De
acuerdo a la definición de la
Real Academia de la Lengua Española ;
sufrir tiene las acepciones de sentir, padecer un daño físico o moral; llevar
con resignación un daño moral o físico.
Ejemplos
de aflicciones y sufrimientos inexplicables nos traen a diario los medios de
comunicaciones y cada una de las
personas puede contribuir con sus propias experiencias sufrimientos que a veces
son inexplicables al pensamiento humano. No es fácil el racionalizar las
guerras, el hambre, las epidemias, los desastres naturales. Los sufrimientos
personales nos llevan en algunos momentos a estado de catástasis, donde no hay
una explicación lógica a tanto dolor: el SIDA, cáncer, insuficiencia renal,
enfermedades cardiacas, niños nacidos con deficiencias, muerte infantil
prematura o súbita, parálisis cerebral,
estado de vegetación, violaciones, soledad, rechazo, fracaso, infertilidad,
viudez, autoflagelación, accidentes incomprensibles, o los sufrimientos
infligidos por la naturaleza: terremotos, maremotos, huracanes, incendios,
erupciones de volcanes, inundaciones, estos y otras clases de sufrimientos
experimentados por los seres humanos, plantean preguntas inevitables que
inquietan y en muchas oportunidades hacen perder la fe en el Dios de amor de
los cristianos.
¿Dónde está el ángel
del Señor que acampa alrededor de los que le temen y los defiende? Para los
momentos en que más necesitamos su auxilio por las tragedias y sufrimientos que
inesperadamente nos azotan no acude a nuestra
ayuda, ¿Dónde está Dios?
Creyentes e
incrédulos, en varias oportunidades se han hecho las siguientes preguntas: ¿Por
qué un Dios de amor, permite tanto sufrimiento?, ¿Por qué ha permitido Dios que
me ocurra a mí? El ¿por qué?, afloran
continuamente de la mente, al saber del dolor ajeno o propio; ¿Qué sucede?,
acaso el Dios Todopoderoso ya no tiene la energía suficiente para intervenir en
los problemas del hombre o es intrascendente. Contrario a las enseñanzas de
ciertos grupos cristianos, el Señor no se apresura en explicar lo que Él está
haciendo, o el por que de los sufrimientos. No se encuentra en las Sagradas
Escrituras la respuesta directa para el sufrimiento.
Debemos en primer
lugar, entender que los propósitos de Dios son un misterio para el pensamiento
humano, y seguirá siéndolo, en segundo lugar, la voluntad de Dios es diferente
a los deseos del hombre, y tercer lugar la capacidad de entendimiento del
hombre es limitada ante la eterna voluntad de Dios.
Análisis de la situación
En primer término debemos reconocer la presciencia de Dios.
Si creemos que Dios tiene la obligación de
explicarnos su conducta, debiéramos examinar lo que ciertos pasajes de las
Sagradas Escrituras nos dicen:
- Salomón
escribió en Proverbios 25:2 "Gloria de Dios es encubrir un asunto...".
- Isaías 45:15,
declara: "Verdaderamente tú eres Dios, que te encubres...".
- Moisés le
aclaró al pueblo: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios...".
- Eclesiastés
11:5; se proclama: "Como tú no sabes cuál es el camino del viento o
como crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la
obra de Dios, el cual hace todas las cosas".
- Isaías 55:8-9,
enseña: "Porque mis pensamiento no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos
que la tierra así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos."
En otras palabras, estos pasajes bíblicos, nos
enseñan que nosotros carecemos de la capacidad para comprender la mente
infinita de Dios o la manera en que Él interviene en nuestras vidas. Tratar de
analizar la omnipotencia es como una ameba tratara de comprender el
comportamiento del ser humano. Romanos 11:33, Pablo indica que los juicios de
Dios son "insondables", y sus caminos "inescrutables". En
Primera de Corintios 2:16, reafirma esta posición: "Porque ¿quién conoció
la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? ...". A no ser que Dios escoja
explicarnos su comportamiento, lo cual no suele hacer, sus motivos y propósitos
está fuera del alcance de nosotros los seres mortales.
Muchos de
los sucesos que nos constriñen quedarán sin explicación lógica en nuestros
pensamientos, Pablo se refirió a las preguntas sin contestar en 1 Co. 13:12: "Ahora vemos por espejo, oscuramente;
más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido.", el apóstol trataba de explicar que no
tendremos el cuadro completo hasta que estemos en la eternidad, de ahí podemos
deducir que debemos aprender aceptar nuestra comprensión parcial.
Decir que
siempre comprendemos lo que Dios hace y como nuestro sufrimiento, nuestras
desilusiones son parte de su plan, es tener un concepto equivocado de la Biblia
y sus enseñanzas. Tarde o temprano llegaremos a sentirnos frustrados de la gran
obra de Dios, a decir que Él ha perdido el control o el interés en lo que está
sucediendo; esta forma de pensar tiene consecuencias peligrosas para nuestra
salud espiritual y mental.
Lo
curioso es que no es el dolor o el
sufrimiento los que causan el mayor daño, la desilusión por las falsas
expectativas o la falta de consuelo invaden la mente del cristiano, las
consecuencias de una confusión mental
conllevan a tomar decisiones inapropiadas, lo que nos hacen padecer situaciones
indeseables, por lo cual, muchos
apostatan de la fe, debido a la falta de comprensión o una convicción plena
para el momento que se esta viviendo, lo que hace que su situación
circunstancial sea intolerable.
Determinar el origen principal de nuestros sufrimientos.
Dentro de los diferentes movimientos cristianos
existe división en cuanto al tema del sufrimiento: algunos sostienen que el
sufrimiento procede de Satanás, otros aseveran que proviene a causa del pecado,
otros grupos enseñan que es parte del plan de Dios, y algunos intentan explicar
que es inherente a la naturaleza humana.
En el principio la comunión de los seres humanos con
Dios era perfecta, pero por el acto de desobediencia entró el pecado en la raza
humana y fue destituido de la gloria de Dios, por este acto de caída, la muerte
entró en la vida del hombre, con su aparición, las enfermedades y los sufrimientos que conllevan (Ro. 5:12).
El hombre
hecho a imagen de Dios por una creación perfecta, estaba destinado a una vida
venturosa y eterna, no a los sufrimientos físico y morales a los que se halla
sometido (Gn. 1:27, 31; 2:7; 3:22). Podemos razonar que el hombre y por ende la
naturaleza, esta maldito por Dios y no por los actos de Satanás, hasta el
momento que sean liberados gloriosamente (Ro. 8:21, 22), por lo tanto, la
sociedad humana sufre la consecuencias del pecado de acuerdo a la manera en que
Dios aplica su maldición al mundo de hoy, por que somos habitantes de una
tierra maldita que gime a una y a una sufre dolores de parto.
La Biblia destaca que no todo sufrimiento es
necesariamente el resultado de un pecado personal. Job era íntegro, recto,
temeroso de Dios, apartado de todo mal, hasta el punto de que no había ningún
como él en toda la tierra. Con todo, Dios tuvo a bien mandarle una prueba, para
su crecimiento espiritual (1:8; 2:5-7). Ni el ciego de nacimiento, ni sus
padres habían provocado por sus pecados
esta ceguera, que hizo manifestarse la gloria de Dios (Jn. 9:2-3). A Pablo le
fue puesto un aguijón en la carne, no porque hubiera pecado, sino para
guardarle del orgullo, debido a las revelaciones inauditas del Señor (2 Co.
12:7).
La libre voluntad del hombre, su opción de escoger,
es también parte integral que explica la razón de ser del sufrimiento por medio
de la maldad moral que cobija el hombre en su mente que lo hace actuar con
impunidad con respecto a la voluntad de Dios (Proverbios 14:12; 16:25; Ro.
6:21). Hay una norma bíblica:”No os
engañéis, Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará” (Gá. 6:7). Santiago escribe: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y
seducido (1:14), muchas veces el hombre opta por el camino del sufrimiento
por su propia voluntad, sin que nada de lo externo se lo imponga.
La Biblia revela que en ocasiones Satanás puede ser
el agente que provoca ciertas enfermedades (Job. 2:6-7; Lc. 13:16; Hch. 10:38),
pero no puede ir más allá de los que le permita el Señor, siempre poderoso para
socorrer a los que a Él se allegan. Debemos comprender que Dios, en su Palabra,
jamás atribuye el mal físico a Satanás, es la teodicea de los pensamientos
actuales que no queriendo culpar a Dios, culpamos a Satanás, le atribuimos a él
y a sus demonios todo lo malo que nos sucede, elevándolo a un plano que solo le
corresponde a Dios, olvidándonos de las palabras de Santiago (1:14 y 15).
No hay ninguna enseñanza en la Biblia que garantice
que cuando el hombre trata de agradar a Dios, contará con la divina
intervención para protegerlo de todo mal por ende del sufrimiento.
Debemos reconocer el estado de confusión espiritual en medio del sufrimiento.
La mayoría de las veces la confusión nos
lleva a una desorientación y perdimos la claridad de nuestros pensamientos y
optamos por un camino más fácil, recriminar a Dios por los sucesos que están
aconteciendo, obviando que el origen de los sufrimientos no esta en Dios, sino
en nuestras propias actitudes, fomentadas por el trabajo permanente del enemigo
de nuestra fe, Satanás.
Los cristianos que pierden de vista a Dios durante
un periodo de confusión espiritual, están privados de alimento y fuerza para
salir adelante, comienzan a marchitarse bajo ese estado de frustración, suelen
dejar de asistir a la iglesia, leer la Biblia y orar, algunos pierden el
control de si mismo, y empiezan hacer cosas que nunca antes habían pensado
hacer. En realidad, algunas de las personas más amargadas e infelices sobre la
faz de la tierra son las que se han separado del Dios que ya no comprenden, ni
confían en Él.
El evangelio de Juan 15:5-6, Jesús dice: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos;
el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de
mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como
pámpano, y se secará; y los recogen y los echan en el fuego, y arden".
Si nos encontramos en esta situación, el dolor aumenta y la vida se hace más
insoportable, embargan pensamientos de muerte, que son utilizados por el
adversario para llevarlos a situaciones sin salida, haciéndoles creer que Dios
las ha escogidos como víctimas.
Aunque no entendamos lo que Dios hace, debemos
seguir confiando en Él y puede tomar en sus manos las cargas que están
agobiando la existencia, Él dice: "Estad.
quietos, y conoced que yo soy Dios" (Sal. 46:10), David nos aconseja: "Encomienda a Jehová tu camino, y
confía en Él; y Él hará ... Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él
..." (Sal. 37:5,7).
Por eso necesitamos superar nuestra renuencia a aceptar está desagradable realidad, no debemos depender demasiado en nuestras propias habilidades para comprender las inexplicables circunstancias en nuestras vidas. Recordemos que la Biblia nos advierte: "... no te apoyes en tu propia prudencia". (Pr. 3:5; 1 Co. 13:12).
Jesús dijo a sus discípulos que deberían esperar sufrimientos, les advirtió: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Jn. 16:33). El apóstol Pablo escribió: "... sobreabundó de gozo en todas nuestras tribulaciones. Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores" (2 Co. 7:4-5).
Por eso necesitamos superar nuestra renuencia a aceptar está desagradable realidad, no debemos depender demasiado en nuestras propias habilidades para comprender las inexplicables circunstancias en nuestras vidas. Recordemos que la Biblia nos advierte: "... no te apoyes en tu propia prudencia". (Pr. 3:5; 1 Co. 13:12).
Jesús dijo a sus discípulos que deberían esperar sufrimientos, les advirtió: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Jn. 16:33). El apóstol Pablo escribió: "... sobreabundó de gozo en todas nuestras tribulaciones. Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores" (2 Co. 7:4-5).
Pedro no nos dejó ninguna posibilidad de duda acerca
de las dificultades en la vida cristiana cuando escribió: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si
alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes
de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os
gocéis con alegría" (1 Pe. 4:12-13); prestemos atención a estos
versículos, a la coexistencia tanto del gozo como del dolor.
Dios esta siempre cerca, aunque a veces parece que
no tiene sentido la vida, la evaluación de la situación no le corresponde al
hombre, debido a que no tiene totalmente el panorama, solo Dios sabe de
antemano cuál es la realidad completa, pero debemos tener siempre presente:
a.
Dios está presente
e involucrado en nuestra vida, aunque parezca que no nos oye o que nos ha abandonado.
b.
El tiempo en que
Dios actúa es perfecto, aun cuando parezca estar desastrosamente atrasado para
ayudarnos a salir de la inconfortable situación que nos encontramos.
c.
Los seres humanos
somos valiosos para Dios, aunque las razones no se pueden explicar, con el solo
hecho de que mandara a su propio hijo, nos da base que Dios nos ama.
Conclusión
Las palabras
maravillosas del salmo 34:17-19, nos dicen: "Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará
Jehová".
Debemos ejercer un
dominio ante las circunstancias adversas tal como vengan a nuestras vidas,
habrá periodos de aflicción, y no debemos desalentarlos cuando estos lleguen.
Cuando llegue el momento de sufrir, aceptemos el dolor y fortalezcámonos en Él,
sabiendo que Dios usará nuestras dificultades para cumplir su propósito, y
realmente para nuestro propio bien. El Señor está muy cerca, y Él ha prometido
que no le dejará ser tentado más de los que podemos resistir.
"He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará
con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos; ya no habrá muerte, ni habrá llanto, ni
clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. (Ap. 21:3-4).
Esta es la esperanza
de todos los siglos, que arde en el interior de todo creyente. Es la respuesta
suprema para todos los que sufren y luchan hoy. Es el consuelo para evitar la
confusión espiritual que el enemigo nos pone cuando el dolor invade nuestra
existencia y mantenerlos dentro de la fe y la esperanza que solo Cristo nos
entrega a través de ese acto maravilloso de la cruz.
Nos unimos al pensamiento del apóstol Pablo: “Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es ,
a los que conforme a su propósito son llamados.” (Ro. 8:28).