Los propósitos de Dios para la unión de
un hombre y una mujer.
La unión de un hombre
y una mujer nació en el corazón de Dios; es su diseño y creación, la constituyó
con características que la sustentan y dan consistencia, son su razón de ser;
tanto el hombre como la mujer deben entender que el matrimonio es una
institución divina; al formar una familia se espera que la integración se
efectúe fácilmente, para sí, conseguir una relación optima que facilite la
comunicación y los sentimientos, es necesario que Dios este en el centro de esa
unión familiar.
Algunos de los
propósitos de Dios para esta unión:
1.
Compañerismo mutuo. Génesis 2:18.
2.
Relación íntima indisoluble. Génesis 1:28.
a.
la sexualidad es la excelencia de Dios dentro de
la creación. Génesis 1:27, 31; 2:18–25.
b.
en un sentimiento mutuo. Efesios 5:31.
3.
Felicidad matrimonial. Proverbios 5:15-19.
4.
Educar de los Hijos es un deber de los
padres. Proverbios 22:6.
5.
Enseñar de la fe de Cristo. 2 Timoteo 1:5; 3:14,
15.
El plan de Dios es
proveer a cada persona una familia en la cual encuentre el complemento perfecto
a sus necesidades físicas, mentales, afectivas y espirituales.
La relación entre un hombre y una mujer fue
instituida por Dios y aceptada por las diferentes sociedades humanas, en la que
el hombre y la mujer cohabitan en amor y ayuda mutua. Dios tiene buenos
propósitos al establecer las relaciones dentro del matrimonio. Instrucciones
específicas que el apóstol Pablo indica a esposos y esposas constituyen un
destello de las relaciones entre Cristo y su Iglesia: un modelo celestial para
todo matrimonio terrenal.
Características del matrimonio de acuerdo al plan
de Dios:
1.
Entre
un hombre y una mujer es una relación monógama. 1 Corintios 7:2; Proverbios
5:18-19.
2.
Es
una relación de unidad. Génesis 2:24; Salmo 34:3.
3.
Es
una relación de compañerismo mutuo. Génesis 2:18.
4.
Es
una relación de fidelidad. Malaquías 2:15.
5.
Es
una relación irrevocable e indisoluble. Romanos 7:2.
6.
La
autoridad del hogar recae en el hombre. 1 Corintios 11:3.
7.
Tener
un trato digno, sin violencia, hacia la esposa. Colosenses 3:19.
8.
El
marido debe dignificar a su esposa. 1 Pedro 3:7.
9.
El
deber del hombre es proveer y cuidar a su familia. Efesios 5:29.
10.
El
deber conyugal dentro del matrimonio es reciproco. 1 Corintios 7:1-5;
Eclesiastés 9:9.
11.
El
placer conyugal debe ser exclusivo del matrimonio. Proverbios 5:15-17.
12.
Es
pecado la relación fuera del matrimonio. Gálatas 5:19; Colosenses 3:5-6.
13.
El
adulterio es sancionado por Dios. Éxodo 20:14; Hebreos 13:4; Mateo 5:27-28.
14.
El
matrimonio es la metáfora de un misterio entre Cristo y la Iglesia. Efesios
5:32.
El matrimonio es una institución que va a
perdurar, a pesar de las amenazas a su estabilidad. Dios nos ha dado tal
naturaleza que buscamos la compañía de una persona del sexo opuesto con quien
podemos formar un hogar, experimentar la satisfacción de la intimidad emocional
y sexual, criar a los hijos y disfrutar del compañerismo durante toda la vida.
El matrimonio es una comunidad íntima de vida
entre un hombre y una mujer, fundamentada en el amor responsable, en la mutua
entrega, en vista del bien personal de los cónyuges, de la generación y
educación de su descendencia. El amor recíproco es esencial y tiene
características que le distinguen de todas las demás formas de amor.
La intimidad es uno de los factores que más hacen
fracasar al matrimonio. La intimidad plena lleva a la pareja a la consumación
de los planes de Dios tiene para ella. Las Sagradas Escrituras entregan algunas
pautas para que la pareja de creyentes desarrolle su intimidad y logra el
disfrute sexual.
1.
Clave para matrimonio feliz. Proverbios 5:18–20.
2.
Intimidad física. Génesis 2:25.
3.
Disfrute marital. Génesis 18:12.
4.
Intimidad marital. Cantares 4:16.
5.
Gozo de la vida juntos. Eclesiastés 9:9.
6.
Entrega de dos que se aman. Cantares 6:3.
7.
La entrega mutua. 1 Corintios 7:3-5
8.
Matrimonio honroso. Hebreos 13:4.
El disfrute de la sexualidad
dentro del matrimonio es bendición de Dios, teniendo la sensibilidad y el
respeto de la conciencia de la persona amada.
La relación en el seno de la
familia debe estar fundamentada en el amor, el entendimiento y la paz. Ambos
cónyuges tienen la responsabilidad de fomentar y favorecer un buen ambiente y
convivencia en las relaciones mutuas, para así lograr la comprensión, la
armonía, y poderse proyectarse al futuro con una convicción que de estabilidad
a la familia; la interrelación, interacción, la comunicación bajo el prisma del
amor y los principios que sustenta la fe en Cristo, son medios esenciales para
lograr un ambiente cálido, armónico y de paz. En la familia debe reinar el
amor, los componentes de la familia son los prójimos más cercanos, los cuales
deben poner por obra las palabras de Jesús, “amaras a tu prójimo, como a ti
mismo”. Una familia cristiana debe ser modelo en el hábitat en que viven y se
desarrollan.
1.
Debe reinar la
comprensión y la armonía. 1 Pedro 3:7.
2.
Los padres deben amar a
sus hijos. Tito 2:4
3.
Los padres mantienen a
sus hijos, no los hijos a sus padres.
2 Corintios 12:14.
4.
Los padres tienen el
deber de sostener a los Hijos. 1
Timoteo 5:8
5.
Los hijos traen gozo a
los padres. Proverbios 23:22–25.
El calor de un
hogar feliz es el ambiente ideal para criar niños normales y que aportarán en
forma positiva para la sociedad. Una familia feliz y saludable siempre es digna
de imitar. Una familia sana es la base de una iglesia sana.
El Hogar cristiano: núcleo de la
propagación de la Fe
El Nuevo Testamento presenta «las casas» (oikos) como
espacio predilecto para la predicación y enseñanza de la fe. Lo había sido en
el antiguo pacto y debe continuar siéndolo en el pacto de la gracia. El libro
de los Hechos, una y otra vez, se refiere a las casas como centros de fomento y
formación de la Fe en Dios; los padres tienen un deber ineludible de transmitir
la fe de acuerdo a lo ordenado por el Eterno y Todopoderoso y esa acción se efectúa
en la casa; la importancia de la casa como lugar de transmitir la Fe:
1. Jesús, estando en Betania, en la casa
de Simón. Mateo 26:6–13; Marcos 14:3–9; Juan 12:1, 11. En aquel episodio, Jesús
refutó a quienes criticaron a la mujer, anunció su sepultura, se refirió al
tema de la pobreza en el mundo y mencionó la necesidad de que su evangelio
fuera predicado en todas partes. Y todo esto sucedió en una casa.
2. en ellas se celebraba la vida en común. Hechos 2:46.
3. se producían milagros por parte del
Señor. Hechos 9:17.
4. se enseñaba, se propagaba y confirmaba
la fe. Hechos 10:2, 22, 31, 44-48.
5. se experimentaba el costo del
seguimiento. Hechos 17:15.
6. se reflexionaba acerca de las
implicaciones de la fe para toda la vida. Hechos 28:30, 31.
El templo no era el
centro educativo en cuanto a la transmisión de la fe; lo eran las casas de los
creyentes y así siguió siendo durante los primeros siglos. Los hogares
cristianos, deben ser el centro de la evangelización y la propagación de la fe
en Cristo Jesús. Los padres deben ser responsable que el hogar se transforme en
un medio eficaz para cumplir el mandato de la Evangelización.
Juan Salgado Rioseco
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