El pasaje bíblico donde iniciaremos la perspectiva paulina en el tema se cuenta entre los más conocidos de toda la Escritura y en él, el apóstol Pablo no escribe acerca de la demonización, sino de la guerra espiritual entre el poder del diablo y el de Dios en la vida de los creyentes.
La convicción de que Efesios 6 es el manual para la guerra espiritual victoriosa, como lo expone el movimiento guerra espiritual, no constituye algo nuevo en nuestra época. A lo largo de la historia de la iglesia, los creyentes, tanto teólogos como laicos, han buscado ayuda en este pasaje, principalmente en los momentos en que todos los poderes del infierno parecían haberse desatado contra ellos. Los padres de la iglesia mencionaban de continuo Efesios 6. Si hojeamos los índices de la Escritura en busca de los escritos de los padres prenicenos, nicenos y postnicenos, descubriremos cuán a menudo acudían a dichas palabras de Pablo. También los grandes teólogos puritanos comentaban con frecuencia este capítulo de Efesios.
En Efesios 6.10–20 Pablo concentra todas sus enseñanzas sobre el tema. Aquí tenemos la aplicación práctica de todo lo que el apóstol ha estado diciendo en Efesios hasta el momento, es parte decisiva de la parénesis a la que ha estado apuntando el resto de la carta. Pablo comienza su presentación con las palabras: La expresión «por lo demás» va seguida de tres imperativos: «fortaleceos» (v. 10); «vestíos» (v. 11); y «tomad» (v. 13), los dos últimos se refieren a la armadura de Dios. Destacan la necesidad de que el hombre de Dios necesita la ayuda divina para resistir los embates de Satanás; unidos a «por tanto», une la principal exhortación del versículo 14, en referencia global del versículo 12, que actúa como una explicación del carácter del adversario y no a modo de elemento central en el desarrollo de Efesios 6.10–20. El imperativo «estad firmes», v. 14, se puede considerar como la exhortación principal de este pasaje. El consejo de que adquieran fortaleza y capacitación divinas no lo ha dado el autor como un fin en sí mismo. Esa fortaleza es necesaria para un propósito particular: que el creyente sea capaz de estar firme contra las «potestades» malignas y pueda resistirlas con éxito (vv. 11, 13, 14). El «estad firmes» de este versículo se convierte por tanto en el mandamiento central del pasaje. El texto prosigue con los imperativo en participio “ciñendo”, “vistiendo”, “calzando” y “tomando” (14-16), unidos al verbo imperativo “tomad” (13) dependiendo principal pensamiento: “Estad, pues, firmes” (14)
Después de rogar a los creyentes que se fortalezcan en la fuerza y el poder del Señor poniéndose la armadura de Dios, Pablo presenta las razones en los versículos 11 y 12, dice que:
1. Necesitan «estar firmes contra las asechanzas del diablo» (v. 11d).
2. No se enfrentan a enemigos humanos (v. 12a).
3. Luchan contra una jerarquía seres sobrenaturales que han infiltrado por completo los cielos y ejercen gran control sobre la tierra (v. 12b).
El «estad firmes» del versículo 14 es una repetición de los dos anteriores (vv. 11b, 13b), y refuerza la idea de que es el mandato principal en torno al cual gira todo lo demás.
El planteamiento va dirigido contra el diablo y sus poderes (11, 12), como lo hace en forma similar en Efesios 4:27. El título que más emplea para referirse al diablo es «Satanás»; y también usa «el maligno» en el presente pasaje (v. 16) y en 2 Tesalonicenses 3.3. En 2 Corintios 11.3 lo llama «la serpiente», y «el dios de este siglo» en 2 Corintios 4.3, 4. Luego lo denomina «Belial» en 2 Corintios 6.15 y «el tentador» en 1 Tesalonicenses 3.5. Además, tenemos todos los términos de poder que identifican a los principados y potestades, y que incluirían también al diablo al ser éste el supremo principado.
Pero no sólo nos enfrentamos al diablo, sino que hemos de habérnoslas asimismo con sus asechanzas (6.11). «Asechanzas» es la traducción del término griego methodeía, que siempre se utiliza en sentido negativo en el Nuevo Testamento. Vine dice que significa: “[ … ] astucia, engaño (metá, después, hodós, lejos), ardid, estratagema; en Efesios 4.14 se traduce por «artimañas» (del error)[ … ] (con miras al) arte (singular) del engaño. La idea detrás de methodeía es el engaño.”
El versículo 12 es sin duda uno de los más notables de toda la Biblia sobre la guerra espiritual. Pablo dice que luchamos contra principados y potestades de alto rango y una maldad absoluta. «lucha» en griego es pále, un término que sólo aparece esta vez en el Nuevo Testamento. En Efesios 1.21, hizo una quíntuple clasificación de esos poderes: principado, autoridad, poder, señorío y nombre. A continuación, en el 4.8, se refirió a la «cautividad», es obvio que también un concepto de poder perverso. Luego, en Efesios 3.10, Pablo menciona a «los principados y potestades», y en el 4.27 habla por primera vez del diablo. Ahora, en Efesios 6, el apóstol reúne al diablo (v. 11), el maligno (v. 16) y los principados y potestades (v. 12). Por vez primera afirma de un modo claro lo que había estado diciendo tácitamente: que nuestra batalla contra el diablo no es contra él en persona o de forma individual sino sólo a través de los ataques que nos lanza por medio de los principados y potestades cósmicos malignos de alto rango. Por último, el apóstol dice que nos encontramos en guerra con las pneumatikà tês ponerías en toîs epouraníois, «(huestes) espirituales de maldad en las regiones celestes». Los creyentes tienen que estar preparados para enfrentarse a todas las fuerzas malignas en la batalla.
Después de describir la vestimenta de un soldado y su armadura, Pablo, relaciona la oración en el Espíritu y la preocupación constante hacia los demás creyentes y él mismo como medio de victoria en el evangelio, como el hincapié que hace en el versículo 10, “... fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”
Pablo, en sus escritos considera que el cristiano se encuentra inmerso en una guerra espiritual, entre Dios y el Diablo y sus potestades, para eso, el hombre de Dios debe estar constantemente preparado y listo para enfrentar las asechanzas del enemigo en el día malo, para que cuando termine siga firme en la fe. Las armas para enfrentar esta lucha son: la verdad de Cristo, la justicia de Dios, el evangelio de la paz, la fe, la salvación, y la palabra de Dios, además de la oración, condiciones que el genuino cristiano debería tener en todo momento. Por lo tanto no es necesario de dar demasiado enfasis y adoctrinamiento a las personas para enfrentar al Diablo y sus potestades, principados, debido que es obligación de todo cristiano estar “Vestíos de toda armadura de Dios” en todo momento y lugar, desde los días de nuestro Señor Jesucristo hasta los actuales el cristianismo se encuentra en la “Operación Salvación” con la ayuda del Espíritu Santo, con la finalidad del que cree en Jesús sea salvo, y pueda entregársele las armas necesarias para que sea un victorioso en el Señor.
La cosmovisión de guerra espiritual se encuentra en la victoria de Jesucristo en la cruz, la seguridad del cristiano se encuentra en creer en Jesús, el fundamento de la fe se encuentra en la resurrección del ungido de Dios, la victoria del creyente se encuentra en permanecer en el constante conocimiento de Dios, para poder resistir al Diablo. Con Cristo somos más que victoriosos.
Juan Salgado Rioseco
La convicción de que Efesios 6 es el manual para la guerra espiritual victoriosa, como lo expone el movimiento guerra espiritual, no constituye algo nuevo en nuestra época. A lo largo de la historia de la iglesia, los creyentes, tanto teólogos como laicos, han buscado ayuda en este pasaje, principalmente en los momentos en que todos los poderes del infierno parecían haberse desatado contra ellos. Los padres de la iglesia mencionaban de continuo Efesios 6. Si hojeamos los índices de la Escritura en busca de los escritos de los padres prenicenos, nicenos y postnicenos, descubriremos cuán a menudo acudían a dichas palabras de Pablo. También los grandes teólogos puritanos comentaban con frecuencia este capítulo de Efesios.
En Efesios 6.10–20 Pablo concentra todas sus enseñanzas sobre el tema. Aquí tenemos la aplicación práctica de todo lo que el apóstol ha estado diciendo en Efesios hasta el momento, es parte decisiva de la parénesis a la que ha estado apuntando el resto de la carta. Pablo comienza su presentación con las palabras: La expresión «por lo demás» va seguida de tres imperativos: «fortaleceos» (v. 10); «vestíos» (v. 11); y «tomad» (v. 13), los dos últimos se refieren a la armadura de Dios. Destacan la necesidad de que el hombre de Dios necesita la ayuda divina para resistir los embates de Satanás; unidos a «por tanto», une la principal exhortación del versículo 14, en referencia global del versículo 12, que actúa como una explicación del carácter del adversario y no a modo de elemento central en el desarrollo de Efesios 6.10–20. El imperativo «estad firmes», v. 14, se puede considerar como la exhortación principal de este pasaje. El consejo de que adquieran fortaleza y capacitación divinas no lo ha dado el autor como un fin en sí mismo. Esa fortaleza es necesaria para un propósito particular: que el creyente sea capaz de estar firme contra las «potestades» malignas y pueda resistirlas con éxito (vv. 11, 13, 14). El «estad firmes» de este versículo se convierte por tanto en el mandamiento central del pasaje. El texto prosigue con los imperativo en participio “ciñendo”, “vistiendo”, “calzando” y “tomando” (14-16), unidos al verbo imperativo “tomad” (13) dependiendo principal pensamiento: “Estad, pues, firmes” (14)
Después de rogar a los creyentes que se fortalezcan en la fuerza y el poder del Señor poniéndose la armadura de Dios, Pablo presenta las razones en los versículos 11 y 12, dice que:
1. Necesitan «estar firmes contra las asechanzas del diablo» (v. 11d).
2. No se enfrentan a enemigos humanos (v. 12a).
3. Luchan contra una jerarquía seres sobrenaturales que han infiltrado por completo los cielos y ejercen gran control sobre la tierra (v. 12b).
El «estad firmes» del versículo 14 es una repetición de los dos anteriores (vv. 11b, 13b), y refuerza la idea de que es el mandato principal en torno al cual gira todo lo demás.
El planteamiento va dirigido contra el diablo y sus poderes (11, 12), como lo hace en forma similar en Efesios 4:27. El título que más emplea para referirse al diablo es «Satanás»; y también usa «el maligno» en el presente pasaje (v. 16) y en 2 Tesalonicenses 3.3. En 2 Corintios 11.3 lo llama «la serpiente», y «el dios de este siglo» en 2 Corintios 4.3, 4. Luego lo denomina «Belial» en 2 Corintios 6.15 y «el tentador» en 1 Tesalonicenses 3.5. Además, tenemos todos los términos de poder que identifican a los principados y potestades, y que incluirían también al diablo al ser éste el supremo principado.
Pero no sólo nos enfrentamos al diablo, sino que hemos de habérnoslas asimismo con sus asechanzas (6.11). «Asechanzas» es la traducción del término griego methodeía, que siempre se utiliza en sentido negativo en el Nuevo Testamento. Vine dice que significa: “[ … ] astucia, engaño (metá, después, hodós, lejos), ardid, estratagema; en Efesios 4.14 se traduce por «artimañas» (del error)[ … ] (con miras al) arte (singular) del engaño. La idea detrás de methodeía es el engaño.”
El versículo 12 es sin duda uno de los más notables de toda la Biblia sobre la guerra espiritual. Pablo dice que luchamos contra principados y potestades de alto rango y una maldad absoluta. «lucha» en griego es pále, un término que sólo aparece esta vez en el Nuevo Testamento. En Efesios 1.21, hizo una quíntuple clasificación de esos poderes: principado, autoridad, poder, señorío y nombre. A continuación, en el 4.8, se refirió a la «cautividad», es obvio que también un concepto de poder perverso. Luego, en Efesios 3.10, Pablo menciona a «los principados y potestades», y en el 4.27 habla por primera vez del diablo. Ahora, en Efesios 6, el apóstol reúne al diablo (v. 11), el maligno (v. 16) y los principados y potestades (v. 12). Por vez primera afirma de un modo claro lo que había estado diciendo tácitamente: que nuestra batalla contra el diablo no es contra él en persona o de forma individual sino sólo a través de los ataques que nos lanza por medio de los principados y potestades cósmicos malignos de alto rango. Por último, el apóstol dice que nos encontramos en guerra con las pneumatikà tês ponerías en toîs epouraníois, «(huestes) espirituales de maldad en las regiones celestes». Los creyentes tienen que estar preparados para enfrentarse a todas las fuerzas malignas en la batalla.
Después de describir la vestimenta de un soldado y su armadura, Pablo, relaciona la oración en el Espíritu y la preocupación constante hacia los demás creyentes y él mismo como medio de victoria en el evangelio, como el hincapié que hace en el versículo 10, “... fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”
Pablo, en sus escritos considera que el cristiano se encuentra inmerso en una guerra espiritual, entre Dios y el Diablo y sus potestades, para eso, el hombre de Dios debe estar constantemente preparado y listo para enfrentar las asechanzas del enemigo en el día malo, para que cuando termine siga firme en la fe. Las armas para enfrentar esta lucha son: la verdad de Cristo, la justicia de Dios, el evangelio de la paz, la fe, la salvación, y la palabra de Dios, además de la oración, condiciones que el genuino cristiano debería tener en todo momento. Por lo tanto no es necesario de dar demasiado enfasis y adoctrinamiento a las personas para enfrentar al Diablo y sus potestades, principados, debido que es obligación de todo cristiano estar “Vestíos de toda armadura de Dios” en todo momento y lugar, desde los días de nuestro Señor Jesucristo hasta los actuales el cristianismo se encuentra en la “Operación Salvación” con la ayuda del Espíritu Santo, con la finalidad del que cree en Jesús sea salvo, y pueda entregársele las armas necesarias para que sea un victorioso en el Señor.
La cosmovisión de guerra espiritual se encuentra en la victoria de Jesucristo en la cruz, la seguridad del cristiano se encuentra en creer en Jesús, el fundamento de la fe se encuentra en la resurrección del ungido de Dios, la victoria del creyente se encuentra en permanecer en el constante conocimiento de Dios, para poder resistir al Diablo. Con Cristo somos más que victoriosos.
Juan Salgado Rioseco