domingo, 22 de octubre de 2017

El Arte de Predicar


Predicar es anunciar, proclamar, llevar, compartir las buenas noticias de salvación, la cual debe ser guiada por el Espíritu Santo.
El Predicador debe tener presente en todo momento el ejemplo del apóstol Pablo, quien les anuncio el plan secreto de Dios a los Corintos, sin usar palabras elevadas ni de gran sabiduría; mientras estuvo con ellos se olvidó de todo, excepto de Jesucristo e hizo énfasis en su muerte en la cruz; no utilizo palabras astutas como las que se usan para convencer o manipular a la gente al anunciar el mensaje; reconoció que fue el Espíritu Santo quien con poder demostró que lo que les dijo era verdad con el propósito que la fe de los corintos convertidos se apoyaran en el poder de Dios y no en la sabiduría humana. Este ejemplo, nos enseña que el Predicador debe apoyarse en el conocimiento de las Escrituras, en el poder del Espíritu Santo y en el temor de Dios.
Uno de los medios que tiene la Iglesia es la Proclamación de la Palabra, cual no debe ser interpretada ni enseñada de acuerdo a estratagema ni intereses humanos, ya sea, por desconocimiento u omisión o adulteración de ella. Los servidores de Dios, que han efectuado su profesión de fe, creen en Dios, en las verdades reveladas y enseñadas por la Iglesia, las cuales deben ser transmitida de acuerdo al fundamento apostólico, manteniéndose firme, sin fluctuar en el camino trazado por Jesús.
Es deber del Predicador efectuar con gran exactitud y precisión una interpretación de acuerdo a lo que inspiro el Espíritu Santo y comunicar con fidelidad el mensaje basado en las Sagradas Escrituras y en las enseñanzas de Jesucristo; uno de los principios fundamentales es no alterar o adulterar el contenido del mensaje, con la finalidad de mantener rigurosamente el mandato del Maestro de Galilea “de enseñar que guarden todas las cosas que él mando”, debido que la calidad de los seguidores de Jesús depende de la calidad de la enseñanza que le ha sido transmitida.
Una predicación debe provocar un cumulo de sentimientos y estímulos los cuales deben converger en un encuentro personal con Dios, provocar Fe, provocar obediencia al Eterno, estimular amor al prójimo y a realizar buenas obras de acuerdo a la voluntad de Dios.
Una predicación que no esta basada íntegramente en la Palabra de Dios es vacía, conduce a la proclamación de un “evangelio diferente” o al anuncio de “otro evangelio”; los predicadores de Dios, no deben basar sus argumentos en lo dicho por Lutero, Calvino, Wesley, Barth, Bultmann, Tillich, Dietrich Bonhoeffer u otros, sino deben “Predicar de lo que enseñó Jesucristo”, primero, porque somos de Cristo, segundo, nuestras predicaciones deben ser “cristo céntrico”. El apóstol de los gentiles en su tiempo insto a no ser de Pablo, ni de Apolo, ni de Cefas, sino de Cristo.
El mensaje debe ser claro, entendible y sobre todo fiel a las Sagradas Escrituras, teniendo presente la necesidad de los oyentes que se encuentran presente: de ser evangelizado, de ser edificado y preparado para su ministerio. También tiene la finalidad de ser un medio   para presentar defensa de la fe ante falsas enseñanzas, las fabulas, los dogmas humanos.
La gente que vive sin la Palabra de Dios, aunque se congregue, son como tamo que arrebata el mundo, es por eso, que el Heraldo de Dios debe tener como primer requisito ser un convertido y consagrado a Dios; debe haber sido preparado en forma bíblica y haber sido capacitado sobre la composición, reglas de elaboración, contenidos, estilos, y correcta predicación, con la finalidad de que llegue a ser un Predicador de la Palabra eficaz. Es deber y obligación de la Iglesia de instruir que es Dios quien tiene que hablar a través de la Predicación y crear todos los medios necesarios para que el conocimiento, el desarrollo y la capacitación del ministerio de la Palabra alcance la eficacia que Dios requiere.
Todos los que confíen en el Señor serán salvos, sin embargo, ¿cómo van a confiar en el Señor si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír de él si no hay quien les proclame el mensaje fiel y verdadero? ¿Y cómo van a transmitir el mensaje eficaz si no hay quien les haya enseñado con fidelidad a la Palabra de Dios? Qué hermosa son las palabras de los que proclaman las buenas noticias de salvación con fundamentado en la enseñanza del Maestro Jesús. La Enseñanzas de Jesús deben ser guardadas y transmitida con fidelidad.
Cuando los que se han consagrado a Dios para servir a su Iglesia comprendan que son Heraldos del Rey de reyes y Señor de señores, cumplan fielmente su labor, serán mas eficaces en arrebatar almas a satanás y traerá consigo que habrá menos renegados dentro de la familia del Cuerpo de Cristo, o sea, que la puerta giratoria dentro de la iglesia se ira deteniendo porque todos estarán siendo fundamentados por la Predicación de la Palabra de Dios.

Juan Salgado Rioseco

sábado, 7 de octubre de 2017

La Exaltación del Siervo de Yahvèh

Texto Bíblico Isaías 52:13 – 53:12

“(52:13) He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Lectura Bíblica Isaías… (53:12) Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”  (lea de Isaías 52:13, hasta el 53:12).

La tradición exegética del cristianismo, relaciona los cánticos sobre el “Siervo de Yahvéh” con Jesús de Nazaret, aunque existen diversas interpretaciones sobre a quién o quiénes se deba referir el profeta cuando habla del “Siervo de Yahvéh”, tanto, en forma colectiva como individual.

Entre la erudición exegética, este pasaje bíblico del “Deuteroisaías”, es conocido como el cuarto cántico de Isaías sobre “Siervo de Yahvéh”, es considerado como la parte más importante de los escritos del Profeta sobre el siervo, debido a su relación con el Evangelio y la obra redentora del Mesías. Se le ha descrito, “como el corazón mismo de la segunda parte del libro de Isaías”, otros han dicho “este es el corazón de nuestra salvación”.

Leer del “Siervo de Yahvéh” profetizado 700 años antes de los reales sucesos, lleno de dolores y desechado, a la vez lleno de Gloria alcanzando la eternidad, hace renacer la fe en la Palabra de Dios, nuestra confianza en el Dios Todopoderoso se eleva a lo sumo y nos hace exclamar ¡Bendita es tu palabra eterno Dios!

El “Siervo de Yahvéh” obtuvo la Exaltación de acuerdo a los siguientes pasos, según la lectura del pasaje bíblico de Isaías 52:12 – 53:13.

1.            A través de la Profecía.  (Is. 52:12-15), sería engrandecido: (a) prosperado, engrandecido y exaltado. (Is. 52:13; Flp 2.6–11). (b) su sufrimiento y su desfiguración no tendrían paralelo. (52:14; Jn 12.23–25). (c) se asombrarían en él muchas naciones (52:15). “Un soldado volvió de la 1ra. Guerra Mundial con el rostro desfigurado. Estaba desanimado y amargado. Un día un médico de cirugía plástica aceptó el compromiso de restaurar su desfigurado rostro, si se le proporcionaba una fotografía que le guiara. el hombre dijo que no quería parecerse a como era antes; y le preguntó al médico si le podía arreglar la cara en forma semejante al cuadro de Jesús que colgaba en la pared. El médico convino en ello. Cuando los vendajes fueron quitados, el joven vio un rostro sorprendentemente semejante al del divino Maestro. Entonces él decidió. “siendo que me parezco a él, sólo hay una cosa para hacer ... En vida debo llegar a ser semejante a él””. 

Los que hemos consagrado nuestra vida a Jesucristo y creemos que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios ¿le estamos revelando en el mundo? Todas las profecías de redención del hombre serán cumplidas a su tiempo, al igual que la profecía del Siervo exaltado hecha 700 años antes de su cumplimiento. Debemos tener la absoluta confianza que un día estaremos junto al Siervo Exaltado.

2.            A través de la Expiación (53:1-9). Varón de dolores: (a) varón desechado (53:1-3). (b) varón sufriente (53:4-6). (c) varón sumiso (53:7-9). “Un joven matrimonio deseaba tener un hijo, pero la mujer mostraba síntomas de esterilidad, habían consultado varios médicos y sus ahorros consumidos por los diversos exámenes médicos. Hasta que sus fuerzas se agotaron de insistir de tener un hijo, optaron de vaciar todo su amor sirviendo la causa de Cristo en la Iglesia que participaban. Un par de años después la mujer sintió los síntomas de un embarazo, con incredulidad fueron a la consulta de un médico que le diagnosticó una preñez de dos meses, para ellos era una bendición de Dios por el arduo trabajo en la Iglesia, contentisimos se prepararon para recibir a su primogénito, no omitiendo ningún detalle.

Al llegar el tiempo del alumbramiento empezaron a presentarse problemas, fuertes dolores, y extraños síntomas. Tuvieron que realizarle diferentes exámenes, lo que concluyeron que era imprescindible un aborto terapéutico de urgencia o la vida de la madre corría un riesgo mortal. La sobrevivencia del niño dependía de estar unos días más en la matriz de su madre, pero estos días podían ser mortales para ella.

¿Qué decisión tomar? El padre desea tener un hijo, pero amaba profundamente a su mujer. La madre amaba a su marido y deseaba vivir junto a él, pero su hijo se debatía entre la vida y la muerte en su vientre. Llamó a su marido, entre las lágrimas le dijo: “Me has amado tanto que desearía vivir siempre a tu lado, mi amor es grande por ti, es por eso, que a través de la vida de nuestro hijo inmortalizare mi gran amor por ti”. El niño nació entre los dolores de su madre, venía a la vida por el sacrificio de su madre por él y el gran amor que esta tenía por el padre.”    

El sufrimiento de Cristo es un acto maravilloso de amor, la redención del hombre, la vida eterna, las moradas celestiales, el gozo indescriptible es producto del padecimiento del redentor. Sin el sufrimiento de Cristo no habría no habría posibilidades que el hombre pudiera ser exaltado en los cielos.

3.            A través de la Gloria (53:10 – 13). La eternidad verá su gloria: (a) del sufrimiento a la gloria (53:10). (b) de la aflicción a la restauración (53:11; Romanos 5.1.). (c) de su entrega, al beneficio de la humanidad (53:12; Fil. 2:9). De la metamorfosis de la oruga podemos sacar lecciones hermosas, de la fealdad y el sufrimiento, nace la mariposa, bella y hermosa. Del sufrimiento de Cristo, nace la vida del nuevo ser, redimido por la sangre de Cristo, con la esperanza de ser morador de un reino celestial. 
A través del vicario acto de Cristo encontramos los sentimientos más sublimes que el hombre puede cobijar en su ser, Cristo sabía de los padecimientos, sabía cuánto iba a sufrir por la humanidad, el amor de Dios estaba por encima de los dolores del hijo, la humanidad había que redimirla y restaurar la comunión entre el Padre y los hombres. El gozo final iba a ser eterno en las moradas celestiales.


La exaltación del “Siervo de Yahvéh”, nos lleva a reflexionar, la obediencia refleja la fe en Dios. El sufrimiento del Siervo lo llevó hasta la exaltación. Debemos reflejar en nuestros actos la obediencia de nuestra fe, y llega el caso de sufrir, debemos imitar el ejemplo del Cristo sufriente, para poder alcanzar la gloria de Dios.

Juan Salgado Rioseco

Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...