miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Matrimonio conforme al corazón de Dios. (Parte I)


Las congregaciones pentecostales que se mantienen en el paradigma conservador o clásico, que se originaron en los movimientos de santidad, están siendo confrontadas por las neo tendencias religiosas que han evolucionados hacia un liberalismo doctrinal y moral a la mano del postmodernismo secular y al relativismo ético.

Los legisladores han aprobados leyes seculares que atentan o contradicen los principios esenciales de la fe cristiana en general y morales fundamentales del movimiento pentecostal en lo particular, lo que, provocando una crisis de valores en la sociedad. Las praxis pentecostales se han visto hostigadas y acosadas por el in crescento racionalismo humanista, la decadencia valórica y la relativización de las normas morales.

Debido a lo anterior, las propuestas valóricas del movimiento pentecostal se han vuelto ineficientes y las posturas doctrinales clásicas inoperantes ante las tendencias del aumento de los miembros nominales que están engrosando las diversas congregaciones.

Ante lo anterior, los cuadros pastorales y de liderazgo están siendo forzados a una permanente capacitación que refuercen su accionar ministerial, con el fin, que sus argumentos teológicos, doctrinales, dogmas de fe, sus ponencias éticas, posturas valóricas sean en primer lugar esencialmente fundamentadas bajo la óptica bíblica y luego con la convicción y solidez cristiana sean sus argumentos convincentes para los que tiene una posición hostil a la fe de Cristo.

El concepto divino del matrimonio.

El matrimonio es la primera institución constituida por Dios. En el relato de la creación de Génesis 1 y 2, se encuentra el estribillo: "Y vio Dios que era bueno". Sin embargo, cuando el lector llega a 2:18, se encuentra con la siguiente apreciación: La soledad del hombre, "No es bueno que el hombre esté solo". Por eso, Dios creó a la mujer e instituyó el matrimonio. Luego Adán y Eva tuvieron descendencia, constituyendo una familia.

Comenzando con la primera pareja, la Biblia destaca la importancia del matrimonio y la familia. Describe detalles de las familias de los prominentes líderes, tales como Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David. Aunque Jesús nunca contrajo matrimonio, aprobó este con su presencia en las bodas de Cana y enseñó sobre la relación matrimonial. En Génesis 2 encontramos en esencia la enseñanza más avanzada sobre esta relación.

El propósito fundamental del matrimonio es proporcionar compañía y ayuda mutua: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él". La palabra hebrea que se traduce "idónea" sugiere en primer lugar "la similitud" o "correspondencia" y luego "adecuada" sería una persona que podría tomar parte en la vida del varón, responder a su naturaleza con entendimiento y amor, y cooperar con él para realizar el plan divino. Dios le proporcionó una compañera que satisfacía como complemento lo que a este le faltaba. Creada para tener comunión y compañía, el hombre sólo tendría una vida plena cuando pudiera compartir, confiar y amar en el círculo íntimo de la familia.

Según el plan divino, el matrimonio ha de tener ciertas características:
1.            Debe ser monógamo: pues Dios creó a una sola mujer para el varón. (Después permitió la poligamia, pero nunca la aprobó, porque es incompatible con el ideal de Génesis 2:24 "serán una sola carne"). Este texto bíblico pone de relieve la dignidad y el significado profundo de la unión matrimonial.
2.            Debe ser exclusivista: pues "dejara el hombre a su padre y a su madre".
3.            Debe ser una unión estrecha e íntima: "Se unirá a su mujer, y serán una sola carne". Así, implica que la unión es tanto física como espiritual. Los cónyuges deben estar unidos por amor mutuo, intereses comunes y un propósito común.
4.            Debe ser indisoluble: cualquier rompimiento de la unión matrimonial, con la excepción de la muerte, viola el plan divino. (Mal. 2:14).
5.            Debe ser armónico: Dios instituyó la familia para proporcionar un ambiente ideal, en el cual los hijos puedan ser criados cabalmente en todo aspecto: Físico, social y espiritual. (Mal. 2:15)

Postura de Jesús con respecto al matrimonio:
Confirma lo establecido por Dios en Mateo 19:4-6, (Mr. 10:6-9) por lo tanto, el designio de Dios es que el matrimonio sea un estado permanente.
Ratifica el propósito del matrimonio con respecto a la exclusividad, intimidad y a la indisolubilidad en forma enfática.  (Marcos 10:7-8).
La enseñanza de Jesús sobre el matrimonio.  Ref. Mr. 10:9. Jesús está resumiendo la revelación divina acerca del vínculo matrimonial.
Significado de “unirá”, griego “proskollao” (Diccionario Strong #4347): Pegar o unir con cemento varias cosas; mantenerse, adherirse, unirse firmemente. La palabra en el NT describe primariamente la unión de esposo y esposa. La adición de “pros” a “kollao” intensifica la relación de esposo y esposa. Proskollao incluye fidelidad, lealtad y permanencia en las relaciones.

Postura del apóstol Pablo con respecto al matrimonio:
El pasaje que se encuentra en Efesios es especialmente profundo en su área referente a un exitoso matrimonio bíblico. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador.” (Efesios 5:22-23) “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25). “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, así mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29). “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31), en especial en este último texto Pablo vuelve a consolidar la enseñanza trasmitida por Jesús y lo que está establecido por Dios.

Podemos resumir: El matrimonio, es base para una sociedad, sana, integra, con sólidas bases morales y bajo una ética verdadera; el pacto matrimonial establece tanto como para el hombre y la mujer algunas características y funciones específicas que permitan una vida conyugal armoniosa, llena de vida, amor y perdón.

EL “matrimonio” es un Pacto Sagrado ante Dios y los hombres, que tiene las siguientes características: Indisoluble - no caduca - de bendición - provisión irrenunciable.          


Dios bendice a la pareja que se somete a su voluntad bajo el vínculo del matrimonio consagrado y cuida de ellos. Este pacto expresa: compromiso mutuo – amor – fidelidad – integridad - búsqueda del rostro de Dios - muerte de una vida individual - consagración a Dios  y al vínculo matrimonial.
Juan Salgado Rioseco

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