domingo, 29 de julio de 2012

El Sufrimiento para el cristiano



            De acuerdo a la definición de la Real Academia de la Lengua Española; sufrir tiene las acepciones de sentir, padecer un daño físico o moral; llevar con resignación un daño moral o físico.
            Ejemplos de aflicciones y sufrimientos inexplicables nos traen a diario los medios de comunicaciones  y cada una de las personas puede contribuir con sus propias experiencias sufrimientos que a veces son inexplicables al pensamiento humano. No es fácil el racionalizar las guerras, el hambre, las epidemias, los desastres naturales. Los sufrimientos personales nos llevan en algunos momentos a estado de catástasis, donde no hay una explicación lógica a tanto dolor: el SIDA, cáncer, insuficiencia renal, enfermedades cardiacas, niños nacidos con deficiencias, muerte infantil prematura o súbita,  parálisis cerebral, estado de vegetación, violaciones, soledad, rechazo, fracaso, infertilidad, viudez, autoflagelación, accidentes incomprensibles, o los sufrimientos infligidos por la naturaleza: terremotos, maremotos, huracanes, incendios, erupciones de volcanes, inundaciones, estos y otras clases de sufrimientos experimentados por los seres humanos, plantean preguntas inevitables que inquietan y en muchas oportunidades hacen perder la fe en el Dios de amor de los cristianos.
¿Dónde está el ángel del Señor que acampa alrededor de los que le temen y los defiende? Para los momentos en que más necesitamos su auxilio por las tragedias y sufrimientos que inesperadamente  nos azotan no acude a nuestra ayuda,  ¿Dónde está Dios?
           Creyentes e incrédulos, en varias oportunidades se han hecho las siguientes preguntas: ¿Por qué un Dios de amor, permite tanto sufrimiento?, ¿Por qué ha permitido Dios que me ocurra a mí? El ¿por  qué?, afloran continuamente de la mente, al saber del dolor ajeno o propio; ¿Qué sucede?, acaso el Dios Todopoderoso ya no tiene la energía suficiente para intervenir en los problemas del hombre o es intrascendente. Contrario a las enseñanzas de ciertos grupos cristianos, el Señor no se apresura en explicar lo que Él está haciendo, o el por que de los sufrimientos. No se encuentra en las Sagradas Escrituras la respuesta directa para el sufrimiento.
            Debemos en primer lugar, entender que los propósitos de Dios son un misterio para el pensamiento humano, y seguirá siéndolo, en segundo lugar, la voluntad de Dios es diferente a los deseos del hombre, y tercer lugar la capacidad de entendimiento del hombre es limitada ante la eterna voluntad de Dios.

Análisis de la situación   

 En primer término debemos reconocer la presciencia de Dios.

Si creemos que Dios tiene la obligación de explicarnos su conducta, debiéramos examinar lo que ciertos pasajes de las Sagradas Escrituras nos dicen:

  1. Salomón escribió en Proverbios 25:2 "Gloria de Dios es encubrir un asunto...".
  2. Isaías 45:15, declara: "Verdaderamente tú eres Dios, que te encubres...".
  3. Moisés le aclaró al pueblo: "Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios...".
  4. Eclesiastés 11:5; se proclama: "Como tú no sabes cuál es el camino del viento o como crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas".
  5. Isaías 55:8-9, enseña: "Porque mis pensamiento no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."
En otras palabras, estos pasajes bíblicos, nos enseñan que nosotros carecemos de la capacidad para comprender la mente infinita de Dios o la manera en que Él interviene en nuestras vidas. Tratar de analizar la omnipotencia es como una ameba tratara de comprender el comportamiento del ser humano. Romanos 11:33, Pablo indica que los juicios de Dios son "insondables", y sus caminos "inescrutables". En Primera de Corintios 2:16, reafirma esta posición: "Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? ...". A no ser que Dios escoja explicarnos su comportamiento, lo cual no suele hacer, sus motivos y propósitos está fuera del alcance de nosotros los seres mortales.
      Muchos de los sucesos que nos constriñen quedarán sin explicación lógica en nuestros pensamientos, Pablo se refirió a las preguntas sin contestar en 1 Co. 13:12: "Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.", el apóstol trataba de explicar que no tendremos el cuadro completo hasta que estemos en la eternidad, de ahí podemos deducir que debemos aprender aceptar nuestra comprensión parcial.
      Decir que siempre comprendemos lo que Dios hace y como nuestro sufrimiento, nuestras desilusiones son parte de su plan, es tener un concepto equivocado de la Biblia y sus enseñanzas. Tarde o temprano llegaremos a sentirnos frustrados de la gran obra de Dios, a decir que Él ha perdido el control o el interés en lo que está sucediendo; esta forma de pensar tiene consecuencias peligrosas para nuestra salud espiritual y mental.
      Lo curioso es que  no es el dolor o el sufrimiento los que causan el mayor daño, la desilusión por las falsas expectativas o la falta de consuelo invaden la mente del cristiano, las consecuencias de una confusión  mental conllevan a tomar decisiones inapropiadas, lo que nos hacen padecer situaciones indeseables, por lo cual,  muchos apostatan de la fe, debido a la falta de comprensión o una convicción plena para el momento que se esta viviendo, lo que hace que su situación circunstancial sea intolerable.

Determinar el origen principal de nuestros sufrimientos.

Dentro de los diferentes movimientos cristianos existe división en cuanto al tema del sufrimiento: algunos sostienen que el sufrimiento procede de Satanás, otros aseveran que proviene a causa del pecado, otros grupos enseñan que es parte del plan de Dios, y algunos intentan explicar que es inherente a la naturaleza humana.
En el principio la comunión de los seres humanos con Dios era perfecta, pero por el acto de desobediencia entró el pecado en la raza humana y fue destituido de la gloria de Dios, por este acto de caída, la muerte entró en la vida del hombre, con su aparición, las enfermedades y  los sufrimientos que conllevan (Ro. 5:12).
      El hombre hecho a imagen de Dios por una creación perfecta, estaba destinado a una vida venturosa y eterna, no a los sufrimientos físico y morales a los que se halla sometido (Gn. 1:27, 31; 2:7; 3:22). Podemos razonar que el hombre y por ende la naturaleza, esta maldito por Dios y no por los actos de Satanás, hasta el momento que sean liberados gloriosamente (Ro. 8:21, 22), por lo tanto, la sociedad humana sufre la consecuencias del pecado de acuerdo a la manera en que Dios aplica su maldición al mundo de hoy, por que somos habitantes de una tierra maldita que gime a una y a una sufre dolores de parto.
La Biblia destaca que no todo sufrimiento es necesariamente el resultado de un pecado personal. Job era íntegro, recto, temeroso de Dios, apartado de todo mal, hasta el punto de que no había ningún como él en toda la tierra. Con todo, Dios tuvo a bien mandarle una prueba, para su crecimiento espiritual (1:8; 2:5-7). Ni el ciego de nacimiento, ni sus padres habían provocado  por sus pecados esta ceguera, que hizo manifestarse la gloria de Dios (Jn. 9:2-3). A Pablo le fue puesto un aguijón en la carne, no porque hubiera pecado, sino para guardarle del orgullo, debido a las revelaciones inauditas del Señor (2 Co. 12:7).
La libre voluntad del hombre, su opción de escoger, es también parte integral que explica la razón de ser del sufrimiento por medio de la maldad moral que cobija el hombre en su mente que lo hace actuar con impunidad con respecto a la voluntad de Dios (Proverbios 14:12; 16:25; Ro. 6:21). Hay una norma bíblica:”No os engañéis, Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7). Santiago escribe: “Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido (1:14), muchas veces el hombre opta por el camino del sufrimiento por su propia voluntad, sin que nada de lo externo se lo imponga.
La Biblia revela que en ocasiones Satanás puede ser el agente que provoca ciertas enfermedades (Job. 2:6-7; Lc. 13:16; Hch. 10:38), pero no puede ir más allá de los que le permita el Señor, siempre poderoso para socorrer a los que a Él se allegan. Debemos comprender que Dios, en su Palabra, jamás atribuye el mal físico a Satanás, es la teodicea de los pensamientos actuales que no queriendo culpar a Dios, culpamos a Satanás, le atribuimos a él y a sus demonios todo lo malo que nos sucede, elevándolo a un plano que solo le corresponde a Dios, olvidándonos de las palabras de Santiago (1:14 y 15).
No hay ninguna enseñanza en la Biblia que garantice que cuando el hombre trata de agradar a Dios, contará con la divina intervención para protegerlo de todo mal por ende del sufrimiento.

Debemos reconocer el estado de confusión espiritual en medio del sufrimiento.

      La mayoría de las veces la confusión nos lleva a una desorientación y perdimos la claridad de nuestros pensamientos y optamos por un camino más fácil, recriminar a Dios por los sucesos que están aconteciendo, obviando que el origen de los sufrimientos no esta en Dios, sino en nuestras propias actitudes, fomentadas por el trabajo permanente del enemigo de nuestra fe, Satanás.
Los cristianos que pierden de vista a Dios durante un periodo de confusión espiritual, están privados de alimento y fuerza para salir adelante, comienzan a marchitarse bajo ese estado de frustración, suelen dejar de asistir a la iglesia, leer la Biblia y orar, algunos pierden el control de si mismo, y empiezan hacer cosas que nunca antes habían pensado hacer. En realidad, algunas de las personas más amargadas e infelices sobre la faz de la tierra son las que se han separado del Dios que ya no comprenden, ni confían en Él.
El evangelio de Juan 15:5-6, Jesús dice: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen y los echan en el fuego, y arden". Si nos encontramos en esta situación, el dolor aumenta y la vida se hace más insoportable, embargan pensamientos de muerte, que son utilizados por el adversario para llevarlos a situaciones sin salida, haciéndoles creer que Dios las ha escogidos como víctimas.
Aunque no entendamos lo que Dios hace, debemos seguir confiando en Él y puede tomar en sus manos las cargas que están agobiando la existencia, Él dice: "Estad. quietos, y conoced que yo soy Dios" (Sal. 46:10), David nos aconseja: "Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará ... Guarda silencio ante Jehová, y espera en Él ..." (Sal. 37:5,7).

Por eso necesitamos superar nuestra renuencia a aceptar está desagradable realidad, no debemos depender demasiado en nuestras propias habilidades para comprender las inexplicables circunstancias en nuestras vidas. Recordemos que la Biblia nos advierte: "... no te apoyes en tu propia prudencia". (Pr. 3:5; 1 Co. 13:12).
Jesús dijo a sus discípulos que deberían esperar sufrimientos, les advirtió: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Jn. 16:33). El apóstol Pablo escribió: "... sobreabundó de gozo en todas nuestras tribulaciones. Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores" (2 Co. 7:4-5).
Pedro no nos dejó ninguna posibilidad de duda acerca de las dificultades en la vida cristiana cuando escribió: "Amados, no os sorprendáis del fuego  de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con alegría" (1 Pe. 4:12-13); prestemos atención a estos versículos, a la coexistencia tanto del gozo como del dolor.
Dios esta siempre cerca, aunque a veces parece que no tiene sentido la vida, la evaluación de la situación no le corresponde al hombre, debido a que no tiene totalmente el panorama, solo Dios sabe de antemano cuál es la realidad completa, pero debemos tener siempre presente:
a.    Dios está presente e involucrado en nuestra vida, aunque parezca que no  nos oye o que nos ha abandonado.
b.    El tiempo en que Dios actúa es perfecto, aun cuando parezca estar desastrosamente atrasado para ayudarnos a salir de la inconfortable situación que nos encontramos.
c.    Los seres humanos somos valiosos para Dios, aunque las razones no se pueden explicar, con el solo hecho de que mandara a su propio hijo, nos da base que Dios nos ama.

Conclusión

            Las palabras maravillosas del salmo 34:17-19, nos dicen: "Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová".
            Debemos ejercer un dominio ante las circunstancias adversas tal como vengan a nuestras vidas, habrá periodos de aflicción, y no debemos desalentarlos cuando estos lleguen. Cuando llegue el momento de sufrir, aceptemos el dolor y fortalezcámonos en Él, sabiendo que Dios usará nuestras dificultades para cumplir su propósito, y realmente para nuestro propio bien. El Señor está muy cerca, y Él ha prometido que no le dejará ser tentado más de los que podemos resistir.
            "He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos;  ya no habrá muerte, ni habrá llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. (Ap. 21:3-4).
            Esta es la esperanza de todos los siglos, que arde en el interior de todo creyente. Es la respuesta suprema para todos los que sufren y luchan hoy. Es el consuelo para evitar la confusión espiritual que el enemigo nos pone cuando el dolor invade nuestra existencia y mantenerlos dentro de la fe y la esperanza que solo Cristo nos entrega a través de ese acto maravilloso de la cruz.
             Nos unimos al pensamiento del apóstol  Pablo: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es , a los que conforme a su propósito son llamados.” (Ro. 8:28).

Juan Salgado Rioseco

miércoles, 18 de julio de 2012

Trazando bien la Palabra de verdad

En el relato del Señor resucitado camino a Emaús, Lucas narra que Jesús recriminó a dos discípulos por no creer lo que habían dicho los profetas. “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27).


La palabra “declaraba”, es el griego diermeneuo, que significa “ir presentando el significado de lo que se dice; explicar, exponer, traducir a la lengua nativa de uno”. La raíz de estas palabra es Hermes era el dios de la ciencia, la invención, la elocuencia, la oratoria, la escritura y el arte. Hermes traía los mensajes de los dioses a los mortales. De esta palabra se deriva “hermenéutica”, la ciencia de la interpretación bíblica, el término se deriva del verbo griego hermenéuo, que significa interpretar.


Segunda de Pedro 1:20 dice que hay una sola interpretación a cualquier pasaje dado de la Escritura, y ésta es la propia interpretación que hace la Biblia. Hay cristianos confundidos sobre interpretación bíblica en parte porque no saben lo que significa la palabra “interpretar”.


En el idioma español “interpretar” tiene varios significados, uno es “explicar o declara el sentido de una cosa, principalmente el de textos faltos de claridad”. Este es el sentido en que aplicamos  esta palabra comúnmente y así es como la aplicamos al estudio bíblico. La primera meta, es determinar lo que Dios quiso decir cuando habló por medio de la Escritura, en esto consiste la interpretación bíblica. “Es la primera responsabilidad de un intérprete”, dijo Juan Calvino, “dejar que su autor diga lo que dice, en lugar de atribuirle lo que creemos que debiera decir”.


Los inicios de interpretación bíblica se registran a partir del escriba Esdras, según asienta Nehemías 8:1-8, quien en compañía de otros, leía las Escrituras ante todo el pueblo de Israel congregado al aire libre; y dice: “ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura”.


La hermenéutica debe tener como base una exégesis, íntimamente ambas ciencias están muy ligadas, la exégesis es el ente regulador de la interpretación bíblica. La ciencia de la hermenéutica es aquella que aplica todas las reglas necesarias para la explicación de algún pasaje literario, pero especialmente del texto de la Biblia. Todas las reglas derivadas de cualquier fuente que ayudan a entender y explicar la Biblia, constituyen la materia de este estudio.


Obesrvaciones preliminares sobre la interpretacion biblica
1.      Idiomas de la Biblia
Todo lenguaje humano tiene su propio genio e idiosincrasias que no se prestan a la traducción literal en otros idiomas. Modismos, proverbios, peculiaridades gramaticales, referencias a costumbres o circunstancias locales, podrán causar problemas de interpretación para todo aquel que procura entender el significado original que su autor quiso comunicar, a través  de otro idioma; dificultades que subsisten aun para el nativo de aquel idioma en ciertos casos.
Las Escrituras esta compuesta de idiomas ahora muertos y no de la familia lingüística del nuestro. Los hebreos no nos han dejado escritos en su antiguo idioma sino los sagrados y algunos de los apócrifos. El  hebreo moderno no contribuye a entender los escritos sagrados por la sencilla razón que el idioma de la actualidad está basado en esos mismos escritos.
En el griego existen abundantes manuscritos del idioma popular en que fue escrito el Nuevo Testamento. Estos documentos se llaman “los papiros” (por razón de ese antiquísimo papel inventado por los egipcios). El estudio de los papiros ha arrojado mucha luz sobre las características del griego popular (Koiné) en que fue escrito el Nuevo Testamento.
Además se debe tener presente que las Escrituras, fueron transmitidos por diferentes medios de comunicación: oral, mensajes, narraciones, diálogos, poemas, cánticos, profecías, etc.


2.      Respecto a el Lugar de los escritos
Los Escritos Sagrados, fueron escritos en épocas y lugares tan diferentes como; el centro de Asia, en los montes del Sinaí, los desiertos de Judea, en las puertas del Templo, en la escuelas de los profetas de Betel y Jericó, en la cautividad de Babilonia, en las orillas de Chebar, en medio de las civilizaciones del imperio romano, tomando el lenguaje vernáculo, sus figuras, símbolos y expresiones, de los usos, costumbres y escenas que ofrecían tan variados tiempos y lugares.
Debido a esta situación, el predicador, intérprete o expositor bíblico debe ser muy cuidadoso al interpretar la Biblia.


3.      El intérprete.
El lector de la Biblia como intérprete, debe tener siempre en consideración su cultura, y su naturaleza, debido a que ellas influyen en la interpretación bíblica, en algunas oportunidades nos hacen extraviar inconscientemente el camino.
La interpretación adecuada está al alcance de la persona que se empeña por enterarse de las reglas de esa ciencia, adiestrándose en su aplicación. Esto será aun más evidente cuando se comprenda que uno de los requisitos básicos del arte o ciencia de la interpretación es que el intérprete mismo emprenda su trabajo, siendo él mismo preparado espiritualmente para ello.
Además, todo intérprete de las Escrituras deberá poseer al espíritu de Cristo, morando personalmente en él. El buen intérprete de la Biblia, es aquel que tiene la capacidad de "oír lo que los autores sagrados oyeron".


Requisitos del intérprete:


1)      Objetividad  (dejar que el texto hable).
2)      Espíritu científico  (aplicar las reglas de la interpretación bíblica).
3)      Humildad.
4)      Hombre de Dios (de oración).
5)      Amante de la verdad de Dios.
6)      Paciente en el estudio. (Saber usar los métodos de la interpretación).


4.      El libre examen de las Escrituras.
La intención de Dios, es que todos los hombres estuvieran atentos al mensaje de la Biblia, de manera que el  hombre no sólo tiene el derecho de leer y entender la Biblia para sí, sino que es su obligación ante Dios leerla y entenderla lo mejor posible.
Esta obligación incluye la lectura personal y el estudio, siempre que estén a su alcance, dicha afirmación no elimina la necesidad de maestros en la Iglesia de Cristo. Nunca  fue la intención de Dios que la Biblia sola dirigiera a la Iglesia, sin la necesidad de quien la enseñara y predicara. El Espíritu Santo elige a determinados creyentes para ser maestros de la Palabra de Dios, pero la razón  principal por la que todo hombre debe leer y entender para sí las Escrituras, es que ellas mismas lo enseñan en lenguaje inequívoco:


§  “Escrudiñad las Escrituras...” (Juan 5:39).
§  “Y fueron éstos más nobles... escudriñando cada día las Escrituras” (Hch. 17:11).
§  “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16, 17).


Este principio halló expresión en el comienzo de la reforma, recibiendo el nombre de “el libre examen” (de las Escrituras). Toda confesión evangélica afirma o da por sentado este principio, que consiste en el derecho de examinar las Escrituras personalmente.
Debemos notar, que el principio no se llama “libre interpretación” sino “libre examen”, esta libertad existe para todo hombre, porque Dios se la ha dado, y porque ningún hombre tiene la autoridad para prohibírsela, ni tener señorío sobre la fe de otro (2 Co. 1:25).
La libertad que tiene el hombre para examinar las Escrituras, es respecto a los demás hombres, don respecto a Dios, el hombre tiene la obligación de examinarlas, pero no la libertad de interpretarlas a su gusto. Esto sabemos por aquella palabra de Pedro: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la escritura es de particular interpretación... sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21).


5.      Responsabilidad personal.
Cada uno responderá por sí ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10), y si hemos sido falsos en el manejo de su Palabra, tendremos mayor condenación (Stgo. 3:1).
La interpretación bíblica requiere interpretaciones reverentes, hechas en el temor de Dios, guiadas por el Espíritu Santo, quien fue dado por el Maestro divino. Si como creyentes hemos seguido el principio del “libre examen”, y especialmente como estudiantes preparándose par el ministerio de la Palabra de Dios, nos vemos en la obligación de aprender el uso de la hermenéutica para poder desempeñar esta noble tarea lo mejor posible, iluminados y ayudados por el Espíritu Santo.


6.      Aplicación de las reglas.
En la interpretación bíblica, cabe observar que no todas las reglas presentadas tendrán aplicación en todo caso. Las varias reglas se aplicarán al juicio del intérprete para resolver el problema de interpretación que existe, o formarán parte del equipo intelectual para guiarlo en el manejo del texto sagrado.
No todos los textos necesitarán alguna interpretación especial, ya que la gran mayoría de ellos serán perfectamente comprensibles a personas de normal inteligencia. Algunos requerirán una interpretación sólo para algunos cuyo fondo cultural no será adecuado para permitirles captar el sentido del pasaje. Otros presentarán problemas para la gran mayoría; y tal vez algunos serán enteramente incomprensibles aun para los intérpretes más peritos.


7.      Dos grandes divisiones.
La hermenéutica se divide usualmente en dos grandes divisiones: la general y la especial.


a. La general incluye todas aquellas reglas que tienen aplicación en la interpretación de toda la Biblia en general.
b. La especial abarca aquellas reglas y consideraciones necesarias para interpretar categorías especiales de literatura, que puede contener lenguaje figurado, poesías o profecía, o que presente problemas de varios tipos.


8.      El Espíritu correcto.
El intérprete tiene la necesidad de la presencia del espíritu morando en él, sin su presencia en el alma, el individuo ni es cristiano y mucho menos deberá pretender ser guía de otros. Todo verdadero cristiano posee el Espíritu Santo, según muchas declaraciones de la Palabra de Dios. Y es con este fin principal que hemos sido hechos partícipes del Espíritu, para hacernos entender las cosas del Señor nos quiere enseñar. (Juan 14:26; 2:20 y 27; 1 Co. 2:12).
Aparte de este don inicial, el intérprete debe manifestar una actitud correcta a la hora de interpretar las Escrituras. Debe comenzar la lectura bíblica con humildad y mansedumbre. Ante Dios debe ser humilde, ya que es su Palabra, y debemos atender a su voz como criaturas ante el Creador, como siervos ante el amo, como súbditos ante el rey.
El intérprete debe ser humilde también ante los hombres, ya que en ellos también puede existir una mente dotada con el mismo Espíritu. Nunca debe pensar el intérprete que Dios le ha hecho infalible, aun cuando tenga la plena seguridad que su interpretación procede de Dios.
El apóstol Pablo nos ha dejado un ejemplo para el caso: leemos en Gálatas 1;11, 12, que Pablo recibió su evangelio directamente de Dios, sin embargo, fue a Jerusalén guiado por el mismo Espíritu, para exponer su evangelio ante los demás apóstoles. lo hizo para saber ¡si acaso había corrido en vano durante tanto tiempo! (Gá. 2:1,2). Tal actitud humilde se hace imperativa en todo intérprete de la Biblia.
Urge también un espíritu de reverencia ante la revelación divina. Con frecuencia queremos sujetar a nuestro juicio la revelación de verdades bien claras, queriendo desvanecerlas en intelectualismo e incredulidad.
El intérprete debe mantener su corazón en espíritu de obediencia, sin ella, el intérprete no podrá comunicar el mensaje divino a los oyentes; porque aun cuando pronuncie la verdad con toda precisión, su mensaje carecerá de la potencia de Dios necesaria para despertar en ellos el efecto deseado. Por otro lado, siempre habrá en el predicador la tendencia de modificar el mensaje de acuerdo con su propia desobediencia, de manera que pervertirá el mensaje en lugar de interpretarlo justamente a los requerimientos de su auditorio.
El espíritu correcto del intérprete incluirá la oración que pida la ayuda de Dios para su labor espiritual.
Ciertamente el intérprete cristiano está en posesión del espíritu para iluminar y guiar, y podrá tener las demás aptitudes necesarias para la interpretación. Pero Dios ha ordenado que recibamos sus bendiciones generalmente mediante la oración. “No  tenéis lo que deseáis”, dijo Santiago, “porque no pedís” (Stg. 4:2). Y con frecuencia no tenemos la iluminación y ayuda necesarias hasta que se las pidamos a Dios con fe. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere, y le será dada. Pero pida en fe, no dudando nada...” (Stg. 1:5,6).


En la actualidad, es imperioso que los interpretes de la Palabra de Dios, sigan el consejo del apostol Pablo a Timoteo " Delante de Dios y de Cristo Jesús, que vendrá glorioso como Rey a juzgar a los vivos y a los muertos, te encargo mucho, que prediques el mensaje, y que insistas cuando sea oportuno y aun cuando no lo sea. Convence, reprende y anima, enseñando con toda paciencia.
Porque va a llegar el tiempo en que la gente no soportará la sana enseñanza; más bien según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que solo les enseñen lo que ellos quieran oír.
Darán la espalda a la verdad y harán caso a toda clase de cuentos.
Pero tú conserva siempre el buen juicio, soporta los sufrimientos, dedícate a anunciar el evangelio, cumple bien con tu trabajo". (DHH. 2 Ti. 4:1-5)


Una sana interpretación de la Palabra de Dios, traerá consigo que muchos de los males que aquejan hoy a las iglesias sean subsanados, evitando los yerros que provocan los seudos predicadores. Los Predicadores de Cristo tienen que demostrar integridad al transmitir el mensaje de nuestro Señor Jesucristo, conforme con los propósitos  y el corazón de Dios.


Los Predicadores con la unción de Dios llevan a las personas el mensaje de verdad, bien trazado, de acuerdo a lo enseñado y ordenado por Jesús; debido que un evangelio, sano e inalterable, que trae la salvación; y para los que creen, sean marcados con el sello del Espíritu Santo, El garantiza nuestra herencia hasta que alcancemos la redención final del pueblo adquirido por Dios.


La iglesia de Cristo tiene su fundamento en la palabra de Dios, por que ella es la piedra angular del evangelios, desde aquí se edifica, crece y se expande conforme a la voluntad de Dios.
Juan Salgado Rioseco

domingo, 15 de julio de 2012

Critica Documentaria de la Paternidad del Pentateuco


I.                  Introducción


A. Antes de 1753

Según la tradición judía, Moisés escribió todo el Pentateuco, y en esta opinión concordaron : Ben Sira (Eclesiástico 24:23), Filón (Vida de Moisés, 3:39), Josefo (Antiguedades IV, viii,48), la Misná (Pirque Aboth i.I), y el Talmud (Baba Bathra 14b). La única pregunta que se planteaba era si el relato de la muerte de Moisés (Dt. 34:5-12) había sido escrito por Josué como dice el Talmud. La iglesia cristiana aceptaba esta tradición judaica, con pocas excepciones, hasta la aparición de la Introducción de J. G: Eichhorn (Einleitung, 1780-83).

 B. Desde 1753

La época moderna de estudios literarios comenzó con el libro del médico J: Astruc (1783), quien estudió sistemáticamente el uso de los nombres de Dios (Yahveh y Elohim) en Génesis y atribuyó la variación literaria a las fuentes que Moisés había utilizado. Poco después Eichlorn rechazaba la tradición que consideraba a Moisés como autor del Pentateuco.

Por más de un siglo los eruditos propusieron una serie de teorías para explicar la variedad de rasgos estilísticos y datos teológicos e históricos del Pentateuco. Estas teorías culminaron en una hipótesis documentaria que afirmaba que había cuatro fuentes básicas. En 1786 Julio Wellhausen, profesor en varias universidades alemanas, dio a la hipótesis su exposición clásica. Esta hipótesis proponía que el Pentateuco estaba compuesto de cuatro documentos principales de fechas posteriores a Moisés: J (yahvista), E (elohista), D (deuteronomista), P (sacerdotal).

II.               Historia de la Teoría.

 La crítica de las formas, iniciada por H. Gunkel (a principios del siglo XX), ha influido notablemente sobre el estudio del Pentateuco. El método de Gunkel busca el género literario de cada pasaje y la situación vital (Sitz im Leben) en la cual se originó, algunos seguidores de Gunkel rechazan la hipótesis documentaria de Wellhausen; otros combinan la crítica de las formas con esa teoría. Gunkel mismo rechazó lo sobrenatural y exageró lo mítico, hablo mucho de las sagas en el Pentateuco, las cuales fueron transmitidas oralmente durante largo tiempo antes de ser escritas.
Otros han usado este mismo método de una manera más positiva, el análisis de géneros tales como leyes, máximas jurídicas, lamentos, narraciones históricas, dichos de los sabios, diferentes tipos de poesía y formulaciones de pactos dio nuevo impulso al estudio del Pentateuco. La comparación de estos géneros literarios con géneros semejantes en culturas contemporáneas de los mismos utilizando los nuevos datos de la arqueología, ha provocado un mejor entendimiento del Pentateuco.
Estas modificaciones resultan de:

1.     La confirmación arqueológica de la antigüedad de muchos elementos del Pentateuco, que Wellhausen había señalado como posteriores, y la refutación de la interpretación evolucionista de la historia de Israel.

2.     La conclusión de muchos críticos en cuanto a que las fuentes del pentateuco no se extienden a otros libros posteriores a Moisés (contra algunos que habían propuestos un hexateuco, incluyendo el libro de Josué).

 3.     La crítica de las formas que ha mostrado la complejidad de las fuentes (J, E, D, P, etc.) y que cada una contiene elementos muy antiguos.

 Por tanto, las fuentes se consideran estratos de materia antigua con largas historias de redacción, en vez de obras literarias con fechas precisas.

III.           Postulados

 Los que mantienen la hipótesis documentaria generalmente encuentran más de cuatro estratos, pues tienen que proponer otros adicionales como para dividir el Pentateuco en estratos son:

1.     Las narraciones repetidas (p.e. Gen. 12; 20; 26).

2.     Las contradicciones entre los pasajes paralelos (p.e. Gn. 1:1-- 2:4a y Gn. 2:4b - 25).

3.     Los diferentes nombres que se dan a Dios.

4.     Las diferencias lingüísticas entre los estratos y.

5.     Las diferencias de punto de vista.

A.  Argumentos

1.     El autor recibe el nombre de J (yahvista, 950 - 850 a..C.), del reino de Judá). Hay críticos que dividen aún más esta fuente, dando J1 y J2. Se basa en tradiciones orales o en textos ya escritos anteriormente, refleja en parte las ideas e ideales de la corte de Jerusalén.

Los límites del documento, a pesar de que no reine una unanimidad total en todos los detalles, comienza en Gn. 2:4b y se termina con el relato de Balaán Nm. 22;24, al que se debe añadir el relato de Israel en Baal Peor, Nm. 25:1.5. 

2.     El autor E (elohísta, por dar a Dios el nombre Elohim, 750 a.C.). en el se encuentran tradiciones paralelas a las del documento yahvista, lo cual permite un cierto trabajo sinóptico. Fue compuesto en el reino del norte, en Israel, y refleja las preocupaciones de los ambientes proféticos de este reino, sobre todo de Elías, Elíseo, Oseas.

Los límites del documento elohísta son difíciles de determinar, se puede precisar que el primer texto elohísta se reduce a unos pocos versículos de un capítulo complejo por su redacción y contenido, en el que la obra del redactor final es muy importante (Gn. 15). Según algunos exegetas, el primer relato estructurado elohísta se encuentra en el capítulo 20 del Génesis. El final del documento no es tampoco fácil de determinar, nos encontramos con algunos fragmentos en los capítulos 25 y 32 de los Números. Otros  piensan que algunos textos elohísta habrían entrado a formar parte del Deuteronomio. 

3.   La fusión J-E se realiza durante el reinado de Ezequías, hacia el año 700 a. C. posiblemente. En esta operación el yahvista ocupa el lugar más importante, mientras que el elohísta es relegado a un lugar secundario. 

4.   El documento D (deuteronista, ca. 621 a.C.), comprendería la mayor parte de Deuteronomio. Este sería el libro de la Ley <> en el templo, bajo Josías (2R. 22:23). 

5.   Documento H  (de Holiness, inglés para santidad), es el nombre del <> (Lv. 17--26), que trata de la pureza ceremonial; los críticos debaten si se debe ser situado antes o después de Ezequiel. 

6.   El documento sacerdotal P  (de Priestercodex, palabra alemana), el llamado código sacerdotal, fue compuesto en el exilio de Babilonia en el siglo VI a. C. Esta obra fruto de los ambientes sacerdotales de Jerusalén, marcados profundamente por la situaciones del exilio, se apropia de antiguas tradiciones interpretándolas de manera nueva a fin de encontrar en ellas la luz necesaria para poder vivir en las circunstancias difíciles en las que se encontraban. 

7.   Este documento se fusionará  con J-E a comienzo del siglo IV. En esa ocasión se añadieron igualmente una serie de "leyes complementarias", designadas por Ps, impregnadas del espíritu sacerdotal. 

Finalmente, uno o varios recopiladores habrían amalgamado todos estos heterogéneos componentes para producir el actual Pentateuco, entre ellos Esdras y habría sido leído (atribuyéndolo a Moisés) a la muchedumbre hacia el año 398 a. C.

B.  Contra Argumentos 

Muchos eruditos se han opuesto a la hipótesis documentaria, y han mostrado que:
1.     Generalmente las narraciones repetidas se pueden explicar mejor de otra manera (diferentes sucesos, énfasis especial, la literatura hebrea se caracteriza por la repetición).

2.     Las supuestas contradicciones de los pasajes paralelos se han exagerado, pues cualquier literatura puede describir un mismo acontecimiento en forma sumaria y luego más detallada, o con diferente enfoque. 

3.     Los nombres divinos no sirven para dividir estratos, pues a menudo se usan con propósitos específico. 

4.     Los argumentos basados en diferencias lingüísticas e ideológicas entre los estratos son demasiado subjetivos. Además tienden ha ser argumentos cerrados, y 

5.     Hay demasiados datos que no se explican en el esquema (comúnmente se  atribuyen a los redactores). 

Se pretende que la Ley no llegó a constituir un todo completo hasta el inicio del siglo II a.C., sin embargo, la versión LXX es la traducción griega del A.T. desde mediados del III a.C., comenzando, desde luego por el Pentateuco. Es insostenible la pretensión de que la redacción del pentateuco hubiera estado apenas acabada sin que sus ilustres traductores conocieran este hecho.

El Pentateuco mismo indica algunas de las fuentes en su composición. Se mencionan "el libro de las batallas de Jehová" (Nm. 21:14) y "el libro de las generaciones de Adán" (Gn. 5:1), es posible que las secciones de Génesis que terminan (o empiezan) con "Estas son las generaciones de" representen tablas históricas escritas por Abraham y sus descendientes, además se encuentran varios paralelos entre las leyes y costumbres del Pentateuco y las de Mesopotamia y Egipto, podemos concluir: 

1.     Que hay algunos postmosaicismos en el Pentateuco, estos se pueden atribuir a aclaraciones editoriales de escribas posteriores, como hacían los escribas en el Cercano Oriente antiguo. 

2.     Que hay muy pocas partes del Pentateuco que requieren una fecha posterior a la época mosaica.

3.     Que Moisés es el personaje clave tanto en el origen del Pentateuco como la historia de Israel. Si él no fuera su arquitecto principal, sería necesario proponer otro personaje semejante. Con razón el Pentateuco se conoce a través de las demás escrituras como "la Ley de Moisés".

IV.           Conclusión

 El Pentateuco como un todo muestra una unidad extraordinaria, la mayoría de las teorías acerca de su origen no hacen justicia ni a la unidad de las narraciones individuales, ni a la unidad del total.

El Pentateuco Samaritano (aparte de algunas diferencias textuales de muy pequeña extensión es el mismo que el de la LXX y de los Masoretas; fue redactado mucho antes de lo que aceptan los críticos, derrumbándose con ello todas sus teorías acerca de las fechas de redacción. Sería muy inverosímil pretender que los Samaritanos, violentamente hostiles a los judíos, hubieran aceptado más adelante en su historia todo el código de leyes de manos de sus enemigos declarados.

Cabe señalar el hecho de que los judíos, tan estrictamente conservadores y tan leales a la persona y obra de Moisés, no se hubieran dado cuenta de que se le atribuía la paternidad de tantos documentos falsos, y de cómo llegaron aceptar, sin protestar vehementemente, la imposición de todos estos diferentes cuerpos legislativos, con todas sus múltiples exigencias, y ello apelando falsamente el nombre de Moisés.

Juan Salgado Rioseco

Dios Santo y el Pecado (Parte VII)

El Servidor de Dios no debe quebrantar la Ley del Eterno y Santo para ser victorioso en la lucha contra el pecado. “ Ahora bien, ¿debe...