lunes, 29 de febrero de 2016

La socialización del Cristianismo (Parte I)


La Socialización es el proceso mediante el cual las personas aprenden e internalizan las normas y los valores que priman en la sociedad en la cual viven y los que hacen lo propio en la cultura específica que la misma ostenta. También se puede entenderla como el proceso de concientización que realiza el individuo acerca de la estructura social en la cual está inserto.
La Socialización, también designada como sociabilización es factible gracias a la acción de los conocidos como agentes sociales, que no son otros que las instituciones y las personas representativas que disponen de la capacidad especial de transmitir los elementos culturales apropiados. Entre estos agentes socializadores se destacan en primera instancia la familia y la escuela, aunque claro, no son los únicos, pero sí los que tienen un primero y formal rol de ejercer la socialización.
Después de definir el concepto de sociabilización, y la acción de los agentes sociales involucrados, podemos decir que la Iglesia de Cristo es un agente social con un rol importante en la socialización, con sus enseñanzas, dogmas y normas que guían a sus miembros a una participación diferente al común social de la cultura imperante o de la sociedad en la cual está inserto, además como agente de la evangelización de acuerdo al mandato recibido de su Maestro Jesús de Nazaret.
El cristianismo tiene un paradigma distinto e ineludible: Jesucristo y sus enseñanzas. Omitirlas seria extraviarse del camino por quien es señalado como la cabeza de la Iglesia: Jesús Cristo. (Juan 14:6). El propio Dios declaró a Moisés: “No se desvíen ni a la derecha ni a la izquierda. Sigan por el camino que el Señor su Dios les ha trazado, para que vivan, prosperen y disfruten de larga vida en la tierra que van a poseer” (Dt. 5:32,33).
En primer lugar, la sociabilización en el interior de la Iglesia es la Koinonia que manifiesta en todo su esplendor en el amor a Dios y en forma transversal a los hermanos de Fe dentro de la comunidad; la Koinonia como concepto teológico alude a la comunión eclesial y a los vínculos que ésta misma genera entre los miembros de la Iglesia y Dios, revelado en Jesucristo y actuante en la historia por medio del Espíritu Santo. La Koinonía, como tal, es un término propio de la doctrina cristiana para designar la participación de una misma fe y la comunión a que están sujetos todos los miembros de la cristiandad, manifestado en la camaradería y el compartir, todo dentro de los valores éticos y morales que impone ser un adorador de Dios en espíritu y verdad.
Las bases cristológicas: “Algo les digo también: si dos de ustedes se ponen de acuerdo, aquí en la tierra, para pedir cualquier cosa, mi Padre que está en el cielo se la concederá. Pues allí donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18.19-20), la sociabilización de la iglesia está dada por el amor, el compartir, la armonía, la solidaridad, y todo aquello que tenga injerencia en la unidad del cuerpo de Cristo. Un ambiente deseable es describirlo como el salmista escribió “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmo 133:1, Reina Valera Gómez)
En otras palabras, la sociabilización cristiana es la transmisión de la fe de Jesucristo, sus enseñanzas, dentro de la voluntad de Dios que se encuentra escrita en la Biblia, con el propósito de lograr la transformación de la persona en un ser espiritual que capte la voz de Dios desde su interior y se evidencie en su forma de vida en forma integral, con la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Pero esta situación ideal de sociabilización en la Iglesia de Dios en Cristo Jesús, ha sido truncada por las actitudes y formas de vida que han optado un gran porcentaje de los cristianos en especial desde los últimos siglos del segundo milenio.
Los factores que más han incididos entre otros:
1.             la evolución social económica de sus miembros, lo que ha conllevado a que las generaciones precederás tomen caminos bifurcados de fe.
2.             la adaptación a las costumbres imperantes por los quiebres o crisis de fe de los agentes transmisores primarios, lo que ha provocado el alejamiento de la fe esencial cristiana, en especial de las mujeres, hacia una fe sincrética o wicca, basada en un conjunto de diversas creencias paganas y prácticas de la secularización.
3.             la socialización laicista de la familia, adaptándose a la secularización  ideológica humanista.
4.             la estandarización del sistema educacional imperante o impuesto por el aparataje estatal notoriamente contrario a los valores profesantes del cristianismo primario.
5.             la institucionalización dogmática de las estructuras organizativas de las diversas Iglesia lo que ha traído consigo o el fundamentalismo religioso, o el liberalismo pragmático, lo que ha provocado una multiplicidad de tendencias, con un punto en común, una “cultura de la ausencia de Dios.
6.             la influencia de la “cultura humanista” dentro las generaciones actuales,  ha provocado que la sociabilización de los jóvenes este centrada en el hombre, trayendo consigo el individualismo, el personalismo, con todas las alteraciones que trae consigo el antropocentrismo.
7.             la escasez de los agentes pastorales conforme al corazón de Dios, lo que ha producido una desorientación espiritual y la descristianización primaria de la membresías, por lo consiguiente un aumento de los cristianos nominales, sin compromiso con el cuerpo de Cristo y sin vocación espiritual  para servir a Dios conforme a su voluntad. La escasez de las vocaciones pastorales no es sino un reflejo de la descristianización de las congregaciones.
Todos los factores enunciados y otros han provocado la ruptura de la sociabilización cristiana, dando lugar  a una aridez espiritual o en un comportamiento de disentimiento corrosivo, provocados por la acción de algunos errores doctrinales y prácticos, no suficientemente neutralizados por el liderazgo pastoral, debido a la falta de capacidad pastoral o de discernimiento espiritual.

Juan Salgado Rioseco.

1 comentario:

analove dijo...

El cristianismo significa amor a Dios y por ello debemos respetarlo, así como se respetan cada una de las religiones, tengamos en cuenta que debemos orar para pedir por nuestras familias y amigos cercanos para que en estos tiempos no les suceda nada terrible.

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