Las dos tendencias opositoras del cristianismo primitivo
En la mitad del siglo primero Pablo escribía: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,…” (Gá. 3:24-25). Pablo se refiere que la Ley, como pedagogo, enseña la santidad de Dios y el pecado, y su propósito era de guardar al pueblo judío hasta la venida del Mesías, es por eso que los gentiles nunca habían estado sometido a la Ley y menos ahora que se había manifestado el Cristo. Por lo tanto estos no deberían cumplir los preceptos y normas que imponía la Ley, y así quedo establecido en el Concilio de Jerusalén en el año 50. (Hch. 15:1-29).
Unos treinta años más tarde, Mateo proponía algo totalmente diferente:”Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” (Mt. 5:18-19). Para Mateo, testigo de las enseñanzas de Jesús, todos debían someterse a la Ley, nadie debía abrogarse la autoridad de cambiar nada de este pedagogo, si así lo estaba haciendo sería uno de los menores en el Reino de Dios y aquellos que se sometían al cumplir la Ley rigurosamente serían considerados grande en el Reino de los Cielos.
Por que existe una contradicción entre el pensamiento de Pablo y lo que expone Mateo. Debemos clarificar la diferencia entre Pablo ardiente defensor del evangelio hacia los gentiles, su gran postura: La Salvación es por fe” y Mateo, una de la voces de la posición de los judaizantes y defensor del mesianismo judío, junto Jacobo (Santiago el hermano de Jesús). Su postura: Son salvos solo aquellos que cumplen rigurosamente la Ley.
¿Cuál de estas dos tendencias prevaleció: la de Pablo, liberadora respecto a la Ley y del Pecado, o la de Mateo, creador de una moral en la que culminaría la Ley?
Pablo enseña que el creyente debe tener una verdadera filiación con Cristo, el heredero por antonomasia, nos hace dueño del universo (1 Co. 3:22) y hace que nuestros comportamientos morales ya no estén dirigidos a la Ley, para que nos de a conocer si esta permitido o prohibido (1 Co. 6:12; 10:23), sino a la conveniencia en orden de crear amor y servicio mutuo en el mundo (1 Co. 10:24; Ro. 14:14; 13:8-10; Gá 5:13-14). Debemos tener en cuenta que Pablo escribió sus cartas entre veinte, treinta o más años antes que la última redacción del evangelio de Mateo
O tomar el criterio de Mateo, he implantarla en la Iglesia de Cristo, disfrazarla bajo costumbres, tradiciones, prohibiciones o abstenciones religiosas; al aceptar la Ley o estar bajo ella (Gá. 5:3), no tenemos nada que ver con Cristo, y quedamos desamparados de la gracia (Gá 5:4). La pregunta que resalta, desde un punto de vista cronológico, ¿Cómo pudo escribir Mateo lo que escribió tanto tiempo después de Pablo? ¿Mateo era opositor a las enseñanzas de Pablo?
En nuestro tiempo como podemos consensuar las dos posturas: la de Mateo, un judeo – cristiano, legalista y apegado a las enseñanzas de sus padres y un Pablo, helenista, de cultura greco romana, que declara que la Ley se halla total o parcialmente abolida.
Debemos reconocer que desde el primer siglo el enfrentamiento de estas dos posturas dentro de la iglesia ha sido tensional, pero que han llevado al cristianismo a compartirla durante estos dos milenios de años juntas. Por una parte las cartas de Pablo, y los sinópticos: Marcos, Lucas, portavoces del cristianismo helenista, nacido en Antioquía de Siria y la otra representada, posterior a la anterior (hacia los años 80 o 90), por el evangelio de Mateo, posiblemente continuadora de la tendencia cristiana más primitiva: la de Jerusalén y en las fronteras sirio - palestinas (las enseñanzas palestinense).
La postura vencedora fue la de Pablo entre el mundo gentil, pero a largo de la historia, Mateo se logra imponer en el panorama teológico, antropológico, moral y litúrgico, hasta nuestro tiempo, especialmente en el área occidental dominado por los católicos apostólicos romanos.
El vencido resulto el vencedor.
Juan Salgado Rioseco
En la mitad del siglo primero Pablo escribía: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,…” (Gá. 3:24-25). Pablo se refiere que la Ley, como pedagogo, enseña la santidad de Dios y el pecado, y su propósito era de guardar al pueblo judío hasta la venida del Mesías, es por eso que los gentiles nunca habían estado sometido a la Ley y menos ahora que se había manifestado el Cristo. Por lo tanto estos no deberían cumplir los preceptos y normas que imponía la Ley, y así quedo establecido en el Concilio de Jerusalén en el año 50. (Hch. 15:1-29).
Unos treinta años más tarde, Mateo proponía algo totalmente diferente:”Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” (Mt. 5:18-19). Para Mateo, testigo de las enseñanzas de Jesús, todos debían someterse a la Ley, nadie debía abrogarse la autoridad de cambiar nada de este pedagogo, si así lo estaba haciendo sería uno de los menores en el Reino de Dios y aquellos que se sometían al cumplir la Ley rigurosamente serían considerados grande en el Reino de los Cielos.
Por que existe una contradicción entre el pensamiento de Pablo y lo que expone Mateo. Debemos clarificar la diferencia entre Pablo ardiente defensor del evangelio hacia los gentiles, su gran postura: La Salvación es por fe” y Mateo, una de la voces de la posición de los judaizantes y defensor del mesianismo judío, junto Jacobo (Santiago el hermano de Jesús). Su postura: Son salvos solo aquellos que cumplen rigurosamente la Ley.
¿Cuál de estas dos tendencias prevaleció: la de Pablo, liberadora respecto a la Ley y del Pecado, o la de Mateo, creador de una moral en la que culminaría la Ley?
Pablo enseña que el creyente debe tener una verdadera filiación con Cristo, el heredero por antonomasia, nos hace dueño del universo (1 Co. 3:22) y hace que nuestros comportamientos morales ya no estén dirigidos a la Ley, para que nos de a conocer si esta permitido o prohibido (1 Co. 6:12; 10:23), sino a la conveniencia en orden de crear amor y servicio mutuo en el mundo (1 Co. 10:24; Ro. 14:14; 13:8-10; Gá 5:13-14). Debemos tener en cuenta que Pablo escribió sus cartas entre veinte, treinta o más años antes que la última redacción del evangelio de Mateo
O tomar el criterio de Mateo, he implantarla en la Iglesia de Cristo, disfrazarla bajo costumbres, tradiciones, prohibiciones o abstenciones religiosas; al aceptar la Ley o estar bajo ella (Gá. 5:3), no tenemos nada que ver con Cristo, y quedamos desamparados de la gracia (Gá 5:4). La pregunta que resalta, desde un punto de vista cronológico, ¿Cómo pudo escribir Mateo lo que escribió tanto tiempo después de Pablo? ¿Mateo era opositor a las enseñanzas de Pablo?
En nuestro tiempo como podemos consensuar las dos posturas: la de Mateo, un judeo – cristiano, legalista y apegado a las enseñanzas de sus padres y un Pablo, helenista, de cultura greco romana, que declara que la Ley se halla total o parcialmente abolida.
Debemos reconocer que desde el primer siglo el enfrentamiento de estas dos posturas dentro de la iglesia ha sido tensional, pero que han llevado al cristianismo a compartirla durante estos dos milenios de años juntas. Por una parte las cartas de Pablo, y los sinópticos: Marcos, Lucas, portavoces del cristianismo helenista, nacido en Antioquía de Siria y la otra representada, posterior a la anterior (hacia los años 80 o 90), por el evangelio de Mateo, posiblemente continuadora de la tendencia cristiana más primitiva: la de Jerusalén y en las fronteras sirio - palestinas (las enseñanzas palestinense).
La postura vencedora fue la de Pablo entre el mundo gentil, pero a largo de la historia, Mateo se logra imponer en el panorama teológico, antropológico, moral y litúrgico, hasta nuestro tiempo, especialmente en el área occidental dominado por los católicos apostólicos romanos.
El vencido resulto el vencedor.
Juan Salgado Rioseco
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