martes, 3 de mayo de 2016

Sanando la tierra por Dios.


¿A cuántos nos gustaría mejorar nuestro sistema de vida, nuestra relación con la familia, nuestras finanzas, nuestra salud, nuestras relaciones con las demás personas y gozar de una vida plena, fructífera y satisfactoria? ¡estoy seguro, que a todos nos gustaría!
Lamentablemente encontramos cristianos que, en lugar de alcanzar estos beneficios, orientan sus vidas hacia un destino equivocado.
Son muchos los factores que permiten arruinar la vida de un cristiano, los cuales los podemos resumir en tres principales:
FALTA DE CONOCIMIENTO, MALDICIONES HEREDADAS Y FALTA DE OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS.
El Señor siempre se ha preocupado que a su pueblo nada le falte, que descanse sobre lugares espaciosos, sobre buenos y delicados pastos, donde le hace descansar junto a aguas de reposo, de tal manera que el alma del justo siempre este reconfortado. (Salmo 23:2-3).
Sin embargo, la realidad es diferente: la tierra está enferma. Las probables razones de la enfermedad son: la desobediencia del hombre, la falta de sometimiento a la Palabra, ha permitido que la tierra se convierta en tierra estéril, trayendo consigo muchas consecuencias tristes y dolorosas, lo cual inhabilita el propósito de Dios para el hombre.
Algunas de las tantas consecuencias en el creyente, cuando la tierra está enferma. (Deut. 28):
1.      Falta de provisión en tu canasta y tu artesa de amasar. (v. 17).
2.      Desgracias, pleitos, malas relaciones con la familia, esterilidad, ruina, pobrezas, endeudamientos, quiebra de negocios. (v. 18).
3.      Falta de seguridad, sin protección en tu andar cotidiano y en tus viajes. (v. 19).
4.      Derrotas, pánico, frustración en todo lo que hagas. (v. 20).
5.      Plagas, enfermedades. (v.21).
6.      Enfermedades contagiosas, plagas en las cosechas. (v.22).
7.      Derrotas delante de tus enemigos. (v. 25-26).
8.      Tumores, ulceras, sarnas que no se pueden curar. (v. 27).
9.      Locuras, ceguera y confusión de mente. (v. 28).
10.  Infidelidad conyugal (adulterio). Matrimonios destruidos. (v. 30).
11.  Rebeldía, drogadicción, alcoholismo, prostitución, homosexualismo, en la familia. (v.32).
12.  Trabajaras y no disfrutaras de tus ingresos, sino que otro te absorberá tus finanzas junto con tus interese. (v. 33).
13.  Convertirse en objeto de burla y ridículo. (v. 37).
14.  Vuestros esfuerzos, vuestros trabajos serán infructuosos, y no veras el rendimiento de tus esfuerzos. (v. 38-42).
15.  Otros tendrán éxito y vosotros obtendrán fracasos. (v. 43.44).
16.  La desobediencia trae como fruto, destrucción y ruina. (v. 45).
17.  En extrema pobreza serviréis a vuestros enemigos. (v. 47-48).
18.  Humillación nacional y derrota. (v. 49-57).
19.  Plagas terribles, desastres prolongadas, males severos y permanentes (v. 59).
20.  Sin reposo, sin lugar de descanso, ansiedad, miedos y angustias. (v. 65-66).
21.  Desesperación de mañana y de tarde. (v. 67).

¿Qué dice Dios al respecto?
Leemos en 2 Crónicas 7:14: “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
La mejor enseñanza que encontramos en las Escrituras, para sanar definitivamente nuestra tierra y ver cumplidas las promesas de Dios para nosotros, se resume en lo siguiente:
1.      Humillación.
2.      Oración.
3.      Buscar su rostro.
4.      Convertirnos de nuestros malos caminos.
5.      Y Dios sanara la tierra.

El apóstol Santiago nos recomienda.
1.      Ser hacedores de la Palabra. (1:22).
2.      Sin acepción de personas. (2:1).
3.      La Fe debe ir acompañada por obras. (2:14, 26).
4.      Controlar la lengua. (v. 3:2, 10).
5.      Someteos a Dios. (v 4:7).
6.      Acercaos a Dios. (v. 4:8).
7.      Limpiad las manos los pecadores. (4.8).
8.      Purificad vuestros corazones los de doble ánimo. (v. 4:8).
9.      Afligidos y lamentad y llorad. (v. 4:9).
10.  Humillaos delante del Señor y Él os exaltara. (v. 4:10).
11.  Dejar la murmuración. (v. 4:11).
12.  Dejar la soberbia. (v. 4:16).
13.  Tener paciencia y afirmar vuestros corazones. (v. 5:8).
14.  Confesar vuestras ofensas. (v. 5:16).

Es la misma Palabra que nosotros hemos recibido y se nos enfatiza: “Esfuérzate, se valiente para cuidar de hacer y de obedecer a la Palabra, no apartándonos ni a siniestra y para que seamos prosperados en todas las cosas que emprendamos. Nunca se nos apartará esta Palabra, sino que la meditaremos y la haremos conforme a todo lo que está escrito; porque entonces prosperaremos nuestros caminos y todo nos saldrá bien.” (Josué 1:7).
Una de las cosas que no hemos aprendido, es creerle a Dios, confiar en Él y esperar en El. Hemos tomado nuestra vida, el destino de nuestra tierra sin la dirección del Señor.
Hemos sido muy independientes para todas las cosas, pero la Palabra de Dios nos enseña:
“Echando todas nuestras ansiedades sobre El, porque El tienen cuidado de nosotros.” (1 Pedro 5:6).
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6).
El mejor abono para una buena cosecha, en una tierra fértil es la obediencia. Lo que el hombre siembra eso cosecha. Si quieres tener una buena cosecha en una tierra fértil empieza por sembrar obediencia a la Palabra y tu tierra siempre estará sana, recogerás abundante fruto.
Salmo 1:3 “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
Deut. 16:17 “Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.”
 Salmo 23:2 “En lugares de delicados pastos me hará descansar.”
Ezequiel 34:14 “En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.”

Las puertas de la Sanidad.
Hechos 3:19-20 “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;”
Juan Salgado Rioseco


Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...