sábado, 2 de enero de 2016

Las Palabras de un servidor de Dios. (Parte III)

La conversación de un servidor de Dios.

"Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua." (Proverbios 31:26).
“Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.” (Proverbios 18:21. LBLA). 
La comunicación es la base de la convivencia, necesitamos intercambiar ideas, pensamientos y sentimientos a otras personas; nos relacionamos con personas por una multidiversidad de razones y propósitos, por eso, es de suma importancia saber expresarnos correctamente en el momento de comunicarnos.
En las interrelaciones y en el interactuar dentro de la sociedad, las palabras juegan un rol muy importante, a través de ellas logramos los objetivos trazados; nuestra forma de hablar, como nos expresamos, como nos damos a entender, como escuchamos, evidencian lo que somos y como somos.
En las palabras  del que sirve a Dios, debe reflejar o dar evidenciar de la obra de Dios en su vida, el libro de Proverbios (12:18) nos dice que, “hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina”, su hablar debe conducirse por la senda de la sabiduría, si se encuentra falto de ella, debe pedírsela a Dios (Santiago 1:5), para que se haga realidad lo que el proverbista escribió "Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua." (Proverbios 31:26).
Nuestras expresiones reflejan nuestro carácter, describen como somos y como es nuestra manera de pensar, cuales son nuestras actitudes  frente al hábitat en que nos desenvolvemos, nos indica el nivel de adoración y compromiso hacia el Altísimo (Hebreos 13:5). El apóstol Pablo escribe: “Eviten toda conversación obscena. Por el contrario,que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición de quienes las escuchan.” (Efesios 4:29 NVI), por lo consiguiente  “No se dejen engañar: Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” (1 Corintios 15:33), siempre tenemos que tener presente, en cada instante, las palabras del apóstol Mateo “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.” (Mateo 12:36), debido a que “El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.” (Proverbios 21:23).
Algunas consideraciones que debe tener en cuenta un servidor de Dios:
Llegar al necesitado, la angustiado con la palabra oportuna y a tiempo es provechoso, encontramos en el libro de los Proverbios 15:23, “Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!”;  Debemos tener presente el consejo del apostol Santiago (1:19 NVI). Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse;”, debido que “Si alguien se cree religioso pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.” (Santiago 1:26 NVI).  Sin omitir el consejo del apóstol Pablo “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4;29). “Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto.” (Proverbios 18:21 LBLA). 
Nunca hay que alabarse  a sí mismo, hay dejar que otros lo hagan. (Proverbios 27:2), la egolatría, es una admiración excesiva hacia la propia persona, de ambiciones personales y sentimientos egoístas, el apóstol Pablo a los hermanos de Filipos le aconsejaba “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.” (2:3 LBLA); la vanagloria es petulancia o presunción de un individuo respecto a sus acciones o al valor que se auto adjudica, el apóstol Pablo al respecto dice “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, enviándonos unos a otros.” (Gálatas 5:26), no se debe “…buscar la propia gloria…” (Proverbios 25:27b), “porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.” (2 Corintios 10:18). Hay una severa sentencia para el jactancioso “Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente;” (Salmo 12:3).
Al emitir palabras hay que ser prudente debido que “En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente.” (Proverbios 10:19).  La prudencia es una virtud que lleva a alguien a desenvolverse de modo justo y adecuado. El servidor de Dios que tiene una actitud de prudencia en sus palabras, habla con sensatez, mesura, templanza, cautela o moderación; el apóstol Santiago (1:19)  aconsejaba “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;” porque si alguien se cree religioso pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale nada  (1:26), “El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos.” (Proverbios 17:27), por lo tanto el servidor de Dios debe vigilar su boca (Proverbios 13:3), y meditar en sus respuestas (Proverbios 15:28). El corazón del servidor de Dios hace prudente su boca y añade gracia a sus labios. (Proverbio 16:23). 
No ser precipitado para hablar. (Proverbios 20:25; 29:20). El genuino adorador de Dios “…siempre piensa antes de hablar; dice lo correcto y vale la pena escucharlo.” (Proverbios 16:23). Salomón escribió: “El que ahorra palabras tiene sabiduría... Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; El que cierra sus labios es entendido.” (Proverbios 17:27-28); cuando habla debe hacerlo en un momento de quietud “Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios.” (Eclesiastés 9:17). 
Hay que tener cuidado de la palabras con segunda intenciones. (Proverbios 7:5, 21; 26:28; 29:5), “Más vale ser reprendido con franqueza que ser amado en secreto. Más confiable es el amigo que hiere que el enemigo que besa” (Proverbios 27:5-6), con el tiempo se aprecia más al que reprende que al que alaba (Proverbio 28:3).
Las palabras deben ser veraces, rectas y sinceras, “una respuesta sincera es como un beso en los labios.” (Proverbios 24:26 NVI).  A los justos los guía su honestidad (Proverbio 11:3), El que ama la pureza de corazón y tiene gracia al hablar tendrá por amigo al rey.” (Proverbio 22:11).  “El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad.” (Proverbio 16:13). 
Tener la templanza de reaccionar con paz en los momentos de conflictos, saber moderar el carácter para enfrentar situaciones complicadas; la respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego. (Proverbio 15:1 NVI), debemos evitar las palabras ásperas o descomedidas;  un diálogo amistoso tiene mucho poder (Proverbio 25:15b), el hombre de Dios debe aplacar el furor (Proverbio 16:14).
Al hablar hay que hacer claro y preciso, sin ambigüedades, el apóstol Pablo escribía al respecto “Así sucede con ustedes. A menos que su lengua pronuncie palabras comprensibles, ¿cómo se sabrá lo que dicen? Será como si hablaran al aire.” (1 Corintios 14:9 NVI), “Pues si yo no sé el significado de las palabras, seré para el que habla un extranjero, y el que habla será un extranjero para mí.” (1 Corintios 14:11). 
Al entablar una comunicación, la actitud de un servidor de Dios, debe ser genuina,  “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” (Hebreos 13:15-16).
Terminamos con las palabras del apóstol Pedro: “En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.
Pues EL QUE QUIERE AMAR LA VIDA Y VER DÍAS BUENOS, REFRENE SU LENGUA DEL MAL Y SUS LABIOS NO HABLEN ENGAÑO.
APÁRTESE DEL MAL Y HAGA EL BIEN; BUSQUE LA PAZ Y SIGALA.
PORQUE LOS OJOS DEL SEÑOR ESTÁN SOBRE LOS JUSTOS, Y SUS OÍDOS ATENTOS A SUS ORACIONES; PERO EL ROSTRO DEL SEÑOR ESTA CONTRA LOS QUE HACEN EL MAL.
¿Y quién os podrá hacer daño si demostráis tener celo por lo bueno? (1 Pedro 3:8-13. LBLA). 

Juan Salgado Rioseco

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