La conversación de un servidor de Dios.
"Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está
en su lengua." (Proverbios
31:26).
“Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman
comerán su fruto.” (Proverbios
18:21. LBLA).
La
comunicación es la base de la convivencia, necesitamos intercambiar ideas,
pensamientos y sentimientos a otras personas; nos relacionamos con personas por
una multidiversidad de razones y propósitos, por eso, es de suma importancia
saber expresarnos correctamente en el momento de comunicarnos.
En las interrelaciones
y en el interactuar dentro de la sociedad, las palabras juegan un rol muy importante,
a través de ellas logramos los objetivos trazados; nuestra forma de hablar,
como nos expresamos, como nos damos a entender, como escuchamos, evidencian lo
que somos y como somos.
En las palabras del que sirve a Dios, debe reflejar o dar
evidenciar de la obra de Dios en su vida, el libro de Proverbios (12:18) nos
dice que, “hay hombres cuyas palabras son
como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina”, su hablar
debe conducirse por la senda de la sabiduría, si se encuentra falto de ella,
debe pedírsela a Dios (Santiago 1:5), para que se haga realidad lo que el
proverbista escribió "Abre su boca
con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua." (Proverbios
31:26).
Nuestras
expresiones reflejan nuestro carácter, describen como somos y como es nuestra
manera de pensar, cuales son nuestras actitudes frente al hábitat en que nos desenvolvemos, nos
indica el nivel de adoración y compromiso hacia el Altísimo (Hebreos 13:5). El apóstol Pablo escribe: “Eviten toda
conversación obscena. Por el contrario,que sus palabras contribuyan a la
necesaria edificación y sean de bendición de quienes las escuchan.” (Efesios
4:29 NVI), por lo consiguiente “No se dejen engañar: Las malas
conversaciones corrompen las buenas costumbres.” (1 Corintios 15:33),
siempre tenemos que tener presente, en cada instante, las palabras del apóstol Mateo “Mas yo os digo que de toda palabra
ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.” (Mateo
12:36), debido a que “El que guarda su
boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.” (Proverbios 21:23).
Algunas consideraciones
que debe tener en cuenta un servidor de Dios:
Llegar al
necesitado, la angustiado con la palabra oportuna y a tiempo es provechoso, encontramos
en el libro de los Proverbios 15:23, “Y
la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!”; Debemos tener presente el consejo del
apostol Santiago (1:19 NVI). “Mis queridos
hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser
lentos para hablar y para enojarse;”, debido que “Si alguien
se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su
religión no sirve para nada.” (Santiago 1:26 NVI). Sin omitir el consejo del apóstol Pablo “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a
fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4;29). “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán
su fruto.” (Proverbios 18:21 LBLA).
Nunca hay que alabarse a sí mismo, hay dejar que otros lo hagan.
(Proverbios 27:2), la egolatría, es una admiración excesiva hacia la propia
persona, de ambiciones personales y sentimientos egoístas, el apóstol Pablo a
los hermanos de Filipos le aconsejaba “Nada
hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de
vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada
uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.” (2:3
LBLA); la vanagloria es petulancia o presunción de un individuo respecto a sus
acciones o al valor que se auto adjudica, el apóstol Pablo al respecto dice “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos
unos a otros, enviándonos unos a otros.” (Gálatas 5:26), no se debe “…buscar
la propia gloria…” (Proverbios 25:27b), “porque
no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.” (2
Corintios 10:18). Hay una severa sentencia para el jactancioso “Jehová destruirá todos los labios
lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente;” (Salmo 12:3).
Al emitir palabras hay que ser prudente
debido que “En las muchas palabras no
falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.” (Proverbios 10:19). La prudencia es una virtud que lleva a
alguien a desenvolverse de modo justo y adecuado. El servidor de Dios que tiene
una actitud de prudencia en sus palabras, habla con sensatez, mesura,
templanza, cautela o moderación; el apóstol Santiago (1:19) aconsejaba “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo
para hablar, tardo para airarse;” porque si alguien se cree religioso pero
no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale nada (1:26), “El
que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus
impulsos.” (Proverbios 17:27), por lo tanto el servidor de Dios debe
vigilar su boca (Proverbios 13:3), y meditar en sus respuestas (Proverbios
15:28). El corazón del servidor de Dios hace prudente su boca y añade gracia a
sus labios. (Proverbio 16:23).
No ser precipitado para hablar.
(Proverbios 20:25; 29:20). El genuino adorador de Dios “…siempre piensa antes de hablar; dice lo correcto y vale la pena
escucharlo.” (Proverbios 16:23). Salomón escribió: “El que ahorra palabras
tiene sabiduría... Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; El que
cierra sus labios es entendido.” (Proverbios 17:27-28); cuando habla debe
hacerlo en un momento de quietud “Las
palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor
entre los necios.” (Eclesiastés 9:17).
Hay que tener cuidado de la palabras
con segunda intenciones. (Proverbios 7:5, 21; 26:28; 29:5), “Más vale ser reprendido con franqueza que
ser amado en secreto. Más confiable
es el amigo que hiere que el enemigo que besa” (Proverbios 27:5-6), con el
tiempo se aprecia más al que reprende que al que alaba (Proverbio 28:3).
Las palabras deben ser veraces, rectas
y sinceras, “una respuesta sincera es como
un beso en los labios.” (Proverbios 24:26 NVI). A los justos los guía su honestidad (Proverbio
11:3), “El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar
tendrá por amigo al rey.” (Proverbio 22:11).
“El rey se complace en los labios
honestos; aprecia a quien habla con la verdad.” (Proverbio 16:13).
Tener la templanza de reaccionar con
paz en los momentos de conflictos, saber moderar el carácter para enfrentar
situaciones complicadas; la respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva
echa leña al fuego. (Proverbio 15:1 NVI), debemos evitar las palabras ásperas o
descomedidas; un diálogo amistoso tiene
mucho poder (Proverbio 25:15b), el hombre de Dios debe aplacar el furor
(Proverbio 16:14).
Al hablar hay que hacer claro y
preciso, sin ambigüedades, el apóstol Pablo escribía al respecto “Así sucede con ustedes. A menos que su
lengua pronuncie palabras comprensibles, ¿cómo se sabrá lo que dicen? Será como
si hablaran al aire.” (1 Corintios 14:9 NVI), “Pues si yo no sé el significado de las palabras, seré para el que
habla un extranjero, y el que habla será un extranjero para mí.” (1 Corintios
14:11).
Al entablar una comunicación, la
actitud de un servidor de Dios, debe ser genuina, “Así
que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda
mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” (Hebreos
13:15-16).
Terminamos con las palabras del apóstol Pedro: “En conclusión, sed todos de un mismo sentir,
compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo
mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis
llamados con el propósito de heredar bendición.
Pues
EL QUE QUIERE AMAR LA VIDA Y VER DÍAS BUENOS, REFRENE SU LENGUA DEL MAL Y SUS
LABIOS NO HABLEN ENGAÑO.
APÁRTESE DEL MAL Y HAGA EL BIEN; BUSQUE LA PAZ Y SIGALA.
PORQUE
LOS OJOS DEL SEÑOR ESTÁN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OÍDOS ATENTOS A SUS ORACIONES;
PERO EL ROSTRO DEL SEÑOR ESTA CONTRA LOS QUE HACEN EL MAL.
¿Y
quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno? (1 Pedro 3:8-13. LBLA).
Juan Salgado Rioseco
No hay comentarios:
Publicar un comentario