jueves, 3 de mayo de 2012

“Procura cumplir bien el servicio a Dios”



Escudriñando las Escrituras encontré en la carta del apóstol Pablo a la iglesia de Colosas, la siguiente recomendación: "Díganle esto a Arquipo: “Procura cumplir bien el servicio que te han encomendado en nombre del Señor” (Dios Habla Hoy.  Col. 4:17).

Cotejando el versículo con la Biblia Reina Valera 1995, esta versión traduce de la siguiente manera: "Decid a Arquipo: «Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor». La versión de la Américas dice: "... cumplir la tarea...", una verdadera dimensión cobra al contemporizar este versículo.
En este versículo Pablo da una exhortación especial a Arquipo, la palabra “servicio o ministerio” proviene de la palabra griega “diaconían”, usada en el sentido específico del ministerio cristiano que se recibe a través del don de Dios, y podemos denotar el mandato al ministro de Cristo al respecto: a) cuidar del ministerio y b) cumplir el ministerio en su plenitud.
Pablo animó a Arquipo a que se asegurara de realizar el ministerio que había recibido del Señor. Hay muchas maneras de dejar nuestro trabajo incompleto: podemos desviarnos moralmente con facilidad; agotarnos y parar; enojarnos y abandonar o despreocuparnos dejándoselo a otros. Debemos asegurarnos de que acabemos el trabajo que Dios nos asignó y no dejarlo inconcluso.
Dentro de nuestras comunidades, donde la multiforme de ministerios independientes dan forma al Cuerpo de Cristo, a través del Espíritu Santo, mucho de ellos se encuentran inactivos por la indolencia, la desidia, el doble ánimo, la inconstancia, la falta de sinceridad, o simplemente la dejación de servir a Dios como corresponde. Recobra importancia tomar el consejo del apóstol de los gentiles a Arquipo: cumplas el ministerio, cumplir bien el servicio, cumplir la tarea, que hemos recibido, que se nos han encomendado en el nombre del Señor. Pablo recomendaba a Timoteo que “Pero tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo.” (DHH 2 Ti. 4:5).
Ministerio, servicio, tarea, palabras que se encuentran a diario en los labios del creyente; cuantos de ellos se hacen realidad, o alcanzan las metas propuestas, o cuantos otros solo quedan en los buenos propósitos de las promesas incumplidas; ¿qué nos sucede?, la mayor parte de las membresías no están con un compromiso real con Dios; pareciera que no tienen la capacidad de discernir, entre el servicio o la tarea que se nos ha encomendado divinamente y nuestros deseos seculares.
Pablo  escribía en Col. 1:25 “Dios ha hecho de mí un servidor de la iglesia, por el encargo que él me dio, para bien de ustedes, de anunciar en todas partes su mensaje”. (DHH), al analizar el arduo trabajo del apóstol por la evangelización de los gentiles, podemos darnos cuenta que cumplió con creces el propósito de Dios que lo responsabilizó por dicha tarea. ¿Usted está cumpliendo con la tarea que Dios le ha encomendado? Pablo instaba a los Corintios a imitarle, como él imitaba a Cristo (1 Co. 11:1), aun con ruego (1 Co. 4:16), más aun a los Filipenses les escribió: Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;…” (3:17, 18).
No solo se debe cumplir con la tarea encomendada, sino cobra una real importancia la forma en que se realiza. Muchos ministerios han fracasado en la tarea, no porque no tuvieran el ánimo de hacerlo, sino por la forma o manera que lo llevaron a cabo, o por que en el camino han desvirtuado la tarea encomendada. En la tercera carta de Juan encontramos dos tipos de liderazgo cumpliendo la tarea  encomendada; Gayo un líder hospitalario, lleno de amor fraternal;  Diótrefes  un líder ambicioso de poder, lleno de autoritarismo, malintencionado. Reflexionando sobre la forma de llevar acabo la tarea encomendada, debemos tener cuidado en la forma de realizarla, podemos con nuestras actitudes hacer fracasar el ministerio al cual hemos sido llamados o ser fructíferos si cumplimos los preceptos de ser verdaderos siervos al servicio de Dios.
De acuerdo al apóstol Pedro en su primera carta, "somos elegidos según la presciencia de Dios Padre... para obedecer...". El éxito de cumplir la tarea encomendada es la obediencia, a través de ella reflejamos nuestro amor a Dios, si obedecemos poco, poco lo amamos; si nuestra obediencia es grande, grande es el amor a Dios. Cuando una persona obedece a Dios da con ello la única evidencia posible de que en su corazón cree a Dios y puede con honestidad decir: “De ella fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios” (Col. 1:25.). Resultado de la obediencia es cumplir la tarea encomendada enteramente, cabalmente, debidamente, en forma oportuna y correcta; con honradez y honestidad, por que eso es agradable a Dios. Por eso, es importante procurar cumplir bien la tarea encomendada, no se debe escatimar esfuerzo para llegar a realizar la labor que Dios nos pide con perfección.
Como Arquipo y todos los que tienen una misión de servicio en la comunidad cristiana han de cumplirla cabalmente.

Juan Salgado Rioseco

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