domingo, 31 de agosto de 2014

La Iglesia: Perfil, ética, de su clase dirigencial o Liderazgo


La Iglesia de Dios en Cristo Jesús. (Parte XII) 

"y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia." (Jeremías 3:15).
El apóstol Pablo en el capitulo tres de su primera carta a Timoteo, le instruye y da indicaciones con respecto al perfil que deben tener los servidores de Cristo que aspiran ejercer el liderazgo en sus comunidades; debemos precisar que son diferentes a los requisitos generales exigidos a los que  aspiran a ser salvados y ser miembros de la familia de Dios. Estos últimos deben ser cumplidos por todos los que se convierten a Jesucristo sin excepción, en cambio, para aquellos que por su testimonio personal, idoneidad o en cumplimiento de su llamado para el servicio de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús alcanzan puestos de gestión administrativa o de conducción espiritual, se les demandan exigencias personales de mayor integridad con el fin de mantener la pureza y la conducción eficiente de la iglesia; además de tener seguridad que el nombramiento sea producto de la voluntad de Dios y la capacitación del Espíritu Santo, avalado por el testimonio personal, una conducta intachable ante el mundo y los miembros de la comunidad  donde aspira ser un líder espiritual y no de una mera aspiración o realización humana o de un espiritualismo falso.

¿Porque se les exige más requisitos a aquellos que aspiran los puestos de conducción espiritual? debido a que tienen la capacidad de influir en su comunidad, sus decisiones pueden mantener o desviar a sus dirigidos del plan de salvación que Dios tiene para ellos; además para mantener a la iglesia de Dios en Cristo Jesús sin mancha ni arruga, que camina en pos del encuentro de su esposo el Cordero de Dios, solo con su santidad lograra desposarse con Él.
Las sagradas Escrituras, utilizan cuatro palabras para designar a los que ocupan cargos de eminencia: obispos, presbíteros, ancianos, y pastores. El término ‘anciano’ indica la experiencia y entendimiento espiritual  maduro de aquellos que son así descritos; el término ‘obispo’ o ‘supervisor’ indica el carácter de la obra emprendida” (WEV). Pastores, (Poimen), es el nombramiento que se hace metafóricamente a los que ejercen la labor de ancianos (Efesios 4:11).

La elección de los líderes espirituales y para los que ejerzan esta labor dentro de sus diferentes estamentos u organización, debe ser analítica tras de una investigación previa de todos los antecedentes requeridos, con el propósito de elegir a la persona más adecuada, capacitada e idónea en el cargo o función que se requiere. Antes de efectuar el nombramiento en el cargo, se deben tener en cuenta las normas que las Sagradas Escrituras enseñan y los intereses espirituales de la comunidad a la cual se le va a designar; verificar la idoneidad, integridad, testimonio personal anterior a la propuesta del cargo, la disposición, el carácter, la actitud para someterse a las ordenanzas bíblicas y disposiciones de la organización de la comunidad.
La elección de una persona para ser siervo de Dios debe ser "a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:13), en el grado de amor y obediencia; sensatez  y respetabilidad; integridad y trasparencia; obediencia y mansedumbre ; elegir solo a los más aptos e idóneos, a los que están capacitados  para enseñar a la fe a otros, que tengan dominio propio, experimentados en las cosas espirituales; no un neófito, ya que no sea que envaneciéndose caiga en la condenación de la soberbia (1 Ti. 3:6); que tenga el respeto de la gente que no es de la iglesia, además de los miembros de la congregación.   El proverbista escribe (11:14), “Donde no hay dirección sabia, el pueblo caerá”;

¿Cuál es la obra que deben realizar los que alcanzan cargos de conducción en la Iglesia de Cristo?  instruir a la congregación, enseñarles la palabra de Dios; exhortar o amonestar, basándose en textos bíblicos; edificar y perfeccionar a los santos, (Efesios 4:11, 12); preparar obreros, (2 Timoteo 2:2); restaurar a los descarriados, (Lucas 15:3-7; Gálatas 6:1-3); disciplinar de acuerdo a la enseñanza bíblica (Romanos 16:17; 1 Corintios 5; 2 Tesalonicenses 3); y proteger a la iglesia, (Hechos 20:29, 30; Hebreos 13:17), debido a que su labor es velar por las almas de su dirigidos (“como quienes han de dar cuenta.”)
Se debe precisar, que los cargos espirituales o conducciones administrativas o de servicio, no son sinónimos de monarquía, hereditarios, autoritarismo, señorío o vanagloria, menos de despotismo, más bien de servicio al Cuerpo de Cristo; aunque a lo largo de estos siglos siempre han habido quienes desean mandar, dirigir, o dar órdenes, ocupar lugares de privilegios o estar en lugares de sobre estima, omitiendo que su deber y responsabilidad debe ser el cumplimiento de sus obligaciones por la causa de Cristo y su Iglesia, en una actitud de mansedumbre y humildad de corazón (Mateo 11:29); la mansedumbre no es debilidad, sino poder bajo un perfecto control; la persona que posee esta cualidad perdona las injurias, corrige las fallas y gobierna muy bien su propio espíritu, en bien de la causa del Cuerpo de Cristo. El apóstol Pedro aconseja al respecto, dice a los ancianos, “No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:3). "...el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos"… (Marcos 10:43-44); los verdaderos conductores o siervos espirituales deben estar dispuesto a sufrir por amor a la obra de Cristo.

Según el apóstol Pablo, la persona que ejerce el liderazgo espiritual debe tener ciertas cualidades espirituales para que sean idóneos en el ejercicio de su labor: la valentía a la hora de dar testimonio (2Ti. 1:6-8), ser capaz de soportar el sufrimiento por la causa de Cristo (2 Ti. 1:8 b; 2:3; 4:5), la fidelidad a la fe transmitida (1:13, 14; 2:15; 3:14), el desinterés en cuanto a lo material (2:4), el amor al esfuerzo y al trabajo (2:5, 6), la reflexión, la inteligencia (2:7), una vida pura o santa (2:19-22), la paciencia (2:24), la facultad de enderezar a los adversarios con suavidad (2:25), el conocimiento de las Escrituras (3:15-17).

Escribiendo a los creyentes de Tesalónica, Pablo les recuerda la conducta que él y su equipo habían tenido en medio de ellos y los insta a imitarlos apartándose de los que vivían desordenadamente. "Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes; ...les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios que los llama a tener parte de su propio reino y gloria." (1 Ts 2.10-12 VP), la conducta del siervo de Dios en todo momento y lugar debe ser irreprochable.


El apóstol Pedro, nos agrega otras cualidades que son imprescindible para aquellos que desean la obra de la conducción espiritual: tener cuidado con la grey del Señor (1 Pe.5:2), el liderazgo no debe ser ambicioso (1 Pe. 5:2), no debe ser dictatorial o autoritario (1 Pe. 5:3), debe ser ejemplo de la grey (1 Pe. 5:3), revestirse con humildad (1 Pe. 5:5) y confiar en el Señor (1 Pe. 5:7).

Los líderes espirituales  deben ser "ejemplos de los creyentes" (1 Ti. 4:12; 1 Pe. 5:3), dignos de imitación; su fidelidad a Cristo debe ser norma o ejemplo de acuerdo a lo establecido a las Sagradas Escrituras (1 Co. 11:1; Fil. 3:17; 1 Ts. 1:6; 2 Ts. 3:7, 9; 2 Ti. 1:13); las transgresiones morales graves descalifican a los creyentes a asumir cualquier puesto de liderazgo espiritual en especial al que aspira asumir el pastorado (1 Ti. 3:8-12), pueden obtener el perdón salvífico de gracia, sin embargo, no son aptos menos idóneos para servir como modelos de fe, de santidad, además de cumplir rigurosamente los requisitos que las misma  Escrituras imponen a los que desean el liderazgo pastoral. (1 Ti. 4:11-16; Tit. 1:9), al no ser encontrados irreprensibles (1 Ti. 3:2).


La  Iglesia no deben apartarse de los requisitos establecidos por Dios, para que su cuerpo ministerial sirvan de "ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (1 Ti. 4:12).
En esta parte hemos visto, lo imprescindible que el ministro de Dios sea acorde al corazón de Dios, comisionado de acuerdo a las Sagradas Escrituras, donde la integridad, la trasparencia, el testimonio del verdadero salvado, la irreprensible, la búsqueda de la perfección en el diario vivir y la capacidad para conducir la grey de Dios sean el aval de su ministerio.

martes, 22 de julio de 2014

La Iglesia: su cimiento, fundamento y meta

La Iglesia de Dios en Cristo Jesús. (Parte XI) 
Cimiento es "principio y raíz de algo", el génesis o cimentación de la Iglesia de Dios se encuentra en Jesucristo; la palabra fundamento, su origen etimológico se encuentra en el latín, conjunto de principios iniciales a partir de los que se elabora, establece o se crea, Jesús dijo: "si me amáis, guardar mis mandamientos" (Juan 14:15).
La gran declaración de Jesús de Nazaret: “Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18).
La profunda y más esencial declaración del Maestro, se encuentra en este texto bíblico; es una declaración radical para su tiempo, a eso, le adicionamos el contexto del judaísmo de la época de Jesús, nos encontraremos con que las palabras del Maestro con llevaron a una de las osadías religiosas revolucionarias que provocarían los cambios sociales, políticos y religiosos, en algunas circunstancias o épocas dramáticos,  que han influenciados durante veintiún siglos la vida de los seres humanos de todo el orbe.
No entraremos en el análisis exegético de la pericopa en cuestión, se han escrito volúmenes al respecto; nos circunscribiremos a la naturaleza misma de la iglesia, trataremos de buscar en la Palabra de Dios su real principio, unción, poder, virtud y las armas con que fue dotada para cumplir su propósito y alcanzar la meta propuesta por la deidad.
El lugar geográfico donde se pronunciaron estas palabras fue en Cesárea de Filipos, (Mateo 16:13), era una ciudad literalmente edificada sobre una roca. Jesús preguntó “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”, ante la respuesta de Pedro “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (v.16), Jesús declara “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (v. 17), nos encontramos, en la respuesta de Pedro, una revelación de Dios mismo; en esta aseveración se encuentra el fundamento de toda la obra de Dios, que teniendo su génesis en la cruz de Cristo y abarca hasta la consumación de los siglos.
Una revelación que marca la partida de una nueva relación con Dios, teniendo como principal gestor al Hijo del Dios viviente, como cabeza de este pueblo que va hacer injertado en el olivo de Israel (Ro.11:16-18,24). Por lo tanto, nos es a través de filosofías o razonamientos escolásticos, no se basa en interpretaciones bíblicas racionales, en doctrinas eruditas o en la comprensión teológica de Cristo, sino en una revelación interior que produce Dios en el corazón del ser humano. Es por eso, que los cristianos precisamos que es Dios quien obra en el interior de nosotros tanto en el querer como el hacer (Fil.2:13). Consecuencia de este accionar: somos unidos a la familia de Abraham y participamos de los pactos y las promesas que desembocan en Cristo.
La incipiente comunidad mesiánica de Jesús de Nazaret es edificada teniendo como cimiento al pueblo primigenio de la fe: Israel. Sin embargo, esta edificación se ha realizado de acuerdo a lo que Jesucristo ha establecido para ella, aunque siempre vinculada a la primera asamblea de Dios (Ro.11:25-26).
      Pablo, el apóstol de los gentiles escribe en la carta a los Efesios en el cap. 2:14-16, "Porque él (Jesucristo) es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades."
      ¿Que es "pared intermedia de separación, enemistades, la Ley de los mandamientos expresados en ordenanzas?  
      De acuerdo a la tradicional interpretación cristiana se refiere a la Ley de Moisés. Sin embargo el apóstol Pablo en este párrafo bíblico no se refiere a la Torah escrita o Ley de Moisés en forma específica, sino a la Torah oral (esta colección llamada Mishna, fue redactada sucesivamente entre los año 383 y 3980 de la era hebrea), son las interpretaciones rabínicas dadas en el transcurso de los tiempos, muchas de las cuales no vienen de Dios, sino de una interpretación especifica dada por una escuela rabínica especifica, en un momento especifico. Jesús habló de esto cuando dijo en Marcos 7:9  "Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.", o como está escrito en el evangelio de Marcos 7:13  "invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas." así también lo dejo registrado el evangelista griego Lucas en Lucas 11: 46. :"Y él dijo: !!Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis." La pared intermedia de separación la derribo Jesucristo, abolió las enemistades y la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas (los mandamientos de los mandamientos).
Aun mas, el Apóstol Pablo, en Colosenses 2:3-15 escribe: "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.". Pablo está hablando de una serie de tradiciones que se fueron levantando alrededor de la Torah escrita, que fueron mandamientos de los mandamientos que hacían difíciles a los gentiles poder vivir dentro del Pacto Abrahamico, pero Cristo la anulo, clavándola en la cruz para que su iglesia entrara en plenitud al Reino de los cielos..
Hemos escrito que genealógicamente la Iglesia de Dios en Cristo Jesús está injertada en el olivo de Israel, por el sacrificio de Jesucristo en la cruz. (Ro. 11:16-19). En este pasaje bíblico, los patriarcas representan el primer pedazo de masa y la raíz, y han dejado a sus descendientes (toda la masa y las ramas) un legado de completa espiritualidad, unida en forma indisoluble a Dios por lo que Él hizo por Israel, como consecuencia de esas acciones, la Iglesia de Cristo Jesús es la continuadora de la obra de Dios, ahora no a un pueblo especifico, sino a todos los seres humanos dando cumplimiento al pacto que hizo con Abraham (Gn. 12:1-3).
 La cimentación de la iglesia la coloca Pablo en la carta a los Efesios 2:19-22, "Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu." Este párrafo pone en manifiesto que la Iglesia de Dios en Cristo Jesús tiene un cimiento firme, el cual fue establecido por Cristo y los apóstoles, con la promesa de que "las puertas del Hades no prevalecerán contra ella." (Mateo 16:18).
Los apóstoles fueron enseñados por el Maestro por un periodo de aproximadamente tres años,testigos de la resurrección de Cristo, hecho transcendental en sus vidas, transmisores como testigos directos de los que aprendieron, vieron y fueron testigos, Pablo en 1 Corintios 2:13 escribió " Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual."
Desde el génesis de la iglesia de Dios en Cristo Jesús se sometió a lo establecido por Jesucristo y transmitido por los apóstoles a través de enseñanzas, ordenanzas y acuerdos aceptados por la iglesia y sus líderes en Jerusalén; el mismo apóstol de los gentiles se sometió a este devenir inicial de la Iglesia (Hechos 16:4) "Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen."
Los apóstoles, orientaron su accionar, a dar una constitución espiritual solida a los creyentes y establecer una estructura para recibir a los que iban hacer agregados a las noveles comunidades; sus enseñanzas fueron las normas de la doctrina y la práctica en las Iglesias de los primeros siglos (Hechos 2:42) "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones." preceptos u ordenanzas por los cuales se edificaron las Iglesias locales.
La obligación de la iglesia es seguir sobreedificándose sobre este fundamento, no olvidando que la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo (Efesios 2:20). El apóstol Juan escribió en su primera carta en el cap. 5:3, "Porque este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos."
Pablo escribe en su carta a los Filipenses "Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios." (3:13-15). 
La iglesia tiene una meta establecida por Jesucristo, alcanzar la perfección, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13), y un lugar preparado por el mismo Jesús, Él dijo: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino." (Juan 14:2-4), para ser una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante. (Efesios 5:27).

Juan Salgado Rioseco
 

 

 

 

 

 

 

domingo, 1 de junio de 2014

Bautizo de Párvulos

Bautizar a los Párvulos ¿Es correcto? o ¿No corresponde? 

Si solo el tema de las formas o maneras de bautizar ya es polémica, tratar el tema del Bautizo de Párvulos o infantes, es aun más polémico y confrontacional. Están los que postulan que se debe bautizar a los párvulos, debido a que es la confirmación de la fe de los padres y la promesa de criar y transmitir la fe en Cristo a sus hijos, por otro lado, los que postulan que los párvulos no deben ser bautizados, debido a que no tienen discernimiento en cuanto a la fe en Cristo, por lo tanto, no asumen vivir en conciencia la fe de Cristo. Entre estos últimos, existen dos posiciones: los que afirman que las personas deben ser bautizados cuando la persona acepta a Cristo en posición de su pleno discernimiento de conciencia y los que enseñan que a los párvulos deben ser solo presentados de la forma que fue el Señor.

En primer lugar, debemos precisar que es la presentación de niños. En vista de la insistencia de argumentar que los párvulos solo deben Presentarse a Dios y no bautizarse, basado en el evangelio de Lucas 2:21-24, vamos analizar el párrafo mencionado para demostrar que tal argumento no es válido bíblicamente para mantener dicha posición.

1.- En Lc. 2:21, está escrito: “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño,”… en cumplimiento del Pacto Abramico, como señal física entre Dios y su pueblo, (Gn. 17:11-12; Lv. 12:3). No se especifica en qué lugar se efectuó, es posible que fuera en la sinagoga de Belén.

2.- En Lc. 2:22, está escrito: “…Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés,…”, cuarenta día después del parto (Lv. 12:2, 4), cumplido el proceso de la purificación de María, fueron al templo de Jerusalén, a ofrecer un holocausto de expiación (Lv. 12:6-8). En este caso fue “…y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.” (Lc. 2:24).

3.- sigue en el verso 22 y 23, la ceremonia de santificación y consagración de Jesús como primogénito de María: “…le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor, (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor)….”.  Todo hijo varón primogénito (el resto de los hijos varones si lo hubiesen no eran presentados) debía ser consagrado (Ex. 13:2, 12). Por dos motivos:

(a) porque Dios había salvado a los primogénitos de la muerte en Egipto, estos debían ser dedicados a Dios como pertenecientes a Él.

(b) los hijos primogénitos fueron los sacerdotes de Dios en el seno de su familia, hasta que la tribu de Leví fue apartada para dicha función.

La elección de la tribu de Levi, como sacerdotes de Israel (Nm. 3:10, 40-51) en lugar de los primogénitos (Nm. 3:12-13), conllevo a que tuvieran que pagar una ofrenda de redimición (Nm. 3:46-47).

4.-  Esta ceremonia solemne de consagración o dedicación del primogénito era efectuada al término de la ceremonia de purificación de la madre, se procedía a santificar para dedicarlo a Dios, estaba dispuesto como provisión un pago de rescate o redimición la cantidad de cinco siclos, según el siclo del santuario, (Nm. 18:15-16) al Templo. Esto era un recuerdo de la condición inmunda del hombre ante Dios.

Como conclusión insistir que los párvulos cristianos deben ser solo “Presentados al Señor”, basados en el párrafo de Lucas 2:21-24, es no ser prolijos ni diligentes en interpretar la Palabra de Dios, es desviar o adulterar la Palabra de Dios; dicha ceremonia judía era exclusividad del primer hijo varón que abriera matriz de mujer.

Con respecto a la misma posición, tomando como fundamento bíblico el Evangelio según Mateo 19:13-15, teniendo en consideración el contexto y una rigurosa interpretación bíblica, se puede considerar que es argumento errado y una distorsión teológica del párrafo bíblico mencionado. El sentido del texto nos dice. "Los que llevaron los niños a Cristo querían que les pusiera las manos sobre ellos y que orase por ellos para bendecirles, a fin de que sus niños aprendieran en sus vidas la Torá de Dios", en un contexto de reconocerlo como "Rabí" y como era la costumbre de la época cuando pasaba una rabí por sus aldeas. Este hecho para los discípulos (apóstoles) era algo insignificante debido a la profundidad de las enseñanzas que el Maestro estaba tratando con ellos, además de interrumpirlos, ya que pensaban que el Señor tenía que hacer cosas de mayor trascendencia que preocuparse de los niños. Sin embargo, durante las enseñanzas, Jesús constantemente ilustraba con la figura de los niños y no desaprovecho la ocasión de dar una gran lección a sus discípulos "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.", al terminar, sin darle importancia al suceso se marchó. Por lo tanto la "Presentación de niños" como iniciación al cristianismo que hacen algunas comunidades cristiana basado en este pasaje en particular ni tiene fundamento teológico para ser sustentado.

Debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Se habrá practicado el bautismo de párvulos en el siglo primero del cristianismo? ¿Cómo las diferentes comunidades primitivas del cristianismo enfrentaron el bautismo de párvulos?

No hay ninguna referencia directa al bautismo de párvulos en el NT, pero la posibilidad de que haya habido niños en las familias bautizadas en Hch. 16.15, 33; 18.8 y 1 Co. 1.16,  no puede ser terminantemente excluida, ni aseverar que si habían. Aquí se encuentra el primer enfrentamiento entre una y otra posición. Las posiciones se contraponen con fundamentos subjetivos; los  dicen que no necesariamente podrían haber niños o párvulos en dicha casa o familia y que posiblemente fueron bautizados los niños con discernimiento; los otros dicen que es tomar una posición muy temeraria al afirmar la no existencia de niños o párvulos, que esta la posibilidad que si lo hubieran, por lo tanto todos los de las casa recibieron el bautismo. Sus teorías, en ambos lados, solo son presunciones, y congruentes solo desde el punto de vista de sus posiciones. (Hechos 10:43-48,16:30-34, 1 Corintios 1:16). Analizando las Escrituras, tomando como base de 1 Corintios 7:14, sin mencionar el de Marcos 10:13-16, se puede sostener que los hijos pequeños de los creyentes constituyen parte de la familia de la fe.

En Gálatas 3, el apóstol Pablo sostiene específicamente que la unión con Cristo no deriva de ninguna descendencia física, ni depende tampoco de ningún acto ritual (circuncisión), sino que se realiza por medio de la fe, y no depende de ninguna otra cosa que no sea la fe y el don del Espíritu que se recibe por fe. Por lo tanto, se abre la posibilidad de cuanto más se entienda al bautismo como la expresión de la fe del que se bautiza, tanto menos se puede aceptar el bautismo de párvulos; y por lo contrario, mientras que cuanto más se entienda al bautismo como la expresión de la gracia divina, tanto más fácil resulta sostener la procedencia del bautismo de párvulos.

De cualquier manera, los cristianos debemos cuidarnos de dar más importancia de lo debido al bautismo, para no caer en el error de los judaizantes que daban indebida importancia a la circuncisión.


El testimonio histórico dentro de la Iglesia es muy importante; y aún el silencio de la Biblia al respecto, tiene más fuerza para favorecerlo que para rechazarlo:

Irineo (130 - 195 dC.), obispo de Lyon, testifica: “Cuando Cristo vino a salvar a todos aquellos que han sido regenerados por él, lo mismo los infantes, que los niños, que los jóvenes, que los ancianos” (Contra Herejías II, Cap XXII, Sec.4).

Un historiador de la época como Orígenes (185 - 254) el erudito más grande de la Iglesia primitiva, treinta años después aproximadamente, cita la tradición apostólica en favor del bautismo infantil diciendo: “Los párvulos son bautizados según la costumbre de la Iglesia. La Iglesia recibe esta tradición de los apóstoles” (Comm. In Epíst. Ad Romanos, Lib. V).

Cipriano de Cartago (200 - 258), pastor de Cartago, dice: “A los niños se les bautizaba al octavo día, o antes, por temor a que se condenaran”. (Epístola LVIII, 2).

El Concilio de Cartago (253) da por aceptado el bautismo a infantes y discute si deben ser bautizados antes de ocho días.

San Agustín de Hipona (354 -430), obispo de Hipona es otro defensor del bautismo infantil y señala que Cristo es el verdadero ministro del bautismo, nunca sugiere que los infantes necesitaran o tuvieran fe para recibir el bautismo, sino que la fe de los padres y de la iglesia los beneficiaba.


Podemos concluir que desde el génesis de las diferente comunidades cristianas la costumbres de bautizar a los párvulos era una cosa común en la Liturgia de la Iglesia, es un acto de fe a través de la gracia divina, es el compromiso de toda la familia mantener viva la fe en Cristo he ir la traspasando a las nuevas generaciones desde su temprana edad. Compromiso que en estos tiempos las familias cristianas no asumen responsablemente.

"Mira que nadie te seduzca de este camino de la Doctrina, cuando te enseñaren cosas sin miras a Dios." (Didaché, cap. VI, verso 1)

domingo, 25 de mayo de 2014

La Iglesia: La Mujer, el literalismo bíblico y la tradición.

La Iglesia de Dios en Cristo Jesús. (Parte X) 

La Iglesia: La Mujer, el literalismo bíblico y la tradición.

Existe un fenómeno de discriminación entre la relación hombre mujer en diferentes comunidades o credos cristianos, muy acrecentado en el sector ortodoxo, o clásico del movimiento pentecostal, esta segregación femenina tiene como base algunos versículos de las cartas de Pablo, para muchos el líder indiscutido en la propagación del evangelio de Jesús, el gran emancipador de las normas retrogradas de su tiempo, para otros el opresor de las mujeres, machistas e intransigente en muchos aspectos.
Estamos obligados en la actualidad tomar como base los versículos Paulinos para disminuir los derechos de las creyentes femeninas e implementar normas o reglas que menoscaben su dignidad, tomando en cuenta que uno de los principios fundamentales enseñados en las diferentes comunidades es “para Dios no hay acepción de personas.”, que grado de injusticia cometamos con este tipo de actitud. (Col. 3:25)
¿Es ético seguir literalmente los consejos de Pablo con respecto a la mujer?, en una sociedad moderna donde los gritos libertarios de justicia, igualdad y equidad son el pregón de cada día, ¿es bíblico y justo el accionar de estas comunidades cristianas?, como primicia tenemos que nuestro código moral se desprende de las enseñanzas de Jesús, cualquiera actitud contraria a los principios éticos enseñados por el Maestro es inmoral, cualquiera imposición de normas que se quieran establecer deben sujetarse a los fundamentos del cristianismo. En este caso particular el ejemplo de Jesús en su relación con las mujeres nos enseña cual debe ser la actitud que debe tomar el creyente al respecto, en el diario convivir de las respectivas Iglesias.
Pero la realidad difiere de los principios de Jesús, encontramos una contradicción entre su pensamiento y la de los creyentes: Él rompe el esquema tradicional que hasta ese momento sostenía la sociedad judía, en especial la de los maestros de ley; los creyentes hombres imponen la tradición, sus costumbres, sus pensamientos, prima su cultura ante del ejemplo dado por el mismo maestro; sus lideres o maestros obligan con sus dogmas, en ciertas circunstancias, al oprobio a este gran número de creyentes por tan solo ser mujer. Somos discípulos de Jesús, pero no estamos siendo guiados por los principios por él enseñado.
El gran pronunciamiento de Paulino escrito en Gálatas 3:28: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”, es la gran proclama de igualdad y justicia en una época don de la discriminación entre los sexos era aberrante a los ojos de Dios. Esto nos reafirma que para Dios no hay acepción de personas, todas están en estado de igualdad y derecho ante la presencia de él. Con esta fórmula Pablo insiste en que la Ley está superada; el rito de iniciación en la iglesia ya no es la circuncisión (en que sí hay distinción entre hombre y mujer). Esta libertad de acceso continúa la práctica histórica de Jesús conservada en los Evangelios, que dibujan un cuadro de plena amistad con toda clase de mujer, inclusive con prostitutas (Lc 7:36–50).
         Pero que sucede en los escritos Paulinos, pareciera una contradicción con otros pasajes, o sale a relucir el machismo de la cultura  judía de Pablo, o el apóstol está obligado por las circunstancias a ceder algo de este principio revolucionario en un bien común mayor para las nuevas comunidades de acuerdo a las costumbres y tradiciones de donde se estaban estableciendo.
         En 1 Co.14:34, 35 escribe Pablo “vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.”, nos encontramos con una de las prohibiciones tajante, que contradicen todo lo que pensamiento paulino inicial que venía esgrimiendo: “en Cristo no hay varón ni mujer” (Gál. 3:28), ¿Cómo conciliar estos versículos con los diferentes pasajes donde la mujer gozan de una libertad? Cómo interpretar estos pasajes con el texto 11:5, donde el apóstol Pablo privilegia a la mujer respecto a orar y profetizar en público, cuando esto último está de acuerdo con la declaración de Pedro en Hch. 2:17-18, cuando cita al profeta Joel, siendo unas las declaraciones más importantes al inicio del cristianismo primitivo.
         Como interpretar el párrafo de 1 Ti. 2:11, 12 “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.”,  a la luz de Romanos cap. 16 donde saluda y agradece la labor ardua que han tenido varias mujeres: Priscila, María, Junias, a Pérsida, Trifena y a Trifosa, o con lo acaecido en Efeso con Apolos (Hch.18:26). En Fil. 4:2-3 Pablo menciona a Evodia y Sintique, “... combatieron juntamente conmigo en el evangelio...”, Pablo no las denomina ayudantes, sino mis colaboradoras, “synergoi”, utiliza el mismo lenguaje para designar a sus colaboradores femeninos y masculinos, indicando que la ayuda de la mujer en el ministerio de Pablo fue de un gran valor, en un trabajo hasta agotarse. ¿Qué motiva a Pablo a cambiar de actitud?, ¿bajo que normas morales se rige para irrumpir bruscamente con un pensamiento opuesto a su gran proclama?, tenemos primero que analizar cuales son las condiciones que presionan a Pablo para tomar tal actitud y la prioridades que tiene en el momento de escribir cada párrafo mencionado. La mayor preocupación de Pablo era alcanzar al máximo de personas para el evangelio, no mirando sus nacionalidades o cultura, para él el tiempo era vital, su obsesionado pensamiento de que la segunda venida de Cristo era pronto, le hizo actuar con impulsividad, y muchas de las tendencias igualitarias entre ambos sexos no eran apropiadas en ciertas regiones, tanto en la vida interna de la comunidades, como con su relación externa con los gentiles no convertidos. Pablo tuvo que ceder en beneficio a la evangelización, solicitandoles a las creyentes mujeres adaptación a su medio, para que no interfirieran con sus planes de  expansión de la obra de Jesús.
         Analizando las situaciones específicas de cada iglesia instaurada por el apóstol Pablo, se puede entender las presiones a las que estaba sujeto y sus actitudes cuando se le relaciona con su estrategia pastoral, con su forma de implantar iglesias y de relacionarse con la sociedad del Imperio, a la vez en el escrupuloso cuidado que hacía sobre la iglesias establecidas por él. El apóstol Pablo con su visión de cristianismo universal, radicaliza en su tiempo la posición de la mujer y sus alternativas de desarrollarse a igualdad de condiciones con el hombre. Pablo plantea en las nuevas comunidades, la igualdad de los sexos y admite funciones de liderazgo a las mujeres, pero a la vez enfrenta la crítica interna de los grupos conservadores, y externa de una sociedad patriarcal que ve poner en peligro las costumbres y tradiciones, a lo cual Pablo pide a las creyentes mujeres prudencia y que no hagan ostentación de su libertad con un comportamiento externo que plantea graves problemas a la comunidad en su vida interna y su relación con la sociedad, solicitando flexibilidad y sumisión a determinadas normas patriarcales. Pero a la vez discierne sobre los peligros que aquejan a las incipientes comunidades, en especial de las herejías que circulaban en ese tiempo al cual muchas mujeres retransmitían (2 Ti. 3:6), lo cual con ímpetu característico de Pablo (Hch.15:38, 39; Gá 2:11-13) defiende con su llamado de atención en 1 Ti. 2:11-15, no podemos tomar como regla generalizada está situación, sería inapropiado imponer una norma moral de conducta de un suceso correctivo para esa comunidad en particular e implantarlo en las comunidades de las sociedades actuales.
         Teniendo en vista las prioridades inmediatas de Pablo, podemos deducir la temporalidad de sus consejos y el alcance local de ellos, por lo tanto, tomar los escritos de Pablo como principios eternos o mandamientos perennes, nos puede llevar a errar el camino y extraviarnos de la senda de las enseñanzas de Jesús, lo que nos lleva a una segunda deducción, que el literalismo actual basado en los versículos paulinos que nos llevan al menoscabo de la mujer es indigno para los tiempos actuales y la cultura social moderna. El gran pronunciamiento de Paulo sigue vigente con toda propiedad “no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”, (Gá. 3:28), con el alcance que solo las escrituras sagradas le dan donde “para Dios no hay acepción de personas”.
El mover de Pablo era poder alcanzar con el evangelio a todas las naciones, etnias, estratos sociales, con igualdad de derechos entre ambos sexos, sin ninguna restricción, fue su bandera de lucha especialmente en el concilio del año 50 en Jerusalén, los actuales cristianos no tenemos el derecho moral de tomar aquellos versículos discordantes con la analogía del pensamiento paulino para hacer doctrina o imponer normas que reduzcan a un trato discriminatorio a las creyentes femeninas. Nuestras conciencias morales deben estar relacionadas en el buen discernimiento para poder trazar bien la palabra de Dios, y actuar conforme al conocimiento bíblico idóneo, en vez de menoscabar la digna de nuestro prójimo femenino, debemos ayudarle en oportunidades para que crezca y se desarrolle en su ministerio al cual Dios la ha llamado. Solo Dios tiene la autoridad de restringir cada creyente su ministerio, solo Dios puede imponer normas.
En el concepto machista patriarcal, el hombre era un déspota y la mujer un objeto más de sus enseres, en la mutualidad de la enseñanza de Cristo, cada uno se complementa en el otro, en Cristo son una sola carne, en Dios no hay acepción de personas.
El problema de la posición de la mujer en las distintas y diferentes iglesias actuales  no se puede solucionar, siguiendo literalismo del ambiguo pensamiento Paulino de las cartas pastorales, se debe tener en cuenta la analogía de las Escrituras, y tener presente la actitud de Jesús y la de Pablo hacia las mujeres.
Mediante una minuciosa reconstrucción teológica y exegética, las mujeres deben penetrar una vez más el escenario central que ocupaban en la historia temprana del cristianismo. (H. M. C. Nuevo Diccionario de Teología. p. 926.)
Debemos respetar los parámetros bíblicos al respecto:
1.     La igualdad del hombre y de la mujer en Cristo (Gá. 3:28).
2.     Como la diferenciación del hombre y de la mujer, tomar en cuenta las costumbres, cultura y tradiciones del lugar donde esta establecida una comunidad local.
3.     La unidad del cuerpo de Cristo es un factor importante, el apóstol Pablo le dedica más espacio que a ninguna otra directriz (Ro. 12:5; 14:9; 1 Co. 1:10; Gá. 3:28; Ef. 2:14; 4:3; Fil. 2:1-4; Col 3:12-15...).
Los litigios por dogmas instaurados por tradiciones culturales no deben poner en riesgo la unidad, los conservadores deben reconocer los cambios, el cristianismo mismo revolucionó la sociedad en sus inicios, produjo cambios impensables para su época, nadie en la actualidad se preocupa que Pablo dijo para su época “no hay esclavo ni libre”, condición que ha sido abolida en las mayorías de las sociedades modernas. Lo liberales deben acatar las condiciones imperantes en las mayorías para no producir cambios que deriven en un cisma en las comunidades.
4.     La complementariedad de los sexos debe ser una vía adecuada en el trabajo de las iglesias locales, debido que tanto el hombre como la mujer son seres individuales, con sus características propias de cada sexo y persona. Con una visión distinta para enfocar los problemas.
5.     La libertad de la mujer en Cristo siempre debe mantenerse suficientemente a la vanguardia de un tiempo y una cultura particulares para poder seguirle llamando “liberación” y, sin embargo, no tocando y alterando ese contexto a la luz del diseño de la consumación.
La complejidad de la época del cristianismo primitivo les hizo actuar y tomar posiciones a veces antagónicas a la posición  de Jesús, como lo demuestra el proceso de canonización tanto de las Cartas Pastorales como el evangelio de Marcos. No es posible admitir ambas tradiciones y su unidad eventual, sin reconocer la tensión existente entre ellas, no es posible obviar el proceso que impuso la institucionalización y la patriarcalización de la Iglesia, en desmedro de los grupos disidentes de la época, en especial la posición de la mujer

“La Iglesia está llamada contribuir en la promoción humana y cristiana de la mujer ayudándole así a salir de situaciones de marginación en que puede encontrarse y capacitándole para su misión en la comunidad eclesial y del mundo.” (Mifsud, Tony. Op. Cit. 74)

El Espíritu de Dios es un Espíritu de verdad. Él quiere guiarnos en los caminos de rectitud, para la gloria del Señor Jesús y para nuestra libertad. 

martes, 20 de mayo de 2014

La Divinidad del Espíritu Santo

La naturaleza del Espíritu Santo. (Parte III)

Doctrina de la Pneumatologia

1.        Divinidad del Espíritu Santo:
Las Escrituras hablan claramente de la Deidad del Espíritu Santo, y a través de toda la Palabra confirma que es una persona, no una mera fuerza impersonal.
1.1.Es reconocido como parte de la Deidad.
"Deidad" es el término usado en el NT para describir al Padre, Hijo, y Espíritu Santo. La palabra para "Dios" en el hebreo del Antiguo Testamento es "Elohim." Significa "Dioses" y se encuentra en plural. Esto se ve claramente en los siguientes textos bíblicos (Gn. 1:26;  11:7; Isaías 6:8).
Estos versículos muestran que la Deidad consiste de más de un solo Ser divino. Más bien indica que en la Deidad existe una unidad.
1.1.1.      En la Gran Comisión.  (Mateo 28:18-20).
Es importante hacer notar el versículo 19, Jesucristo está enseñando específicamente la doctrina de la Trinidad a sus seguidores. Cada una de las tres personas de la Trinidad es completamente una unidad y aquí son presentadas en el orden lógico de Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
1.1.2.      En la Bendición Apostólica.  (2 Corintios 13:14).
En el pensamiento Paulino, la Trinidad se prueba a través de la bendición dada por el apóstol Pablo en sus Doxologías epistolares, donde demuestra la unidad de la Deidad. La variación en el orden de las personas de la Deidad, manifiesta que ninguno es antes o después del otro.
1.1.3.      Por designación escritural.   (Apocalipsis 3:6, 13, 22; 2:7, 11, 17).
El Espíritu Santo habla a las iglesias a través de la Palabra ya revelada por el Padre. En cumplimiento a lo establecido (Jn. 16:13, 14; 15:26).
1.1.4.      En la administración de la iglesia.  (1 Corintios 12:4-6).
El Espíritu trabaja a través de creyentes individuales y los usa como instrumentos para cumplir los propósitos de Dios. El apóstol Pablo enseña la doctrina de la Trinidad, en la que el Espíritu cumple la función prominente de dotar a los creyentes de dones extraordinarios para el servicio de la Iglesia de Dios en Cristo Jesús.

1.2.Los nombres del Espíritu Santo.
Los títulos y los símbolos del Espíritu Santo nos revelan su esencia y naturaleza. En relación a los “Títulos”, están relacionados con su persona, su ser; en relación a los “símbolos” con su obra, su hacer.
1)      El Espíritu (1 Corintios 2:10). La palabra griega pneuma en su aplicación al Espíritu Santo incluye la idea de dos conceptos "soplo" y "viento".
**Como "soplo": Jn. 20:22; Gn. 2:7; Job 33:4; Sal. 104:30; Ez. 37:1-10. El Espíritu es el aliento de Dios emanando vida para vivificar.
**Como "viento": Jn. 3:6-8; Hch. 2:1-4. El viento simboliza la obra redentora del Espíritu como misteriosa,  poderosa, penetrante, refrescante y que da vida. Es invisible en su operación e inesperado en sus consecuencias.
2)      El Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). Mediante este nombre se enfatiza el carácter moral esencial del Espíritu. Él es santo en persona y característica, y es también autor directo de la santidad en los hombres. No es denominado "Santo" con más frecuencia que las otras personas de la Trinidad por el hecho de ser más santo, ya que la santidad infinita no admite grados. De este modo el Espíritu es oficialmente designado "Santo" por el hecho de que su labor es hacer santo. El Espíritu Santo ha venido a reorganizar la naturaleza del hombre y para oponerse abiertamente a todas sus malas tendencias.
3)      El Espíritu Eterno (Hebreos 9:14). De la misma manera en que la eternidad es un atributo o característica de Dios, así también se le puede atribuir, y se le atribuye al Espíritu Santo, como una de las distinciones personales del ser de Dios.
1)      El Espíritu de Dios: El Espíritu Santo es el poder ejecutivo de la Deidad, el cual trabaja en todas las esferas, tanto físicas como morales.
**Por medio del Espíritu Santo, Dios creó y preserva el Universo.
**Por medio del Espíritu Santo -"el dedo de Dios", Lc. 11:20- Dios opera en la esfera espiritual, convirtiendo a los pecadores y santificando y sustentando a los creyentes. 1 Co. 3:16.
Este nombre describe al Espíritu Santo como procediendo de Dios. Es enviado por el Padre y por el Hijo. Es el poder y energía personal de la deidad.
2)      El Espíritu de Jehová: Este nombre se refiere a Él como aquel por medio de quien hablaron los profetas.  (Isaías 11:2).
3)      El Espíritu de Jehová el Señor: Este título muestra que es el agente a través el cual se ejerce el señorío de Jehová.  (Isaías 61:1).
4)      El Espíritu del Dios vivo: Con este nombre, el Espíritu es retratado como Aquel que escribe la imagen de Cristo sobre las "tablas de carne de los corazones" y quien el creyente se convierte en una epístola viviente.  (2 Corintios 3:3).
1)      Espíritu de devastación: (Isaías 4:4; Mateo. 11:3). Este nombre representa al Espíritu como aquel que escudriña, ilumina, refina y purifica de escorias.
2)      Espíritu de la promesa: (Ezequiel 36:27; Joel 2:28; Gálatas 3:14; Efesios 1:13; Hechos.1:4,5; 2:33). Este nombre hace referencia al Espíritu Santo como cumplimiento de la promesa del Padre al Hijo. El Espíritu también le da al creyente la seguridad de que las promesas que Dios le hizo son seguras.
3)      Espíritu de verdad: (Juan. 15:26; 14:7; 16:13; 1 Juan. 4:6; 5:7). Tal como Dios es amor, así el Espíritu es Verdad. El posee, revela, imparte, conduce, testifica y defiende la verdad. De esta manera se opone al "espíritu de error" (1 Jn.4:6).
4)      Espíritu de vida: (Romanos 8:2; Apocalipsis 11:11). Él no sólo es el Espíritu viviente, sino también el dador de vida. El Espíritu Santo es aquella persona de la Trinidad cuya función especial es la creación y preservación de la vida natural y espiritual.
5)      Espíritu de gracia: (Hebreo 10:29; Zacarías 12:10). Es a través del Espíritu que conocemos la gracia de Dios. Como la persona de la deidad que trae consumación todo acto de Dios, el Espíritu lleva a cabo la obra de gracia iniciada en la vida de un creyente.
6)      Espíritu de gloria: (1 Pedro 4:13, 14; Romanos 8:16, 17; Efesios 3:16-19). El Espíritu no sólo es una persona gloriosa, sino que es también el revelador de las riquezas de la gloria de Dios para con nosotros.
7)      Consolador: (Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7). La misma palabra griega traducida aquí por "consolador" se traduce por "abogado" cuando se la utiliza en relación con Cristo en 1 Juan 2:2. Significa "llamado para auxilio de uno", "apareciendo en favor de", como un abogado en una corte legal. También está incluida la idea de "fortalecedor", uno que vigoriza y hace fuerte. Aquí se expresa una relación personal. En el lenguaje común podría ser traducida como "el que toma parte", o "uno que está a nuestro lado para ayudar.
8)      Espíritu de adopción: (Romanos 8:12-15). Cuando una persona es salvada, no solamente se le da el nombre de hijo de Dios, y es adoptado en la familia divina, sino que también recibe dentro de su alma la conciencia de que es participante de la naturaleza divina.

1.3.El Espíritu Santo posee atributos divinos.
Los atributos divinos que se le atribuyen al Espíritu Santo le pertenecen solamente a Dios:
1.3.1.      Eterno (Hebreos 9:14).
El mismo posee una vida que nunca cesará, porque siendo Dios, es eterno. El Espíritu ha existido para siempre.
1.3.2.      Omnisciencia (Isaías 40:13-14; 1 Corintios 2:10,11).
Omnisciencia es definida como “el estado de tener un conocimiento total, la cualidad de saberlo todo.” Para que Dios sea soberano sobre Su creación de todas las cosas, ya sean visibles o invisibles, Él tiene que ser omnisciente. Su omnisciencia no se limita a una sola persona en la Deidad – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son todos omniscientes por naturaleza.
1.3.3.      Omnipresencia (Salmo 139:7-12).
Se refiere “está presente en todas partes al mismo tiempo”. David nos dice claramente que es imposible escapar de la presencia del Espíritu Santo.
1.3.4.      Omnipotencia (Zacarías 4:6; Lucas 1.35; Romanos 15:19).
Al igual que con los atributos de omnisciencia y omnipresencia, se entiende que, si Dios es infinito y soberano, lo cual sabemos que es, entonces Espíritu Santo también debe ser omnipotente. Él tiene todo el poder sobre todas las cosas en todos los tiempos en todas las formas.
1.3.5.      Amor.  (Romanos 15:30). 
El Espíritu Santo es parte de la esencia de la Deidad y como Dios es amor, el don que transmite el Espíritu al que entra en comunión con Él es el amor de Dios.
1.3.6.      Santidad. (Efesios 4:30).
Es llamado Santo y porque su obra es santificadora, es perfecto en todo sentido. Nunca ha pecado. No tiene la capacidad de hacer el mal. Es Dios. (Romanos 1:4). Ya que nuestros cuerpos son el Templo del Espíritu, tenemos que vivir en santidad. (1 Tesalonicense 4:3,7). Si no lo hacemos, tenemos que pagar las consecuencias. (1 Corintios 6:19-20; 11:30).
1.3.7.      Verdad. (1 Juan 5:6).
"Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad" (1 Jn. 5:6b). El Señor Jesús hizo la misma afirmación en Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si la segunda persona de la Trinidad es Divina, también lo es el Espíritu.

1.4.El Espíritu Santo realiza obras divinas.
La personalidad divina del Espíritu Santo es observada en sus acciones:
1.4.1.      Creador (Génesis 1:2; Job.26:13; 27:3; 33:4; Salmos 33:6; 104:30; Isaías 40:12-14).
El Espíritu Santo estaba también involucrado en el acto de la creación del mundo, igual que el Padre y el Hijo
1.4.2.      Resurrección de los muertos (Romanos 8:11; 1 Tesalonicenses 4:14; 1 Corintios 6:14; 2 Corintios 4:14; Filipenses 3:10-11).
La elevación mesiánica de Cristo por el Espíritu Santo alcanza su culmen en la resurrección, en la cual se revela también como Hijo de Dios lleno de poder (1 Pedro 3:13; Romanos  1:3-4).
Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus comienzos un elemento esencial de la fe cristiana.
1.4.3.      Contención (Génesis 6:3).
La palabra "contenderá", significa en hebreo "regir", "juzgar" "gobernar", "decidir". Estas palabras indican que el Espíritu Santo no podría continuar obrando sino durante un corto tiempo, después del cual sería retirado de los irregenerados e impenitentes seres humanos.  Aun la longanimidad de Dios debía terminar.
1.4.4.      Concepción de Jesucristo (Lucas 1:35).
La concepción de Jesús no fue un mero milagro en sí mismo; fue también el cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento. Con más de 730 años de anticipación, Dios predijo que una “señal” del Mesías para los judíos, sería la de un Hijo nacido de una virgen (Isaías 7:14), y este niño sería ambos humano y divino (Isaías 9:6). Esto es lo que Gabriel le está recordando a María en el vs.32, 33.
1.4.5.      Regeneración del pecador (Juan 3:3-6; Tito 3:5).
La regeneración o el "nacer de nuevo" es obra directa del Espíritu Santo.
1.4.6.      Inspirador de la Escritura (2 Pedro 1:21; 2 Timoteo3:16).
a.      Selección del autor humano (Jeremías 1:5).
b.      Revelación del mensaje a transmitir (Jeremías 1:9).
1.4.7.      Iluminación (2 Corintios 4:3-4).
a.      Apertura del entendimiento hacia las Escrituras (Juan16:13).
b.      Revelación comprensible de Dios (1 Corintios 2:9-10).
1.4.8.      Santificación (Hebreos 10:14-15; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2).
La santificación significa "ser apartado para Dios." Dos ideas básicas y correlacionadas se contienen en esto:
1)      Una es la consagración en la que los cristianos deben considerarse a sí mismos la propiedad de Dios, comprados por el precio de la sangre de Cristo (1 Corintios 6:19, 20). Ellos deben dedicarse a sí mismos a hacer Su voluntad en todos los aspectos de sus vidas. Desde el tiempo de su conversión hasta que ellos entren en el mundo de la eternidad, son siervos de Dios para hacer el trabajo que Él les asigne para el bien de su reino.

2)      El otro concepto es el de la pureza. Porque Dios es santo, si nosotros Le queremos servir en una forma aceptable, nosotros debemos ser santos (1 Pedro 1:15, 16). Los cristianos no pueden vivir más como lo hacían anteriormente practicando el pecado. El poder de Dios y sus promesas garantizan al cristiano la posibilidad de pureza de corazón y vida (2 Corintios 6:14-7:1; 1 Tesalonicenses 5:23,24; 2 Pedro 1:3,4).

Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...