lunes, 7 de mayo de 2012

¿Servicio a Dios o clientelismo religioso?



La sociedad chilena se ha convulsionado por algunos sucesos en el interior de la iglesia históricamente fuerte en lo social y de gran influencia política, que ha traído graves daños colaterales, por ejemplo la falta de credibilidad, desmedro de su prestigio, su voz no está siendo escuchada, y ha visto mermada la confianza en gran porcentaje del país, producto de la secuencia de actos inmorales reñidas con la ética cristiana, además de el gran clientelismo religioso en sus innumerables fiestas religiosas sincréticas paganas. Por otro lado, la lucha de poder en el ámbito emblemático evangélico ha traído una secuencia de divisiones, la otrora pujante fuerza se ha visto canibalizada por las asonadas de líderes, que sin escrúpulos se han apoderado de la iglesia de Cristo, que evidenciando una falta de ética ministerial, bajo acciones inmorales han arrastrado a miles de miembros a una irracional situación religiosa. Como consecuencia de estos sucesos, cientos de miles de personas, ya no creen o han perdido la fe, no solo en sus pastores sino la fe en Cristo y han pasado a engrosar la lista de los miles de incrédulos, poniendo en riesgo el más valioso tesoro del cristianismo: la salvación del hombre.
En otro ámbito, las nuevas tendencias religiosas en el ámbito evangélico, con sus acciones mercantiles, han desviado la fe de otros miles de personas que han acudido a la forma fácil de obtener las prebendas que estos seudos eclesiásticos ofrecen, jugando con la creencia de estos incautos e incultos doctrinales. Estos manipuladores religiosos evidencian la dicotomía entre lo sagrado y lo profano, desde donde se interroga si el capital religioso puede convertirse en el capital económico y político, como lo plantea Max Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo.  Igualmente,  son objeto  de  controversia  el marketing,  las condiciones  sociales,  los partidos políticos confesionales, las características de liderazgo carismático que ejercen los líderes de estos movimientos, la teología informal y la incidencia de la interpretación de esta, en el comportamiento  social.
En este ambiente, se ha ido consolidando un mercantilismo religioso, ligado a la subreligiosidad popular y a la incultura doctrinal,  debido que la iglesia cristiana ha cumplido con el mandato en forma negligente que Jesús dio a sus seguidores: “Por tanto, id, y haced discípulos…” “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado;” esta situación está siendo utilizada para generar riquezas que van a las cuentas personales de estos falsos apóstoles de la fe, aprovechándose de miles de neófitos que incautamente entregan sus aportes económicos no en beneficio de la comunidad a la cual pertenecen sino a estos proveedores de una falsa religión.
Esta situación no es extraña en la historia de la iglesia, en el primer siglo nos encontramos con Demetrio y otros plateros sacaban provecho de las creencias religiosas de la gente en Éfeso y entre los feligreses de Artemisa que provenían de otras partes del mundo. Estos artesanos vendían fetiches o recuerdos que representaban un negocio de grandes ganancias producto de la fe de las personas. Por otra parte, nos encontramos con el mensaje de Pablo, presentando a Jesucristo y el reino de Dios, como una única vía de fe y de salvación, contrario a la idea del fetichismo religioso y de la comercialización de la fe. En muchas iglesias locales el mercantilismo religioso bajo sus diversas caretas, está dejando una estela devastadora de confusión y pérdida paulatina de su identidad evangélica.
Aquellos que como observante de la fe en Cristo, de acuerdo a lo estipulado en la Palabra de Dios y que tratamos de resguardar la iglesia bajo el kerigma apostólico, vemos con preocupación las diferentes propuestas religiosas, sus postulados y sus consecuencias colaterales, en sus diversas tendencias, debido a que están poniendo en riesgo la pureza de la iglesia de Cristo.
Entre estas tendencias se encuentra, el sincretismo religioso que avanza vertiginosamente mezclando la verdad bíblicamente revelada con las distintas tesis y prácticas de religiones paganas, en aras de una gran unidad religiosa humanista.
El pragmatismo relativista está desraizando todos los principios bíblicos,  morales y espirituales de la iglesia y se acepta sus avances como “modernidad cristiana”, como “juvenilización” de la Iglesia, y la adaptación de la subreligiosidad animista como dogmas de fe.
La idolatría y el mercantilismo religioso, con un evangelio falso de “éxito y prosperidad” o “salud y riqueza”, hacen una buena cantidad de creyentes pasen a engrosar el ego y multiplicar la fortuna de sus propulsores.
La iglesia formalista y nominal que ha buscado paradigmas que le sirvan para poder expresar la fe sincrética y relativista de vivir como quiera según la carne; pero la pregunta es ¿bajo qué autoridad y sirviendo a qué Dios?
Los nuevos títulos con que se auto dominan estos aparecidos lideres, a traen a las grandes masas de cándidos, embadurnándolas con falsas caretas sus propuestas, traspasando la línea de la apostasía, la negación de la fe en Cristo, y las propias enseñanzas y mandamientos de Jesucristo.

Estas realidades han traído funestas consecuencias a la iglesia: manifestada en la pérdida de identidad doctrinal e institucional; en la negación de la identidad evangélica; más aun, en un alejamiento paulatino e irreversible de los principios ortodoxos de la enseñanza de Cristo; con sus obras han mancillado la obra de Cristo por la humanidad.

¿Qué actitud debe tomar las iglesias que se mantienen conforme al kerigma apostólico?
Erradicar el clientelismo religioso y para ello se requieren cristianos convertidos y no convencidos, que su mirada este en Cristo Jesús y no en liderazgo carismáticos con seudas propuestas, extirpando el fetichismo religioso; optando por una vida consagrada bajo los paradigmas bíblicos.

Para lograr lo anterior, la iglesia debe asumir con diligencia su comisión pastoral de “predicar el evangelio del reino de los cielos”  y “haced verdaderos discípulos, capacitados para adorar en espíritu y en verdad”; enseñar en forma incólume la ortodoxia bíblica ya determinada por Jesucristo en los escritos evangélicos; vivir la fe bíblica conforme a los mandamientos de Jesús.
Esto determina la posición de una iglesia que sirve a Cristo y una iglesia religiosa humanista; es un gran desafío, pero no imposible de cumplir, si Dios está con nosotros, quien contra nosotros.

Juan Salgado Rioseco

2 comentarios:

graciela manriquez dijo...

hermano, realmente en este texto usted a podido plasmar todo lo que esta pasando en las iglesias. El Señor nos fortalezca para poder cumplir con lo que el nos ha mandado predicar el evangelio y hacer discipulos...", hoy necesitamos salir de la incultura doctrinal y de la unica manera es escudriñando las escrituras...bendiciones.

Unknown dijo...

Lo felicito hno hemos dejado de estudiar las escrituras nos hemos alejado del marco biblico.como consecuencia dentro de pueblo evangélico hay mucho analfabetismo biblico y arrastran a los incauto.muchas bandicionrs

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