viernes, 29 de abril de 2011

Guerra espiritual, desde la perspectiva Paulina (II)

El pasaje bíblico donde iniciaremos la perspectiva paulina en el tema se cuenta entre los más conocidos de toda la Escritura y en él, el apóstol Pablo no escribe acerca de la demonización, sino de la guerra espiritual entre el poder del diablo y el de Dios en la vida de los creyentes.

La convicción de que Efesios 6 es el manual para la guerra espiritual victoriosa, como lo expone el movimiento guerra espiritual, no constituye algo nuevo en nuestra época. A lo largo de la historia de la iglesia, los creyentes, tanto teólogos como laicos, han buscado ayuda en este pasaje, principalmente en los momentos en que todos los poderes del infierno parecían haberse desatado contra ellos. Los padres de la iglesia mencionaban de continuo Efesios 6. Si hojeamos los índices de la Escritura en busca de los escritos de los padres prenicenos, nicenos y postnicenos, descubriremos cuán a menudo acudían a dichas palabras de Pablo. También los grandes teólogos puritanos comentaban con frecuencia este capítulo de Efesios.

En Efesios 6.10–20 Pablo concentra todas sus enseñanzas sobre el tema. Aquí tenemos la aplicación práctica de todo lo que el apóstol ha estado diciendo en Efesios hasta el momento, es parte decisiva de la parénesis a la que ha estado apuntando el resto de la carta. Pablo comienza su presentación con las palabras: La expresión «por lo demás» va seguida de tres imperativos: «fortaleceos» (v. 10); «vestíos» (v. 11); y «tomad» (v. 13), los dos últimos se refieren a la armadura de Dios. Destacan la necesidad de que el hombre de Dios necesita la ayuda divina para resistir los embates de Satanás; unidos a «por tanto», une la principal exhortación del versículo 14, en referencia global del versículo 12, que actúa como una explicación del carácter del adversario y no a modo de elemento central en el desarrollo de Efesios 6.10–20. El imperativo «estad firmes», v. 14, se puede considerar como la exhortación principal de este pasaje. El consejo de que adquieran fortaleza y capacitación divinas no lo ha dado el autor como un fin en sí mismo. Esa fortaleza es necesaria para un propósito particular: que el creyente sea capaz de estar firme contra las «potestades» malignas y pueda resistirlas con éxito (vv. 11, 13, 14). El «estad firmes» de este versículo se convierte por tanto en el mandamiento central del pasaje. El texto prosigue con los imperativo en participio “ciñendo”, “vistiendo”, “calzando” y “tomando” (14-16), unidos al verbo imperativo “tomad” (13) dependiendo principal pensamiento: “Estad, pues, firmes” (14)

Después de rogar a los creyentes que se fortalezcan en la fuerza y el poder del Señor poniéndose la armadura de Dios, Pablo presenta las razones en los versículos 11 y 12, dice que:

1. Necesitan «estar firmes contra las asechanzas del diablo» (v. 11d).

2. No se enfrentan a enemigos humanos (v. 12a).

3. Luchan contra una jerarquía seres sobrenaturales que han infiltrado por completo los cielos y ejercen gran control sobre la tierra (v. 12b).

El «estad firmes» del versículo 14 es una repetición de los dos anteriores (vv. 11b, 13b), y refuerza la idea de que es el mandato principal en torno al cual gira todo lo demás.

El planteamiento va dirigido contra el diablo y sus poderes (11, 12), como lo hace en forma similar en Efesios 4:27. El título que más emplea para referirse al diablo es «Satanás»; y también usa «el maligno» en el presente pasaje (v. 16) y en 2 Tesalonicenses 3.3. En 2 Corintios 11.3 lo llama «la serpiente», y «el dios de este siglo» en 2 Corintios 4.3, 4. Luego lo denomina «Belial» en 2 Corintios 6.15 y «el tentador» en 1 Tesalonicenses 3.5. Además, tenemos todos los términos de poder que identifican a los principados y potestades, y que incluirían también al diablo al ser éste el supremo principado.

Pero no sólo nos enfrentamos al diablo, sino que hemos de habérnoslas asimismo con sus asechanzas (6.11). «Asechanzas» es la traducción del término griego methodeía, que siempre se utiliza en sentido negativo en el Nuevo Testamento. Vine dice que significa: “[ … ] astucia, engaño (metá, después, hodós, lejos), ardid, estratagema; en Efesios 4.14 se traduce por «artimañas» (del error)[ … ] (con miras al) arte (singular) del engaño. La idea detrás de methodeía es el engaño.”

El versículo 12 es sin duda uno de los más notables de toda la Biblia sobre la guerra espiritual. Pablo dice que luchamos contra principados y potestades de alto rango y una maldad absoluta. «lucha» en griego es pále, un término que sólo aparece esta vez en el Nuevo Testamento. En Efesios 1.21, hizo una quíntuple clasificación de esos poderes: principado, autoridad, poder, señorío y nombre. A continuación, en el 4.8, se refirió a la «cautividad», es obvio que también un concepto de poder perverso. Luego, en Efesios 3.10, Pablo menciona a «los principados y potestades», y en el 4.27 habla por primera vez del diablo. Ahora, en Efesios 6, el apóstol reúne al diablo (v. 11), el maligno (v. 16) y los principados y potestades (v. 12). Por vez primera afirma de un modo claro lo que había estado diciendo tácitamente: que nuestra batalla contra el diablo no es contra él en persona o de forma individual sino sólo a través de los ataques que nos lanza por medio de los principados y potestades cósmicos malignos de alto rango. Por último, el apóstol dice que nos encontramos en guerra con las pneumatikà tês ponerías en toîs epouraníois, «(huestes) espirituales de maldad en las regiones celestes». Los creyentes tienen que estar preparados para enfrentarse a todas las fuerzas malignas en la batalla.

Después de describir la vestimenta de un soldado y su armadura, Pablo, relaciona la oración en el Espíritu y la preocupación constante hacia los demás creyentes y él mismo como medio de victoria en el evangelio, como el hincapié que hace en el versículo 10, “... fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”

Pablo, en sus escritos considera que el cristiano se encuentra inmerso en una guerra espiritual, entre Dios y el Diablo y sus potestades, para eso, el hombre de Dios debe estar constantemente preparado y listo para enfrentar las asechanzas del enemigo en el día malo, para que cuando termine siga firme en la fe. Las armas para enfrentar esta lucha son: la verdad de Cristo, la justicia de Dios, el evangelio de la paz, la fe, la salvación, y la palabra de Dios, además de la oración, condiciones que el genuino cristiano debería tener en todo momento. Por lo tanto no es necesario de dar demasiado enfasis y adoctrinamiento a las personas para enfrentar al Diablo y sus potestades, principados, debido que es obligación de todo cristiano estar “Vestíos de toda armadura de Dios” en todo momento y lugar, desde los días de nuestro Señor Jesucristo hasta los actuales el cristianismo se encuentra en la “Operación Salvación” con la ayuda del Espíritu Santo, con la finalidad del que cree en Jesús sea salvo, y pueda entregársele las armas necesarias para que sea un victorioso en el Señor.

La cosmovisión de guerra espiritual se encuentra en la victoria de Jesucristo en la cruz, la seguridad del cristiano se encuentra en creer en Jesús, el fundamento de la fe se encuentra en la resurrección del ungido de Dios, la victoria del creyente se encuentra en permanecer en el constante conocimiento de Dios, para poder resistir al Diablo. Con Cristo somos más que victoriosos.

Juan Salgado Rioseco



Guerra espiritual, desde la perspectiva Paulina (I)

Han surgido tendencias dentro del movimiento Protestante, que dan énfasis a una constante guerra entre las fuerzas del bien y las fuerzas demoniacas, lo han denominado Guerra Espiritual. La vehemencia de sus actuaciones, sus estereotipos, sus formas y estilo muy peculiares nos preguntamos: ¿Es Bíblico tal posición?, ¿Qué dice las Sagradas Escrituras sobre este tipo de manifestaciones o énfasis?


Es necesario dar respuesta bíblica a este tipo de fenómeno, debido a que un gran porcentaje de los creyentes sienten una atracción y han desviado su fe de los verdaderos fundamentos de la doctrina cristiana, en pos de posturas subjetivas. A través de las cartas pastorales de Paulo, en especial basado en Efesios capitulo Seis, trataremos de encontrar la verdadera perspectiva de la guerra espiritual bíblica, la que podremos cotejar con los postulados del movimiento Guerra Espiritual. Este estudio esta destinado para los creyentes que fundamentan su fe en la interpretación bíblica más correcta, de acuerdo a normas de exégesis aceptadas normalmente como la más adecuada. Con el objeto de tener la seguridad que la denominada guerra espiritual, como se presenta en la actualidad, no es más que un énfasis de ciertos pasajes bíblicos, sacados de contexto, cambiando el sentido de las Escrituras.

Aunque en nuestros días se escribe mucho acerca de la guerra espiritual, la Iglesia es aún básicamente ignorante del mundo de los espíritus, esta ignorancia resulta más pronunciada en los movimientos pentecostales, ya que ellos basan su fe, en la experiencia personal, basada en las manifestaciones del Espíritu Santo. La guerra espiritual se inicia con un supuesto: “el mundo espiritual es una cosmovisión que se encuentra en conflicto permanente entre las fuerzas del bien y del mal.” La definición operativa más elemental es: La cosmovisión tiene que ver con «las suposiciones básicas de uno en cuanto a la realidad». Donde las creencias y el comportamiento de las personas, en ese orden, están basados en sus cosmovisiones, sean o no conscientes de ello, siendo más explícito, cada individuo esta influenciado por el medio que se desempeña y por el acercamiento cultural o visión que tenga de las Escrituras o del naturalismo.

Las interrogantes que plantea el movimiento de guerra espiritual, para las que no hay respuestas adecuadas disponibles son: ¿Pueden estar endemoniados los verdaderos cristianos? Y en tal caso, ¿qué debemos hacer para liberarlos?. ¿Qué puede hacer Satanás, por medio de sus demonios (Efesios 6.10–20) contra los creyentes verdaderos? ¿Pueden ser dañados por los demonios? ¿Puede Satanás lastimar física, emocional e incluso espiritualmente a los cristianos? ¿Puede matarlos?. ¿Y qué de nuestras iglesias?, se preguntan. ¿Tienen capacidad los espíritus malos para infiltrarse hasta posiciones de autoridad y acabar con el fluir del Espíritu y con sus dones? ¿Pueden falsificar los dones del Espíritu Santo? ¿Cómo es posible reconocer y derribar tales fortalezas demoníacas?. ¿Cuál es el lugar del campo sobrenatural maligno en la evangelización? ¿Hay príncipes espirituales malvados de alto rango que gobiernan en ciertos territorios? ¿Pueden oprimir y controlar a los individuos, las comunidades, los pueblos e incluso las naciones hasta el punto de que la Palabra de Dios no eche raíces sino que sea rechazada o expulsada?.

Las premisas donde fundamentan sus enseñanzas son: “los líderes cristianos deben aprender de nuevo lo concerniente al mundo espiritual; reformular sus enseñanzas concernientes a la problemática entre el bien y el mal; y la batalla entre la verdad y el error fue una de las principales dimensiones de la guerra espiritual con la que se enfrentó Pablo a lo largo de todos sus años de ministerio, y subyace a toda crítica de aquellos que deforman el verdadero evangelio de gracia”. La dimensión de la guerra espiritual vista de una cosmovisión bíblica, la dividen principalmente en seis dimensiones que afectan a la guerra espiritual: una cosmovisión espiritual, la cosmovisión del teísmo, la revelación de la cosmovisión, la cosmovisión Trinitaria, la cosmovisión redentora y la cosmovisión de guerra espiritual

Existe un estado de conflicto cósmico-terrenal o guerra espiritual permanente. En términos filosóficos, en el universo existe un dualismo modificado. El reino de Dios y el reino sobrenatural maligno libran un feroz combate entre sí. El dualismo absoluto afirma que la verdadera realidad es eternamente dualista: que el bien y el mal siempre han existido y siempre existirán. El dualismo bíblico es un dualismo modificado: la realidad presente existe en un estado de dualismo, pero no fue así en un principio, ni lo será en el futuro. La opinión de la Escritura es: «En el principio… Dios… » Entonces no había mal, ni fuerza opositora, sólo Dios, y Él es bueno. Luego Dios creó seres morales, llamados ángeles, y los colocó en su reino. Aún no había dualismo. Ellos obedecían a su voluntad. Sin embargo, en algún momento del pasado secreto, tuvo lugar la rebelión dentro del reino angélico. El dualismo había nacido. El mal entró en el reino de Dios dividiéndolo en dos diferentes, el reino de Dios y el de Satanás. Esta es la visión, para ellos, que da la Biblia del lejano pasado, este sería el origen y el principio de la guerra espiritual.

Por medio de sus cartas, Pablo expone la mayor parte de las doctrinas principales que integran la fe cristiana; incluyendo las verdades acerca de la guerra espiritual en general y el mundo de los espíritus en particular. El apóstol escribe más acerca de los poderes sobrenaturales perversos y de la guerra con los espíritus malignos que ningún otro de los escritores del Nuevo Testamento.

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