domingo, 29 de diciembre de 2013

Fundamento apostólico de la Iglesia

La Iglesia de Dios en Cristo Jesús (Parte IV)

Fundamento apostólico de la Iglesia

Texto Bíblico: Efesios 2:20 - 21
“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;”

Fundamento, del latín “fundamentum”, es el principio o cimiento sobre el que se apoya y se desarrolla una cosa. El concepto se utiliza para nombrar al motivo o razón con que se pretende asegurar o afianzar algo.
Con este concepto de fundamento podemos decir: la Iglesia de Dios en Cristo Jesús, tiene su principio en Jesús, como cimiento las enseñanzas de Él, se desarrolla por la obediencia de los seguidores de Jesucristo en la aplicación de estas enseñanzas, teniendo como verticalidad la unidad, comunión, compañerismo por mandato que emana de Cristo mismo, con la obligación de crecer en santidad hasta ser un templo al servicio del Señor Jesús; podemos agregar que se debe de tener la convicción de que el poder mostrado por Jesús en su ministerio terrenal perdura incólume hasta su siguiente parusía.

El Fundamento de la Iglesia
Dios hizo a Jesús cabeza de la iglesia (Efesios 1:20-23); Él es la cabeza debido a su preeminencia (Colosenses 1:15-18); la iglesia está sujeta a Cristo (Efesios 5:23-24); por lo tanto, la cabeza mantiene al cuerpo. (Colosenses 2:16-19).
Las Sagradas Escrituras afirman que Jesucristo tiene su Iglesia, una Iglesia que permanecerá por siempre, pues las puertas del infierno no podrán prevalecer contra ella. (Mateo 16:18). Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

El Señor Jesús edifica su Iglesia. (1 Corintios 3:9-10).
El sentido de edificar es que él construiría su Iglesia como aquel que construye un edificio.
Este edificio llamado Iglesia tiene un fundamento firme y seguro el cual es Cristo mismo. Sobre este fundamento los apóstoles pusieron las bases para que el edificio llamado Iglesia siguiera levantándose con firmeza y seguridad.
Los pastores y maestros que verdaderamente han sido llamados por Cristo tienen la función de edificar la Iglesia tomando como base el fundamento que ya ha sido puesto. Ninguno puede decir que está construyendo la iglesia verdadera de Cristo sino edifica encima del fundamento seguro de Cristo y los apóstoles. (Efesios 2:19-22). Las figuras de este párrafo representan con mayor claridad la forma cómo Dios va construyendo la Iglesia de Cristo.
También el apóstol Pedro utiliza la figura del edificio para dar a entender que la Iglesia de Cristo va construyéndose día a día con la adhesión de nuevos creyentes que se convierten en piedras vivas para rendir sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (1 Pedro 2:4, 5).
No solo la Iglesia de Cristo se va edificando con los nuevos creyentes, sino que las piedras que ya forman parte de este edificio van edificándose y creciendo. Este es el objetivo del trabajo de los siervos del Señor

La Iglesia es pertenencia de CRISTO. (Hechos 20:28).
La iglesia de Cristo se compone de esas personas que Cristo compró con la sangre de su vida (Hch. 20:28; 1 Co. 6:19,20; 1 Pe. 1:18,19), y que, por lo tanto, le pertenecen a él.
Siendo que él fue sacrificado como el cordero salvador, solo él puede tener el derecho de propiedad de esta Iglesia. Los pastores no son dueños de esta Iglesia, no pueden cambiar los fundamentos ni establecer otros, porque el dueño de la Iglesia ha ordenado que todos deban construir sobre el fundamento que es Cristo mismo.
Jesucristo ha sido declarado por Dios mismo como la cabeza y dueño de la Iglesia, precisamente porque la Iglesia es su cuerpo. (Efesios 1:22). La verdadera Iglesia de Cristo solo tiene un propietario y este es Cristo. Ninguna persona u organización puede tener los derechos de propiedad de la Iglesia.

La base del fundamento apostólico (Efesios 2:20-22)
Las Sagradas Escrituras ponen de manifiesto que la Iglesia tiene un fundamento firme, el cual fue establecido por Cristo y los apóstoles (Mt. 16:18; Ef. 2:19-22).
Desde el génesis de la iglesia de Dios en Cristo Jesús se sometió a lo establecido por Jesucristo y transmitido por los apóstoles a través de enseñanzas, ordenanzas y acuerdos aceptados por la iglesia y sus líderes en Jerusalén; el mismo apóstoles de los gentiles se sometió a este devenir inicial de la Iglesia (Hch. 16:4).
Los apóstoles fueron enseñados por el Maestro por un periodo de aproximadamente tres años, testigos de la resurrección de Cristo, hecho transcendental en sus vidas, investido por autoridad divina (Hch. 1:8), tomaron fuerzas para convertirse en los portavoces del Salvador para el resto de la humanidad (1 Co. 2:9-13), sus enseñanzas tienen el carácter de normas de fe (Gálatas 1:8; 2 Ts. 2:15), y de conducta (2 Ts. 3:4, 6, 14), con el propósito de establecer las bases doctrinales y el ordenamiento sobre el cual descansa, se edifica y crece la Iglesia.
Los apóstoles, orientaron su accionar, a dar una constitución espiritual solida a los creyentes y establecer una estructura para recibir a los que iban hacer agregados a la novel comunidad; sus enseñanzas son la norma de la doctrina y la práctica en la Iglesia del Nuevo Testamento (Hch. 2:42; 1 Jn. 2:19), por la cual se edificó la Iglesias (Ef. 19:28), por su obra, sus nombres están grabados sobre el fundamento del muro de la ciudad santa (Ap. 21:14).
El mensaje paulino con referencia a este tema precisó: lo que los apóstoles establecieron para la iglesia son “los mandamientos del Señor” (1 Co. 14:37).
La obligación de la iglesia es seguir sobredificándose sobre este fundamento, no olvidando que la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2:20.)

 EL FUNDAMENTO APOSTÓLICO NO ADMITE MODIFICACIONES:
Desde Pentecostés hasta la segunda venida de Cristo la enseñanza de Jesús y de los apóstoles no debe ser cambiada, modificada, ni corregida, aunque sí profundizada o ampliada en su significado (Judas 3, 17).
Tan convencido está el apóstol Pablo de la inmutabilidad de la palabra de Dios, que en Gálatas 1:8 afirma: “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”, el fundamento apostólico jamás debe ser modificado.
La doctrina apostólica, originada como está en el Espíritu Santo, se halla en el testimonio común de todos los apóstoles y no en el privilegio especial de ninguno de ellos como individuo por encima de los demás; tanto es así, que el apóstol Pedro al eludir un principio fundamental que él mismo había aceptado y enseñado, recibió resistencia por comportamiento condenable (Gá. 2:11).
Los apóstoles en el ejercicio de su ministerio colocaron el fundamento de la Iglesia, Cristo mismo; los colaboradores apostólicos, los que les sucedieron y los profetas de aquel tiempo sobredificaron sobre el fundamento colocado por ellos; es en este edificio, teniendo como piedra angular a Cristo Jesús, establecieron la verticalidad de la estructura de la Iglesia, con el solo propósito de a glorificar como cabeza y Señor a Cristo mismo (Ef. 1:22).
La Iglesia de Dios en Cristo Jesús, puede seguir fundamentado, con convicción, que la doctrina que enseñaron, predicaron y escribieron los apóstoles, se cimenta la fe en Cristo, nadie puede poner otro fundamento que el que ya fue puesto por ellos (1 Co. 3:11).


Juan Salgado Rioseco

1 comentario:

Marcelo Suarez V. dijo...

Aunque tardío en tiempo, por primera vez leido por mi persona considero excelente se defienda en tiempos como los actuales, el fundamento único y verdadero de Cristo y los apóstoles, como así el anunciado previamente por los profetas del Señor. Ciertamente nadie debe declarar un evangelio distinto al ya establecido por nuestro Señor y Dios. Como esta escrito, anatema sea el tal que ose dicha atribución, y como al presente ya muchos han cambiado el fundamento original, tenga Dios misericordia de los tales y procedan al arrepentimiento. Somos albaceas del mensaje original, debemos cuidarlo a como de lugar, aun si fuera con nuestra propia vida. Atte Marcelo Suarez Velasquez Pastor y Maestro.

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