Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Juan 1:46 (RV1960)
Nazaret era un pueblo irrelevante, pobre, enclavado en la región de Galilea, considerada de los gentiles (Mt. 4:15). Sin importancia social, política, menos religiosa; de permanente resistencia a los poderes centralizados, tanto político como religioso, debido a su constante discriminación social que eran objeto.
. ¿Cómo un hombre laico radicalizado puede transformar las estructuras religiosas centenarias del sistema político religioso judío?, ¿Cómo la proclama de un grupo itinerante mesiánico judío, se convierte en una ideología que irrumpe el Imperio Romano?, ¿Cómo las enseñanzas de un grupo radical Galileo, se convierte en la esperanza de miles de pobres y desarraigados de su sociedad, de todas las naciones conocidas en ese entonces? Muchas son las interrogantes y no muy convincentes son las respuestas. Centenares de eruditos han tratado de explicar el fenómeno que ha rodeado desde su inicio al movimiento nacido en Galilea hace dos mil años, algunas de ellas muy persuasivas y otras no tanto; algunas basadas en el contexto histórico, otras en lo mesiánico; algunas buscando lo humano y otras lo místico.
. ¿Cómo un hombre laico radicalizado puede transformar las estructuras religiosas centenarias del sistema político religioso judío?, ¿Cómo la proclama de un grupo itinerante mesiánico judío, se convierte en una ideología que irrumpe el Imperio Romano?, ¿Cómo las enseñanzas de un grupo radical Galileo, se convierte en la esperanza de miles de pobres y desarraigados de su sociedad, de todas las naciones conocidas en ese entonces? Muchas son las interrogantes y no muy convincentes son las respuestas. Centenares de eruditos han tratado de explicar el fenómeno que ha rodeado desde su inicio al movimiento nacido en Galilea hace dos mil años, algunas de ellas muy persuasivas y otras no tanto; algunas basadas en el contexto histórico, otras en lo mesiánico; algunas buscando lo humano y otras lo místico.
¿Pero quién es realmente Jesús de
Narazet?, ¿Cuáles son los principios fundamentales de su enseñanza?, ¿Por qué miles
de personas, provenientes de una de las más zonas conflictivas de su época, le
siguieron? ¿Existe una relación entre el Jesús histórico y el Jesús mesiánico?
¿Cuántos de los principios primitivos Galileos, que conserva el cristianismo de
hoy? Para contestar estas interrogantes y miles más, hay que indagarlas en el
pleno conocimiento de las épocas transcurridas. No hay mejor tiempo invertido
que llegar a la convicción pletórica a través del conocimiento de los
principios fundamentales de la enseñanza real de los inicios del movimiento,
hasta llegar a convertirse en una religión mundial, que absorbe las estructuras
políticas - religiosas de imperios, pueblos y etnias, tan diferentes, como
distantes.
¿Podrá alguna ideología o pensamiento humano lograr lo
mismo? Humanamente, nunca se haga realidad en la dimensión de los sucesos que
ocurrieron, es posible que un cambio tan revolucionario suceda nuevamente, pero
este cambio radical, nuevamente tendrá como cabeza a Jesús de Nazaret y sus
fieles seguidores, no sólo los de Galilea, sino los de todo el mundo de
diferentes épocas, en su segunda venida.
Para contestar en parte las
interrogantes anteriores, debemos buscar primero la base de sus enseñanzas y la
calidad de sus seguidores. Un verdadero discípulo de Jesús de Nazaret, tiene el
deber ético y moral de conocer profundamente a su Maestro, antes de comenzar a
propagar sus enseñanzas. Se debe buscar la piedra angular de la enseñanza de
Jesús de Nazaret, para poder distinguir los principios fundamentales, de los
secundarios; orientar la fe hacia la nueva visión encontrada; reformular los
conceptos dogmáticos en que basamos nuestro accionar, de acuerdo a la real
enseñanza en la que Jesús preparó a sus discípulos.
El centro principal de su mensaje fue el Reino de Dios, y
sus principios fundamentales se encuentran en lo que llamamos Sermón del Monte.
De ahí se desprende las normas de comportamientos y actitudes que el genuino
cristiano debe desarrollar en el camino al servicio de Jesús de Nazaret. Desde
esta perspectiva debemos centrar nuestra visión cosmológica de nuestra fe
cristiana. Algunos eruditos piensan que nuestra carta magna, se encuentran en
dicho Sermón. No están muy lejos de la realidad, del conocimiento pleno de
estos capítulos, obtendremos un cristianismo diferente al cristianismo
religioso, legalista y farisaico que hoy muchas corrientes practican, entre
ellos y no ajenos a esta realidad, el movimiento pentecostal, (escribo
movimiento, porque el nombre real del movimiento de Jesús, es conocido
universalmente como cristianismo, y todas las denominaciones, sean grandes o
pequeñas, solo son corrientes o movimientos de pensamientos dogmáticos dentro
del cristianismo).
Otras de las vías para contestar las
inquietantes interrogantes que emanan del verdadero conocimiento de los sucesos
iniciales del incipiente movimiento, que envuelven a Jesús de Nazaret y su
círculo íntimo de seguidores, plasmado a través de los desarraigados social y
culturalmente de su época, avasallando con fuerza y tenacidad todos los embates
que las sociedades de su tiempo le ponían en el ámbito político, religioso y
social, nos hacen buscar la respuesta más en el poder divino y sus planes, que
en la capacidad humana. ¿Cuánto divino y humano, existe en los registros
sagrados?
Algunos contestan a algunas de estas
interrogantes tomando en cuenta al movimiento de Jesús de Nazaret, inicialmente
como un grupo radical, carismático e itinerante. Gerd Theissen, en “Sociología
del movimiento de Jesús, Santander 1979]. Propone cuatro tesis:
·
En los comienzos del
cristianismo primitivo surgieron carismáticos itinerantes, sin residencia fija,
que enseñaban una ética radical.
·
Formaban parte de un
movimiento de renovación surgido dentro del judaísmo.
·
Su origen estuvo
determinado por una crisis producida en la sociedad judeo-palestinense.
·
Su respuesta a esta crisis
fue una visión de amor y reconciliación.
Hoy, estamos en la encrucijada; de seguir tras el
costumbrismo tradicional que envuelve a muchas de las comunidades locales, o
sacudir el polvo de la tradición adosado por siglos a la enseñanza; en seguir
defendiendo posiciones dogmáticas, que algunas veces son indefendibles a la luz
del genuino conocimiento bíblico, o efectuar una verdadera apología de nuestra fe,
basado en los principios fundamentales del verdadero cristianismo con raíces en
el movimiento empezado en Galilea.
Debemos tener en cuenta que Jesús de Nazaret no fundó una religión, sino que comenzó un movimiento laico, al margen de la religión judía; su mensaje sanador y liberador de toda esclavitud y dominación, ha sobrevivido a través de los siglos en pequeños grupos fieles transmisores de la verdad de Cristo Jesús, muchos de ellos tratados como heréticos por la religión oficial y más influyente de la época. Su radicalidad a su tiempo, es lo que llamo la atención a la gran masa de desposeídos; su mensaje de esperanza a un mundo más justo, socialmente sin grande acepciones de personas; su llamado a servir y no a buscar las prebendas que manipula la religiosidad falsa, piramidal, obcecada por los dogmatismos humanos.
Debemos tener en cuenta que Jesús de Nazaret no fundó una religión, sino que comenzó un movimiento laico, al margen de la religión judía; su mensaje sanador y liberador de toda esclavitud y dominación, ha sobrevivido a través de los siglos en pequeños grupos fieles transmisores de la verdad de Cristo Jesús, muchos de ellos tratados como heréticos por la religión oficial y más influyente de la época. Su radicalidad a su tiempo, es lo que llamo la atención a la gran masa de desposeídos; su mensaje de esperanza a un mundo más justo, socialmente sin grande acepciones de personas; su llamado a servir y no a buscar las prebendas que manipula la religiosidad falsa, piramidal, obcecada por los dogmatismos humanos.
Volver a la senda impuesta inicialmente por el
movimiento de Jesús de Nazaret, teniendo su piedra angular en el mensaje recopilado
por Mateo en el capítulo 5 al 7, debe ser nuestra congruencia al servicio de
Cristo Jesús.
Juan Salgado Rioseco
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