sábado, 28 de diciembre de 2013

Las marcas de la Iglesia de Cristo

La Iglesia de Dios en Cristo Jesús (Parte III)

Las marcas de la Iglesia

 Texto Bíblico Romanos 11:22 
“Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”

La Iglesia de Dios en Cristo Jesús mantiene el derecho exclusivo de identidad como origen y pertenencia divina, que son sus marcas de presentación delante de la sociedad.
Las Sagradas Escrituras no escatiman esfuerzo alguno en declarar el origen celestial y la alta vocación de la Iglesia, lo que marca la diferencia con cualquiera organización humana, aunque sea esta la más altruista existente en beneficio de la humanidad.
Varias de estas “marcas” distintivas, muestran que la Iglesia de Dios en Cristo Jesús, como un ente superior por encima de los derechos y deberes ineludibles que tiene el hombre con respecto a la sociedad en la cual está inmerso. Las “marcas” de la Iglesia verdadera, la distinguen como un valor inherente y por sí misma, por sobre la gestión eclesiástica de alguna denominación, debido a este valor intrínseco los miembros del Cuerpo de Cristo deben ampliar su visión más allá del derecho de pertenencia como miembro de alguna denominación, con el fin de alcanzar la propuesta del fundador de la Iglesia: Jesucristo mismo.

Marcas distintivas de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús:

1.     Fue comprada por la sangre de Cristo. Hch. 20:28.
  Toda iglesia verdadera está conformada por personas que han sido redimidas por la sangre de Cristo. La Iglesia le costó al Señor su propia vida. Los sufrimientos más grandes de nuestro Salvador dieron origen a la Iglesia. El que rechaza o tiene en poca estima a la Iglesia, también tiene en poca estima la sangre de Cristo que fue derramada por ella.
2.     Fue salvada por Cristo. Ef. 5:25-29.
  La Iglesia es el objeto del amor soberano de Cristo. El amor de Dios por la Iglesia es tan profundo, fuerte e íntimo, que, en la tierra, solo puede ser comparado por la relación íntima y única que existe entre una pareja de esposos. Así es el amor de Cristo por la Iglesia. Él la salvó.
3.     Es santificada por Cristo. Ef. 5:26-27.
  La Iglesia es tan importante para Dios, que no solo envió a Jesús para que la comprara con su sangre preciosa, sino que la sigue purificando cada día, puesto que será presentada como la novia sublime del divino salvador. La Iglesia es santificada por la palabra. Jesús se encarga de dotar a hombres para que sean pastores, maestros y predicadores que proclamen, con fidelidad, la enseñanza clara de las Sagradas Escrituras, con el propósito de mantener la limpieza espiritual de la novia del cordero de Dios.
4.     La Iglesia es la esposa de Cristo. Ef. 5:22-32.
  “Porque os celo con celo de Dios; pues os he deposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Co. 11:2). Por lo general, cuando un hombre escoge a una mujer para casarse con ella, esto obedece a que su corazón se ha prendado de esta mujer. Cuando el amor verdadero une a dos corazones, estos deciden unirse en matrimonio. Jesucristo, ha decidido desposarse con la Iglesia, porque el amor de su corazón es ella. Es imposible amar a Cristo y a la vez pretender desconocer la importancia de la Iglesia, pues, ella es el delirio de su corazón.
5.     Es el cuerpo de Cristo. Col. 1:18; Ef. 4:12.
  La Iglesia es más que una organización, es un cuerpo, un organismo vivo, cuya preeminencia se encuentra en la cabeza, que es Cristo. Los más grandes daños hechos a la Iglesia no han venido de los impíos y enemigos externos de ella, sino de aquellos que, desde dentro, han tratado de tergiversar el verdadero llamamiento de la misma. La Iglesia es, nada más y nada menos, que el cuerpo de Cristo. Todos los miembros verdaderos de la Iglesia han sido injertados en ella, y por ende en Cristo, para ser uno con él. Solamente la Iglesia tiene este alto llamamiento. “Como cabeza de su iglesia, Cristo le da vida y crecimiento (Col. 2:19; cf. Ef. 4:15,16). Él es su cabeza orgánica. Como su cabeza también ejerce autoridad sobre la iglesia; por cierto, sobre la totalidad de la creación, para el beneficio de la Iglesia (Ef. 1:20-23).
6.     La Iglesia es propiedad del Dios viviente. 1 Co. 1:2; 1 Tim. 3:15; Ro. 16:16.
En aquel tiempo (y en la actualidad) en el mundo pagano existían incontables templos llenos de ídolos. La iglesia se diferencia de todos ellos en que el Dios viviente reside y actúa en ella, y que es propiedad de ese Dios viviente.
7.     Es el edificio de Dios. 1 Co. 3:9.
  Pablo usa repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a los cristianos como el edificio de Dios (1 Co. 3:9,16) y hace notar que Cristo es el único cimiento (vv. 10-14; Ef. 2:20). Describe la vida espiritual de los creyentes como un proceso de edificación (Ef. 4:29; 1 Ts. 5:11). También revela que los cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col. 2:7).” Todo creyente que se aleja del cuidado y comunión de la Iglesia Local está dejando de ser edificado conforme a los principios bíblicos.
8.     Dios la está labrando. 1 Co. 3:9.
  Los que colaboran en la Iglesia, no trabajan en la iglesia para sí, sino para el Señor. De la figura agrícola Pablo ahora se vuelve a una metáfora sacada de la arquitectura. «Sois edificio de Dios», así como un campo se cultiva, un edificio se construye. Los edificadores laboran para el Señor. Ef. 2:19-22; 1 Pe. 2:5.
9.     Es la habitación de Dios. Ef. 2:22.
  Aunque los cielos de los cielos no pueden contener la presencia sublime del Dios Santo, a él le place tener moradas especiales entre los hombres. En tiempos prístinos de la nación israelita habitó en el Tabernáculo y en la época de la monarquía en el Templo de Salomón. Hoy día ha hecho morada en la Iglesia.
10.  La Iglesia es el Reino del Hijo amado de Dios. Col. 1:13.
  Aunque Dios gobierna soberano sobre toda la creación, Jesús, es reconocido plenamente como Rey sobre la Iglesia. Ella está compuesta de súbditos que se gozan en obedecerle. Este es un reinado de luz, verdad, amor, paz, justicia perfecta. Este reino sigue creciendo cada día con los nuevos súbditos que son atraídos por la fe. Este reino se expresa hoy en la Iglesia.
11.  Es la casa espiritual y el templo de Dios. 1 Pe. 2:5; 1 Co. 3:16.
  En la época contemporánea, Dios no mira el tempo de Jerusalén como su casa, sino que ahora él es adorado en una casa “espiritual”, de acuerdo a las palabras de Cristo en Juan 4 “Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad”, pero esto no quiere decir que Dios no tenga un templo especial en esta dispensación, el templo es la Iglesia, la cual es construida con piedras vivas que reciben su poder vivificador de Cristo. “La casa espiritual, que es la Iglesia, es una expresión que alude a su condición de santuario (1 Co. 6:19; 2 Co. 6:16), pues también el templo antiguo era llamado casa (Sal. 69:9; Is. 66:7). En él ejercen los creyentes su sacerdocio, no solo por medio de la oración de intercesión, sino también mediante los sacrificios espirituales (Ro. 12:1; Fil. 4:18; He. 13:15,16).”

Las marcas de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús son indubitables para que los miembros del Cuerpo de Cristo puedan tener un sentido de pertenencia basado en un cimiento espiritual solido e indestructible en cuanto a la fe.
Las marcas propias e indelebles nos ayudan a tener confianza que nuestro trabajo en el Señor no es vano, a la vez que nos estimula a seguir, avanzar en la vida cristiana y en el trabajo del Reino de Cristo, complementados con vivo entusiasmo en proseguir expandiendo la causa de Cristo con el vigor del primer amor.

 Juan Salgado Rioseco

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