martes, 14 de octubre de 2008

¿CUIDADO AUN EXISTEN LOS PENTECOSTALES CHILENOS!

El Movimiento Pentecostal Chileno en sus Inicios

La concepción de las diferentes comunidades pentecostales chilenas desde su inicio fue traumática, no solo las que surgieron de la ruptura de la Iglesia Metodista Episcopal, también de los grupos que salieron de la Iglesia Presbiteriana y Alianza Cristiana Misionera y de los grupos que salieron posteriormente de la misma Iglesia Metodista Episcopal tiempo después.
A comienzos del siglo XX, la sociedad Chilena se alista a conmemorar los 100 años de vida independiente, regía un sistema de gobierno parlamentario, el Presidente de la República debía gobernar de acuerdo a las mayorías. El Poder Legislativo lo componían la oligarquía, quienes ejercían un poder a veces superior al poder ejecutivo en las direcciones políticas y económicas, el país estaba sumido en un inmovilismo en la gestión gubernamental, las necesidades de la mayoría no se llevaban a cabo y los problemas reales no tenían una oportuna solución o la clase dirigencial las obviaban en bien de sus intereses. La inercia política y administrativa contribuyó acrecentar la crisis social y económica que caracterizó el periodo parlamentario (1891-1925).
Eran tiempos de emigraciones de los sectores rurales a las ciudades y hacia los centros salitreros y carboníferos, que ofrecían nuevas alternativas laborales. Las condiciones de vida de los trabajadores eran precarias, vivían hacinados en conventillos o campamentos, sin las condiciones mínimas de salubridad; transformándose en centros de enfermedades, epidemias, delincuencia y prostitución. No existía legislación ni protección laboral, lo que permitía grandes abusos sobre las clases más desprotegías; lo que se originó las grandes huelgas como la de Valparaíso en 1905 y los de los salitreros en 1907, la que derivó en la matanza de Santa María en Iquique. Las grandes diferencias sociales eran marcadas en una sociedad latifundista y la oligarquía de los empresarios extranjeros, contribuyeron a una mala distribución de los ingresos del país, lo que originó un alto nivel de pobreza y marginalidad, especialmente en las periferias de las grandes ciudades de ese tiempo. En medio de una creciente convulsión social por satisfacer sus demandas, el pueblo chileno empezó a movilizarse por mejoras salariales, modificación a los horarios de trabajo, el terminó del sistema "ficha-salario", o el termino de un impuesto que gravaba a las clases más desprotegía, comenzando a estructurar sus propias organizaciones sindicales y demandas laborales; lo que trajo consigo una politización de la sociedad chilena en bandos irreconciliables, lo que llevó al país en un par de décadas después a una grave anarquía gubernamental, política y económica.
Las grandes masas populares compartían su origen campesino, una inserción laboral inestable, reducidos ingresos y sin la necesidades mínimas de subsistencia. Del Estado y la élite económica no era mucho lo que podían esperar, por consiguiente, debían estar dispuestos a enfrentarse con variados oficios y a emprender las más diversas estrategias para la sobrevivencia. En este medio tuvo su origen el movimiento popular chileno y donde más tarde echó raíces el pentecostalismo. Unos de los cambios de más trascendencia de este periodo fue la gestación de la clase media, que las comunidades pentecostales ayudaron a consolidar con su trabajo de restauración de la dignidad humana entre las clases más desposeídas, que vivían en las periferias y eran considerados marginales de la sociedad.
En el ámbito religioso, la Iglesia Católica Apostólica Romana ejercía una fuerte influencia en los asuntos sociales, culturales y políticos del país, gracias a que su jerarquía pertenecía a la oligarquía criolla y a su prolongada y extendida presencia en todo el territorio nacional; su inmenso poderío e influencia se basaba en el hecho a que estaba unida al Estado. Se caracterizaba por defender sus tradiciones y sus privilegios, criticar las ideas liberales, una resistente oposición a los protestantes, un férreo antagonismo a las iglesias emergentes pentecostales. Las masas populares eran alimentadas en su fe por una subcultura religiosas semipagana, adormecidas por el alto índice de analfabetismo y alcoholismo que dominaba a este estrato social, además subyugada por una influyente tradición dogmatica religiosa.
El mundo Protestante enfrentó una dura lucha de la Iglesia Católica Romana desde sus inicios, por lo que bregó con denuedo por la libertad de culto, asociada a las organizaciones Liberales. En 1909, el protestantismo se encontraba consolidado y bien estructurado en su organización, con una alta influencia extranjera escolástica racional, altamente burocrática, dependientes de organizaciones misioneras extranjeras y un naciente protagonismo de los nacionales. Su trabajo principal estaba abocado a la educación en los sectores descendientes de extranjeros y la clase media alta, sus labores espirituales la ejercían especialmente en las colonias extranjeras, aunque ya evidenciaban una apertura hacia los sectores medios nacionales. Al manifestarse el movimiento pentecostal y abrirse hacia los sectores más populares, la elite protestante ayudados por la gran mayoría de los misioneros extranjeros de todas las Iglesias Protestantes establecidas, no solo evidencio un abierto rechazo a esta apertura, sino al liderazgo nacional que se estaba manifestando. Situación que trajo consigo pugna entre la elite protestante clerical y seglares protestantes prominentes y, los líderes del movimiento y a todos aquellos grupos que manifestaban simpatía a los acontecimientos que estaban sucediendo, produciéndose el cisma de 1910 en la Iglesia Metodista Episcopal de Valparaíso y Santiago; en el mismo año en la Presbiteriana de Concepción bajo Tulio Moran y Enrique Cossman; en Valdivia en el seno de la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera su líder fue Carlos del Campo fundando la Iglesia del Señor en 1913; en 1928, 43 hermanos de la Iglesia Metodista Episcopal de Lota se separan por conflictos por causa de la experiencia Pentecostal con los misioneros norte americanos, e inician la Misión Wesleyana Nacional. Su Pastor Víctor Mora, la novel congregación tuvo que enfrentar una dura oposición de la Iglesia Católica Romana y del ateísmo procedente del partido Comunista en las zonas carboníferas de Lota y sus alrededores.
Algunas características en los inicios de la nueva Iglesia:
1. W, C, Hoover K. es reconocido como líder natural del movimiento.
2. Es una Iglesia totalmente nacional, sin apoyo ni subsidios exteriores.
3. Las Iglesias Protestantes Históricas crean un ambiente de desprestigio y descredito al movimiento, tanto en la sociedad nacional como en el exterior, a la que se une el clero de la Iglesia Católica Apostólica Romana, en especial en el área rural.
4. La nueva Iglesia heredó las formas de gobierno y las doctrinas básicas de la Iglesia Metodista Episcopal, a las que le agregó las experiencias pentecostales manifestadas en el avivamiento.
5. Salen espontáneamente grupos misioneros laicos a diferentes puntos del país sin planificación, ni apoyo que los sustenten.
6. Se instalan en las periferias humildes de las grandes ciudades, en las barriadas de los inmigrados y en los sectores del campesinado, utilizando los lugares más insólitos para sus predicaciones.
7. En forma espontánea se organiza la proclamación del evangelio en especial al pueblo marginal urbano y semiurbano, que se encuentran influenciados por la subcultura religiosa popular católica.
8. Oficialmente es un movimiento clandestino y subversivo, hasta la Constitución de 1925, estigmatizados como anarquistas e ignorantes.
9. Inicialmente el movimiento pentecostal demuestra desinterés por la reflexión teológica y la profesionalización de sus Líderes ministeriales.
10. El liderazgo es personal, carismático, y gran parte voluntarioso,
11. La flexibilidad en las estructuras institucionales, son una de sus virtudes en la expansión y propagación de la iglesia.
12. La entrega incondicional de todos los sus miembros, su compromiso real y disponibilidad, son sus principales instrumentos en abrir, consolidar y expandir la obra pentecostal
13. El movimiento pentecostal en su aspecto social histórico, inicia un proceso de erosión de la hegemonía católica en la sociedad chilena, en especial en el ámbito popular, en beneficio del crecimiento cuantitativo de sus comunidades.
14. El discurso evangélico va a estar cruzado por los testimonios o las vivencias personales: "Sin testimonio no hay mensaje Pentecostal”.

Las primeras décadas de las diferentes comunidades pentecostales fueron difíciles, marcadas por la discriminación, la violencia religiosa, el rechazo, la intolerancia, la falta de una organización que sostuviera dignamente a los que por la causa de Cristo dejaban todo para abrir nuevos campos, al desprestigio constante de la elite protestante histórico tanto en el ámbito nacional como en el extranjero, a la inmadurez de los noveles Líderes pentecostales y otros factores.
A pesar de todas las grandes y pequeñas dificultades que enfrento al inicio el Movimiento Pentecostal Chileno logró consolidarse, institucionalizarse, y ser reconocido no solo en la sociedad Chilena, sino en el ámbito internacional, con personalidad y Liturgia característica propias, pujante y misionero. Todo pudo llevarse a efecto solo con la ayuda de Dios, con dignidad podemos exclamar, ¡Cuidado aun existente los Pentecostales!
Juan Salgado Rioseco

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