martes, 18 de diciembre de 2012

El Movimiento de Jesús de Nazaret


Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Juan 1:46 (RV1960)
Nazaret era un pueblo irrelevante, pobre, enclavado en la región de Galilea, considerada de los gentiles (Mt. 4:15). Sin importancia social, política, menos religiosa; de permanente resistencia a los poderes centralizados, tanto político como religioso, debido a su constante discriminación social que eran objeto.

 .       ¿Cómo un hombre laico radicalizado puede transformar las estructuras religiosas centenarias del sistema político religioso judío?, ¿Cómo la proclama de un grupo itinerante mesiánico judío, se convierte en una ideología que irrumpe el Imperio Romano?, ¿Cómo las enseñanzas de un grupo radical Galileo, se convierte en la esperanza de miles de pobres y desarraigados de su sociedad, de todas las naciones conocidas en ese entonces? Muchas son las interrogantes y no muy convincentes son las respuestas. Centenares de eruditos han tratado de explicar el fenómeno que ha rodeado desde su inicio al movimiento nacido en Galilea hace dos mil años, algunas de ellas muy persuasivas y otras no tanto; algunas basadas en el contexto histórico, otras en lo mesiánico;  algunas buscando lo humano y otras lo místico.

         ¿Pero quién es realmente Jesús de Narazet?, ¿Cuáles son los principios fundamentales de su enseñanza?, ¿Por qué miles de personas, provenientes de una de las más zonas conflictivas de su época, le siguieron? ¿Existe una relación entre el Jesús histórico y el Jesús mesiánico? ¿Cuántos de los principios primitivos Galileos, que conserva el cristianismo de hoy? Para contestar estas interrogantes y miles más, hay que indagarlas en el pleno conocimiento de las épocas transcurridas. No hay mejor tiempo invertido que llegar a la convicción pletórica a través del conocimiento de los principios fundamentales de la enseñanza real de los inicios del movimiento, hasta llegar a convertirse en una religión mundial, que absorbe las estructuras políticas - religiosas de imperios, pueblos y etnias, tan diferentes, como distantes.

¿Podrá alguna ideología o pensamiento humano lograr lo mismo? Humanamente, nunca se haga realidad en la dimensión de los sucesos que ocurrieron, es posible que un cambio tan revolucionario suceda nuevamente, pero este cambio radical, nuevamente tendrá como cabeza a Jesús de Nazaret y sus fieles seguidores, no sólo los de Galilea, sino los de todo el mundo de diferentes épocas, en su segunda venida.

         Para contestar en parte las interrogantes anteriores, debemos buscar primero la base de sus enseñanzas y la calidad de sus seguidores. Un verdadero discípulo de Jesús de Nazaret, tiene el deber ético y moral de conocer profundamente a su Maestro, antes de comenzar a propagar sus enseñanzas. Se debe buscar la piedra angular de la enseñanza de Jesús de Nazaret, para poder distinguir los principios fundamentales, de los secundarios; orientar la fe hacia la nueva visión encontrada; reformular los conceptos dogmáticos en que basamos nuestro accionar, de acuerdo a la real enseñanza en la que Jesús preparó a sus discípulos.

El centro principal de su mensaje fue el Reino de Dios, y sus principios fundamentales se encuentran en lo que llamamos Sermón del Monte. De ahí se desprende las normas de comportamientos y actitudes que el genuino cristiano debe desarrollar en el camino al servicio de Jesús de Nazaret. Desde esta perspectiva debemos centrar nuestra visión cosmológica de nuestra fe cristiana. Algunos eruditos piensan que nuestra carta magna, se encuentran en dicho Sermón. No están muy lejos de la realidad, del conocimiento pleno de estos capítulos, obtendremos un cristianismo diferente al cristianismo religioso, legalista y farisaico que hoy muchas corrientes practican, entre ellos y no ajenos a esta realidad, el movimiento pentecostal, (escribo movimiento, porque el nombre real del movimiento de Jesús, es conocido universalmente como cristianismo, y todas las denominaciones, sean grandes o pequeñas, solo son corrientes o movimientos de pensamientos dogmáticos dentro del cristianismo).

         Otras de las vías para contestar las inquietantes interrogantes que emanan del verdadero conocimiento de los sucesos iniciales del incipiente movimiento, que envuelven a Jesús de Nazaret y su círculo íntimo de seguidores, plasmado a través de los desarraigados social y culturalmente de su época, avasallando con fuerza y tenacidad todos los embates que las sociedades de su tiempo le ponían en el ámbito político, religioso y social, nos hacen buscar la respuesta más en el poder divino y sus planes, que en la capacidad humana. ¿Cuánto divino y humano, existe en los registros sagrados?

         Algunos contestan a algunas de estas interrogantes tomando en cuenta al movimiento de Jesús de Nazaret, inicialmente como un grupo radical, carismático e itinerante. Gerd Theissen, en “Sociología del movimiento de Jesús, Santander 1979]. Propone cuatro tesis:
·        En los comienzos del cristianismo primitivo surgieron carismáticos itinerantes, sin residencia fija, que enseñaban una ética radical.
·        Formaban parte de un movimiento de renovación surgido dentro del judaísmo.
·        Su origen estuvo determinado por una crisis producida en la sociedad judeo-palestinense.
·        Su respuesta a esta crisis fue una visión de amor y reconciliación.

Hoy, estamos en la encrucijada; de seguir tras el costumbrismo tradicional que envuelve a muchas de las comunidades locales, o sacudir el polvo de la tradición adosado por siglos a la enseñanza; en seguir defendiendo posiciones dogmáticas, que algunas veces son indefendibles a la luz del genuino conocimiento bíblico, o efectuar una verdadera apología de nuestra fe, basado en los principios fundamentales del verdadero cristianismo con raíces en el movimiento empezado en Galilea. 

Debemos tener en cuenta que Jesús de Nazaret no fundó una religión, sino que comenzó un movimiento laico, al margen de la religión judía; su mensaje sanador y liberador de toda esclavitud y dominación, ha sobrevivido a través de los siglos en pequeños grupos fieles transmisores de la verdad de Cristo Jesús, muchos de ellos tratados como heréticos por la religión oficial y más influyente de la época. Su radicalidad a su tiempo, es lo que llamo la atención a la gran masa de desposeídos; su mensaje de esperanza a un mundo más justo, socialmente sin grande acepciones de personas; su llamado a servir y no a buscar las prebendas que manipula la religiosidad falsa, piramidal, obcecada por los dogmatismos humanos.

Volver a la senda impuesta inicialmente por el movimiento de Jesús de Nazaret, teniendo su piedra angular en el mensaje recopilado por Mateo en el capítulo 5 al 7, debe ser nuestra congruencia al servicio de Cristo Jesús.




Juan Salgado Rioseco

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