La Iglesia de Dios en Cristo Jesús (Parte III)
Las marcas de la Iglesia
Texto Bíblico Romanos 11:22
“Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la
severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si
permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”
La Iglesia de Dios en
Cristo Jesús mantiene el derecho exclusivo de identidad como origen y pertenencia
divina, que son sus marcas de presentación delante de la sociedad.
Las Sagradas Escrituras no escatiman esfuerzo alguno en declarar el origen
celestial y la alta vocación de la Iglesia, lo que marca la diferencia con
cualquiera organización humana, aunque sea esta la más altruista existente en
beneficio de la humanidad.
Varias de estas “marcas” distintivas, muestran que la Iglesia de Dios en
Cristo Jesús, como un ente superior por encima de los derechos y deberes ineludibles
que tiene el hombre con respecto a la sociedad en la cual está inmerso. Las
“marcas” de la Iglesia verdadera, la distinguen como un valor inherente y por
sí misma, por sobre la gestión eclesiástica de alguna denominación, debido a
este valor intrínseco los miembros del Cuerpo de Cristo deben ampliar su visión
más allá del derecho de pertenencia como miembro de alguna denominación, con el
fin de alcanzar la propuesta del fundador de la Iglesia: Jesucristo mismo.
Marcas distintivas de la Iglesia de Dios
en Cristo Jesús:
1. Fue comprada por la sangre de
Cristo. Hch. 20:28.
Toda
iglesia verdadera está conformada por personas que han sido redimidas por la
sangre de Cristo. La Iglesia le costó al Señor su propia vida. Los sufrimientos
más grandes de nuestro Salvador dieron origen a la Iglesia. El que rechaza o
tiene en poca estima a la
Iglesia , también tiene en poca estima la sangre de Cristo que
fue derramada por ella.
2. Fue salvada por Cristo. Ef. 5:25-29.
La
Iglesia es el objeto del amor soberano de Cristo. El amor de Dios por la Iglesia es tan profundo,
fuerte e íntimo, que, en la tierra, solo puede ser comparado por la relación
íntima y única que existe entre una pareja de esposos. Así es el amor de Cristo
por la Iglesia.
Él la salvó.
3. Es santificada por Cristo. Ef. 5:26-27.
La
Iglesia es tan importante para Dios, que no solo envió a Jesús para que la
comprara con su sangre preciosa, sino que la sigue purificando cada día, puesto
que será presentada como la novia sublime del divino salvador. La Iglesia es santificada por
la palabra. Jesús se encarga de dotar a hombres para que sean pastores,
maestros y predicadores que proclamen, con fidelidad, la enseñanza clara de las
Sagradas Escrituras, con el propósito de mantener la limpieza espiritual de la
novia del cordero de Dios.
4. La Iglesia es la esposa de
Cristo. Ef. 5:22-32.
“Porque os celo con celo de Dios; pues os he
deposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”
(2 Co. 11:2). Por lo general, cuando un hombre escoge a una mujer para casarse
con ella, esto obedece a que su corazón se ha prendado de esta mujer. Cuando el
amor verdadero une a dos corazones, estos deciden unirse en matrimonio.
Jesucristo, ha decidido desposarse con la Iglesia, porque el amor de su corazón
es ella. Es imposible amar a Cristo y a la vez pretender desconocer la
importancia de la Iglesia ,
pues, ella es el delirio de su corazón.
5. Es el cuerpo de Cristo. Col. 1:18; Ef. 4:12.
La
Iglesia es más que una organización, es un cuerpo, un organismo vivo, cuya
preeminencia se encuentra en la cabeza, que es Cristo. Los más grandes daños
hechos a la Iglesia
no han venido de los impíos y enemigos externos de ella, sino de aquellos que,
desde dentro, han tratado de tergiversar el verdadero llamamiento de la misma. La Iglesia es, nada más y
nada menos, que el cuerpo de Cristo. Todos los miembros verdaderos de la Iglesia han sido
injertados en ella, y por ende en Cristo, para ser uno con él. Solamente la Iglesia tiene este alto
llamamiento. “Como cabeza de su iglesia, Cristo le da vida y crecimiento (Col.
2:19; cf. Ef. 4:15,16). Él es su cabeza
orgánica. Como su cabeza también ejerce autoridad sobre la iglesia; por
cierto, sobre la totalidad de la creación, para el beneficio de la Iglesia (Ef. 1:20-23).
6. La Iglesia es propiedad del Dios
viviente. 1 Co. 1:2; 1 Tim. 3:15; Ro. 16:16.
En aquel tiempo (y en la actualidad) en el mundo pagano existían
incontables templos llenos de ídolos. La iglesia se diferencia de todos ellos
en que el Dios viviente reside y actúa en ella, y que es propiedad de ese Dios
viviente.
7. Es el edificio de Dios. 1 Co. 3:9.
Pablo
usa repetidamente la imagen de la construcción en sus epístolas. Representa a
los cristianos como el edificio de Dios (1 Co. 3:9,16) y hace notar que Cristo
es el único cimiento (vv. 10-14; Ef. 2:20). Describe la vida espiritual de los
creyentes como un proceso de edificación (Ef. 4:29; 1 Ts. 5:11). También revela
que los cristianos están siendo edificados juntos en Cristo (Ef. 2:22; Col.
2:7).” Todo creyente que se aleja del cuidado y comunión de la Iglesia Local está dejando de
ser edificado conforme a los principios bíblicos.
8. Dios la está labrando. 1 Co. 3:9.
Los
que colaboran en la Iglesia, no trabajan en la iglesia para sí, sino para el
Señor. De la figura agrícola Pablo ahora se vuelve a una metáfora sacada de la
arquitectura. «Sois edificio de Dios», así como un campo se cultiva, un edificio
se construye. Los edificadores laboran para el Señor. Ef. 2:19-22; 1 Pe. 2:5.
9. Es la habitación de Dios. Ef. 2:22.
Aunque
los cielos de los cielos no pueden contener la presencia sublime del Dios Santo,
a él le place tener moradas especiales entre los hombres. En tiempos prístinos
de la nación israelita habitó en el Tabernáculo y en la época de la monarquía
en el Templo de Salomón. Hoy día ha hecho morada en la Iglesia.
10. La Iglesia es el Reino del Hijo
amado de Dios. Col. 1:13.
Aunque
Dios gobierna soberano sobre toda la creación, Jesús, es reconocido plenamente
como Rey sobre la Iglesia. Ella está compuesta de súbditos que se gozan en
obedecerle. Este es un reinado de luz, verdad, amor, paz, justicia perfecta.
Este reino sigue creciendo cada día con los nuevos súbditos que son atraídos
por la fe. Este reino se expresa hoy en la Iglesia.
11. Es la casa espiritual y el templo
de Dios. 1 Pe. 2:5; 1 Co. 3:16.
En
la época contemporánea, Dios no mira el tempo de Jerusalén como su casa, sino
que ahora él es adorado en una casa “espiritual”, de acuerdo a las palabras de
Cristo en Juan 4 “Dios busca adoradores
que le adoren en espíritu y en verdad”, pero esto no quiere decir que Dios
no tenga un templo especial en esta dispensación, el templo es la Iglesia, la
cual es construida con piedras vivas que reciben su poder vivificador de
Cristo. “La casa espiritual, que es la Iglesia, es una expresión que alude a su
condición de santuario (1 Co. 6:19; 2 Co. 6:16), pues también el templo antiguo
era llamado casa (Sal. 69:9; Is. 66:7). En él ejercen los creyentes su
sacerdocio, no solo por medio de la oración de intercesión, sino también
mediante los sacrificios espirituales (Ro. 12:1; Fil. 4:18; He. 13:15,16).”
Las marcas de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús son
indubitables para que los miembros del Cuerpo de Cristo puedan tener un sentido
de pertenencia basado en un cimiento espiritual solido e indestructible en
cuanto a la fe.
Las marcas propias e indelebles nos ayudan a tener confianza
que nuestro trabajo en el Señor no es vano, a la vez que nos estimula a seguir,
avanzar en la vida cristiana y en el trabajo del Reino de Cristo,
complementados con vivo entusiasmo en proseguir expandiendo la causa de Cristo
con el vigor del primer amor.
Juan
Salgado Rioseco
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