiles, un cambio que generó principios de justicia,
igualdad y solidaridad, entre los hombres y mujeres, entre griegos y judíos,
entre amos y esclavos.
Cuando el mensaje doctrinal de los
discípulos de Jesús se mantuvo intacto a las enseñanzas del Maestro, tuvo el
efecto esperado, el impacto no solo fue externo, sino que llegó al mismo
corazón del imperio romano. Cuando el hombre institucionalizo la estructura de
la iglesia e infiltró otras tendencias y las mezcló con sus ambiciones
personales, todo se desvirtuó nuevamente, cayendo paulatinamente en un larga
noche llena de tinieblas, los beneficiados fueron individuos ambiciosos
vestidos de religiosos y amparados por un clero prostituído, la gran masa de la
población quedó desvalida ante tales circunstancias, sin protección, ni a quien
recurrir.
La esperanza volvió a renacer, cuando el
hombre logro apoderarse de la verdad a través de las Sagradas Escrituras,
alumbrando nuevamente con más fuerza el pensamiento humano, el hombre
reencontró el espíritu libertador y a la luz de la palabra comprendió que las
injusticias y la violencia se generaban por las desigualdades sociales y el
trato indigno de la justicia hacia los más desposeídos eran fruto de aquellos
que tenían el poder absolutista, muchas organizaciones comprendieron que el
mundo social debía cambiar su estructura y modificar su carácter que hasta
entonces regía en todas las sociedades humanas.
Se obtuvieron mejoras en las relaciones humanas, pero estas no fueron
lo suficiente eficaz para alcanzar un consenso de equilibrio, en que los
hombres tuvieran los mismos derechos de igualdad, justicia y oportunidades.
Para entonces la iglesia solo tomó el rol de servicio social, aunque llamó a la
conciencia de ser solidario con los desposeídos y menesterosos, no logró que
las sociedades pudieran estructurarse sobre una base más justa, fraterna y
solidaria bajo pautas de acción social bien definidas y prolongadas en el
tiempo, sus esfuerzos fueron más bien encaminados a lograr una evangelización
impuesta y paternal en los noveles países colonizados por las vetustas naciones
que impusieron sus tradiciones a espada, fuego y sangre, con todo el bagaje del
poder absolutista, lleno de injusticias a las clase bajas y enormes privilegios
a las minorías rancias que ostentaban el poder, apoyadas por un clero
identificadas con dicho poder, especialmente la iglesia católica apostólica
romana, mientras la nueva elite protestante absorbía su tiempo en largas y
tediosas discusiones teológicas que no alcanzaban al pueblo que se sumía en la
desesperanza por las condiciones en que debía desarrollar su vida.
La Revolución Industrial trajo
consigo el acrecentamiento de los problemas existentes, además agrego otros a
la larga lista, la iglesia acrecentó su labor social, pero en materia de
derecho, tuvo una actitud conservadora a
los cambios que la sociedad iba experimentando, la nuevas tendencias
filosóficas humanas experimentaron una evolución que abarcó todas las esferas
de las sociedades, e influyeron en el nuevo orden que se estaba germinando.
El cambio de la vida rural, dio paso
a una vida acelerada urbana, con ella el racionalismo, paso a paso el
individualismo y consumismo fueron generando presión sobre un obsoleto sistema,
originando diversas tendencias, desde el conservatismo fundamentalista, hasta
un liberalismo extremo, lo que propició un cambio de mentalidad en diversos
campos de la sociedad humana, desde la educación al campo laboral, desde la
justicia a la parte social, pero que no lograron un cambio de mentalidad en la
iglesia misma, ya que esta permaneció en un infranqueable dogmatismo
tradicionalista, aunque se generaron corrientes que intentaban un cambio más
acorde a los tiempos.
La Iglesia, ha tenido cambios sustanciales en
la forma de enfrentar los acontecimientos, pero el proceso ha sido lento, al
avance vertiginoso de las nuevas tecnologías han superado toda intención de
cambio. El catolicismo romano, con un enorme aparataje social no ha logrado
cambiar el sistema de desigualdad existente, en especial en los pueblos
Latinoamericanos, donde existen las más marcadas diferencias sociales de toda
índole dentro del ámbito de la cristiandad, ha debido soportar también toda la
presión de pensamientos humanistas, racionalista y del ateísmo que en algunos
casos la han infiltrado y utilizado para sus propios beneficios. Ha contribuido
ha lograr avances extraordinarios en algunos sectores de la población,
especialmente en el campo de la educación, salud, y ayuda a los más
necesitados, por otra parte, ha guardado silencio o tomado una actitud muy
recatada, hasta ultra conservadora con respecto a los derechos del hombre, a la
justicia y a las igualdades sociales que deben predominar en una sociedad de
gran influencia cristiana católica, como son los pueblos latinos. Aunque deja
traslucir ciertos cambios de formas, pero de fondo el dogmatismo del poder
eclesiástico ha perdurado sin alteración, todavía es criticable la situación que
en muchos casos aun persiste, la marcada diferencia en el trato entre las
diferentes clases sociales que hace el catolicismo romano, alguna veces esta
acepción de personas se contraviene con las mismas enseñanzas de Jesús, podemos
mencionar en este aspecto en la educación seleccionada y elitizada de muchos
colegios de ordenes religiosas existentes, la elite de poder eclesiástico
ejerce una influencia poderosa en seleccionar a sus predecesores, para mantener
los privilegios logrados, en el campo de acción social, existen algunas
excepciones más personales que como cuerpo, pero de una manera u otra
desvirtuada, ya sea por ideologías extrañas a la doctrina de Cristo o por
ambiciones de grupo que no dejan que estas iniciativas perduren y se
desarrollen con amplitud, no logrando así desarrollar una labor más
pragmatizada que alcancen a las gran mayorías de la población, una acción
social comprometida y al servicio del hombre.
El protestantismo histórico, no ha
logrado desarrollarse con la amplitud
deseada, debido a su propio dogmatismo teológico, que le impide crecer y verse
identificado en la masa poblacional de los pueblos latinos, en la mayoría de
los casos ha quedado enmarcado en grupo social muy limitado, como son los
descendientes de los pioneros que introdujeron el evangelio en los respectivos
países. Algunas corporaciones históricas han logrado derribar el muro y podido
ejercer su acción en un campo más amplio. La labor de estas iglesias quedan
enmarcada en la educación y la salud, donde han desarrollado en muchos casos
una excelente labor, dirigido especialmente a las clases medias de los pueblos.
Existen instituciones de prestigio en el campo del servicio social, en general
son conservadoras y solo se limitan a la labor doctrinal, dejando aun lado toda
acción que se podría tomar como política secular o contingente.
El protestantismo Pentecostal,
hablar sobre este gran grupo poblacional especialmente en Chile, es encontrarse
con una gama de contrastes que impiden evaluar y reflexionar con imparcialidad,
depende de las raíces de su formación, es el actuar de estas iglesias, su
política social es casi nula, su acción en la educación es prácticamente
inexistente, no tiene influencia en el poder político, a pesar que sus
adherentes son aproximadamente el 35% y en algunas localidades supera el 50% de
la población, sus lideres no saben aprovechar y ejercer este poder que tienen,
debido a sus marcadas diferencias o por rencillas personales que impiden que la
iglesia Pentecostal penetre y sea escuchada en todos los estrados de nuestras
sociedad con respeto y atención.
La labor y esfuerzo de la gran
mayoría de las iglesias pentecostales esta centrada en ejercer un trabajo más
bien espiritual, su gran meta es evangelizar el país por medio de una
influencia más bien casta que comprometida con los grandes problemas sociales
que la rodean, pregona que ante las crisis y los cambios, solo Jesús puede dar
derechos e igualdades y estos vienen de un cambio interior y personal El
individualismo marca las políticas sociales, el no compromiso con la política
contingente es su estandarte, sus derechos se ejercen a través de la esperanza
que Jesús coloque autoridades afines a sus propósitos, no esta defina con
respecto a las ideologías filosóficas y humanas, en gran parte de los casos sus
adherentes tienen un sincretismo de ideas que hacen perder el verdadero rol de
la iglesia.
La mayoría de sus líderes no son
personas preparadas para ejercer una gran influencia nacional, solo se
circundan a sus respectivos templos o ambiente que los rodea, la gran mayoría
de ellos no tienen la preparación necesaria para desarrollar su ministerio,
ejercen su labor en forma espontanea, en muchos casos la planificación y
programación no existe, lo que hace perder grandes esfuerzos sin logros relativos,
existe dualidades de trabajo para un mismo fin, la coordinación entre las
instituciones e iglesias es nula.
La gran debilidad del pentecostalismo chileno es su divisionismo,
gangrena que corroe hasta el mismo fundamento del Cuerpo de Cristo, lo que hace
que la iglesia sea en muchos casos desdeñada y mal mirada en el concierto
nacional, ha sido relegada debido a que sus adherentes pertenecen la gran
mayoría a los estratos bajos y medios-bajos, por ende la falta de educación, y
oportunidades, conspiran que la iglesia ejerza el real rol dentro de la
sociedad, oprimida y en muchos casos reprimida, alguno de sus miembros han
desarrollado una labor encomiable, por ejemplo, labor difícil ha sido penetrar
dentro de las Fuerzas Armadas, debido al férreo control que tiene el
catolicismo romano, con el apoyo incondicional de los mandos, ha ejercido un
poder absolutista sobre el personal adicto a la fe evangélica, utilizando toda
clase de subyugo a impedido la expansión de la doctrina evangélica protestante
en sus filas, ha considerado a las Fuerzas Armadas como su último bastión de
poder, en especial la rama de la Marina, tradicionalista romana por esencia.
Con respecto a la educación y a la salud son campos abandonados, la
política de misiones no existe, solo casos aislado más bien personales, lo social solo se desarrolla dentro de sus
propios templos, no tiene recursos económicos para emprender grandes proyectos
a nivel local, regional, menos nacional, depende de la buena voluntad de sus
miembros, y de la caridad de algunas autoridades políticas.
En todo ámbito que se desenvuelva, encuentra resistencia, debido a la
influencia del catolicismo romano conservador y moderado que ejerce
soterradamente sobre las autoridades y grupos de poder del país, a pesar que la
Constitución Política da el mismo derecho de igualdad y justicia ante la Ley,
lo que hace que esfuerzos sociales de la iglesia sean desviados hacia políticas
defensivas, para evitar reacciones no afines a sus proyectos. A través de la
Ley de Culto recién legislada se espera remediar muchos de los problemas
existentes, pero se avecinan otros y de mayor complejidad dentro de la iglesia
protestante chilena: la lucha por la representación de esta gama denominacional
antes las autoridades nacionales ha desencadenado una guerra por el poder de
diferentes y más variados grupos, incluso de individuos que no tienen gran
representación eclesiástica han logrado posesionarce hasta ser oído y otros que
solo van por la panes y los peces.
La Iglesia Pentecostal Chilena,
tomando en cuenta su gran influencia popular, debiera reformar sus políticas,
lograr que sea tomada en cuenta en los debates y grandes problemas nacionales,
no solo por prestigios personales, sino por la gran cantidad de población que
alcanza, marcar una acción social más comprometida y planificada en los estratos donde ejerce su labor, impedir
que sea usada para fines que no tienen el fundamento de las enseñanzas de
Jesús, sus líderes deben entender y comprometerse con la causa de la comunión
del Cuerpo de Cristo, antes que sacar cuenta de los riesgos que correrían sus
corporaciones. Debería empeñarse en una acción social que eleve la dignidad de
sus miembros y de la comunidad en que esta inserta, valorar el servicio social no solo entre sus miembros
sino también expandirse a los necesitados de toda condición, pero esta labor
debe ser perseverada en el tiempo, no solo guiada por la intencionalidad, sino
por una programación constante y permanente.
Sus miembros debieran ejercer sus respectivos ministerios en forma más
decidida y preparada, para eso la iglesia debe aunar esfuerzo en lograr que
todos sus adherentes alcancen la preparación idónea, entregándoles los medios
necesarios hasta lograr el objetivo deseado, teniendo las estructuras
imprescindible y necesarias para cumplir la meta propuesta.
La Iglesia Pentecostal Chilena, ha caminado hasta ahora en base de la
buena voluntad de sus miembros y adherentes, pero tiene que llegar la hora de
que las nuevas generaciones se sientan identificadas y comprometidas con ella,
con el espacio necesario para un crecimiento integral del joven y no ver como
la gran mayoría de nuestras juventudes desertan de sus respectivas iglesias,
porque en ellas no tienen la oportunidad de desarrollarse, crecer y ejercer
espiritualmente el ministerio que Cristo tiene para ellos, debido a que en la
gran parte de los casos no han sido preparados en forma idónea.
El protestantismo Pentecostal en Chile, se puede decir que es un
movimiento incipiente, pero de una fuerza arrolladora que puede lograr un alto
sitial dentro del país, pero antes debe corregir sus falencias y errores,
caminar por sendas que lleven la sana doctrina de Jesús, a través de la Palabra
inamovible de todos los siglos y épocas: el testimonio de la Biblia. La iglesia
debe en primer lugar aprender a tener confianza en Dios.
Donde se encuentra la iglesia desarrollando su labor, debe enseñar los
preceptos que el Maestro le legó, para que el destino histórico de los pueblos
sea cambiado, y se construyan sociedades capaces de comprender que el hombre
debe vivir en justicia, igualdad, fraternidad y solidaridad con el prójimo.
Entonces las conductas de los pueblos cambiaran y aparecerá el verdadero hombre
de Dios ejerciendo su ministerio solo por la causa de Cristo y comprometido con
el Cuerpo de Cristo
Cuando la Iglesia Pentecostal se ponga en movimiento en forma
integral, programada y planificada , con los recursos necesarios, en lugar que
le corresponde, con lideres que ocupen la vanguardia de su fe, entonces la
sociedad vera el cambio que tan necesariamente necesita la sociedad humana.
La Iglesia Evangélica de Chile tiene un solo camino para sobrevivir y
traspasar el tiempo: La Integración. Cualquier otro camino, mas temprano que
tarde, la llevará a la segmentación, disgregación y al final la total
desintegración tanto religiosa, ética y moral, el tiempo la extinguirá como el
tamo que arrebata el viento, sino cree estas palabras, estudie la historia de
las primeras confesiones protestantes. Hoy muchas de ellas tienen a la venta sus
templos o se encuentran vacíos o sus edificaciones se las arriendan a otras
comunidades más dinámicas que conservan la frescura del evangelio a través de
Jesús, el hombre-Dios
Juan
Salgado Rioseco
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