En el mundo de hoy se hace más imprescindible estar atento a la voz de Dios. Se está viendo un aumento de la falta de fe, la incredulidad y la apostasía dentro de las diferentes comunidades cristianas, a esto se agrega, los cambios valoricos que han permitidos la legalización del divorcio, el aborto, el apoyo de los aparatos estatales a favor de la fornicación y las relaciones ilícitas; el intento de legislar sobre la homosexualidad por sectores anticristianos, la paradoja es que siempre estos grupos han recibido el apoyo mayoritario de los votantes evangélicos.
Nuestra sociedad está en crisis crónica, una de las evidencias, es que nuestros legisladores están más preocupados de los temas anteriormente enunciados que legislar los intereses que realmente necesita el país y la otra, el aumento de la corrupción en todos los estratos sociales, incluso en los religiosos. Lo que conlleva a la adulteración de los valores para lograr los objetivos que se han impuesto. Con esta forma de vida, están corroyendo las bases tanto institucionales como sociales del país, el clamor del remanente que guarda la fidelidad a Dios es: ¿dónde está el pueblo que sirve a Dios? ¿Dónde ha quedado “Chile para Cristo?
El intento de legislar sobre las uniones homosexuales tratando de modificar el artículo 102 del Código Civil, que establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, según los argumentos de sus promotores, para profundizar una seuda democracia. Aun estos agentes de los antivalores van más allá, intentan introducir una enmienda al artículo 54 de la Ley 19.947, de manera que en la causal de divorcio por razones de homosexualidad, sólo sea aplicable "en el caso de un matrimonio entre un hombre y una mujer" y así se reconozca en Chile el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en el extranjero, eliminándose la frase que concede este beneficio sólo a la unión "entre un hombre y una mujer". Según la normativa vigente, "el matrimonio civil es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente por toda la vida con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente". La propuesta busca cambiar los términos "hombre" y "mujer" por un contrato "entre dos personas", y eliminar la expresión "de procrear". Este es un intento de minar la institución básica y esencial de toda sociedad: La Familia. Lo que en el tiempo provocara la anarquía en las convivencias sociales insospechada y que nos llevara a sufrir el mismo destino de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Este camino anárquico antivalorico se inicio cuando se termino con la diferencia entre hijos naturales y legítimos, legalizando los actos ilícitos fuera del matrimonio o prematrimoniales, en pro de una igualdad y equidad ante la ley, sin pensar el enorme daño moral que traería colateralmente, provocando el enjambre de leyes que le seguirían. Todo esto bajo la cobertura de los derechos humanos, y la protección de los grupos minoritarios en perjuicios de las grandes mayorías. La interrogante es ¿Dónde quedan los derechos del Dios como creador de los seres humanos? ¿Cuál es la voz de Dios en este debate?
La mayoría de los promotores de estas reformas son agnósticos (ateos), no reconocen a Dios, él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben hacer. A las personas que buscan placer fuera del ámbito natural de los seres humanos, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas, cambiando las relaciones naturales por las que van contra naturaleza; y cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión. Parte de la sociedad los aplauden ocupando los medios comunicacionales que pertenecen a todos los que vivimos en este país y parte de los legisladores buscan darles el aspecto legal imponiendo con subterfugios y engaños los ideales antivaloricos de las personas que buscan a través de la antinaturaleza satisfacer sus bajos instintos en perjuicio de las grandes mayorías.
Lo que llama la atención es la pasividad con que un gran porcentaje de cristianos enfrentan estas situaciones, lo que evidencia, como los agentes del mal han atomizado las conciencias, haciendo creer que lo bueno es malo y lo malo es bueno. La Biblia dice que quien no comprende lo que Dios dice, "tiene el oído incircunciso".
La anarquía valoríca, aun la encontramos dentro de las diferentes comunidades cristiana e instalada en los que ministran en la casa del Altísimo. La voz de Dios se encuentra relegada por los intereses personales, lo que produce confusión. Se han desvirtuado los principios bíblicos por el modernismo, y se está obstaculizando el servicio a Dios por el servir al hombre. El sacar ventaja de las circunstancias, someter y sojuzgar a los pares prima ante de ministrar con fidelidad, parece ser la carta magna de los se aprovechan de esta ola antivalorica que ha penetrado a las diversas comunidades. El liberalismo, el personalismo, el nepotismo, la ambición de poder, el autoritarismo tipo Diotrefes, el amor al dinero y la falta de ética cristiana están destruyendo las bases de la Iglesia de Cristo; lo que ha traído como consecuencia el desprestigio y la falta de credibilidad de la voz de la Iglesia ante los diferentes representantes sociales, mostrando la incapacidad de mantener o promover sus valores esenciales. Ante tales circunstancias ¿Cuál es la voz de Dios para estos tiempos?, la Palabra de Dios nos enseña que este tipo de personas “Tienen tapados los oídos, y no pueden escuchar; se burlan de palabra de Dios, no les agrada. Todos, grandes y pequeños, piensan solo en ganancias deshonestas; todos cometen fraudes. Tratan por encima las heridas del pueblo; dicen que todo está bien, cuando todo está tan mal. No sienten vergüenza, ¡ya ni saben lo que es avergonzarse! Estos seudos ministros han seguido el camino de Caín, y se lanzado por lucro en el error de Balaam, y perecen en la contradicción de Coré. Caín, Balaam y Coré son ejemplos de que Dios castiga a los que siguen sus instintos desenfrenados y arrogantemente se oponen a Él. La sentencia del Eterno no se hace esperar en este tipo de problemas “Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento, yo te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios, yo me olvidaré de tus descendientes.”
¿Cuál es el camino a seguir ante la anarquía y confusión valorica? Hacer la voluntad de Dios. Los que tienen oídos obstruidos a la voz de Dios no entienden lo que es la verdadera voluntad de Dios, ni se preocupan por obedecer su palabra, la cual les resulta vergonzosa y se mofan o ridiculizan a las personas que osan de argumentar su posición con algún principio bíblico. Muestran lo necio e imprudentes que son al tratar de silenciar la voz de Dios en estos tiempos, Dios les replica a través de las palabras de uno de los profetas ““Sordos, escuchad; ciegos, mirad y ved...Ha visto muchas cosas, pero no se fija en ellas; puede oír, pero no escucha.” “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: “De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”
Jesús mostró anticipadamente el destino de los sordos y ciegos con oídos incircuncisos, y los trata de contumaces por aferrarse al engaño y rehúsan en obedecer a Dios. ¿Cuál será el destino de los que rechazan la palabra de Dios? La destrucción, tal como fue Sodoma y Gomorra. Sin embargo, para aquellos que oyen la voz del Eterno y se atreven abrir la puerta, se les ofrece una comunión especial, para poder distinguir la voz del buen pastor, conocerle, seguirle y ser pertenencia de Él. El que es de Dios escucha las palabras de Dios, pero los que no escuchan su voz no son de Dios.
Todo aquel que es de la verdad, oye la voz del Maestro. Pero el que no reconoce así a Jesús, no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Anticristo, estos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, sus obras son para agradar a los que participan de tales obras y los que son del mundo les escuchan. En cambio, los que son de Dios, conocen y escuchan la voluntad de Dios. En esto, pues, podemos conocer quién tiene el espíritu de la verdad y quién tiene el espíritu del engaño.
Juan Salgado Rioseco
Nuestra sociedad está en crisis crónica, una de las evidencias, es que nuestros legisladores están más preocupados de los temas anteriormente enunciados que legislar los intereses que realmente necesita el país y la otra, el aumento de la corrupción en todos los estratos sociales, incluso en los religiosos. Lo que conlleva a la adulteración de los valores para lograr los objetivos que se han impuesto. Con esta forma de vida, están corroyendo las bases tanto institucionales como sociales del país, el clamor del remanente que guarda la fidelidad a Dios es: ¿dónde está el pueblo que sirve a Dios? ¿Dónde ha quedado “Chile para Cristo?
El intento de legislar sobre las uniones homosexuales tratando de modificar el artículo 102 del Código Civil, que establece que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, según los argumentos de sus promotores, para profundizar una seuda democracia. Aun estos agentes de los antivalores van más allá, intentan introducir una enmienda al artículo 54 de la Ley 19.947, de manera que en la causal de divorcio por razones de homosexualidad, sólo sea aplicable "en el caso de un matrimonio entre un hombre y una mujer" y así se reconozca en Chile el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en el extranjero, eliminándose la frase que concede este beneficio sólo a la unión "entre un hombre y una mujer". Según la normativa vigente, "el matrimonio civil es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente por toda la vida con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente". La propuesta busca cambiar los términos "hombre" y "mujer" por un contrato "entre dos personas", y eliminar la expresión "de procrear". Este es un intento de minar la institución básica y esencial de toda sociedad: La Familia. Lo que en el tiempo provocara la anarquía en las convivencias sociales insospechada y que nos llevara a sufrir el mismo destino de las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Este camino anárquico antivalorico se inicio cuando se termino con la diferencia entre hijos naturales y legítimos, legalizando los actos ilícitos fuera del matrimonio o prematrimoniales, en pro de una igualdad y equidad ante la ley, sin pensar el enorme daño moral que traería colateralmente, provocando el enjambre de leyes que le seguirían. Todo esto bajo la cobertura de los derechos humanos, y la protección de los grupos minoritarios en perjuicios de las grandes mayorías. La interrogante es ¿Dónde quedan los derechos del Dios como creador de los seres humanos? ¿Cuál es la voz de Dios en este debate?
La mayoría de los promotores de estas reformas son agnósticos (ateos), no reconocen a Dios, él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben hacer. A las personas que buscan placer fuera del ámbito natural de los seres humanos, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas, cambiando las relaciones naturales por las que van contra naturaleza; y cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión. Parte de la sociedad los aplauden ocupando los medios comunicacionales que pertenecen a todos los que vivimos en este país y parte de los legisladores buscan darles el aspecto legal imponiendo con subterfugios y engaños los ideales antivaloricos de las personas que buscan a través de la antinaturaleza satisfacer sus bajos instintos en perjuicio de las grandes mayorías.
Lo que llama la atención es la pasividad con que un gran porcentaje de cristianos enfrentan estas situaciones, lo que evidencia, como los agentes del mal han atomizado las conciencias, haciendo creer que lo bueno es malo y lo malo es bueno. La Biblia dice que quien no comprende lo que Dios dice, "tiene el oído incircunciso".
La anarquía valoríca, aun la encontramos dentro de las diferentes comunidades cristiana e instalada en los que ministran en la casa del Altísimo. La voz de Dios se encuentra relegada por los intereses personales, lo que produce confusión. Se han desvirtuado los principios bíblicos por el modernismo, y se está obstaculizando el servicio a Dios por el servir al hombre. El sacar ventaja de las circunstancias, someter y sojuzgar a los pares prima ante de ministrar con fidelidad, parece ser la carta magna de los se aprovechan de esta ola antivalorica que ha penetrado a las diversas comunidades. El liberalismo, el personalismo, el nepotismo, la ambición de poder, el autoritarismo tipo Diotrefes, el amor al dinero y la falta de ética cristiana están destruyendo las bases de la Iglesia de Cristo; lo que ha traído como consecuencia el desprestigio y la falta de credibilidad de la voz de la Iglesia ante los diferentes representantes sociales, mostrando la incapacidad de mantener o promover sus valores esenciales. Ante tales circunstancias ¿Cuál es la voz de Dios para estos tiempos?, la Palabra de Dios nos enseña que este tipo de personas “Tienen tapados los oídos, y no pueden escuchar; se burlan de palabra de Dios, no les agrada. Todos, grandes y pequeños, piensan solo en ganancias deshonestas; todos cometen fraudes. Tratan por encima las heridas del pueblo; dicen que todo está bien, cuando todo está tan mal. No sienten vergüenza, ¡ya ni saben lo que es avergonzarse! Estos seudos ministros han seguido el camino de Caín, y se lanzado por lucro en el error de Balaam, y perecen en la contradicción de Coré. Caín, Balaam y Coré son ejemplos de que Dios castiga a los que siguen sus instintos desenfrenados y arrogantemente se oponen a Él. La sentencia del Eterno no se hace esperar en este tipo de problemas “Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento, yo te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios, yo me olvidaré de tus descendientes.”
¿Cuál es el camino a seguir ante la anarquía y confusión valorica? Hacer la voluntad de Dios. Los que tienen oídos obstruidos a la voz de Dios no entienden lo que es la verdadera voluntad de Dios, ni se preocupan por obedecer su palabra, la cual les resulta vergonzosa y se mofan o ridiculizan a las personas que osan de argumentar su posición con algún principio bíblico. Muestran lo necio e imprudentes que son al tratar de silenciar la voz de Dios en estos tiempos, Dios les replica a través de las palabras de uno de los profetas ““Sordos, escuchad; ciegos, mirad y ved...Ha visto muchas cosas, pero no se fija en ellas; puede oír, pero no escucha.” “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: “De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.”
Jesús mostró anticipadamente el destino de los sordos y ciegos con oídos incircuncisos, y los trata de contumaces por aferrarse al engaño y rehúsan en obedecer a Dios. ¿Cuál será el destino de los que rechazan la palabra de Dios? La destrucción, tal como fue Sodoma y Gomorra. Sin embargo, para aquellos que oyen la voz del Eterno y se atreven abrir la puerta, se les ofrece una comunión especial, para poder distinguir la voz del buen pastor, conocerle, seguirle y ser pertenencia de Él. El que es de Dios escucha las palabras de Dios, pero los que no escuchan su voz no son de Dios.
Todo aquel que es de la verdad, oye la voz del Maestro. Pero el que no reconoce así a Jesús, no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Anticristo, estos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, sus obras son para agradar a los que participan de tales obras y los que son del mundo les escuchan. En cambio, los que son de Dios, conocen y escuchan la voluntad de Dios. En esto, pues, podemos conocer quién tiene el espíritu de la verdad y quién tiene el espíritu del engaño.
Juan Salgado Rioseco
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