Las Iglesias de Dios en Cristo Jesús (2 Tes. 2:14),
tienen como cimiento orgánico lo que escribe Pablo en su carta a los Efesios
(2:4-6), forman un solo cuerpo y hay un solo Espíritu,… Hay un solo Señor, una sola fe y un solo
bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos que gobierna a todos, trabaja por
medio de todos y vive en todos nosotros. Y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre, (1 Tm. 2:5), quienes se rigen por estos principios
fundamentales, son como piedras vivas, edificados como casa espiritual y
sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por
medio de Jesucristo. (1Pe 2:5).
En estos veinte siglos, la iglesia ha sufrido una multiplicidad de procesos, algunos
impuestos y otros adopcionistas o adaptacionistas, de acuerdo al contorno
religioso imperante, al devenir social, al momento político, a la presión
militar, a los encuentros con las diversas culturas y a la expresión popular de
las masas en su búsqueda de solucionar o llenar por la fe su constante
discriminación he empíricas sensaciones del sufrimiento, en el contacto directo
con una realidad adversa, por la experiencia de no poder alcanzar calidades de
vida, y por la percepción de no lograr
sus añorados sueños.
¿Cuánto se ha desviado la institucionalidad religiosa
de la fe primitiva del cristianismo? ¿Cuánto sustento bíblico tienen los
sistemas gobernables de las diferentes familias del cristianismo? ¿La transmisión
de las enseñanzas es acorde a lo que establece la comisión pastoral? ¿Cuánto influyen
las tendencias endógenas y los factores exógenos dentro de la diversidad del
cristianismo?
La progresiva fragilidad organizacional, deriva en una
fragmentación sin control de los movimientos religiosos pentecostales; la
difuminación de los principios fundamentales de la fe ante la acelerada
adopción del relativismo ético moral han puesto en crisis el liderazgo clásico;
las relaciones con el estado, las instituciones políticas, las masas populares,
plantean diversos problemas a causa de la globalización de las sociedades y a los cambios culturales que trae consigo; el posicionamiento
de tendencias humanista agnósticas en los estratos de alta dirección social – política,
ha producido a través de medios legislativos normativas anti bíblicas contraria
a los postulados de la enseñanza ortodoxa de la iglesia, lo que ha derivado
confrontaciones con las tendencias más conservadoras del cristianismo.
La globalización ha traído nuevas herramientas comunicacionales,
lo que trae consigo una homogeneización cultural, ético moral y nuevas
tendencias sincretista religiosas
producido por el encuentro étnico religioso, concluyendo en un principio
herético “mientras no hagas daño, sigue tu voluntad”, esta nueva orientación de vida con lleva a
problemas endógenos en el cristianismo y socavamiento de sus cimientos más primitivo que son las enseñanzas de Jesús
y el mandato apostólico.
¿Qué es problema endógeno en el cristianismo? que se
forma o engendra en el interior de algo o que se origina en virtud de causas internas.
En un gran porcentaje de estos factores
endógenos terminan en “herejías” o seudo cristianismo; los efectos de estos
problemas son los que crean la necesidad de cambiar posiciones o énfasis
doctrinales, los sistemas organizacionales, usos y costumbres, como tienen su génesis en
el interior de la organización y son producto de las interacciones de sus
participantes y de la tensión provocadas por la diferencia de objetivos e
intereses, gran parte de ellos terminan en el sesgo y fragmentación de algunas
comunidades cristianas.
Podemos identificar algunas de las diversas problemáticas,
ya sean por el factor endógeno como exógeno, que sufren las iglesias cristianas
entre otros:
1.
La pérdida de la
verdad bíblica, en pro de dogmas, usos y costumbres que ha adoptado la Iglesia
en el transcurso del tiempo, por su adaptacionismo social.
2.
La pérdida de la
disciplina y obediencia bíblica debido a:
1)
La secularización
imperante en oposición a los postulados de la iglesia.
2)
la
sociabilización con la culturización de sus miembros para ser integrados en una
sociedad contraria a los principios primarios del cristianismo.
3)
las políticas
laicistas que conducen a la iglesia a la herejía.
4)
al nominalismo
imperante de sus miembros, sin compromiso ni identificación confesional bíblico.
3.
La relativización
moral, bautizándola con un lenguaje religioso.
4.
La pérdida de una
adoración genuina y transparente acorde a los postulados apostólicos, cuando sus
componentes se corroen por los elementos de moda de la sociedad.
5. La erosión
constante de la fe evangélica por el impacto de la teología neoliberales y de
la prosperidad.
6. Las ambigüedades que
han adoptado el liderazgo clerical frente a las Leyes humanista que se están
implementando, como el aborto terapéutico, acuerdo de la unión civil, entre
otros, lo que ha traído confusión y distorsión en la fe de la gran masa laica y
seglar de la sociedad.
7. La desaparición de
los signos, valores o comportamientos propios o identificativos del
cristianismo, lo que ha traído consigo la secularización de la sociedad a
través de las políticas sistemáticas de gobiernos agnósticos principalmente en
lo educacional, en los cambios éticos morales del comportamiento social.
Ante estas señales de corrosión y corrupción de la fe
del punto de vista cristiano, la resultante es ¿Cómo deben reaccionar las
diversas comunidades cristianas?, especialmente las que manifiestan o
exteriorizan su fe a través del movimiento pentecostal. Debemos reflexionar sobre la forma como enfrentar estas problemáticas y otras, Sin embargo, el punto central es: "La Iglesias debe tornarse a las Escrituras y al cumplimiento del fundamento apostólico.
Juan Salgado Rioseco
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